jueves, 31 de diciembre de 2009

¡FELIZ AÑO NUEVO, AMIGOS LECTORES!


"ESTENTÓRICA": UNA LECTURA RÁPIDA A VUELO DE PÁJARO.


“Estentórica”. Revista de Poesía Latinoamericana: Una lectura rápida a vuelo de pájaro

Por: César Pineda Quilca

Revistas literarias peruanas han existido, existen y existirán siempre por ahí hasta que la plata, la santa paciencia, y las ganas de hacerlo y publicarlo, se acaben. Ejemplo de muestra, tenemos: Dedo Crítico, Ajos y Zafiros, Lhymen, Dis-cursiva, Telúrica y Magnética, Dédalo, Vórtice, Calidoscopio, Villa Literaria, Nudos y Laberintos, Yachachisun, Sol de Ciegos, Dialogía, Martín, La Casa de Cartón, Revista Peruana de Literatura, Sieteculebras, Ángeles y Demonios, Sietevientos, Arteidea, Pelícano, Revista Hispanoamericana de Literatura, El Pez de Oro, solo por citar algunas.

En un medio tan difícil y cerrado como el nuestro, donde todo cuesta (sobretodo a la hora de publicar) y nadie se atreve a dar un sol cuando se habla de cultura, aparecen de pronto personas no tan cuerdas, dispuestos a volar y a soñar. Pobres individuos que se llenan la cabeza de innumerables deudas, algunas veces, consigo mismo. Sujetos extraños que van creando cosas que uno ni siquiera osaría imaginar. Así de a pocos, como si fueran dioses, construyen arquetipos de mundos posibles hasta que la realidad los golpea… y ellos sobreviven, a su manera, claro está.

Pero mejor hablemos de “Estentórica” (Nº 1 - Junio, 2009) revista que hoy nos convoca y nos reúne y que hace su pronta aparición por estos lares, inmerso en esta bella “Casa de Cartón”, haciéndolo de una forma especial: promoviendo, difundiendo y regalándonos harta poesía, pura poesía. Y es que esta revista tiene la particularidad de albergar dentro de “su ser” la vena literaria y expresiva de distintos poetas latinoamericanos.

“Estentórica” es una revista bien realizada, pulcra, ajena de errores, estructuralmente bien pensada, una publicación que abre pasos y rompe fronteras, tal vez porque su visión está puesta en verse más allá del Perú, circunscrita en una sola unidad, Latinoamérica. Es decir, orienta su misión de “hermanarnos” en un amplio territorio que es “la palabra”.

En lo más hondo de este texto encontramos muchas voces, el registro de diversas “poéticas”, tanto de poetas de renombre como de jóvenes promesas que van alimentando y engrandeciendo nuestro espíritu. Así como también la sección referida a entrevista (al poeta Carlos López Degregori), ensayo (“La humanidad de Vallejo”) y semblanza (Al estilo Benedetti) y una completa variedad de poemas actuales.

Una clara muestra de la fe puesta en la literatura, en la creación misma, de ese amor en su locura que le tienen a la poesía los editores conjuntos de esta revista: Marialicia Atencio (Venezuela) y Joe Montesinos (Perú), padres responsables de esta criatura que ha venido al mundo con la única intención de fomentar la creatividad y hacer que “la poesía se mantenga más fresca y viva que nunca”.

Razón más que suficiente para desearle a “Estentórica”, larga vida, por la aventura de lanzarse al vacío con este su 1er número, un camino pintado de poesía. Y por qué no decirlo, que nos siga atrapando los ojos con la intensa búsqueda que genera su propuesta, ese “hermoso arte de pintar ideas con palabras”, y si es mejor, con más y nuevos números, todavía.

Salud, poetas.

Huacho, 04 de julio del 2009.

Nota:

* Texto leído durante la presentación de la revista en el Cofee Bokk "La Casa de Cartón", a los dos días de haberse iniciado el evento denominado "Descentralización Poética en Huacho".
* “Estentórica” se presentó hace meses atrás, primero en la Biblioteca Municipal de San Luis, luego en otras ciudades. Actualmente se está preparando el segundo número.

"OTROS VILLANOS" POR RAÚL HERAUD.


Nuestro amigo, el poeta y editor, Joe Montesinos nos envía amablemente una reseña sobre uno de los dos primeros libros que salieron bajo la impronta de su sello editorial. A continuación, la nota.

OTROS VILLANOS
(POESÍA)

Por: Raúl Heraud (*)

La poesía peruana del nuevo milenio se manifiesta a través de una amplia diversidad de voces, de propuestas disímiles que provienen de las calles, las universidades, como es el caso de la antología poética Otros Villanos, (Pájaros en los cables editores) que nos brinda el trabajo de nueve jóvenes poetas, vinculados a la universidad Federico Villareal y que no es más que la confirmación de la tradición poética de esta casa de estudios. La calidad de los textos reunidos en este libro comienza a hacerse presente con la voz familiar de Alessandra Tenorio quien nos invita a recoger sus pasos por su inexpugnable casa “mientras yo / empezaba a construir mi casa/ con un patio de huéspedes/ para poner las semillas de mis hijos”. La foto familiar como recuerdo imperecedero: “a veces somos gallinas ciegas jugando a seguir voces/ a veces solo espejo de nuestros deseos” sostenida, eternamente, en algún lugar de la memoria “cuando mi abuela tenía 5 años/ yo era rosada enorme nebulosa/ mi padre tenía sombrero con espuelas/ la casa era grande/ los hijos rubios/ y mi abuelo monosílabo y sin risa”.

Víctor Ruiz Velazco construye su reino mágico y críptico desde seres e historias personales “Ozymandias era pobre y malicioso, ya lo dije. / pero justo con la vida, la muerte/ y las grandes pasiones que hacen libres a los hombres”. Su poesía es como un viaje sin retorno “esperando que quinientos años después/ se descubra que aquellos orificios/ que decididamente talló sobre/ los cuerpos desnudos de sus antepasados/no representaban los ojos de los Moai, / sino su ausencia”. Una habitación a oscuras, una puerta abierta donde se interpela al hombre “pero los muertos no hablan. / un cuerpo solo, no dice nada”.

Paola Roncal divaga entre la soledad y las renuncias por un amor insano “una botella me atrapa del cuello y mis ojos revientan otra vez”. La pérdida del centro vital y la dificultad para rehacerse “no puedo comprender que ecuación queda/ vacío o jazmines?” son los síntomas más claros de una poesía devastada por la desilusión “Corre, infártame, deshidrátame, llévate mis lágrimas y crea/ rocío, créame algo, que estoy quedando nada”.

Joe Montesinos hace del acto poético la interpretación de su yo errante, desquiciado “me enamoré de una puerta / claustrofóbica y labial”. Haciendo del poema una confesión, un acto de fe “nadie me avisó que tendría que ser parte/ de una condenada estructura/ yo dormía en las bancas/ de los parques/ no tenía frío/ no tenía dientes” donde anidan miedos, deseos y tristes verdades “Mi corazón es azul por las mañanas/ es un cenicero profundo por las tardes/ un diluvio de luciérnagas por las noches/ es un garabato de sol en el agua/ es una bala refugiada/en un orate sin remedio”.

Las elucubraciones existenciales de Nadeshda Rodríguez proyectan una casa fantasmal donde los vínculos y las afirmaciones están prohibidos “y no quedarse para renegar/ de la parentela adquirida, / vecinos/ hermanos ingratos, / enamorado de la hija que no lavó los platos/ y de Dios; que le quitó la capacidad de reproducir/ más hijos que necesiten del buen cobijo”. Donde el amor y la vida adquieren una real dimensión desde el pasado “Desde un comienzo traspasaron tus dedos, / temores se asfixiaban en el laboratorio (…) Desde el origen sangró tu letra mujer, / ahora el doctor indica nuevo tratamiento.

Alberto Buendía nos muestra las sombras de una vida agónica, pasajera, “El tiempo fue como una hoja en el asfalto, / como una hoja a barrer/ y que el viento alza por sobre los ojos”. Restos de humanidades que ya no son “Ah viejo ridículo/ han pasado ya varios años/ y aun sigues aquí entre nosotros/ cantando como lo haría un niño” y de idilios que no serán más “De ser así/ no hubiera sido tu cuerpo en la orilla/ tu último recuerdo…”.

Margarita Babilonia se reconoce desde la figura idealizada, amada “querer ser la brisa eterna que llega a tu cuerpo” (…) “ahora/ llamo a la vida para saber que no has sido un sueño”. Doliente e inalcanzable, su yo poético expía mucho más que culpas “! Oh, mi unicornio de nubes negras! / !Mátame para darme de la vida, del amor o del vivir!”.

Ilich Quispe transita y retrata las calles “Ligia ha perdido el bus/ sigue en frente/callada/señalando/mirando talones/los apuntes con algún nombre/los libros marcados/sus iniciales” los recovecos de la casa perdida en el tiempo, “las cortinas fruncieron sus ondas/al notar – desilusionadas - / que no eran más oscuras que las/noches y los trajes del abuelo”. Pequeños slides que nos muestran una vida a colores y en blanco y negro “Huir tras la muerte con premura tal que/ sienta el pavor de mis pasos escapando de los tuyos”.

Milagros Vara denuncia su largo silencio, el poema habla por ella, para ella, “maldita sea mil veces callada/ NUNCA HABLO/ los otros hablan por mí/ Y OTRA VEZ ME BUSCO” como intentando exorcizar su alma, sacudirse de sus oscuros deseos “Hasta cuándo tendremos/ que cargar/ esta CRUZ SEXUAL” y de esa forma reconocerse desde una humanidad imperfecta y fatal “He caído en mi propio dogma/ y en mi silencio/ han esculpido mierda/ he cedido cada paso y entregué/ la ultima Hostia”.

Nueve poetas que no hacen más que confirmar su promisorio paso por este decenio que se acaba, unos más consolidados y quizá con mayor protagonismo que otros, pero al fin y al cabo un primer gran acercamiento a una poesía fresca, con sello villarrealino.

La Molina, diciembre de 2009

Datos Personales

(*)
Raúl Heraud Alcázar (Lima, 1970) Licenciado en Psicología. Ha publicado los poemarios “Hecho de Barro” (2001), “Respuesta para tres o cuatro” (2002), bajo el fondo editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, “El Arte de la Destrucción” (Buenos Aires – 2006) Premio “Hermandad Latinoamericana”, otorgado por la editorial Creadores Argentinos – Buenos Aires - Argentina, “Teatro de la crueldad” (AFA Editores - 2009) presentado en la FIL de la Habana – Cuba, “Orange Ode” en la editorial Mesa Redonda (2009). Ha sido incluido en antologías sobre poesía peruana como “El ojo de la aguja” (2003 - U.I.G.V), “Ríos viejos voces nuevas” (2004) editado por la Casa del Poeta Peruano”, “Cuentos Reales” (2005 - U.I.G.V.) “Manual de Literatura Peruana” (AFA Editores - 2008), Antología poetas del mundo (Revista Hispanoamericana de Literatura - 2008), Antología de poetas peruanos (Ediciones Jaguar, México - 2009 ).

Fuente:
http://pajarosenloscables.blogspot.com/

Nota:

(Este poemario -de voces conjuntas- se presentó el día 23 de noviembre del 2009 en el Instituto Raúl Porras Barrenechea, texto que a su vez fue presentado por el narrador Oswaldo Reynoso Díaz).

martes, 29 de diciembre de 2009

"Danza Finita" por Roger Santiváñez.



"EL DÉCIMO PLANETA DE STANLEY VEGA"

Por: Roger Santiváñez

ESTANDO por una brevísima temporada en Lima, diciembre de 2007 me tocó –de casualidad- conocer en el Queirolo al joven poeta Stanley Vega. Rápidamente una corriente de simpatía se instaló entre nosotros. No he vuelto a ver personalmente a Vega, pero hemos mantenido una relación epistolar cibernética desde entonces. Hace poco el poeta lanzó su libro Danza Finita. En lo que sigue intentaré una lectura del poemario.

Lo primero que me llama la atención es el estilo. Ajeno al conversacionalismo a ultranza, así como a las nuevas tendencias filo-barrocas, Stanley Vega practica lo que podríamos llamar un retorno al canto. A la canción simple y sencilla, sin mayores afeites, pero dueña de gran sinceridad y riqueza expresivas. En este sentido algo de Heraud resuena en su acompasado ritmo: “Sucede que también / los árboles viajan / hacia un lugar desconocido / y en las ventanas del tren / se asoma una húmeda tristeza/…/ Y todo sigue igual”. La constatación de la inamovilidad del tiempo y de las cosas obsede al poeta, quien finalmente niega el mundo y la realidad: “Y es que a decir verdad nadie existe”.

Por supuesto que sólo el amor erótico lo salva. Y ésto nos lo demuestra textualmente haciendo uso del símil del viento (de larga tradición en las letras universales): “el viento / desviste poco a poco / tu cuerpo” pero inmediatamente innova su equipaje creador señalando su propia condición masculina y en imaginativa alusión al vello pudendo: “cae / hacia el césped / oscuro / de mi sexo”. También Vega es capaz de lograr conmovernos por la llaneza de su propuesta, más allá de una aparente ingenuidad, que en verdad es el franco intento de acercarnos a su sentimiento mediante una imagen totalmente cotidiana: “Mi corazón / cual perrito contento / no cesa de mover la cola / cada vez que te ve”. Ese es el décimo planeta “donde ahora / tan sólo existimos tú y yo / hacienda el amor”. Lo interesante es que el poeta declara haber llegado a este lugar “por el aburrimiento”, es decir por el tedio y el hastío de vivir. Los seres humanos no tenemos nada que hacer, envueltos en la angustiante noia, sólo el deseo y el amor nos han de permitir continuar.

Por que ser poeta es una opción profundamente solitaria. Usualmente somos excluídos del festín de la vida. Stanley Vega nos lo dice de la siguiente forma: “La tierra me es / completamente ajena”. Y aún el amor es difícil. Y el viaje (el movimiento) termina implicando conseguidos fracasos: “No me moveré dijiste /…/Toda partida siempre nos conduce / hacia el mismo lugar”. Sin embargo la amada se va, y el poeta constata el dolor de su ausencia con un coloquialismo –que a pesar de su procacidad- queda perfectamente colocado: “Y empecé a extrañarte como mierda”. Quizá en ésto Vega sigue al gran Luchito Hernández quien hablando de Ezra Pound nos dejó el memorable verso: “Qué tal viejo, che’su madre”.

Con esta especie de pureza que quizá viene del mencionado genio de Charlie Melnik podemos leer unas páginas más adelante: “A un refresco de lima / sabía tu cuerpo/…/A un refresco de lima / bajo una mañana de verano / frente al mar”. Esta sencillez de lenguaje es la misma presente en versos como éstos: “No es mi deseo / continuar respirando/…/ No quiero depender del aire”, con lo cual estamos notificados del hondón metafísico que subyace en esta poesía, a contrapelo de su directa linealidad, mora en ella la insondable pregunta por la condición humana y todos sus misterios. Stanley Vega le da un giro hacia lo irónico –incluso hacia lo lúdico- debido a la riqueza semántica del último verso citado: como si fuera posible ser independientes del oxígeno para vivir y en la contradicción de no respirar, aunque en la voz popular nadie pueda vivir del aire. El poeta sí puede, aunque permanezca en una suerte de suicidio poético.

Nihilista, negador a rajatabla, Stanley Vega escribe: “La realidad es una enorme parte / de toda esta gran mentira”. Si esto es verdad, afirmemos que la vida es cierta como nos dijo César Moro, aunque lo sea para el amor, o sea, para jugar al ampay en los términos planteados por nuestro joven poeta en su Danza Finita (que no es tal) porque como hemos visto nos ha de acompañar por mucho tiempo con su fina (ahí sí) música sagrada.

[Bellarmine Hall, Saint Joseph’s University,
Filadelfia, 20 de diciembre de 2009]

Texto recientemente aparecido en: http://letras.s5.com/

“CIUDAD SITIADA” POR RAÚL HERAUD.


“LA CIUDAD SITIADA DE ROBERTO SALAZAR”

Por: Raúl Heraud

Ciudad Sitiada del poeta peruano Roberto Salazar Gamarra (Casa Barbieri editores, 2009) es el canto de un poeta inmerso en una ciudad amurallada por anhelos, tragedias, esperanzas e infortunios; un mundo donde el hombre que ofrece abiertamente su corazón, como si se tratase de un peregrinaje, o exorcismo, se encuentra y se extravía en esta ciudad interior, que no es más que un gran bosque de recuerdos y de encuentros con el pasado.

Y es ahora esta vez
voz este canto innato de los
adolescentes felices
lo que extraño
ahora que los días de fiesta
pasaron
se va nublando el
lejano cielo
y los hombres caminan caminan
caminan


Plasmados en el papel como si se tratasen de instantáneas, de calles que Salazar suele transitar y que muestran los dos rostros o estadios en los que el poeta se ha reconocido infinidad de veces: alegría y tristeza, y que menciona reiteradamente como sello de esa continua visita o repaso del viaje intimista que el poeta realiza.

Y simplemente estoy triste
como se está triste…


… y defeco en las tardes
a la hora de la soledad


En la segunda parte del libro titulada Ciudad Sitiada, el poeta entiende que las libertades deben ser ejercidas a cualquier precio, más aún si existen algunos elementos opositores que impidan profesarla plenamente.

Y te alejas de mí
por la vereda silenciosa en la mañana
bulliciosa en las tardes
el tiempo es uno solo
y te sigo con la mirada
como a un ave viajera riéndose…

Roberto Salazar es consciente de su dimensión como ser humano, como poeta, como sujeto único y doliente que es capaz de idealizar la vida, el amor, la muerte, de transformarlos en su leit motiv, y a partir de eso crear una ciudad, un personaje sitiado por la memoria y dotarlo de palabras, de sueños y transformar una realidad posible en una imposible.

… tus piernas dos columnas
Dionisiacas detenidas como
paréntesis de arena en
un oasis
Déjame ser tú en mi cuerpo
y yo en la mitad del tuyo
al bañarse en la ducha
todo el tiempo


Ciudad Liberada, tercer movimiento del poemario es una conversación permanente con el presente, posee la frescura y libertad que el poeta plantea desde su dialogo con él mismo y con el mundo, con los personajes que aparecen apenas como siluetas, sombras que utiliza para recordarnos que la ciudad es más que calles y bares, y que los protagonistas de sus historias pueden vivir en cualquier latitud del planeta.

… es bien entrada la hora del internet acuático
es hora de salir el obeso derribó mi puerta y está
a punto de agredirme
sólo te pido una cosa: copia este poema
y envíamelo algún día.


Es necesario mencionar el aire fatalista que se desprenden de algunos poemas, como si el poeta quisiera hacernos participe de sus actos fallidos, de su deambular por estas calles sin nombre, donde la fortuna parece ser una negación continua de situaciones dislocadas y trágicas, el discurso en la ciudad es fatal, gris como la niebla que cubre las mentes de los hombres que se pierden en sus callejones sin salida.

… y vi morir a mi madre a mi lado
entre sábanas blancas y sonrisa de
esperanza
pensando en el hielo donde caen los
ruegos…


Al final cuando la Ciudad Sitiada de Roberto Salazar Gamarra cierra sus puertas, apaga sus luces, y se callan las voces de sus efímeros habitantes, el poeta vuelve una vez más a recorrer los antiguos recovecos, las viejas calles de cinco esquinas, los eternos zaguanes, sólo para cerciorarse que la vida espera ahí, intacta, con sus pro y sus contras, con sus altas y bajas, como diría Vallejo “al borde de una mañana eterna”.

Raúl Heraud
La Molina, 2009.

"LA MUERTE Y OTRAS TRAICIONES" POR VÍCTOR VIMOS.


LA MUERTE Y OTRAS TRAICIONES: TERRITORIO PARA ABRAZAR A LA MEMORIA DE LO FUGAZ

POR: VÍCTOR VIMOS (*)

“Adivino la muerte en cada paso, en cada giro que la manecilla del reloj da sobre mi piel que se marchita, adivino la muerte en la sombra que persigue a mis zapatos, en el abrazo que me cobija del abismo, adivino la muerte cuando frente al espejo, me reconozco apenas como una mancha de olvido.

Adivino la muerte y puedo oler sus pasos, mirarla como corre despavorida por entre las callejuelas de una ciudad que se hunde en la niebla, en la nicotina, en el alcohol, de una ciudad que duerme a los pies del mar, ese animal elástico que ruge renegando del alba.

Una muerte que no es delito, que no es angustia, que no es balazo ciego en busca de pieles que agujerear. Adivino la muerte que es mordida traicionera, una puñalada baja, un bolero sin acabar”.

No, la muerte no es una traición. La muerte es una vela que pacientemente espera a que nuestros pasos lleguen hacia ella, solo entonces se extingue. La verdadera traición ocurre cuando esos pasos, que deberían no desviarse del sendero predicho para sus huellas, lo hacen, y terminan extraviándose en la jungla de cemento y bullicio que conocemos como realidad.

Una realidad que ha ido restando espacios a la vida. Minimizándola de tal forma que ahora apenas es la justificación para que la memoria siga existiendo. Una memoria que nos habla por fragmentos, por señales, por escasas huellas, y que no permite ver más allá de lo que acontece.

Pero no todo está perdido. Para eso queda la palabra. Esa ánima eterna que dibuja formas, rostros y sueños, y que mediante ellos, nos induce a la locura, al amor, al llanto, a la traición y a la misma muerte.

Nada fácil entonces la labor de un escritor, que como en el caso de Fernando Carrasco, propone una lectura desde los márgenes de la vida: esos momentos eternos en la fugacidad, en los que se puede encontrar el hueso del alma adherido al miedo de morir.

Nueve historias que como punto de inicio tienen la incertidumbre, y como punto de unión la muerte, aun cuando esta no se presente en ninguna parte del texto, se encuentra ahí, en forma de melancolía, de tristeza, de bochorno, de traición.

Nada más duro que la mentira para disimular la muerte. Es decir, que no es fácil ponerse una máscara y salir a fingir que estamos vivos, mientras dentro, en la casa que es el cuerpo, la locura crece. Nada más duro que ser un personaje de Carrasco, atado a esta mentira, a esta traición que es la vida, y envuelto en el desenfreno de una ciudad como Lima, esa especie de pradera de llanto, en donde se riegan uno a uno los acontecimientos que relata el libro.

Un escenario urbano en el que la mejor manera de probarse que se sigue vivo, es tentar a la muerte. Tentarla ocultando verdades, posesionándose de voces que transitan entre el espectro y la certidumbre, creando personajes que no tienen un límite en cuanto a la desdicha que llueve dentro de ellos. El lector, ese personaje moderno por antonomasia, encontrará en este lago de incertidumbre, una posibilidad para reflexionar sobre la manía de la vida por morderse su propia cola, esa sensación de abandono que a todos nos envuelve alguna vez.

Punto característico en la obra de Fernando Carrasco constituyen las notas de la rockola que escapan de cualquier portal, sin importar la hora que sea, para deshacer el instinto del lector. Así, escuchamos un son que sacude a quien está a punto de volar, un canto de drama que cobija a un torero que rememora la vida, a las puertas de su muerte, un bolero que muerde las barbas de un Cristo que sin necesidad de cruz, camina exhibiendo sus llagas, una cumbia que envuelve el juego de barajas, la mala suerte, el odio.

Puestos frente a la construcción de La Muerte y Otras Traiciones, reconocemos la labor incesante de un escritor que, aun cuando está bordeando la juventud, arriesga todo por el todo, y se lanza tras de la historia, hasta alcanzarla. Poseedor de una narración ágil, limpia y con mucha riqueza de imágenes y técnica, Carrasco nos demuestra, una vez más, la gran valía de la tradición literaria peruana, por la que él ha sido influenciado, así como la formación, a paso lento pero indetenible, de una voz propia que seguramente traspasará todos los bordes que el silencio deja sobre nuestra piel.

Buen viento para la labor literaria de Fernando Carrasco, que en este libro La Muerte y Otras Traiciones ha dejado más que anécdotas e historias que se pasan de voz en voz, ha dejado verdaderas muestras de un oficio de alfarero de la palabra, que nos convoca a mirar la vida en instantes, en espacios donde la duda y la incertidumbre, son la mejor forma de abrazar la tranquilidad. Que los tormentos no estén exentos de este paso por la vida, Fernando, así como la calma para ellos, que estás condenado a encontrar solamente en la palabra.

(*) Poeta y periodista ecuatoriano.

Nota:
(Texto leído el 29 de noviembre del 2009 en la Feria del Libro de Quito).

domingo, 27 de diciembre de 2009

Entrevista a Oscar Colchado Lucio por Niko Velita Palacín.


"Entrevista a Oscar Colchado Lucio"

Por: Niko Velita Palacín

Oscar Colchado Lucio (Ancash, 1947) ha publicado varios libros, tanto en novela como en cuento. Mencionemos algunas: Cordillera Negra (1985), Rosa Cuchillo (1997), ¡Viva Luis Pardo! (1996), y varios textos con el personaje Cholito, que ya es todo un hito en las lecturas escolares. En cuanto a Rosa Cuchillo, es una novela que trabaja la temática de la guerra interna combinando elementos históricos con mitos y leyendas de la cosmovisión andina. He ahí su aporte. Por ello esta novela se reedita con el sello de Santillana, luego de trece años de su nacimiento.

NVP: La guerra interna ha dejado profundas huellas en toda una generación. ¿Cuál es su testimonio con respecto a ella?

OCL: La irrupción en la escena política del país de un grupo armado como S.L. de hecho que ha dejado marcas muy profundas en quienes siendo jóvenes aún fuimos testigos de su accionar tanto en el campo como en la ciudad. Los dos bandos, tanto el grupo armado insurgente como el Estado represor, actuaron de manera brutal y sangrienta, en la que los mayores perdedores resultaron siendo la gente más pobre y humilde.

Particularmente, el desarrollo de esa guerra conmocionó tanto mi espíritu que no ha sido fácil librarse de ella, sino mediante el recurso de la escritura.

NVP: ¿Cómo ve el quehacer novelístico sobre la guerra interna actualmente?

OCL: Va cada vez más en aumento. Quizás porque la distancia temporal permite tener una mayor perspectiva. Cuando se está muy cerca de los acontecimientos, es muy difícil abordarla con ecuanimidad. Son muy pocas las obras que, habiendo aparecido a pocos años de los acontecimientos, hayan trascendido en el tiempo. Uno de esos pocos casos podría citarse la novela Los de abajo, de Mariano Azuela, que apareció después de cinco de la revolución mexicana. En el Perú lo malo de la proliferación de textos novelísticos en los últimos años, es que muchos de ellos -por no decir la mayoría- apuntan más a la venta, la comercialización, que a la interrogante, ¿qué ocurrió realmente en el Perú?

NVP: ¿Qué autores cree que han trabajado mejor la temática de la guerra interna?

OCL: Entre los autores que yo he leído podría citar a Mario Vargas Llosa (Lituma en los Andes), Santiago Roncagliolo (Abril Rojo), Alonso Cueto (La hora azul) y algunos otros de menor calidad.

NVP: ¿Cómo han influido los sucesos de la guerra interna en su quehacer literario?

OCL: Me han nutrido temáticamente, pues sucesos como estos ya los venía abordando yo desde Cordillera Negra.

NVP: Con su novela Rosa Cuchillo usted ha escrito una divina comedia para el Perú. ¿Podría contarnos cómo así se le ocurrió esta idea?

OCL: Es largo de contar. Sólo podría decirle que el mayor material de la parte mítica de mi novela corresponde a las creencias del mundo sobrenatural de las diferentes culturas peruanas y que muy bien coinciden con el pensamiento mítico de otras culturas del mundo.

NVP: Usted ha tomado algunos datos reales de los sucesos de la guerra interna: el ataque que hace Sendero a la cárcel de Huamanga para rescatar a sus combatientes, el entierro multitudinario de Edith Lagos, Mezich, el comandante Camión. ¿Pretende una novela que tenga elementos reales e históricos?

OCL: Las novelas se escriben con partes de realidad y de sueños. Y si esta vez la carga real o histórica es abundante, pues en buena hora. No me desagradaría que se diga que mi novela es histórica.

NVP: ¿Podríamos decir que Rosa Cuchillo es una construcción de cómo ve usted la guerra interna?

OCL: Ah, por supuesto. Hay abundante carga de subjetividad en lo que yo he dicho.

NVP: En cuanto a los planteamientos de Liborio, Juan Carlos Ubilluz ha dicho que es hora de dejar de lamentarse por la pérdida de la tradición andina. ¿Qué opina con respecto a ello?

OCL: Él y yo podemos dejar de lamentarnos, pero creo que para el mestizo con pensamiento indio eso es muy difícil. Siempre tenderá a recuperar su identidad, sus valores, pues para él la modernidad vale según sus necesidades y no por imposición de nadie.

NVP: En cuanto a la crítica, ¿quién cree que ha trabajado mejor sobre Rosa Cuchillo?

OCL: Yo creo que Víctor Quiroz.

NVP: Usted se ha nutrido de las leyendas y mitos para escribir. Eso se ve tanto en Rosa cuchillo como en su literatura infantil (Cholito). ¿Cuál es su intencionalidad con ello?

OCL: Rescatar nuestra identidad nacional. Saber quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.

NVP: Rosa Cuchillo se ha ganado un gran respeto dentro del mundo académico. Tesis y artículos escritos. Ahora que una editorial de publicación internacional lo está editando, ¿cuál es su balance de los trece años de vida de Rosa Cuchillo?

OCL: Creo con optimismo que va a tener larga vida como uno de los documentos claves para entender los sucesos de la guerra interna de las últimas décadas.

NVP: ¿Finalmente, con qué nuevo libro nos sorprenderá ahora?

OCL: Pues les voy a sorprender realmente con una nueva novela que no está situada propiamente en los Andes, cuyo título me reservo hasta su publicación.

Datos Personales:

Niko Velita Palacín nació en Pasco, Perú, en 1972. Estudió lengua y literatura en la "Universidad Nacional de Educación" - La Cantuta. Publicó en el 2005 el poemario “Casas roídas” (Rentería Editores), en el 2006 la plaqueta “El evangelio según Sandrita” y en el 2007 el libro “Como quien pela una fruta”. Una experiencia educativa en la literatura (Arteidea Editores). Actualmente se dedica a la docencia.

Pueden leer otros textos en:
http://literaturayguerra.blogspot.com/

Nota:
Agradecemos al poeta NVP por habernos enviado esta entrevista, hace muchos días atrás.

sábado, 26 de diciembre de 2009

"INVISIBLE" POR JORGE MONTELEONE.

Paul Auster.
Foto: SOEREN STACHE / EFE


“LA MULTIPLICACIÓN DE LOS ENIGMAS”

Complejidad estructural y prosa ligera permiten a Paul Auster recuperar en Invisible, su último libro, parte de la ambigüedad que caracterizó sus mejores novelas del pasado al tiempo que explora con delicadeza una incestuosa relación entre hermanos.

Por: Jorge Monteleone

Revelar aspectos de la trama de Invisible , la reciente novela de Paul Auster, privaría al lector de buena parte de su efecto e incluso de su visión del mundo, que trabaja con el más allá de las apariencias como fundamento de la ficción.

La historia consta de cuatro partes engarzadas como en un juego de cajas chinas. En la primera el estudiante, poeta y traductor Adam Walker conoce hacia 1967 en la Universidad de Columbia a un profesor que lo atrae, el enigmático Rudolf Born. Éste le propone dirigir una revista con una oferta generosa, de la que sospecha. Born lo vincula a su amante, Margot, que seduce a Adam, y el joven se ve arrastrado lentamente a perversos equívocos. La relación finaliza cuando asiste a un acto de extrema violencia de Born, que apuñala a mansalva a un hombre que los asalta en un callejón de Manhattan. Walker lo denuncia pero tardíamente, por temor, y eso le da tiempo a Born para huir a París y quedar impune de su crimen. Ese relato, en el que Adam reconoce tanto el odio como la cobardía ("Jamás podría perdonarlo y nunca podría perdonarme a mí mismo") es la primera parte de un texto autobiográfico, "Primavera", que le envía a un antiguo compañero de Columbia, James Freeman, escritor consagrado, treinta años después de los hechos. El segundo capítulo, "Verano", ocupa casi toda la segunda parte de Invisible , y relata lo ocurrido en la inmediata estancia en París de Adam, que comparte una habitación con su hermana Gwyn. Allí se narra la muerte de un hermano en la infancia, la iniciación adolescente de Adam y Gwyn en el incesto, y su enloquecida repetición en la juventud. La tercera parte incluye el texto final de Walker, "Otoño", aunque editado por Freeman, donde narra su reencuentro con Born en París y su intento de venganza con la revelación a la prometida de Born, Hélène Juin, y a su hija Cécile, del asesinato impune. Adam reencuentra a Margot, con la que reinicia una relación, y a la vez elude el amor de la joven Cécile. Cumple su objetivo, pero Born le tiende una trampa y así le confiesa que se halla muy cerca del poder, habilitado por su lejana participación en la Guerra de Argelia y por su temperamento violento, muy lejos de su fachada profesoral. La cuarta parte es una coda que revela otra clave de los sucesos, sobre la base de otro texto, el que escribe Cécile sobre su posterior encuentro con el malvado Born en una isla del Caribe. El escritor Jim Freeman, que persigue el sentido del destino de su amigo Adam, destinatario de sus secretos, de su autobiografía y a la vez confidente de los otros personajes, es el verdadero constructor de la trama y el que administra los relatos superpuestos, las versiones contradictorias de los hechos y la ambigua comunicación de la verdad. Pero en el carácter invisible de dicha verdad, en su relativa e improbable certeza, que ni siquiera la memoria puede restaurar con precisión -aquello que Gérard de Cortanze llamó, parafraseando a Eco, la "estructura ausente" de los relatos de Auster- reside el núcleo conceptual de la novela.

De un modo subrepticio pero que cuenta con su fuerza narrativa, los textos de Auster suelen descansar en dos o tres formas que recorren la ficción y que Invisible reitera: lo autobiográfico, que asegura una cierta verosimilitud a los hechos; el realismo, que aparenta fijar un mundo en su minuciosa epifanía; ciertos resabios del policial o de la novela de espionaje, cuando un escritor, detective a su modo, recorre los sucesos para la resolución de un misterio criminal, o cuando descifra a una personalidad oculta en sus máscaras, como el "Topo" de John Le Carré o el Dimitrios de Eric Ambler. Estos rasgos suelen generar una veloz lectura, al modo de un thriller que combina trama y suspenso, porque su andadura no ofrece los espesores de los textos autorreflexivos o una prosa donde las densidades del estilo obligan al lector a interrumpir su ansiosa busca de lo que debe ser revelado al final. Pero cuando esto ocurre, la trama de Auster revela las incongruencias, las indefiniciones, los huecos en toda certidumbre, y la ficción, lejos de resolverlos, multiplica enigmas.

El lector tiene la incómoda sensación de que ha perdido un dato, que se distrajo de un detalle, que no ha comprendido bien el carácter de un personaje, que debería releer. Pero dicha indefinición suele pertenecer al narrador, que voluntariamente ha difuminado las pistas y ha creado una ambigüedad consistente. Así llega Auster a esa fórmula que lo seduce: leer una historia de formación biográfica de un personaje de Dickens como si se tratara de un tipo imaginado por Kafka o por Beckett. Esta fórmula aspira a cuestionar desde la ficción el estatuto mismo de la verdad para la construcción de un sentido acabado de la vida: "Nadie desea formar parte de una ficción y menos aún si esa ficción es real", escribió. Por ello, las mejores historias de Auster producen un efecto de incertidumbre, de un sentido que se escurre en el seno de las cosas y que difícilmente cualquier fe pueda aliviar, como no sea mediante el ejercicio del arte que las hace evidentes, siquiera como una ironía amarga. Ello apuntala su obsesión por la "fragilidad de la vida", que no responde a un orden determinado y necesario, sino que estaría fundada en la recurrida figura de lo contingente y del caos. Ese aspecto refiere a la equívoca noción de una verdad fatalmente invisible: no hay posibilidad cierta de establecer criterios infalibles en una existencia regida por el azar y el accidente. Así toda certeza, incluida la de los sentimientos personales más arraigados y la propia identidad, se diluye en el no saber.

El riesgo de esta fórmula, como ocurrió en algunas de las últimas novelas del escritor, es una deriva mecánica hacia efectos de superficie, de cierta indefinición que se transforma rápidamente en trivialidad, en gratuidad. La aparición de Invisible hacía temer que esas debilidades se repitieran, pero no es así: cierta crítica la llamó su "mejor novela" o habla de un "nuevo Auster". De hecho se trata de uno auténtico, con sus riesgos y hallazgos, pero en un texto cuya complejidad estructural no abandona la consabida ligereza, y a cambio ofrece cierto arrojo, porque explora con pericia y delicadeza un episodio erótico que no oculta su abismal y sombría atracción: el incesto entre hermanos. Ese relato enmarcado, "Verano", casi una perfecta nouvelle , fascina con la figura de una inocencia que el tabú exalta, y cuya grandeza no alcanza el personaje de Rudolf Born, como una contrafigura demoníaca que ejerce voluntariamente el mal. La catadura equívoca de este personaje ambiguo -cuyos rasgos sugieren que los crímenes de los imperialismos de Occidente pueden ser producto de una vasta locura personal, del mal como elección, del azar gratuito, de la violencia irreflexiva, y no de una estructura socioeconómica con fines instrumentales de dominio- arroja también incertidumbre sobre las convicciones estadounidenses políticamente correctas de la novela.

© LA NACION

26/12/2009

Fuente:
Diario “La Nación” ADN CULTURA.

"HISTORIA DE AMOR CON TRAJE DE ASTRONAUTA".

Fresán vuelve a la narrativa después de seis años.
Foto: KIKO HUESCA / EFE

Literatura / Entrevista

"HISTORIA DE AMOR CON TRAJE DE ASTRONAUTA"

Rodrigo Fresán habla de su nuevo trabajo, El fondo del cielo, al que define como "un libro bastante extraterrestre"

Por: Antonio Díaz Oliva

Rodrigo Fresán no recuerda en qué año fue ni dónde. "Lo mío no son, las fechas", comenta desde la capital catalana donde lleva ya diez años asentado. Lo que sí recuerda es que le escuchó a Jonathan Lethem una anécdota sobre Ron L. Hubbard: el momento en que Hubbard, escritor de ciencia ficción de dudosa calidad y menospreciado por sus colegas, amenazaba, a modo de venganza, con fundar una religión y erigirse como un dios moderno. Ese momento, que con los años se ha mitificado, se considera un punto de partida para la creación de la cienciología (que hoy se conoce como la religión de los famosos).

Ese momento es uno de los tantos que aparecen en El fondo del cielo (Mondadori), la nueva novela de Fresán después de Jardines de Kensington (2003). Una historia en la que conocemos a Isaac Goldman y Ezra Leventhal, primos y fanáticos de la ciencia ficción, quienes deciden crear su propio club y quedan marcados por una chica que se hace presente una única y mágica vez en sus vidas. La historia, también, en que aparece Jeff, amigo de los pequeños Isaac y Ezra, a quien se le ocurre la idea de fundar un movimiento religioso. Eso más las típicas digresiones de Fresán, que nos llevan por la caída de las Torres Gemelas, la invasión de Irak, apariciones encubiertas de Philip K. Dick y Kurt Vonnegut, y otros destellos de ciencia ficción. Aunque, como el escritor advierte, El fondo del cielo no es una novela "de" ciencia ficción, sino una "con" ciencia ficción.

- ¿Qué diferencia a ambas?

- La diferencia pasa por el trabajo que me interesa hacer con los géneros. No me interesa que el género marche delante de todo, sino que funcione como una atmósfera o un perfume. De hecho, es una novela de ciencia ficción más preocupada por el pasado que por el futuro.

- La historia es bastante nostálgica.

- Sí. No me interesa la ciencia ficción tecnológica y menos la anticipatoria. Uno de los héroes de El fondo del cielo es Adolfo Bioy Casares en La invención de Morel (otra historia de amor con reflejos de science fiction) y El sueño de los héroes (y ese intento de recuperar un momento perdido en el tiempo). Enorme escritor que, siempre, pero sobre todo en los últimos tiempos, es criticado y considerado una especie de idiota savant burgués por parte de la intelligentzia de mi país. Otro de esos grandes -pero tan pequeños- misterios argentinos, supongo.

- Isaac Goldman comenta la falta de amor en la ciencia ficción. ¿Fue ésta primero una historia de amor a la cual se le agregaron elementos de literatura fantástica o al revés?

- La primera idea era escribir una novela de amor de alcances cósmicos. Enseguida se anexó el desafío de invocar cierto espíritu sci-fi . Poner en práctica la teoría de que no hay nada más extraterrestre que la invasión del amor y que, cuando uno está enamorado, también está perdido en el espacio. Ésta es una historia de amor con traje de astronauta.

- En la novela el amor funciona como un parche para los personajes...

- Sí, pero en El fondo del cielo el amor es más que un parche: es el punto de fuga hacia el reencuentro final y la versión definitiva de todas las cosas. El amor funciona como posibilidad postrera de final feliz para personajes tan infelices. Y, de acuerdo, Ezra e Isaac aman a una mujer, se aman entre ellos y aman a un género. Pero lo que se impone es ese gran amor que trasciende a ellos y que, como escribió Dante, "mueve el sol y las estrellas".

- ¿Qué descubriste sobre Ron L. Hubbard al ahondar en su biografía?

- A diferencia de lo que hice con James Matthew Barrie, el creador de Peter Pan, en Jardines de Kensington , donde los aspectos biográficos imponían la investigación de detalles a fondo, en El fondo del cielo las partes en plan true-story no lo son tanto. La realidad funciona en la novela como un ligero telón de fondo o velo casi transparente. Así, Ron L. Hubbard, que en parte inspira a la persona de Jeff, es apenas un punto de partida por el cual comenzar orientándose para, enseguida, ir a cualquier otra parte. Y lo que descubrí en su biografía es lo mismo que uno descubre leyendo la Biblia o Las mil y una noches o Mein Kampf : la desesperada necesidad del ser humano de creer en algo o en alguien y sentirse parte de eso.

- ¿Por qué la elección de Nueva York como escenario?

- El ambiente judeo- sci-fi que se evoca en la primera parte del libro sólo se dio en Nueva York. Igualmente lo del 11 de septiembre de 2001. Siempre es un placer viajar a Nueva York. Más allá de los lugares de la Tierra donde transcurre, El fondo del cielo es un libro bastante extraterrestre. En ese sentido, también, me considero un escritor cada vez más solitario en lo mío y tan feliz de que así sea.

- ¿Qué efecto tuvo la muerte de J. G. Ballard y de Kurt Vonnegut en esta novela? Ambos escritores, con sus matices, encajan dentro de esa etiqueta de escribir "con" ciencia ficción...

- Y el suicidio de David Foster Wallace entre uno y otro. Sí, siempre fueron tres modelos muy presentes. El modo en que piensan el futuro y los muchos otros planetas. La idea de que, al final, no hay nada más alien que los seres humanos. Y de que nos vamos transformando en nuestros propios extraterrestres.

- ¿Cómo es eso?

- Hoy viajamos al interior del ADN como alguna vez viajamos a la Vía Láctea. No sé si es un buen cambio porque qué sentido tendrá vivir más tiempo si, por el camino, nos lo pasamos restándole años de vida a nuestro planeta. De seguir así, nos convertiremos en inmortales sin Olimpo, en viajeros sin destino.

- Recientemente se reeditó Historia argentina, libro que cumple 18 años. ¿Cómo lo ves al lado de tus otros libros iniciáticos, Vidas de santos y Trabajos manuales?

- Los veo con afecto y agradecimiento. Historia argentina es mi big bang y fue un parto-debut más que feliz. Vidas de santos fue un libro que desconcertó bastante a muchos e incluso a mí; pero con los años me parece que va envejeciendo bien y hasta mejorando a partir de los reflejos que proyecta sobre cosas que escribí después. Es el libro favorito de mis lectores más freaks , creo. Y Trabajos manuales va en camino de convertirse en mi "eslabón perdido" y está bien que así sea.

- Luego de seis años sin publicar, ¿cómo se siente ponerse el traje espacial de la ficción una vez más?

- Fueron seis años de no publicar pero de constante escribir. Antes de comenzar El fondo del cielo ya tenía otra novela terminada, que seguirá inédita por un tiempo. No será mi próximo libro. Así que el traje no me lo quité nunca. Todo este tiempo he estado flotando.

© El Mercurio /GDA

26/12/2009

Fuente:
Diario “La Nación” ADN CULTURA.

viernes, 25 de diciembre de 2009

"FRÍVOLA MUSA" POR PAOLO ASTORGA.


“FRÍVOLA MUSA DE VÍCTOR SALAZAR”

Por: Paolo Astorga

Frívola Musa (Cascahuesos Editores, 2008) del poeta peruano Víctor Salazar (Lima, 1981) es el canto apasionado y a la vez infinito del poeta a su amada desde las formas más sencillas y sublimes de la palabra, esa “musa” que él nos presenta no es más que un simple pretexto para mostrarnos la profundidad del deseo a través de la sensualidad de los cuerpos:

Déjame ser en tu boca
aire libre que flota en el silbido más alegre de la mañana,
silbido que baila “Tersa hoja blanca” mientras llueven
silbidos
que a nada se parecen
sino a silbidos
divagando en la mañana.


El poeta en este viaje por la geografía femenina, intenta crear su mundo a través de la contemplación del ser amado, pero siempre desde un hálito de ensueño. Aquí lo corpóreo toma matices de misticismo más que de mera aseveración erótica o carnal. Para el poeta el cuerpo de mujer es indispensable, pero no para el disfrute, sino para la misma creación en sí, la aprehensión de la belleza:

La ronda secreta que frutece tu palabra
naufraga en mi voz:
Sueña que soy mar y que puedo tocarte.

Mujer tobogán...


MUJER TOBOGÁN,
Reconoce este beso como parte indispensable de tu cuerpo.


Las palabras configuran a la mujer, el amor a las imágenes poéticas sistemáticamente buscarán la atención de aquello que se ama con desesperación, aunque a veces las palabras ya no basten para figurar lo amado:

Y qué pasará cuando se resistan los poemas...
(...)
Dime que será siempre
con la misma plenitud de tu dulce oído.


Hay un sentido en estos poemas, hay un fin: preservar lo amado como si de esto dependiera el equilibrio del sujeto y de todo el universo que lo rodea. La angustia, el deseo de por lo menos saber que existe lo amado, absorben en su totalidad al poeta que no deja de cantar esa posibilidad de unión efímera o no, allí, la poesía:

Deja que te vea una vez más
aunque esta vez sólo sea con los ojos.


El poeta juega con lo sutil y sublime, con lo cotidiano. Sus palabras cargadas de simpleza, su fuerza lírica radica más en el deseo que en las circunstancias donde el amor intenta gestarse:

Quiero decir Te quiero pero no de la manera como se quiere un chocolate; quiero decir Te extraño hoy porque tal vez no lo haré mañana.
Quiero que me escribas y me instruyas de pronto –así- en estos temas de los cuales hace mucho no comprendo.
De seguro sabes a cielo y tienes la gordura del infinito y eres tan horrible como el clásico noctámbulo dolor de muerte.
Y de seguro que tus pasos son negros, muy negros como deben ser para que estés conmigo, y huérfana de luz y tiempo, de amor y miedo.


Con una gran carga de sutil erotismo y apasionado desvelo y angustia, Frívola musa, se integra como un nuevo y fresco aroma lírico en las letras de la nueva poesía peruana, donde los temas, las formas, los nombres, lo clásico y lo nuevo, no son más que la trascendencia de ese cuerpo amado universalmente desde la individualidad o la colectividad; es en suma la concatenación de sentimientos amorosos que aunque imperfectos o frustrantes por algunos momentos, crean en el lector una sensibilidad que alimenta esperanzas para fundirse en ese otro cuerpo tan nuestro y tan ajeno:

Frívola musa
tu cuerpo pequeño
era tan sólo la prolongación de mi reino,
el retorno a la imagen que esgrimía
silenciosa en el
t i e m p o.

Paolo Astorga

Sobre el autor:

Víctor Salazar (Lima, 1981). Estudió Pedagogía en el I.S.P. “CHINCHA”. Complementó estudios de Bachillerato y Licenciatura en la U.N.M.S.M. en educación. Actualmente cursa estudios de segunda especialidad en Educación Rural Intercultural Bilingüe en la Universidad de Huancavelica y un Diplomado de Estudios Teológicos en el Obispado de Ica. Integra el Movimiento Literario Horfandía y es miembro editor del fanzine MANIFIESTO DE POESÍA. Obtuvo el primer puesto en el concurso regional de Poesía en la ciudad de ICA, 2007, organizado por la asociación cultural JAMUNANTA MANAYACHASPA. Actualmente se dedica a la docencia.

Nota:
Texto aparecido en la Revista Literaria “Remolinos” Nº 41.


Pueden hacer clik:
http://revistaremolinos.blogspot.com/

III Encuentro Latinoamericano de Escritores “Valdivia 2009”.


III Encuentro Latinoamericano de Escritores “Valdivia 2009”

Por: Miguel Ildefonso

Han pasado semanas de aquel excelente encuentro de escritores en Valdivia, organizado por el Colectivo Paratopia (http://colectivoparatopia.blogspot.com/), y aun tengo vivos los intensos días que pasé en aquella hermosa ciudad de infinitos bosques: las lecturas en los diversos espacios abiertos para nosotros y el público, el grato reencuentro con el poeta Germán Carrasco, conocer en persona al maestro José ÁngelCuevas, y disfrutar de sus ríos (Calle Calle, Valdivia-Cau Cau, Cruces) y la histórica y paradisíaca playa de Niebla. Desde el norte, lanzo la mirada otra vez al sur, y permanezco hermanado por la palabra no mercantil, leyendo los libros que me traje o me trajeron de aquel “largo pétalo/ de mar y vino y nieve” (Pablo Neruda): “Vuelo” de Rodrigo Arroyo, “Serpiente” de Javier del Cerro, “Más Allá de las Fronteras” de Alfonso Freire, “El Viento es un País que se Fue” de Oscar Barrientos, “Río Babel” de Felipe Moncada, “Las Edades del Laberinto” de César Cabello, “La Insidia del Sol Sobre las Cosas” de Germán Carrasco, y las revistas “SIC. Literatura y otros errores” (http://www.letrasic.com/) dirigida por el mexicano Ovidio Ríos, “La Vaquita # 4” de Rodrigo Landaeta y Miguel Rojas, y “Megáfono # 3” de Daniela Matamala, Pamela Meneses y Daniela Senn. De esta última revista, valdiviana, extraigo el texto de un joven poeta desaparecido en este 2009 que acaba, Reinaldo Molina:

El Mesías Huérfano

Mis padres estaban preparando mi llegada
Para que naciera en un país socialista
Hombres de brazos fuertes
De pecho latiente y boca
Leonel Rugama me dijo un amigo
Murió para que todos los pobres pudieran ir al cine
Para que pudieran perder el tiempo
Yo he perdido muchas tardes pensando
Cómo hubiera sido la historia
Una utopia floja Algo que recorre la cabeza sin mayores repercusiones
He perdido a todos mis padres
Yo me he quedado aquí mirando
Cómo pasa el tiempo por las cosas.

Tomado de:
http://letras.s5.com/

jueves, 24 de diciembre de 2009

¡FELIZ NAVIDAD, AMIGOS Y AMIGAS!

NIDO DE PALABRAS

Les desea:

Una Feliz Navidad a todos los seres que hacen posible la existencia de este modesto blogs.

En esta fiesta de “Nochebuena” reciban un cálido saludo de amor y paz y, por supuesto, el abrazo más fraterno de mi vida.

Agradezco de antemano, a lo largo de este año, a todos los lectores, amigos y colaboradores que HICIERON Y HACEN hasta lo imposible para que este blogs sea un espacio de reflexión o un punto de encuentro entre la difusión y creación. Sin ellos, este blogger no sería nada. Y vaya que lo reconozco y se los grito a todo pulmón, una vez más: GRACIAS.

Por esa mágica razón hago extensivo, para cada uno de ustedes, mis buenos deseos.

Y que todo sea
Más que una palabra,
Tal vez una fantasía o un globo de felicidad
Quizás el vuelo de una enumeración constante y decreciente:

5
4
3
2
1
0

El brindis
De una
NAVIDAD
LLENA DE LETRAS
Muy al fondo
De nuestro corazón.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

“PARAÍSO EN LLAMAS” POR PAOLO ASTORGA.


“PARAÍSO EN LLAMAS DE LÚBER IPANAQUÉ”

Por: Paolo Astorga

El hombre intenta siempre purificarse, limpiar su alma de las inconsecuencias del mundo; es mugre que nos desequilibra como seres, esa mugre que nos hace a su vez reconocernos como humanos, la contradicción del cielo y el infierno, que no son otra cosa más que construcciones babilónicas del deseo: el ser amado, el otro cuerpo sensual que nos va a proveer de la redención o la perdición, pero que sobre todo va a ser en nosotros el elemento primordial para la comunión universal que empezará con la idea luminosa de un ser mitificado (véase Beatriz en Dante) o la de un cuerpo ya más terrenal, desnudo, en frío, aquí y ahora, más que una alucinación, más que un intento por materializar la belleza, es el deseo nuevamente por lograr la unidad en síntesis con nuestra inconstante existencia.

Paraíso en llamas (Lluvia editores, 2008) del poeta peruano Lúber Ipanaqué (Pucallpa), nos muestra su visión personal del paraíso que no es solo la causa primera de lo netamente femenino ante la soledad del hombre: “Oye Lúber te daré una mujer / Para que no estés solo.”, sino también la Génesis de sus grandezas y vilezas a lo largo del tiempo.

Para el poeta la vida empieza en el elemento más común: el agua “Y es que en el principio no éramos más que agua. / II. Agua que fluía en las profundidades del Paraíso. / Agua sin forma en la oscuridad del Génesis. Agua en la profundidad acuosa del ser y sus misterios. / IV. Como el misterio del sol y la sangre en las entrañas de la matria.” Esa agua no es un simple símbolo de vida. Para el poeta el agua es el principio por donde todo fluye. Principio y misterio; el hombre es conciente de su ser, aunque no de su destino, puede contemplar la profundidad del paraíso que es el espacio donde su esencia cobra sentido.

El ser amado en este libro se configura como una fuerza corpórea que trascenderá los elementos del mismo paraíso hasta agotar toda la belleza en ella misma. Se contempla aquí cómo el poeta desnuda sus sentimientos, se deleita con ese cuerpo de mujer que rompe el tiempo y las murallas del olvido y se exalta por fin en el alma:

Caemos en la
Oscuridad de la noche.
Solos, ella y yo, tomados de la
Mano, mirando las estrellas,
Caminando por ese paraíso.
Era el principio de las manzanas dulces
Y el nacimiento de una muchacha
Que canta sus eternas soledades.
Solos, ella y yo,
Con su mano en mis cabellos y la mía
En su rostro,
Sería como un instante mágico
Y yo nunca me olvidaría
¡Aunque tuviera que perder la vida!


Pero también debemos recordar que el poeta también sufre, entra en depresión se siente siniestramente preso de su abatimiento y enloquece. Debemos sin embargo contemplar que la locura no es un castigo, sino el medio por el cual la soledad se puede apaciguar aunque efímera ante la alucinación que nos arroja al vacío:

Y la locura es también el
Abismo:
Ese fluir latente en los rincones
Del alma.
La locura es saber que
Él había creado las aves y los
Monstruos marinos que
Atormentaban nuestros sueños.
Sólo el latido del corazón aún
No emergía en las tinieblas,
Por eso el vacío descendió en busca
De la Nada.


La alusión de imágenes corporales, la incapacidad de poseer sino solo en contemplaciones hacen del poeta un ser profundamente austero y dolorido, pero a la vez lo hace puro y desmesuradamente apasionado:

El paraíso en llamas
es el incendio de tu cuerpo y de tu alma
(mas no es el placer que yo sentía
sino el dolor de mis heridas
mirando las estrellas)


El exabrupto, la condena, es el infierno. Lo ya acabado, lo imposible, lo que ya nunca más retornará a pertenecernos, a unificarnos, eso es el infierno. La causa final de una pérdida irreparable, esa destrucción violenta que se esfuerza por negarse, por retraerse, pero no logra su objetivo:

Y que era en vano intentar
colgarnos de una nube, dar gritos
y renegar de la existencia.
Todo es ilusorio:
estamos condenados a pasar nuestras vidas
en las profundidades de este infierno.


Y a lo largo de esta lamentación, de esta condena el poeta se desprende de su carga triste y pesada, nos muestra su humanidad en el infierno de las decisiones, en el infierno de ser uno entre mil lobos, en el infierno de un destino pagano, en el infierno que ahora nos pertenece, nos apetece, es un cáliz venenoso, pero nadie lo quiere: el veneno de este cáliz es un pacto serio y delicado. Vemos este infierno en un poema por demás asombroso, donde el poeta-dios-hombre, es en sí el sujeto perdido en la desesperación, absorbido por sus fantasmas, por sus voces tentadoras, la vida o la muerte ¿solo esas dos son las opciones? Apenas se puede respirar, el poeta es nuevamente presa de su destino vacuo:

“¿No permitirás dijo la Serpiente,
fumando mariguana que nazca ese
niño o sí?”
Ya estoy harto de manzanas
y de frutas prohibidas.
Sólo quiero cortarme las venas
y seguir bebiendo,
así es que ¡lárgate y déjame en paz!
“Te dirán cornudo!
Haz que aborte!”
Maldita sea la hora en que
la trajo a mi vida y me sacó
una costilla.
¡Maldito sea mi destino!


En suma este libro lleno de épicas reminiscencias e intensos sentimientos, es ese valiente deseo por lograr la unidad de los cuerpos más allá de lo ideal. El poeta ha llegado al fin a su “nueva vida” ya sin alucinaciones, ya sin sujetos celestes, sin infierno ni cielo; es el poeta-hombre, simplemente un punto en el inmenso silencio:

I. Mas, cuando Lúber preguntó quiénes son ustedes,
nosotras le dijimos: “Somos tus hermanas,
somos las barriadas de matria.
”II. Y todo se quedó en silencio.
III. Todo se quedó en silencio.


BIO – BIBLIOGRAFÍA:

Lúber Ipanaqué. Nació en Pucallpa. Es estudiante de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Piura. Ha publicado los libros: “Hostia Sideral” (2005) y “Los Apóstoles de la Muerte” (2007). Poemas suyos han aparecido en las revistas “Sietevientos”, “Pensamiento Profano” y “Plazuela Merino”. Prepara un viaje interminable de poesía.

Nota:
Texto publicado en la Revista Literaria “Remolinos” Nº 41.

lunes, 21 de diciembre de 2009

“Teoría de los Cambios” de Enrique Verástegui, mejor poemario del año.


“TEORÍA DE LOS CAMBIOS”: MEJOR POEMARIO DEL AÑO
(PREMIO LUCES 2009 – DIARIO “EL COMERCIO”)

Es sumamente grato y especial para los amigos -y los que de alguna manera somos amantes de la poesía, también- recibir con agrado una buena noticia. De saber que “TEORÍA DE LOS CAMBIOS” de Enrique Verástegui haya obtenido el “Premio Luces 2009” del diario “El Comercio” como el mejor poemario del año. Desde aquí saludamos y felicitamos a Enrique por este laurel conseguido, no sin antes aplaudir y admirar su talento creativo. Palmas y abrazos para el poeta. (C.P.Q).

A continuación unas palabras de uno de sus editores que hicieron posible que aparezca “Teoría de los Cambios” en nuestras manos.

NOTA DE PRENSA

Es una gran sorpresa para nosotros, editores de Cascahuesos Editores, que los lectores del diario El Comercio hayan elegido a Teoría de los cambios de Enrique Verástegui como el mejor poemario del año. Sin duda esto nos incentiva a seguir trabajando para poder brindarle al público literatura de gran solvencia, y de autores de gran talla y alto calibre, tal como muestra nuestro catálogo de este año (además de Enrique Verástegui): José Kozer, Vladimir Herrera, Juan W. Yufra, Hugo Yuen, José Pancorvo, Orlando Mazeyra Guillén, entre otros. No nos pierdan de vista que para este 2010, se viene muchas sorpresas.

Pueden ver en la imagen a un encorbatado Verástegui feliz con el premio entre sus manos. ¡Felicidades Enrique!, seguimos con las próximas ediciones!

José Córdova

sábado, 19 de diciembre de 2009

Homenaje: Discurso de agradecimiento por Enrique Verástegui.

De izq. a derecha: José Campos Dávila, Luis Morón Hernández, Enrique Verástegui y César Toro Montalvo.
Foto: José Jiménez.

El día viernes 11 de este último mes se llevo a cabo en la UNE el justo homenaje al poeta de todos lo tiempos, Enrique Verástegui, denominado “Enrique Verástegui: Cincuenta Años de Presencia Poética en el Perú”. Un evento esperado -desde hace mucho tiempo- por sus fieles lectores y miles de seguidores. A este acto asistieron familiares, amigos, poetas, catedráticos y estudiantes de esta casa de estudios.

Fue un día de fiesta, de celebración en la que se rindió los más altos honores al autor de “En los Extramuros del Mundo”. Una mañana en la que a cada uno de los asistentes se les obsequió una selección de poemas con lo mejor del universo poético verasteguiano.

Un gran acontecimiento que, dicho sea de paso, quedará registrado en la historia literaria de nuestro país. (C.P.Q).

A continuación publicamos, en exclusiva, el discurso que pronunció y preparó Enrique Verástegui para tal ocasión.

DISCURSO DE AGRADECIMIENTO

Señor Rector Juan Tutuy Aspauza, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades Vladimiro del Castillo:

Recibo esta mañana el homenaje que, en la persona de su Rector, y de los distinguidos profesores que lo acompañan, me brinda la Universidad Nacional de Educación "Enrique Guzmán y Valle" La Cantuta. Soy sólo un poeta, pero también un teórico de la poesía, que, durante cuarenta años ha trabajado duro en el campo del arte precisamente porque la sensibilidad se configura como palabra allí donde converge la conciencia, que conduce a la inteligencia a presentar la imagen como lo posible de la situación por la que atraviesa el poeta. Soy sólo un poeta, es cierto, pero ese poeta es un todo, como un hombre del Renacimiento que a comienzos del siglo XXI concentra en sí mismo todo el conocimiento producido por el hombre, desde hace siglos, hasta la actualidad. De esa forma he producido una obra que se llama ÉTICA, la que está compuesta por cuatro libros que son, también la suma de mi vida: Monte de goce, o libro del pecado, como tomo I, tomo II Taki onqoy, o libro de la redención y de la historia del Perú, tomo III Ángelus Novus, o libro de la virtud, y tomo IV Albus, o libro de la gnosis, lo que se produce como libro de la sabiduría, donde se aparece el mundo como lo que es y como lo que llegará a ser: un mundo transformado, para bienestar de toda la humanidad. Bien es verdad que, en este proyecto, a consecuencia del sismo de Pisco, he perdido mi casa, una vieja casona republicana, en San Vicente de Cañete, y que se me ha ido la vida en escribirlo, pero, contemplado a la distancia, considero que bien vale la pena haberlo escrito pues megaproyectos no se habían emprendido nunca en el Perú, ni tampoco en América Latina. Ahora, cuando soy homenajeado por los estudiantes de la Cantuta, y su Rector, sólo siento el enorme agradecimiento que ello comporta porque es la conciencia misma del Perú, que es su juventud estudiosa, la que se ha puesto en pie para distinguir a un pobre hombre del Perú, perdido entre la multitud, que, de ese modo, reaparece ante su pueblo para recibir lo que yo mismo considero, aunque no sea así, la recepción del Doctorado Honoris Causa de esta prestigiosa Universidad. Soy un hombre sin dinero, y sin su casona, que va por la vida cantando una canción: la canción del vivir y de la rebelión contra la mediocridad, la canción del amor a las ciencias y al arte. Todo lo que he tenido que decir está en mis libros, no sólo los publicados, sino también los inéditos, como la novela EL SUEÑO DE UNA PRIMAVERA EN OCCIDENTE, donde hay un análisis tanto de oriente como de occidente, tratándose de una novela mundializada en un mundo que también está mundializado. Si lo mejor de la juventud me agradece mi entrega a las letras y mi vocación por la literatura es precisamente porque el poeta que he sido, que soy, que he llegado a ser ha configurado el mundo de tal forma que ahora hay felicidad en el mundo y que ahora mismo se lucha por elevar el nivel de vida de su población más empobrecida. Estamos en una época de cambios, donde la nueva tecnología que empieza a utilizarse ya en todos los países del planeta empieza a negar el cambio climático, y a proponer una vida ecológica. A este nuevo mundo pertenece toda mi obra, y esa nueva obra pertenece a todos ustedes. Gracias.

Enrique Verástegui, 2009

Algunas tomas del evento:


De izq. a derecha: Julio Peña, Enrique Verástegui, Raúl Heraud y Juan Malpartida.
Foto: José Jiménez.



De izq. a derecha: José Jiménez, Augusto Huayta, Isabel Verástegui, César Pineda, Enrique Verástegui, Karina Moscoso, Paolo Astorga y Eduardo Vilchez.
Foto: José Jiménez.

Nota:
Agradecemos a los poetas José Jiménez y Paolo Astorga por hacernos llegar tres de las tantas fotos que registraron con sus cámaras ese día.

jueves, 17 de diciembre de 2009

“ORANGE ODE” POR PAOLO ASTORGA.


“ORANGE ODE DE RAÚL HERAUD”

Por: Paolo Astorga

Orange Ode (Editorial Mesa Redonda, 2009) del poeta peruano Raúl Heraud (Lima 1970), es la incesante búsqueda de humanidad en los más desquiciantes resquicios de la mente del hombre que a parte de frustrado, loco, deforme, incoherente, dubitativo, agresivo, apasionado, doliente, suicida y deprimido, logra por instantes tan preciados equiparar al mundo en sus miserias, en sus más desastrosas inconsecuencias. Aquí toda acción de fe queda relegada al mismo acto del abandono, en ese teatro o más bien en ese circo donde “tú creíste que el mundo era sólo vértigo anquilosado en la piel / música líquida / pabellón psiquiátrico donde todavía destruyen las / enredaderas / de tu mente / el grito desgarrado de tu carne.”

Poesía dura, áspera viciada y poderosa la de este breve poemario que reúne los mil fuegos del poeta que va a contemplar en los sujetos y en sí mismo esa penetrante soledad, esa angustia existencial y a la vez apasionantemente enloquecedora del hombre enfermo de su sociedad y de su propio ser. Porque el mundo nos exige creer en la muerte, en la estrangulación de nuestra frágil felicidad. La desolación, la tristeza que cala hondo como un puñal invisible, nos confiesa esta vez esa realidad terrible y sin retorno porque: “nada es real / excepto el llanto mudo / en la penúltima butaca.”

El poeta sabe beber poderosos venenos sin morir. Sabe tragarse el diván y la exasperante violencia que lo acosa. No, no, aquí no hay malditismo, no hay sadismo ni nada de eso. Aquí solo hay poesía y un deseo inconmensurable por encontrar el “equilibrio” en un escenario macabro de marionetas vendidas al show del espanto: vivir con el cerebro licuado por la intolerancia y la soledad: “siempre ojos delirantes delusivos / carcajadas huecas en la soledad de tus noches / pánico nocturno de luces encendidas / ilusionista de alas rotas / conspirando contra tu loca idea de cambiar el mundo / todo concuerda dramáticamente ángel caído // grito de voces calladas / aguardan a que comience el show.”

El poeta en su teatro-lodazal, reconoce sin tapujos, su miseria y la de los demás: “TODO CUANTO ACTÚA ES CRUELDAD” nos dice mientras trata de explicar su existencia, pero apenas puede revelarnos lo absurdo de sus deseos, lo incongruente de su esencia humana. No puede resistir los cuestionamientos, es un verdadero “ángel caído” miseria y lodazal, teatro en llamas, un hombre apenas, en la noche, en el clímax del dolor que es como de a dos, como de a mil, donde ahora ya ni se reconoce ni así mismo: “ahora dime, Raúl // ¿quién / eres / tú...?.”

El poeta sabe su derrota. Sabe que no puede más que ser un espectador del tiempo en su ahogo, en su trágico advenimiento. Es horrible solo el contemplar: “siempre escondiéndote tras ese traje de ángel-demonio / acto perenne que enrostra tu odio / disfrazadote dolor / dando vida al acertijo de tus interminables pesadillas”.

El poeta es un Ícaro que ha explotado en su no poder, en su ensueño, ahora manchado de desolación, otra vez ese puñal invisible que nos desnuda en frío: “Ícaro, / no hay escapatoria real / cuando el cepo es / la mente.”

Enigmático y revelador, las palabras que el poeta lanza contra el mundo, es en sí el mundo mismo reflejado en carne, en locura que no es otra cosa que la negación del mundo que es el dolor, el miedo, esas extrañas ganas de conversar con alguien, esas extrañas ganas de por fin estallarse la carga de la mágnum y volver a la criatura, volver al hombre sin nada, y sin nadie o como diría el poeta: “y aunque estamos vivos / miramos por distintos lados del cristal / nuestros restos que no van a ninguna parte / no sé quién teme más a la espesura de la noche / no sé cuál de los dos odia más la vida / que le ha tocado vivir”.

Somos solo un pedazo de tierra porque “Afuera me asfixian los colores / las voces altisonantes / de seres terrenales me asustan”. El poeta nos describe sujetos por más hipersensibles. Nos hace contemplar esa postura racional/irracional de sus personajes, trata de explicarnos una y mil veces que la muerte puede ser una buena compañera, si ya la muerte en vida apenas se resiste en la carne ajada: “y es mejor / que se los lleve la muerte / así...”.

Y por último él nos enfrenta al clown, (ese Artaud que encuentra en el terror el salvoconducto a la conciencia más pura) al payaso de la última devastación. La nada aquí es tan hermosa como el rostro más iluminado. Sucumbimos ante la belleza y es la muerte la belleza, y es el mundo otra vez explotándonos en la cara y eres tú y soy yo “... el recién nacido quien advierte lo inimaginable: // la belleza se esconde en la nada... // Dios no existe.”

Poesía de grueso calibre, imágenes paganas y por más tangibles como el filo de una cimitarra. La poesía de Heraud da tumbos y desmaya, revive y muere, en su muerte se reconstruye, hace catedrales y las incendia, crea sujetos y los explota hasta reducirlos a algo menos que polvo blanco en la noche de actores-marionetas-equilibristas-payasos, que ya nos dan cuenta que en la última butaca del teatro incendiado alguien aplaude esta oda a la naranja.

Nota:
Texto recientemente publicado en la Revista Literaria “Remolinos” Nº 41

Hoy al mediodía: Inauguración del Salón "Hora Zero" en el bar Queirolo.


Inauguración del Salón "Hora Zero"

Hoy jueves 17 de diciembre, se inaugura el Salón "Hora Zero" en el interior del tradicional bar Queirolo de Lima, lugar donde podrá apreciarse una galería fotográfica y pictórica del movimiento literario que lleva el mismo nombre.

El Salón Hora Zero, es una iniciativa de Oscar Queirolo, dueño del bar, quien ha decidido rendir un homenaje a los artistas, poetas y escritores de Hora Zero, al iniciarse las actividades por los 40 años del primer manifiesto del grupo, que se celebrará durante todo el 2010.

La galería horazeriana reúne material fotográfico inédito, cartas y manuscritos del grupo que -en los años 70- hizo del bar Queirolo su lugar de concentración, al interior del cual planificó actividades culturales y de agitación poética, además de departir la vida bohemia con otros artistas.

"El Salón Hora Zero se convertirá en una galería viva, en homenaje a los artistas y poetas que vinieron -y vienen- al bar Queirolo. Lo hacemos, un poco inspirados en la célebre Bodeguita del medio, en Cuba, que hoy recuerda a sus artistas", señala Oscar Queirolo.

El lugar además tendrá una muestra permanente de dibujos y pinturas del pintor horazeriano Carlos Ostolaza y en el interior se venderá libros y revistas de los diversos poetas de Hora Zero, además de ser un espacio para la lectura y presentaciones de libros o actividades culturales diversas.

Para la inauguración se ha previsto una lectura de los principales poetas del grupo, entre ellos Jorge Pimentel, Tulio Mora, Enrique Verástegui, Ángel Garrido, César Germaná, Eloy Jáuregui, Abel Herrera, Fernando Obregón, Paul Guillén.

La cita es a las 12 del día (mediodía) en el bar Queirolo, cruce de Quilca con Camaná, a una cuadra de la Plaza San Martín. Se ofrecerá una degustación de vino y pisco Queirolo, una de las bodegas más emblemáticas del país.

Hoy: "La Última Cena Literaria" de los Jueves de Bohemia Literaria 2009.


Estimados amigos:

Los invitamos a la última cena literaria de los jueves de bohemia literaria en el café Zeit. No se preocupen, es la última de este año, el próximo viene con sorpresas.

Para esta última cena de poesía y narrativa desde Tacna participarán:

• Juan Torres Gárate
• Luis Chambilla
• Doris Vásquez
• Artidoro Velapatiño
• Jorge Parra
• Luis Calderón Albarracín
• Renato Salas
• Ingrid Cafferata.

Los esperamos este jueves 17 de diciembre en el café Zeit, calle Deustua nº 150 (Frente a la RENIEC), a las 7:30 p.m. El ingreso es libre (no está sujeto a consumo). Hay ofertas en la carta por ser la última cena.

Saludos.

Willy González.