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domingo, 12 de octubre de 2014
jueves, 2 de octubre de 2014
“CUATRO PUBLICACIONES” POR MIGUEL ILDEFONSO.
Por:
Miguel Ildefonso
Rosina Valcárcel.
Poesía Reunida (1966-2013). (Fondo Editorial
Cultura Peruana. Lima, 2014). Con un
prólogo del poeta Jorge Nájar, se reúne la poesía completa, ocho libros
publicados, en un lapso de casi cincuenta años, de la poeta de la Generación del Setenta,
una de las voces femeninas más importantes de la poesía peruana. Es una
excelente oportunidad para deleitarnos, conmovernos y reflexionar con la
intensidad de su voz. Desde Sendas del
bosque (La Rama Florida ,
1966), Una mujer canta en medio del caos
(1975-1990), Loca como las aves
(1995), hasta Luana (2013), nos
encontramos con agudos poemas como estos dos que transcribimos:
Juegos
A Milena
Los astros se acercan
cruzan el firmamento
pienso en ti / laguna / música
arcoiris
y me ciegas
Javier
Heraud
A la orilla del río
Javier
sangra enterrado.
Sus miradas
fueron los ojos de la aurora.
Cadáver desnudo, divino.
Niño limpio y salvaje
que duerme
en el hondón del universo.
Nunca te he conocido, Amor.
Pero llevo tu imagen en mis ojos.
Se acabó todo, hijo mío.
¡Una mano…
Para seguir muriendo!
Gris (Enroque y más Versos. Revista de Creación Literaria. Arequipa, 2014) de Paolo Astorga, poeta y narrador
limeño, nacido en 1987, es un libro de poesía “en donde los títulos de cada
poema fortifican la estructura temática y enriquecen semánticamente al poemario
en general, recordándonos así al poeta negro, Antonin Artaud. // Por lo que la
voz del poeta se encumbra bajo la música airada de la moral dolida, la ironía,
la sentencia…; donde los valores de la verdad, y del amor evitan las máscaras”
(se dice en la contratapa). Efectivamente, la poesía de Paolo, desde Anatomía de un vacío (2006) pasando por Detrás de las ventanas (2011), hasta el
presente libro, se caracteriza por el desgarramiento lírico de una voz poética
que transita hacia recogimiento; a partir de los desvaríos urbanos nos hallamos
después en los escarceos íntimos. He allí la volatilidad de la palabra que se
perenniza en el trance de la escritura; una voz iluminada en medio del caos.
Veamos este poema:
Creación
Cerebro sobre
sangre
mi cuerpo es un
monstruo
que muerden senos
malditos
atrapados en los
tachos de basura del abismo,
voces en forma de
espinas
atravesando a los
gorriones
una llanta, sueño,
una llanta,
columpio de los niños amarillos
intentando nacer
una sonrisa
bajo el blanco
pañuelo
cayendo en medio de
vampiros sordomudos,
una muchacha
recogiendo una manzana mordida,
sólo la carne
entregada al éxtasis de volarse las manos
sólo la tarde
como un recuerdo
de calles mojadas
por el aullar de
perros malolientes
tratando de lamerme
las heridas
y estas apalabras
eyaculadas en un papel solo y oxidado
que ya llegó
tan solo para irse.
Sub25. Poesía Joven. Año 1. Número 1. Es una buena revista que acaba de aparecer, editada
por el novísimo Roberto Valdivia (Lima, 1995). En la presentación un breve
manifiesto literario que bombardea así: “La poesía peruana ha fallecido. Murió.
Se fue. Hace muchos años que los grandes monstruos rondaban por nuestras
calles, universidades y bares. Pero ya no. Los grandes vates desaparecieron
hace veinte años y fueron reemplazados por pseudopoetas ultraconservadores que
confundieron hacer poesía con aparecer en la última página de El Dominical o
ser reseñados argolleramente por algún crítico vendido como los que abundan. La Poesía mientras sea un fin
en sí misma es auténtica…” Encontramos poemas de J. Estiven Medina Ortiz, Yahn
Koronel, Carlos Rojas Camacho, Roberto Valdivia, Christian Bafomec, Eduardo
Pucho, Gabriela Podestá y Kevin Castro. Y una lúdica entrevista al poeta
mexicano David Meza, autor de El sueño de
Visnu, “miembro de la ya desaparecida `Red de los Poetas Salvajes`”. Aquí
un poema de la arequipeña Gabriela Podestá:
Centro Histórico
Eso sí, tú eres esa
loca
que a las cuatro de
la madrugada trae la hora punta
(recreo de
infantes)
Una que otra manía
sorprendía de ti
camino, punto,
apuro
(una estructura de
X en tu cuerpo)
Es un gusto ver
cómo pierdes la conciencia
y me dejas volar
entre tus manos
Tu cerebro era una
cocina de resbalosas cáscaras de plátanos
pecosos, sólo mías
En eso llegaron: tu
madurez, tus ganas de vivir
la vida, tu
responsabilidad
¿cuánto tiempo nos
quedaba?
¿dos milésimas?
Entonces te
forrabas de ideas, jaulas
para encerrarte entre duchas hasta evaporarte
era la cita
… ahora, un bostezo
y a dormir.
El infierno está
lleno de memoria (Kovak Editores. Lima, 2014). Dejamos
para el final este breve, pero contundente libro de relatos del joven narrador
Charly Martínez Toledo (lima, 1984), autor de Tierno, entre otros libros. Alexis Iparraguirre nos dice en la
contratapa: “En los relatos de Martínez, el énfasis en la condición humana,
intervenida en su fundamento por la sordidez, reinscribe el derrotero de la
vida urbana y moderna en la literatura como el canto de cisne de la carencia
por ella misma y desde sus territorios más íntimos.” Y el también narrador
Miguel Ruiz Effio, en la solapa, afirma: “Sus atmósferas claustrofóbicas son la
metáfora de un mundo que oprime al individuo hasta hundirlo y hacerlo cómplice
de sus injusticias. Cada uno de sus protagonistas parece haber aceptado su
tragedia, y el autor es el minucioso cronista de aquellas renuncias.” Veamos,
como ejemplo de su buena prosa, este párrafo que describe la muerte de
Wenceslao, protagonista del cuarto y último relato: “Las luces se fueron
apagando inexorablemente, mientras su cuerpo etéreo caía a un vacío que
invitaba a un viaje lejano, interestelar, cuyo único compañero era aquel dolor
que se diluía y que en un comienzo había concentrado todas sus fuerzas en la
herida abierta por la bala, pero que fue mermando lentamente, perdiendo
intensidad, hasta casi desaparecer, y ahora aquella sensación etérea despertaba
al placer fragoso de la muerte. No habrían más alargamientos innecesarios,
Wenceslao, precioso cisne.”
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