jueves, 28 de enero de 2010

“KAFKA SALE A LA LUZ”.


“KAFKA SALE A LA LUZ”

La próxima semana se dará a conocer el contenido de cinco cajas fuertes que pertenecieron al escritor checo.

El legado del escritor checo Franz Kafka (1883-1924) que trajo a Palestina su íntimo amigo Max Brod podría ver la luz la próxima semana en virtud de una orden judicial que obliga a abrir las cinco cajas fuertes en Tel Aviv donde se cree oculto.

Tras meses de embrollos judiciales, audiencias, nombramientos y apelaciones, el Tribunal Familiar de Distrito de Tel Aviv, donde se dirime el proceso, ha puesto como tope el próximo 4 de febrero para la apertura de las cajas fuertes, explicó ayer Meir Heller, abogado de la Biblioteca Nacional, que pugna por los documentos. En principio todo está listo para que se cumpla el plazo porque Ruth y Eva Hoffe, que recibieron los documentos de su madre Esther (secretaria y compañera de Brod fallecida hace tres años), ya han entregado las llaves de las mismas a un albacea nombrado por la corte, agregó el abogado.

Las hermanas son las únicas conocedoras (junto con unos albaceas) del tesoro literario que esconden las cinco cajas fuertes en Tel Aviv, más una descubierta el año pasado en Zurich, sobre cuyo contenido especulan desde hace meses los expertos con la esperanza de que se trate de obras inéditas de Kafka u otros manuscritos de incalculable valor. Las ancianas hermanas Hoffe se oponen a la apertura de las cajas con el argumento de que podría violar su derecho a la privacidad y "reducir considerablemente" el precio de venta de los manuscritos, según su abogado, Oded Hacohen. También el Archivo de Literatura Alemana de Marbach, donde reposa el original de “El proceso”, rechaza la apertura de las cajas por miedo a que los manuscritos resulten dañados.

Viaje a Palestina

Los disputados textos, notas, dibujos y cartas llegaron a la entonces Palestina bajo protectorado británico en 1939 de mano de Brod (judío, como Kafka), que huía de Praga ante la llegada de los nazis. Como es bien sabido, Brod incumplió la petición del autor de “El proceso” y “La metamorfosis” de que quemase sus manuscritos cuando muriera, lo que sucedió en 1924.

Por su parte, Brod falleció en 1968, tras donar a la Universidad de Oxford los manuscritos de “América” y “El castillo” y dejar en su testamento la gestión del resto de preciados papeles a Esther Hoffe, pero con la condición de que los entregara a "la Biblioteca Nacional de Jerusalén, la Biblioteca Municipal de Tel Aviv u otro archivo público en Israel o el extranjero". El equipo jurídico de la Biblioteca Nacional presentó hace dos semanas al tribunal un documento de 1964 con el que espera inclinar la balanza a su favor. Se trata de una carta de Brod a uno de sus mejores amigos, el polifacético hombre de letras alemán Felix Weltsch, en la que asegura haber modificado el testamento que había escrito tres años antes, según Heller.

Segunda versión

En base a un escrito posterior de un historiador alemán, la Biblioteca cree que la presunta segunda versión del testamento señala de forma nítida la voluntad de Brod de entregar a su centro el legado restante de Kafka. "La forma en que las Hoffe están actuando nos hace pensar que en las cajas no hay sólo textos de valor literario o científico, sino también documentos que podrían cambiar el curso del proceso judicial, como esa revisión del testamento", apunta Heller.Por el contrario, la defensa de las hermanas Hoffe ha presentado dos cartas entregadas a su madre por Brod en 1947 y 1952 y en las que aparentemente le regala diarios, fotos, cartas y notas manuscritas de Kakfa, según el diario israelí Haaretz.

28/01/2010

Fuente:
Diario “Expreso”.

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