Le siguieron 'Calígula', 'La peste' y 'La caída'. (worldpress.com).
Un día como hoy falleció este reconocido novelista francés, filósofo del absurdo y la rebeldía.
“CINCUENTA AÑOS SIN ALBERT CAMUS”
Un día como hoy, en 1960, un pinchazo y un árbol complotaron para que Albert Camus, el novelista y filósofo francés, estrellara su automóvil en las afueras del pueblo de Sens, al sur de París. Allí no solo murió el hombre que había recibido el Premio Nobel de Literatura apenas tres años antes, sino también su amigo y editor Michel Gallimard, de la prestigiosa editorial.
Cuando los cuerpos fueron rescatados de los fierros retorcidos, los paramédicos encontraron un texto inconcluso, El primer hombre, una historia autobiográfica con la que, según solía decir, trataría de justificar el galardón de la Academia, pues creía que aun no había escrito su obra maestra.
Camus tenía, en aquel momento, solo 47 años. Y la forma de su muerte sonaba tan inverosímil, que muchos creyeron que el mismo autor de La caída se lo había provocado: su deportivo acabó incrustado en un solitario árbol en varios metros a la redonda, luego de correr a más de 130 kilómetros por hora. Para alguien que había escrito sobre lo absurdo de la vida, la muerte también pareció serlo.
INDIVIDUALISMO EXISTENCIAL
Camus sostuvo, a lo largo de sus obras, la ‘filosofía del absurdo’ como tema principal: la idea de que todos los esfuerzos del hombre por encontrar un sentido a la vida serían infructuosos precisamente porque ese sentido no existe. Y que, lejos de sentirnos desolados por esto, deberíamos alegrarnos, pues significaría que cada persona es libre de darle un sentido particular a su propia vida. Lo demás es solo ideología.
“Algo de esto se puede ver en El Extranjero, por ejemplo –dice Germán Coronado, editor de Peisa–, donde el personaje principal, Mersault, demuestra con su particular concepción del orden de que es posible encarar la realidad desde otras formas, con una nueva forma de ver y sentir, y otra sensorialidad. E incluso, con una moral alternativa y distinta”.
CONTRA LA ALIENACIÓN
Mario Vargas Llosa, en su libro de ensayos Contra viento y marea (1983), también rescata la posición de Camus de enfrentarse a lo considerado “normal’ en Occidente: “Solo un hombre venido de lejos, desinteresado por las modas, impermeable al cinismo y las grandes servidumbres de la ciudad, hubiera podido defender –como lo hizo Camus, en pleno apogeo de los sistemas– la tesis de que las ideologías conducen irremisiblemente a la esclavitud y al crimen, a sostener que la moral es una instancia superior a la que debe someterse la política y a romper lanzas por la libertad y la belleza”. Palabras que cobran mucho sentido en esta época, medio siglo después.
04/01/2010
Fuente:
Diario “Perú21”
Cuando los cuerpos fueron rescatados de los fierros retorcidos, los paramédicos encontraron un texto inconcluso, El primer hombre, una historia autobiográfica con la que, según solía decir, trataría de justificar el galardón de la Academia, pues creía que aun no había escrito su obra maestra.
Camus tenía, en aquel momento, solo 47 años. Y la forma de su muerte sonaba tan inverosímil, que muchos creyeron que el mismo autor de La caída se lo había provocado: su deportivo acabó incrustado en un solitario árbol en varios metros a la redonda, luego de correr a más de 130 kilómetros por hora. Para alguien que había escrito sobre lo absurdo de la vida, la muerte también pareció serlo.
INDIVIDUALISMO EXISTENCIAL
Camus sostuvo, a lo largo de sus obras, la ‘filosofía del absurdo’ como tema principal: la idea de que todos los esfuerzos del hombre por encontrar un sentido a la vida serían infructuosos precisamente porque ese sentido no existe. Y que, lejos de sentirnos desolados por esto, deberíamos alegrarnos, pues significaría que cada persona es libre de darle un sentido particular a su propia vida. Lo demás es solo ideología.
“Algo de esto se puede ver en El Extranjero, por ejemplo –dice Germán Coronado, editor de Peisa–, donde el personaje principal, Mersault, demuestra con su particular concepción del orden de que es posible encarar la realidad desde otras formas, con una nueva forma de ver y sentir, y otra sensorialidad. E incluso, con una moral alternativa y distinta”.
CONTRA LA ALIENACIÓN
Mario Vargas Llosa, en su libro de ensayos Contra viento y marea (1983), también rescata la posición de Camus de enfrentarse a lo considerado “normal’ en Occidente: “Solo un hombre venido de lejos, desinteresado por las modas, impermeable al cinismo y las grandes servidumbres de la ciudad, hubiera podido defender –como lo hizo Camus, en pleno apogeo de los sistemas– la tesis de que las ideologías conducen irremisiblemente a la esclavitud y al crimen, a sostener que la moral es una instancia superior a la que debe someterse la política y a romper lanzas por la libertad y la belleza”. Palabras que cobran mucho sentido en esta época, medio siglo después.
04/01/2010
Fuente:
Diario “Perú21”
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