“ACTUALIDAD DE ARGUEDAS”
Por: César Lévano
Hoy se cumplen 99 años del nacimiento de José María Arguedas. La conmemoración cobra vigor porque en el Perú, como en toda América Latina, han rebrotado, remozándose, impulsos de justicia, libertad e igualdad. Arguedas reconoció, en el discurso que pronunció al recibir el Premio Inca Garcilaso de la Vega, en 1958: “En la primera juventud estaba cargado de una gran rebeldía y de una impaciencia por luchar, por hacer algo. Las dos naciones de las que provenía estaban en conflicto… Fue leyendo a Mariátegui y después a Lenin que encontré un orden permanente en las cosas; la teoría socialista no sólo dio un cauce a todo el porvenir sino a lo que había en mí de energía, le dio un destino y lo cargó aún más de fuerza por el mismo hecho de encauzarlo. ¿Hasta dónde entendí el socialismo? No lo sé bien. Pero no mató en mí lo mágico.” Gordon Brotherston, catedrático de la Universidad de Essex, Inglaterra, percibe con claridad el proceso del que Arguedas forma parte. Dice en su libro The emergence of the Latin American Novel (1977): “Los teorizantes de la revolución mexicana y algunos pensadores marxistas de repúblicas andinas en los años 20 (particularmente el peruano José Carlos Mariátegui), atribuyeron un nuevo papel al indígena en la historia y destino de América Latina. De religioso y racial que era, el ‘problema’ indígena pasó a convertirse en social y político.” Mario Vargas Llosa, ahora alineado con la utopía arcaica del paleoliberalismo, pretendió que Arguedas buscaba una restauración del pasado indio. No. Arguedas presentó una defensa de lo andino, una valoración de herencias irrenunciables, pero captó el ingente mestizaje del Perú. Su defensa de las comunidades no excluía la evolución de éstas. Por algo estudió y exaltó a las del valle del Mantaro. Lo que él veía como elemento vital era el impulso colectivo, comunitario. Tampoco creía que los mitos fueran inamovibles. En conferencia en La Habana lo expuso así: “Yo estaba sumamente desolado cuando en los comentarios del libro, que eran por lo general muy elogiosos, no se descubría la intención de la obra, hasta que uno de ellos lo dijo expresamente, un comentarista que se llama Lévano. Si los indios toman una ciudad, a pesar de que se les trata de impedir el paso con ametralladoras y fusiles, por una causa de orden religioso y mágico, ¿no sería posible que tomaran el mismo valor y aun mucho más si fueran impulsados por una razón de tipo social mucho más violenta?”. Arguedas propugnó la integración del Perú. Incluso en su trajinada frase sobre la época de la calandria de fuego dijo que ésta sería la del “dios liberador. Aquel que se reintegra.” En Perú vivo expresó su admiración “por lo criollo costeño” y recalcó que su gran ideal era la integración del país.
18/01/2010
Fuente:
18/01/2010
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Diario “La Primera”.
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