sábado, 13 de febrero de 2010

“RESCATE DE UN PENSADOR” POR GUSTAVO SANTIAGO.


Crítica de libros / Filosofía

“RESCATE DE UN PENSADOR”

Por: Gustavo Santiago

Gilles Deleuze llamaba "plano de inmanencia" a una suerte de superficie prefilosófica sobre la que se deslizan los conceptos. Es el supuesto que cada filósofo asume acerca de qué significa pensar. Dos filósofos que no comparten un mismo plano de inmanencia no pueden siquiera discutir, porque no cuentan con el terreno común imprescindible sobre el que situar la disputa. Por el contrario, cuando dos o más filósofos comparten un mismo plano, las conexiones que entre ellos se establecen son múltiples, potentes, enriquecedoras.

Dos editoriales argentinas, La Cebra y Cactus, han posibilitado en los últimos años que los lectores de habla hispana vislumbren el plano de inmanencia habitado por una serie de filósofos: algunos de máxima actualidad (Baruch Spinoza, Friedrich Nietzsche, Deleuze), otros que parecían destinados al olvido (Henri Bergson y William James) y ciertas "estrellas menores" como ...tienne Geoffroy Saint-Hilaire y Gilbert Simondon.

Simondon (1924-1989) se doctoró en filosofía en 1958 con una tesis titulada La individuación a la luz de las nociones de forma y de información . A pesar de ser un pensador destacado en su tiempo -especialmente por sus investigaciones en torno a la tecnología-, su tesis recién fue publicada en forma íntegra en francés en 2005. Es un texto arduo, en el que el filósofo plantea su particular concepción acerca del despliegue de lo viviente empleando nociones de física, psicología, biología y filosofía.

El problema que opera como eje de la investigación es el del estatus ontológico del individuo y, en relación con él, el de las posibilidades de interrelación que pueden llevar a un individuo a constituir algún tipo de grupo colectivo. Simondon plantea que "la individuación es el advenimiento de un momento del ser que no es primero". El ser es "polifásico": en su devenir atraviesa diversas fases, una de las cuales es la individuación. Pero el individuo no es sólo el resultado de un proceso. El hecho de que la individuación sea una de las etapas del ser y no la primera lleva al autor a postular la existencia de una fase preindividual (aquella sobre la que se operará la individuación). Esto resulta crucial porque, para él, en cada individuo queda siempre un remanente de esa fase preindividual, que es lo que le permite entrar en contacto con los demás. La conformación de una comunidad no se produce por una simple adición de individuos, sino que es ese resto preindividual que subsiste en cada uno lo que permite que tenga lugar una individuación mayor, como la que podría constituir una comunidad: "El ingreso en lo colectivo debe ser concebido como una individuación suplementaria, que apela a una carga de naturaleza preindividual que es llevada por los seres vivientes".

Algo que quizá explique por qué el pensamiento de Simondon ha sido poco menos que ignorado durante estos años es que sus ideas atentan contra el núcleo del pensamiento aristotélico, que ha llegado a formar parte del sentido común de Occidente. Así, la noción de forma es impugnada en función del carácter polifásico del ser; la de identidad es arrasada por el devenir y la multiplicidad; el orden presupuesto por la distinción de géneros y especies cae ante un orden "transductivo", proclive a las discontinuidades. Pero también este tipo de planteos ayuda a entender hasta qué punto su pensamiento forma parte de esa constelación de filósofos mencionados al comienzo. De ahí que esta posibilidad de acceder a su obra sea valiosa en sí misma pero, además, como aporte para una mayor comprensión de aquellos autores. Esto no implica reducir a Simondon al papel de mero precursor de Deleuze. Pero poner a funcionar conjuntamente la maquinaria filosófica de Spinoza, Nietzsche, Bergson, Simondon y Deleuze permitirá disfrutar de la armónica resonancia que se manifiesta en el "decir lo mismo y también otra cosa" de quienes comparten un mismo plano de inmanencia.

© LA NACION

13/02/2010

Fuente:
Diario “La Nación” Suplemento ADN CULTURA

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