POETA Y GASTRÓNOMO: "Si hay una cocina de autor", yo hago "poesía de autor", se divierte Hinostroza.
Responde: Rodolfo Hinostroza*
Sobre sus libros, los poderes de la poesía y los homenajes.
“La poesía es monopólica, no deja hacer otra cosa”
Por: Gonzalo Pajares Cruzado
Aunque solo hubiera escrito sus dos primeros poemarios, Rodolfo Hinostroza (1941) ya merecería el parnaso literario. Consejero del lobo y Contranatura son libros poderosos que, a pesar del tiempo, siguen impresionando. Integrante de la generación del 60, mañana, a las 7 p.m., se le rinde un merecido homenaje en la Feria del Libro.
¿Qué siente un poeta cuando le llega la hora de los homenajes?
Uno sabe que llegarán. Lo importante es durar hasta que lleguen. A mi edad –tengo 67–, uno adquiere súbitamente importancia, sea lo que sea que haya hecho. Claro, imagino que algo habrá influido mi obra. También está la circunstancia histórica de que la generación del 60, a la que yo represento, ocupa ahora la escena cultural peruana pues, de nuestros antecesores –la generación del 50–, solo sobrevive mi amigo Carlos Germán Belli. Somos su relevo generacional y debemos estar a la altura (ríe).
¿Su generación está a la altura, en términos literarios, de la del 50?
Sí. Los escritores del 50 tuvieron la suerte de ser más numerosos. Sus vocaciones literarias fueron más permanentes y más consolidadas. En mi generación hubo gente que dejó de escribir prematuramente porque, en algunos casos, murió (como Javier Heraud, Luis Hernández) o tuvo algunos avatares. La del 60 fue una generación muy movida, muy dramática; incluso nos dividimos, sufrimos disputas, seguimos distintas tendencias. La del 50 estuvo muy influenciada por los poetas españoles. Recordemos que, en nuestro tiempo, España estaba en decadencia. Nosotros nos imbuimos de otras tradiciones: la alemana (Hernández), la francesa (yo), la inglesa (Lauer), etcétera. Pero creo que nuestros textos se están portando bien (risas).
Consejero del lobo (1965) y Contranatura (1971) fueron importantes. Luego existe la sensación de que su voz poética se apaga.
Es importante la pregunta porque mucha gente siente eso. Yo no dejé de escribir poesía. Sucede que me volví politeísta. La poesía ya no es mi único interés en la vida. Esta es muy monopólica y no nos deja hacer otra cosa. Yo escapé y me diversifiqué: he escrito teatro, cuento, novela, ensayo. Lustra Editores va a presentar la Biblioteca Rodolfo Hinostroza, que constará de 16 volúmenes. Empezamos con Cuentos incompletos, que incluye dos libros de relatos. También tengo tres piezas de teatro. La colección es auspiciada por la Universidad de Ottawa. Mi obra supera las dos mil páginas.
¿No cree que este 'desconocimiento’ se debe a que el poder de sus primeros libros opacó a los siguientes?
Quizás su magia, su misterio, su conjunción perfecta, esté en que reúnen experiencias literarias y vitales. Uno no puede solo jugar con el lenguaje, hay que vivir. Recordemos que fueron escritos en los adorados 60, una época especial donde estaban los Beatles, el neobarroco cubano.
Consejero… lo escribió en Cuba; Contranatura, en Francia.
Sí. En plena Revolución Cubana y después de vivir Mayo del 68, que fue un golpe de modernidad. Se desbordaron una serie de barreras: a la vida, a la imaginación. Un poeta debe conciliar una vida bastante intensa, involucrarse en muchos asuntos –aunque sean locos– y expresarse de una manera moderna, con la lengua de su época. Estos requisitos, creo, se cumplen en mis libros.
¿Los poetas del 50 se dedicaron a escribir y los del 60, a vivir?
Sí, pero recordemos que nosotros también hemos escrito… y mucho. Por ejemplo, Marco Martos publica un libro al año. Yo tengo 16.
¿Qué siente un poeta cuando le llega la hora de los homenajes?
Uno sabe que llegarán. Lo importante es durar hasta que lleguen. A mi edad –tengo 67–, uno adquiere súbitamente importancia, sea lo que sea que haya hecho. Claro, imagino que algo habrá influido mi obra. También está la circunstancia histórica de que la generación del 60, a la que yo represento, ocupa ahora la escena cultural peruana pues, de nuestros antecesores –la generación del 50–, solo sobrevive mi amigo Carlos Germán Belli. Somos su relevo generacional y debemos estar a la altura (ríe).
¿Su generación está a la altura, en términos literarios, de la del 50?
Sí. Los escritores del 50 tuvieron la suerte de ser más numerosos. Sus vocaciones literarias fueron más permanentes y más consolidadas. En mi generación hubo gente que dejó de escribir prematuramente porque, en algunos casos, murió (como Javier Heraud, Luis Hernández) o tuvo algunos avatares. La del 60 fue una generación muy movida, muy dramática; incluso nos dividimos, sufrimos disputas, seguimos distintas tendencias. La del 50 estuvo muy influenciada por los poetas españoles. Recordemos que, en nuestro tiempo, España estaba en decadencia. Nosotros nos imbuimos de otras tradiciones: la alemana (Hernández), la francesa (yo), la inglesa (Lauer), etcétera. Pero creo que nuestros textos se están portando bien (risas).
Consejero del lobo (1965) y Contranatura (1971) fueron importantes. Luego existe la sensación de que su voz poética se apaga.
Es importante la pregunta porque mucha gente siente eso. Yo no dejé de escribir poesía. Sucede que me volví politeísta. La poesía ya no es mi único interés en la vida. Esta es muy monopólica y no nos deja hacer otra cosa. Yo escapé y me diversifiqué: he escrito teatro, cuento, novela, ensayo. Lustra Editores va a presentar la Biblioteca Rodolfo Hinostroza, que constará de 16 volúmenes. Empezamos con Cuentos incompletos, que incluye dos libros de relatos. También tengo tres piezas de teatro. La colección es auspiciada por la Universidad de Ottawa. Mi obra supera las dos mil páginas.
¿No cree que este 'desconocimiento’ se debe a que el poder de sus primeros libros opacó a los siguientes?
Quizás su magia, su misterio, su conjunción perfecta, esté en que reúnen experiencias literarias y vitales. Uno no puede solo jugar con el lenguaje, hay que vivir. Recordemos que fueron escritos en los adorados 60, una época especial donde estaban los Beatles, el neobarroco cubano.
Consejero… lo escribió en Cuba; Contranatura, en Francia.
Sí. En plena Revolución Cubana y después de vivir Mayo del 68, que fue un golpe de modernidad. Se desbordaron una serie de barreras: a la vida, a la imaginación. Un poeta debe conciliar una vida bastante intensa, involucrarse en muchos asuntos –aunque sean locos– y expresarse de una manera moderna, con la lengua de su época. Estos requisitos, creo, se cumplen en mis libros.
¿Los poetas del 50 se dedicaron a escribir y los del 60, a vivir?
Sí, pero recordemos que nosotros también hemos escrito… y mucho. Por ejemplo, Marco Martos publica un libro al año. Yo tengo 16.
¿Acepta el calificativo de simbolista?
No. La poesía moderna no tiene calificativos. No hay escuelas. Ni siquiera la gastronomía tiene escuelas. Ahora domina la 'cocina de autor’. En la 'poesía de autor’ pasa lo mismo. Como en la gastronomía, uno se apropia de lo que le da la gana y hace su propio menjunje. Eso es lo que siempre he hecho.
Tradujo a Le Clèzio. Parte del Nobel es suyo...
(Ríe). Aunque traducir es un acto de creación, no hay que exagerar. Él es un hombre muy interesante, preocupado por las culturas del Tercer Mundo. Soy un entusiasta de su obra. Mereció el Nobel.
* Rodolfo Hinostroza ha recibido la Beca Guggenheim. Viajará a Sri Lanka donde escribirá su nuevo poemario politeísta: Dioses.
29/07/2009
Fuente:
Diario: “Perú 21”.
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