Por: Raúl Heraud
Renato Felices Taboada (Lima - 1973) es un hombre que habita permanentemente el abismo, amante de la música de Leonard Cohen aprendió como él que la vida además de ser un juego de desesperanzas y claudicaciones, de excesos y mentiras es a su vez una tabla en medio del océano donde aferrarse y sobrevivir también cuenta.
Su poesía transita entre el desasosiego de la existencia y los vacíos del alma, conduciéndonos hacia un mundo desencajado donde la realidad y la locura se confunden, mostrándonos una poesía vital donde el reclamo a la vida fluye como un grito amordazado donde su frenética lucha por no dejarse arrastrar del todo por la insanía hacen que el poema sea su vida misma, el espejo artaudniano en el que libera ese otro yo maquiavélico y desgarrado; para Renato Felices la vida es más que cruel y el ser humano esencialmente una máquina autodestructiva.
No le interesa el rótulo de poeta, ni las lecturas públicas, mucho menos escribir libros, apenas posee uno inédito (Sustancia Eco) Felices simplemente transita anónimamente las calles musitando alguna canción de Pink Floyd o Sid Barret como si fuera alguna creación suya.
Inconfundible melómano, lector incansable por prescripción humana, psicólogo hasta el extremo de ser su propio paciente, Renato pelea a diario contra sí mismo y sus fantasmas, desde su soterrado mundo, se nutre de todo cuanto lo conmueve, la eternidad de Dalí, los tratados sobre la maldad humana de Freud, la novena sinfonía de Beethoven, sin quererlo cada una de las obsesiones que habitan su mente lo alejan más del anonimato, lo redimen y lo muestran tal cuál es, extremadamente hombre y artista, para alegría de quienes nos nutrimos de su vida y amistad .
Gracias a dios o a Satán, los márgenes de su cordura aún duermen sobre las fauces del turbulento Aqueronte.
REPTIL
Oh pequeño reptil
tu pellejo cuadriculado aún no anuncia el fin
tu lentitud deja ver la mediocridad desnuda
la palabra ausente de un poema profano
creo firmemente que nos encontramos sobre tus fauces
o dentro de ellas, mientras escupes tu veneno llamado hombre
relaja el deseo y dime como es el mundo en verdad
revélame la realidad que se esconde tras ese disfraz
llamado amor.
TÚ
Humano - víscera, resto del día
fractura de algún error
olvido de dios
recuerdo del demonio
no resucites el extremo de tu maldad
ahoga la pena matándote
humano
ganas no te faltan de seguir haciendo daño.
SEGUNDO MOVIMIENTO
Música hipnotizante
desde este momento me siento ya sedado
la gente aplaude el concierto
y mis oídos están sellados al caos
me siento como un cadáver sobre
un auditorio demócrata
un cura falso, un reno sin vejiga
el dolor cae en masa hacia la decapitación
de mi cuerpo sutil
la escena del crimen es la misma
desde hace siglos
deseo y decepción bailan en un aro de fuego
y una música simple acude en mi ayuda
la del océano.
MAR NEGRO (incertidumbre)
No entiendo el porqué del hombre
ni su consecuencia
no entiendo el comienzo ni el fin
ni donde empieza este círculo
lo blanco y lo negro se fusionan
ya no entiendo que está bien y que está mal
no me hablen del cielo
no me hablen del infierno
toda el agua va hacia el mar
incluyendo el pensamiento
ZONA DE DAÑO
Me rompí la vida
caí en el esófago del miedo
me volví turbo y ajeno
recogí flores negras
descendí a la pulpa de la muerte
y cuando quise regresar
ya era demasiado tarde
Q.E.P.D mi vida.
PARTO X
Umbilicales formas a mi alrededor
mi piel llora de frío
no se qué soy
sólo veo mares de sangre
veo caras con mascaras de hombres
con una alegría de sinfonía en alegretto
no entiendo como pueden contentarse
con tanto llanto
luego
arropado
ya estoy listo para el caos.
MUERTE VERDE
Tuve un sueño de estatuas y valientes
Velorios de soledades
Me tropezaba con ojos acusadores
que me revelaban el incesto del mundo
Y mi ceguera me impedía ver el amor
en esa difusa oscuridad
tuve un sueño de tribus y dragones sin fuego
vi la quijada del desvelo del hombre por morir
como moscardones insistentes de luz
y en la gruta de la gran cueva seguí durmiendo
no viendo las formas de dicha que bailaban a mi alrededor
la tensión se hizo carne y volé hacia las partes más bajas de la tierra
los mapas se hicieron caminos sinuosos de miedo
y soldados sin alma construían demonios vírgenes
sedientos de humillación y letargo ante los pobres
en el esternón de mi alma dibujo leones famélicos
heridos por el caos
y ante tanta critica sigo escribiendo con lagunas negras en mis ojos
con mis huesos desafiantes por el frío y la depresión.
Renato Felices Taboada (Lima - 1973) es un hombre que habita permanentemente el abismo, amante de la música de Leonard Cohen aprendió como él que la vida además de ser un juego de desesperanzas y claudicaciones, de excesos y mentiras es a su vez una tabla en medio del océano donde aferrarse y sobrevivir también cuenta.
Su poesía transita entre el desasosiego de la existencia y los vacíos del alma, conduciéndonos hacia un mundo desencajado donde la realidad y la locura se confunden, mostrándonos una poesía vital donde el reclamo a la vida fluye como un grito amordazado donde su frenética lucha por no dejarse arrastrar del todo por la insanía hacen que el poema sea su vida misma, el espejo artaudniano en el que libera ese otro yo maquiavélico y desgarrado; para Renato Felices la vida es más que cruel y el ser humano esencialmente una máquina autodestructiva.
No le interesa el rótulo de poeta, ni las lecturas públicas, mucho menos escribir libros, apenas posee uno inédito (Sustancia Eco) Felices simplemente transita anónimamente las calles musitando alguna canción de Pink Floyd o Sid Barret como si fuera alguna creación suya.
Inconfundible melómano, lector incansable por prescripción humana, psicólogo hasta el extremo de ser su propio paciente, Renato pelea a diario contra sí mismo y sus fantasmas, desde su soterrado mundo, se nutre de todo cuanto lo conmueve, la eternidad de Dalí, los tratados sobre la maldad humana de Freud, la novena sinfonía de Beethoven, sin quererlo cada una de las obsesiones que habitan su mente lo alejan más del anonimato, lo redimen y lo muestran tal cuál es, extremadamente hombre y artista, para alegría de quienes nos nutrimos de su vida y amistad .
Gracias a dios o a Satán, los márgenes de su cordura aún duermen sobre las fauces del turbulento Aqueronte.
REPTIL
Oh pequeño reptil
tu pellejo cuadriculado aún no anuncia el fin
tu lentitud deja ver la mediocridad desnuda
la palabra ausente de un poema profano
creo firmemente que nos encontramos sobre tus fauces
o dentro de ellas, mientras escupes tu veneno llamado hombre
relaja el deseo y dime como es el mundo en verdad
revélame la realidad que se esconde tras ese disfraz
llamado amor.
TÚ
Humano - víscera, resto del día
fractura de algún error
olvido de dios
recuerdo del demonio
no resucites el extremo de tu maldad
ahoga la pena matándote
humano
ganas no te faltan de seguir haciendo daño.
SEGUNDO MOVIMIENTO
Música hipnotizante
desde este momento me siento ya sedado
la gente aplaude el concierto
y mis oídos están sellados al caos
me siento como un cadáver sobre
un auditorio demócrata
un cura falso, un reno sin vejiga
el dolor cae en masa hacia la decapitación
de mi cuerpo sutil
la escena del crimen es la misma
desde hace siglos
deseo y decepción bailan en un aro de fuego
y una música simple acude en mi ayuda
la del océano.
MAR NEGRO (incertidumbre)
No entiendo el porqué del hombre
ni su consecuencia
no entiendo el comienzo ni el fin
ni donde empieza este círculo
lo blanco y lo negro se fusionan
ya no entiendo que está bien y que está mal
no me hablen del cielo
no me hablen del infierno
toda el agua va hacia el mar
incluyendo el pensamiento
ZONA DE DAÑO
Me rompí la vida
caí en el esófago del miedo
me volví turbo y ajeno
recogí flores negras
descendí a la pulpa de la muerte
y cuando quise regresar
ya era demasiado tarde
Q.E.P.D mi vida.
PARTO X
Umbilicales formas a mi alrededor
mi piel llora de frío
no se qué soy
sólo veo mares de sangre
veo caras con mascaras de hombres
con una alegría de sinfonía en alegretto
no entiendo como pueden contentarse
con tanto llanto
luego
arropado
ya estoy listo para el caos.
MUERTE VERDE
Tuve un sueño de estatuas y valientes
Velorios de soledades
Me tropezaba con ojos acusadores
que me revelaban el incesto del mundo
Y mi ceguera me impedía ver el amor
en esa difusa oscuridad
tuve un sueño de tribus y dragones sin fuego
vi la quijada del desvelo del hombre por morir
como moscardones insistentes de luz
y en la gruta de la gran cueva seguí durmiendo
no viendo las formas de dicha que bailaban a mi alrededor
la tensión se hizo carne y volé hacia las partes más bajas de la tierra
los mapas se hicieron caminos sinuosos de miedo
y soldados sin alma construían demonios vírgenes
sedientos de humillación y letargo ante los pobres
en el esternón de mi alma dibujo leones famélicos
heridos por el caos
y ante tanta critica sigo escribiendo con lagunas negras en mis ojos
con mis huesos desafiantes por el frío y la depresión.
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