LETRAS
“VIGENCIA DE LA POESÍA PERUANA”
William Rowe es un peruanista inglés, especialista en Vallejo, Arguedas y Mariátegui, que tuvo una larga estadía en nuestras tierras allá por los años sesenta del siglo XX. Incluso se casó con una chiclayana.
Por: Enrique Sánchez Hernani
“Haravec” se llamó la revista de poesía que William Rowe publicaba con otros dos peruanistas británicos, David Lipton y Alita Kelly, en los sesenta, cuando estuvo muy vinculado al Perú. Hoy está de vuelta para dictar un curso sobre poesía en la Universidad Católica. Conversamos con el investigador que tiene seis libros en su haber y ha publicado más de ochenta artículos y ensayos sobre literatura y cultura latinoamericanas.
¿La influencia de Vallejo en la poesía peruana se detuvo en la generación del 50?
Vallejo es una tradición. Pero por la producción de los del 50 creo que todo pasaba más por José María Eguren o Emilio Adolfo Westphalen que por César Vallejo. No es que no fueran lectores de Vallejo, hasta donde sé, Jorge Eduardo Eielson y Pablo Guevara lo eran. Pero en Eielson no se ve ninguna sombra de Vallejo y en el primer Guevara, en el de “Retorno a la creatura” tampoco, pero sí en “Mentadas de madre”. Y creo que para los 60 valió más la lectura de Javier Sologuren, de la vanguardia, quizá de César Moro. En ellos estuvo más la lectura de la poesía anglosajona y en los 70, sé que José Watanabe apreció mucho la obra de Vallejo, pero no estuvo cerca de su lenguaje poético.
Y haciendo un balance entre las generaciones del 60 y 70, ¿cuál es más importante?
En el 70 hay una relación más clara con la cultura popular, con corrientes de la lengua hablada que antes no entraban a la literatura, con el feminismo en el caso de Carmen Ollé, o con Enrique Verástegui.
Te entusiasma más la generación del 70, entonces.
Personalmente pienso que uno, en el fondo, tiene sus poetas favoritos.
¿Cuáles son estos para usted?
Watanabe, Guevara, Eielson, Cisneros y Mario Montalbetti. Son los que a uno le pueden gustar, más allá de la conciencia crítica.
Hace algunos años mostraba más expectativa por Hora Zero, ¿ahora qué le parece?
Como que cada uno ha caminado por su lado. Han seguido trabajando y han dejado una obra considerable; allí está la antología que ha hecho Tulio Mora. No conozco sus obras recientes, pero evidentemente han logrado una obra, quizá menos colectiva de lo que plantearon.
¿Qué ocurre ahora en la poesía? ¿Hay más conservadurismo?
En América Latina ha habido una vuelta hacia los moldes clásicos, que coinciden con un conservadurismo político. Los poetas premiados han sido más conservadores, menos Raúl Zurita. Pero en todos los países ha vuelto la onda clásica, sobre todo en México y Venezuela. Los que la practican dicen que viene del agotamiento de la experimentación, pero eso no me convence para nada. Creo que la búsqueda de las nuevas formas debe ser permanente.
¿Y qué le parecen las poetas del 80?
El Perú ha dado voces propias, lo que tuvo que ver con la situación algo extrema de la mujer en una sociedad conservadora, que ahora ha cambiado. Aquí podría mencionar a una de mis poetas favoritas: Magdalena Chocano, aunque ella se niega a aceptar que escribe una poesía femenina.
En el Perú se tiene la idea de que la poesía peruana, entre la hispanoamericana, mantiene un buen nivel. ¿Usted que cree?
Es así. Lo que pasa es que la poesía peruana no se conoce afuera tanto como la chilena o argentina. No ha habido una buena distribución de libros, como sí lo hacen en Argentina o México.
25/04/2010
Fuente:
Diario “El Comercio” / Suplemento “El Dominical”
¿La influencia de Vallejo en la poesía peruana se detuvo en la generación del 50?
Vallejo es una tradición. Pero por la producción de los del 50 creo que todo pasaba más por José María Eguren o Emilio Adolfo Westphalen que por César Vallejo. No es que no fueran lectores de Vallejo, hasta donde sé, Jorge Eduardo Eielson y Pablo Guevara lo eran. Pero en Eielson no se ve ninguna sombra de Vallejo y en el primer Guevara, en el de “Retorno a la creatura” tampoco, pero sí en “Mentadas de madre”. Y creo que para los 60 valió más la lectura de Javier Sologuren, de la vanguardia, quizá de César Moro. En ellos estuvo más la lectura de la poesía anglosajona y en los 70, sé que José Watanabe apreció mucho la obra de Vallejo, pero no estuvo cerca de su lenguaje poético.
Y haciendo un balance entre las generaciones del 60 y 70, ¿cuál es más importante?
En el 70 hay una relación más clara con la cultura popular, con corrientes de la lengua hablada que antes no entraban a la literatura, con el feminismo en el caso de Carmen Ollé, o con Enrique Verástegui.
Te entusiasma más la generación del 70, entonces.
Personalmente pienso que uno, en el fondo, tiene sus poetas favoritos.
¿Cuáles son estos para usted?
Watanabe, Guevara, Eielson, Cisneros y Mario Montalbetti. Son los que a uno le pueden gustar, más allá de la conciencia crítica.
Hace algunos años mostraba más expectativa por Hora Zero, ¿ahora qué le parece?
Como que cada uno ha caminado por su lado. Han seguido trabajando y han dejado una obra considerable; allí está la antología que ha hecho Tulio Mora. No conozco sus obras recientes, pero evidentemente han logrado una obra, quizá menos colectiva de lo que plantearon.
¿Qué ocurre ahora en la poesía? ¿Hay más conservadurismo?
En América Latina ha habido una vuelta hacia los moldes clásicos, que coinciden con un conservadurismo político. Los poetas premiados han sido más conservadores, menos Raúl Zurita. Pero en todos los países ha vuelto la onda clásica, sobre todo en México y Venezuela. Los que la practican dicen que viene del agotamiento de la experimentación, pero eso no me convence para nada. Creo que la búsqueda de las nuevas formas debe ser permanente.
¿Y qué le parecen las poetas del 80?
El Perú ha dado voces propias, lo que tuvo que ver con la situación algo extrema de la mujer en una sociedad conservadora, que ahora ha cambiado. Aquí podría mencionar a una de mis poetas favoritas: Magdalena Chocano, aunque ella se niega a aceptar que escribe una poesía femenina.
En el Perú se tiene la idea de que la poesía peruana, entre la hispanoamericana, mantiene un buen nivel. ¿Usted que cree?
Es así. Lo que pasa es que la poesía peruana no se conoce afuera tanto como la chilena o argentina. No ha habido una buena distribución de libros, como sí lo hacen en Argentina o México.
25/04/2010
Fuente:
Diario “El Comercio” / Suplemento “El Dominical”
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