jueves, 23 de julio de 2009

La sociedad de los poetas muertos por Carlo Trivelli.

POETA Y NARRADOR.
Miguel Ildefonso conjuga el relato con el vuelo poético del lenguaje.

NOVELA.

LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS


MIGUEL ILDEFONSO PRESENTA HOY SU MÁS RECIENTE LIBRO. SE TRATA, ENTRE OTRAS COSAS, DE UN CANTO A LA FIGURA TRÁGICA DEL POETA EN SOCIEDADES COMO LA NUESTRA


Por: Carlo Trivelli


Miguel Ildefonso parece crear como quien da vueltas de tuerca. Sus dos libros anteriores, “El Paso” y “Hotel Lima”, tenían una temática autobiográfica: su época de estudiante de maestría en la ciudad fronteriza con México, en el primer caso, y su época de estudiante y aspirante a poeta en la oscura y violenta Lima de fines de los años ochenta y principios de los noventa. Ahora, con “El último viaje de Camilo”, Ildefonso retoma ambos universos y los junta para dar pie a un libro intenso y coral, que es él mismo metáfora de varias cosas.

Una historia sirve de hilo conductor: “Paul va tras Camilo en lo que es una búsqueda de una persona, pero también una búsqueda de sus textos. Camilo está vivo en “El Paso”, y “Hotel Lima” es más o menos el libro que él escribe. En este libro, Paul va tras los pasos reales de Camilo, pero también de sus textos y al final entiende que ambos son uno. Ese es el sentido del libro: que al final Camilo integró vida y obra, como muchos poetas que llegan a borrar la frontera entre la vida y la literatura, y terminan inmolándose”.

Esa imagen sirve para dar cuenta de una pléyade de poetas que, como Camilo, vivieron en lo que Miguel Ildefonso llama la orilla al margen del poder: personajes como Luis Hernández, Juan Ojeda, Javier Heraud, Carlos Oliva o Josemari Recalde, que parecen enfrentados (y condenados a perder la pelea) con un mundo de reglas sociales, económicas y políticas que no logra comprenderlos y que agrede su sensibilidad. Todos ellos forman la sociedad de los poetas muertos a los que los personajes (en la ficción) y Miguel Ildefonso (en su formación y su juventud) admiran y sienten como sus verdaderos héroes, los únicos posibles en el mundo contemporáneo.

Fiel a su estilo, Ildefonso no ofrece una narración fácil ni lineal, sino que se hunde en escritos viejos y nos ofrece un palimpsesto desde el cual el lector reconstruye lo sucedido. Hay multiplicidad de voces, cada una con su propio registro, que van configurando la historia de Paul y su búsqueda, pero que no son otra cosa que una reunión de distintos textos, algunos escritos con anterioridad, otros creados ex profeso para este libro. Todo ello funciona como una metáfora de lo que significa la propia tarea del escritor y, a la vez, la de sociedades como la nuestra, que tienen aún como pendiente en su agenda reconstruir su memoria y reconciliarse consigo mismas. Y todo ello fluye a través de un lenguaje ciertamente poético, intenso en sus destellos de melancolía.


Jueves 23 de julio del 2009

Fuente:
Diario “El Comercio”. Sección - Luces.

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