domingo, 19 de octubre de 2014

lunes, 13 de octubre de 2014

domingo, 12 de octubre de 2014

jueves, 2 de octubre de 2014

“CUATRO PUBLICACIONES” POR MIGUEL ILDEFONSO.



CUATRO PUBLICACIONES

Por: Miguel Ildefonso

Rosina Valcárcel. Poesía Reunida (1966-2013). (Fondo Editorial Cultura Peruana. Lima, 2014). Con un  prólogo del poeta Jorge Nájar, se reúne la poesía completa, ocho libros publicados, en un lapso de casi cincuenta años, de la poeta de la Generación del Setenta, una de las voces femeninas más importantes de la poesía peruana. Es una excelente oportunidad para deleitarnos, conmovernos y reflexionar con la intensidad de su voz. Desde Sendas del bosque (La Rama Florida, 1966), Una mujer canta en medio del caos (1975-1990), Loca como las aves (1995), hasta Luana (2013), nos encontramos con agudos poemas como estos dos que transcribimos:

Juegos

          A Milena

Los astros se acercan
cruzan el firmamento
pienso en ti / laguna / música
arcoiris
y me ciegas


Javier Heraud

A la orilla del río
Javier
sangra enterrado.
Sus miradas
fueron los ojos de la aurora.

Cadáver desnudo, divino.
Niño limpio y salvaje
que duerme
en el hondón del universo.

Nunca te he conocido, Amor.
Pero llevo tu imagen en mis ojos.

Se acabó todo, hijo mío.

¡Una mano…
Para seguir muriendo!


Gris (Enroque y más Versos. Revista de Creación Literaria. Arequipa, 2014) de Paolo Astorga, poeta y narrador limeño, nacido en 1987, es un libro de poesía “en donde los títulos de cada poema fortifican la estructura temática y enriquecen semánticamente al poemario en general, recordándonos así al poeta negro, Antonin Artaud. // Por lo que la voz del poeta se encumbra bajo la música airada de la moral dolida, la ironía, la sentencia…; donde los valores de la verdad, y del amor evitan las máscaras” (se dice en la contratapa). Efectivamente, la poesía de Paolo, desde Anatomía de un vacío (2006) pasando por Detrás de las ventanas (2011), hasta el presente libro, se caracteriza por el desgarramiento lírico de una voz poética que transita hacia recogimiento; a partir de los desvaríos urbanos nos hallamos después en los escarceos íntimos. He allí la volatilidad de la palabra que se perenniza en el trance de la escritura; una voz iluminada en medio del caos. Veamos este poema:

Creación

Cerebro sobre sangre
mi cuerpo es un monstruo
que muerden senos malditos
atrapados en los tachos de basura del abismo,
voces en forma de espinas
atravesando a los gorriones
una llanta, sueño,
una llanta, columpio de los niños amarillos
intentando nacer una sonrisa
bajo el blanco pañuelo
cayendo en medio de vampiros sordomudos,
una muchacha recogiendo una manzana mordida,
sólo la carne entregada al éxtasis de volarse las manos
sólo la tarde
como un recuerdo
de calles mojadas
por el aullar de perros malolientes
tratando de lamerme las heridas
y estas apalabras eyaculadas en un papel solo y oxidado
que ya llegó
tan solo para irse.


Sub25. Poesía Joven. Año 1. Número 1. Es una buena revista que acaba de aparecer, editada por el novísimo Roberto Valdivia (Lima, 1995). En la presentación un breve manifiesto literario que bombardea así: “La poesía peruana ha fallecido. Murió. Se fue. Hace muchos años que los grandes monstruos rondaban por nuestras calles, universidades y bares. Pero ya no. Los grandes vates desaparecieron hace veinte años y fueron reemplazados por pseudopoetas ultraconservadores que confundieron hacer poesía con aparecer en la última página de El Dominical o ser reseñados argolleramente por algún crítico vendido como los que abundan. La Poesía mientras sea un fin en sí misma es auténtica…” Encontramos poemas de J. Estiven Medina Ortiz, Yahn Koronel, Carlos Rojas Camacho, Roberto Valdivia, Christian Bafomec, Eduardo Pucho, Gabriela Podestá y Kevin Castro. Y una lúdica entrevista al poeta mexicano David Meza, autor de El sueño de Visnu, “miembro de la ya desaparecida `Red de los Poetas Salvajes`”. Aquí un poema de la arequipeña Gabriela Podestá:

Centro Histórico

Eso sí, tú eres esa loca
que a las cuatro de la madrugada trae la hora punta
(recreo de infantes)

Una que otra manía sorprendía de ti
camino, punto, apuro
(una estructura de X en tu cuerpo)

Es un gusto ver cómo pierdes la conciencia
y me dejas volar entre tus manos

Tu cerebro era una cocina de resbalosas cáscaras de plátanos
pecosos, sólo mías

En eso llegaron: tu madurez, tus ganas de vivir
la vida, tu responsabilidad

¿cuánto tiempo nos quedaba?
¿dos milésimas?

Entonces te forrabas de ideas, jaulas
para  encerrarte entre duchas hasta evaporarte
era la cita
… ahora, un bostezo y a dormir.


El infierno está lleno de memoria (Kovak Editores. Lima, 2014). Dejamos para el final este breve, pero contundente libro de relatos del joven narrador Charly Martínez Toledo (lima, 1984), autor de Tierno, entre otros libros. Alexis Iparraguirre nos dice en la contratapa: “En los relatos de Martínez, el énfasis en la condición humana, intervenida en su fundamento por la sordidez, reinscribe el derrotero de la vida urbana y moderna en la literatura como el canto de cisne de la carencia por ella misma y desde sus territorios más íntimos.” Y el también narrador Miguel Ruiz Effio, en la solapa, afirma: “Sus atmósferas claustrofóbicas son la metáfora de un mundo que oprime al individuo hasta hundirlo y hacerlo cómplice de sus injusticias. Cada uno de sus protagonistas parece haber aceptado su tragedia, y el autor es el minucioso cronista de aquellas renuncias.” Veamos, como ejemplo de su buena prosa, este párrafo que describe la muerte de Wenceslao, protagonista del cuarto y último relato: “Las luces se fueron apagando inexorablemente, mientras su cuerpo etéreo caía a un vacío que invitaba a un viaje lejano, interestelar, cuyo único compañero era aquel dolor que se diluía y que en un comienzo había concentrado todas sus fuerzas en la herida abierta por la bala, pero que fue mermando lentamente, perdiendo intensidad, hasta casi desaparecer, y ahora aquella sensación etérea despertaba al placer fragoso de la muerte. No habrían más alargamientos innecesarios, Wenceslao, precioso cisne.”