“ALGUNOS TRAZOS, ACERCA DE LA POESÍA DE ROGER GARCÍA CLAVO”
Por: Alejandro Medina Bustinza (Apurunku)
¿Quién no ha escuchado hablar de la selva, de sus infinitos elementos y boscajes haciéndonos erizar la piel de gallina? ¿Quién no ha soñado aventurarse por el río grande de la Amazonía, o caminando sobre hojas secas y troncos enormes bajo arboledas elevadas y fauna salvaje? ¿Quién no ha percibido hablar de los naufragios en alta mar, o pescando desde un embarcadero a modo de Ernesto Hemingway, o queriendo viajar por las profundidades en alguna nave soñada por Julio Verne?
Hablar de la selva, de sus ríos, árboles, lo mismo del mar, de sus olas, sus hombres y mujeres pescadores conviviendo con la naturaleza del agua, desde la playa, desde la orilla o sobre las aguas, es hablar de todo un fenómeno tan complejo y tan simple a la vez, donde todos aquellos elementos constituyen continuidades de vida orgánica, tan recíprocas entre si, en sus relaciones internas y externas, existiendo en estrecha correspondencia, en el conjunto de sus partículas y generalidades como organismos vivientes en un todo, es decir, donde ningunos existen aislados ni al margen del otro. Y por lo mismo, están señalados a experimentar los cambios constantes en su naturaleza. En este habitad el hombre no deja de ser parte de todos, y como tal sus relaciones naturales y sociales están marcadas profundamente con el resto de los elementos que le rodea: ríos, árboles, orillas, mar, olas, pájaros, bote etc. Diremos mejor, el hombre es acaso producto de todo este proceso constante de vida natural y social, y como tal participa transformando su medio, debido a su alta capacidad de pensamiento, lenguaje, y elaboración del conocimiento adquirido acerca del mundo donde vive en base a su inter relación con los demás elementos que le rodea.
Esta es la sensación que he tenido en mi entendimiento al leer el texto “Poemas encontrados” del joven poeta, maestro de escuela, amigo y consocio del Gremio de Escritores del Perú, Roger García Clavo, porque en su poesía encuentro lineamientos que surgen de una sola matriz: la vida, y por lo mismo es tan exquisita, tan propia, y tan nuestro, en su magnitud verbal, como en la riqueza de imágenes sensoriales y la encarnación de los elementos referidos que contiene el texto: el río, el mar, las aguas, los bosques, los hombres amando terriblemente en las orillas o desde las orillas peleando y defendiendo por los que creen que les pertenecen: La selva, el mar, la tierra, el cielo, las piedras el aire, el mismo hombre, es decir…todos, sin que falte ninguno, tan solamente todos para formar la vida. Siempre insistiremos, que escribir poesía es crear nuevas posibilidades de emociones humanas, a través de la combinación adecuada de las palabras, donde participan no sólo el poeta como creador, sino también ciertas capacidades espirituales: como la imaginación, la maestría para escribir un poema que viene a ser sino producto de la práctica, el buen uso del lenguaje poético, la idea creadora, los recursos expresivos etc. Esto significa transformar los poderes del lenguaje hacia la intensidad verbal de los mensajes, con la armonía rítmica y la musicalidad interior que toda poesía debe poseer.
En los poemas de Roger, encuentro precisamente estas cualidades que a diferencia de su anterior poemario CAMINO DE SERPIENTE, texto de gran valor poético, de corte lírico, y canto del río y de su recorrido, donde el poeta busca sus raíces y los halla en los mismos caminos de las serpientes, es decir en los ríos, en las flores y árboles de la selva, y nos comunica de su mundo amazónico, para hablarnos nuevamente del Apu río, y de sus silbidos con la libertad del viento. En cambio, en los poemas encontrados, bien podemos advertir su madurez, su trabajo comprometido de artesano de la palabra, preocupado en la insistencia de labrar cada vez mejor sus obras poéticas, y porque presenta también, casi en todos sus versos, elevadas connotaciones de imágenes, símbolos, produciéndonos emociones múltiples de goce estético. Leamos estas líneas:
“… El viento y tus orillas / implican trenzas por labrar cerros de retama / aún cuando el pajarillo sin Mar / silba el ritmo de un carnaval bandido…”. Pág. 14
En ésta, lo mejor que podemos percibir del autor de poemas encontrados, es la fuerza y ternura de su propia voz que ya lo tenía desde el anterior texto, pero en esta vez, llega con mayor resonancia poética, abriéndose paso contra la marginación como hábil constructor de la vida, a través de la palabra, y al mismo tiempo, como tiene que ser así, no deja de transmitirnos su opción filosófica, política, ideológica, y lo hace muy bien, manteniendo en el fondo y la forma de su trabajo poético, la esencia de la poesía. No se hace notar su tendencia de manera especial, porque la tendencia debe surgir con la naturalidad de las situaciones verbales y la acción emocional que deberá provocarse en los lectores, cumpliendo así su objetivo de reflejar los conflictos sociales pero de manera estética, artística, para constituirse como arte.
La poesía de Roger, está llena de llamaradas encendidas que arden en lo que él cree como poeta y propone como poeta, como hombre y creador, escribe con la sensibilidad social y desde la orilla de la clase social en el que el poeta se ubica, es decir, desde la colectividad, desde una perspectiva mayoritaria. Nos manifiesta en sus poemas, las dos vertientes de la vida: el mar y el río. Esto significa, el final y nuevamente el inicio, tal vez por eso, en su estructura del poemario, el texto contiene dos partes esenciales: “Encuentros con Mar” y “Hombres de Mayo”, veamos unas líneas:
“Mar, / no abras la espina que no me deja ser dolor / no amuralles el río con sombras oscuras / que no me dejaría ser la edad de ese río, / no abras la florcilla / que no entendería ser miel….” Pág. 18
En los primeros poemas del texto, el poeta hace la frontal interrogante hacia EL MAR, es decir al mundo, a la vida. Encuentra la respuesta en la más absoluta desolación de la falta de valores en los hombres, de la falta del calor humano, y advierte la vergüenza de la mesa desde su vacío inmenso, de la miseria del hombre para con el hombre:
“… Te preguntarás mar / ¿qué hubo en la mesa? / te diré: ¡mucha vergüenza Mar, mucha vergüenza!” Pág. 13
En otro, el poeta convertido en pajarillo, vuelve hacer referencias al mar, (es decir a la unidad, a la conglomeración de las masas) tratando de atrapar el canto de sus olas, de sus brazos, de su sombra, para levantarse desde la mayoría con su voz, con sus orillas y haciendo conocer la necesidad de crear un lenguaje universal, una manera integral para enfrentarse contra el vacío y la vergüenza de la mesa, contra el hambre, contra la injusticia. Leamos unos versos:
“… ¡qué decirte mar! / si todos antojamos un lenguaje / contra el hambre…” Pág. 18
El poeta convertido en poesía, quiero decir el hombre expresándose en comunión a través del arte, no se presenta aislado del resto de los elementos del mundo, mucho menos del mar, ni del río. El poeta se dirige a ellos con su cosmos de carne y hueso, lo reconoce al mar y al río como a un hermano más, con quienes mantiene orígenes comunes, raíces enclavadas en la vida, en la tierra de las tijeras, de los huaynos, socavones, arados, de conglomeradas protestas ensangrentadas de un pueblo direccionando su destino sin hambre. Leamos:
“... Mar / nuestras raíces / está en el zumbayllu de nuestros corazones / con sus tijeras y sus wifalas /… Mar, nuestras raíces está en el Perú / en sus hombres de socavones / arados y cocinas / Está en sus aulas cuadrúpedas / en sus avenidas / en sus cruces y protestas…” Pág.21 – 22
Cierra esta primera parte del texto, con un poema “Hasta la persistencia”, a mi parecer y gusto, de enorme carga emocional, sugestiva y de gran calibre verbal en su forma como en su contenido. Es un canto a la esperanza, al logro, como producto de la persistencia y de la resistencia contra el despojo, el despido, el encarcelamiento de los sueños. El poeta hace saber al mar, (porque para el poeta el mar simboliza a todos los hombres conglomerados, unidos) hace saber el aliento que después de tantos despojos, los humanos los estamos al fin recuperando. Ganando a la oscuridad. Leamos lo que nos dice: “Mar/ esta vez con todo lo dicho / y ajustando más miseria/ sueños, abrazos / tristezas, esperanzas/ y todo lo exclamado/ los estamos ganando…” Pág.27
En la segunda parte de este hermoso libro, aparece un conjunto de poemas con el título de “Hombres de Mayo”, quienes forman la continuidad del primero, pero aquellos están escritos a manera de canto inexorable a los hombres de las orillas del río Mayo, de allá de Moyobamba, Amazonas, ¿acaso del Camporredondo donde nació el poeta, del sol y la lluvia, de los botes y las hormigas?, ¡Quién sabe, que provenga de los árboles o las voces de tahuiscos y paucares…!
Encontraremos también, que en la poesía de Roger prosigue haciéndose rítmica, porque es la exigencia de los requerimientos para escribir poesía, y felizmente el poeta no desajena a estos requerimientos cuando escribió “Hombres de Mayo”. Aquí resalta a los hombres de las orillas verdes, con sus estallidos y ganas de gritar contra el hambre, contra la indiferencia de un oficialismo insensible y violento, frente a los hombres humanos que sólo defienden sus árboles, sus aguas, sus ríos, con el sol sobre sus espaldas, machete en mano, noches de pesca, corazón de aguas que nos quema la sangre. Leamos:
“Hombres de Mayo / alista tus palos para la pelea o para la siembra…” “… Alista todos tus dioses / para enfrentar al fusil y al estado / alista tus huellas para tocar todas tus necesidades…”
“Alistémonos hombres de Mayo / todas las palabras para defendernos / como si fueran estacas con dirección al cielo. / Alista mi corazón y mi pecho / para atrapar todos estos momentos…” Pág. 41- 42
Finalmente, puedo decir acerca del tono, el ritmo y la acentuación expresada en los poemas de Roger, que nos hacen pensar en su actitud comprometida y permanente, frente a los hechos históricos que acontecen en el mundo, y el estado de ánimo elevado que nos transmite y nos contagia cuando leemos sus versos. En ellos, podemos reconocer el aspecto significativo del lenguaje y la musicalidad que conlleva cada palabra. Bien por el poeta, bien por la poesía, me queda sino felicitar a Roger García Clavo, por esta manera de batallar con la palabra, comprometido y consciente de lo que hace y dice, y hago mío sus sueños, y es mi deseo ferviente a que prosiga entregándonos más pronto que próximo nuevos trabajos de su persistente creatividad. Seguro que será así. Por ahora eso es todo…
¿Quién no ha escuchado hablar de la selva, de sus infinitos elementos y boscajes haciéndonos erizar la piel de gallina? ¿Quién no ha soñado aventurarse por el río grande de la Amazonía, o caminando sobre hojas secas y troncos enormes bajo arboledas elevadas y fauna salvaje? ¿Quién no ha percibido hablar de los naufragios en alta mar, o pescando desde un embarcadero a modo de Ernesto Hemingway, o queriendo viajar por las profundidades en alguna nave soñada por Julio Verne?
Hablar de la selva, de sus ríos, árboles, lo mismo del mar, de sus olas, sus hombres y mujeres pescadores conviviendo con la naturaleza del agua, desde la playa, desde la orilla o sobre las aguas, es hablar de todo un fenómeno tan complejo y tan simple a la vez, donde todos aquellos elementos constituyen continuidades de vida orgánica, tan recíprocas entre si, en sus relaciones internas y externas, existiendo en estrecha correspondencia, en el conjunto de sus partículas y generalidades como organismos vivientes en un todo, es decir, donde ningunos existen aislados ni al margen del otro. Y por lo mismo, están señalados a experimentar los cambios constantes en su naturaleza. En este habitad el hombre no deja de ser parte de todos, y como tal sus relaciones naturales y sociales están marcadas profundamente con el resto de los elementos que le rodea: ríos, árboles, orillas, mar, olas, pájaros, bote etc. Diremos mejor, el hombre es acaso producto de todo este proceso constante de vida natural y social, y como tal participa transformando su medio, debido a su alta capacidad de pensamiento, lenguaje, y elaboración del conocimiento adquirido acerca del mundo donde vive en base a su inter relación con los demás elementos que le rodea.
Esta es la sensación que he tenido en mi entendimiento al leer el texto “Poemas encontrados” del joven poeta, maestro de escuela, amigo y consocio del Gremio de Escritores del Perú, Roger García Clavo, porque en su poesía encuentro lineamientos que surgen de una sola matriz: la vida, y por lo mismo es tan exquisita, tan propia, y tan nuestro, en su magnitud verbal, como en la riqueza de imágenes sensoriales y la encarnación de los elementos referidos que contiene el texto: el río, el mar, las aguas, los bosques, los hombres amando terriblemente en las orillas o desde las orillas peleando y defendiendo por los que creen que les pertenecen: La selva, el mar, la tierra, el cielo, las piedras el aire, el mismo hombre, es decir…todos, sin que falte ninguno, tan solamente todos para formar la vida. Siempre insistiremos, que escribir poesía es crear nuevas posibilidades de emociones humanas, a través de la combinación adecuada de las palabras, donde participan no sólo el poeta como creador, sino también ciertas capacidades espirituales: como la imaginación, la maestría para escribir un poema que viene a ser sino producto de la práctica, el buen uso del lenguaje poético, la idea creadora, los recursos expresivos etc. Esto significa transformar los poderes del lenguaje hacia la intensidad verbal de los mensajes, con la armonía rítmica y la musicalidad interior que toda poesía debe poseer.
En los poemas de Roger, encuentro precisamente estas cualidades que a diferencia de su anterior poemario CAMINO DE SERPIENTE, texto de gran valor poético, de corte lírico, y canto del río y de su recorrido, donde el poeta busca sus raíces y los halla en los mismos caminos de las serpientes, es decir en los ríos, en las flores y árboles de la selva, y nos comunica de su mundo amazónico, para hablarnos nuevamente del Apu río, y de sus silbidos con la libertad del viento. En cambio, en los poemas encontrados, bien podemos advertir su madurez, su trabajo comprometido de artesano de la palabra, preocupado en la insistencia de labrar cada vez mejor sus obras poéticas, y porque presenta también, casi en todos sus versos, elevadas connotaciones de imágenes, símbolos, produciéndonos emociones múltiples de goce estético. Leamos estas líneas:
“… El viento y tus orillas / implican trenzas por labrar cerros de retama / aún cuando el pajarillo sin Mar / silba el ritmo de un carnaval bandido…”. Pág. 14
En ésta, lo mejor que podemos percibir del autor de poemas encontrados, es la fuerza y ternura de su propia voz que ya lo tenía desde el anterior texto, pero en esta vez, llega con mayor resonancia poética, abriéndose paso contra la marginación como hábil constructor de la vida, a través de la palabra, y al mismo tiempo, como tiene que ser así, no deja de transmitirnos su opción filosófica, política, ideológica, y lo hace muy bien, manteniendo en el fondo y la forma de su trabajo poético, la esencia de la poesía. No se hace notar su tendencia de manera especial, porque la tendencia debe surgir con la naturalidad de las situaciones verbales y la acción emocional que deberá provocarse en los lectores, cumpliendo así su objetivo de reflejar los conflictos sociales pero de manera estética, artística, para constituirse como arte.
La poesía de Roger, está llena de llamaradas encendidas que arden en lo que él cree como poeta y propone como poeta, como hombre y creador, escribe con la sensibilidad social y desde la orilla de la clase social en el que el poeta se ubica, es decir, desde la colectividad, desde una perspectiva mayoritaria. Nos manifiesta en sus poemas, las dos vertientes de la vida: el mar y el río. Esto significa, el final y nuevamente el inicio, tal vez por eso, en su estructura del poemario, el texto contiene dos partes esenciales: “Encuentros con Mar” y “Hombres de Mayo”, veamos unas líneas:
“Mar, / no abras la espina que no me deja ser dolor / no amuralles el río con sombras oscuras / que no me dejaría ser la edad de ese río, / no abras la florcilla / que no entendería ser miel….” Pág. 18
En los primeros poemas del texto, el poeta hace la frontal interrogante hacia EL MAR, es decir al mundo, a la vida. Encuentra la respuesta en la más absoluta desolación de la falta de valores en los hombres, de la falta del calor humano, y advierte la vergüenza de la mesa desde su vacío inmenso, de la miseria del hombre para con el hombre:
“… Te preguntarás mar / ¿qué hubo en la mesa? / te diré: ¡mucha vergüenza Mar, mucha vergüenza!” Pág. 13
En otro, el poeta convertido en pajarillo, vuelve hacer referencias al mar, (es decir a la unidad, a la conglomeración de las masas) tratando de atrapar el canto de sus olas, de sus brazos, de su sombra, para levantarse desde la mayoría con su voz, con sus orillas y haciendo conocer la necesidad de crear un lenguaje universal, una manera integral para enfrentarse contra el vacío y la vergüenza de la mesa, contra el hambre, contra la injusticia. Leamos unos versos:
“… ¡qué decirte mar! / si todos antojamos un lenguaje / contra el hambre…” Pág. 18
El poeta convertido en poesía, quiero decir el hombre expresándose en comunión a través del arte, no se presenta aislado del resto de los elementos del mundo, mucho menos del mar, ni del río. El poeta se dirige a ellos con su cosmos de carne y hueso, lo reconoce al mar y al río como a un hermano más, con quienes mantiene orígenes comunes, raíces enclavadas en la vida, en la tierra de las tijeras, de los huaynos, socavones, arados, de conglomeradas protestas ensangrentadas de un pueblo direccionando su destino sin hambre. Leamos:
“... Mar / nuestras raíces / está en el zumbayllu de nuestros corazones / con sus tijeras y sus wifalas /… Mar, nuestras raíces está en el Perú / en sus hombres de socavones / arados y cocinas / Está en sus aulas cuadrúpedas / en sus avenidas / en sus cruces y protestas…” Pág.21 – 22
Cierra esta primera parte del texto, con un poema “Hasta la persistencia”, a mi parecer y gusto, de enorme carga emocional, sugestiva y de gran calibre verbal en su forma como en su contenido. Es un canto a la esperanza, al logro, como producto de la persistencia y de la resistencia contra el despojo, el despido, el encarcelamiento de los sueños. El poeta hace saber al mar, (porque para el poeta el mar simboliza a todos los hombres conglomerados, unidos) hace saber el aliento que después de tantos despojos, los humanos los estamos al fin recuperando. Ganando a la oscuridad. Leamos lo que nos dice: “Mar/ esta vez con todo lo dicho / y ajustando más miseria/ sueños, abrazos / tristezas, esperanzas/ y todo lo exclamado/ los estamos ganando…” Pág.27
En la segunda parte de este hermoso libro, aparece un conjunto de poemas con el título de “Hombres de Mayo”, quienes forman la continuidad del primero, pero aquellos están escritos a manera de canto inexorable a los hombres de las orillas del río Mayo, de allá de Moyobamba, Amazonas, ¿acaso del Camporredondo donde nació el poeta, del sol y la lluvia, de los botes y las hormigas?, ¡Quién sabe, que provenga de los árboles o las voces de tahuiscos y paucares…!
Encontraremos también, que en la poesía de Roger prosigue haciéndose rítmica, porque es la exigencia de los requerimientos para escribir poesía, y felizmente el poeta no desajena a estos requerimientos cuando escribió “Hombres de Mayo”. Aquí resalta a los hombres de las orillas verdes, con sus estallidos y ganas de gritar contra el hambre, contra la indiferencia de un oficialismo insensible y violento, frente a los hombres humanos que sólo defienden sus árboles, sus aguas, sus ríos, con el sol sobre sus espaldas, machete en mano, noches de pesca, corazón de aguas que nos quema la sangre. Leamos:
“Hombres de Mayo / alista tus palos para la pelea o para la siembra…” “… Alista todos tus dioses / para enfrentar al fusil y al estado / alista tus huellas para tocar todas tus necesidades…”
“Alistémonos hombres de Mayo / todas las palabras para defendernos / como si fueran estacas con dirección al cielo. / Alista mi corazón y mi pecho / para atrapar todos estos momentos…” Pág. 41- 42
Finalmente, puedo decir acerca del tono, el ritmo y la acentuación expresada en los poemas de Roger, que nos hacen pensar en su actitud comprometida y permanente, frente a los hechos históricos que acontecen en el mundo, y el estado de ánimo elevado que nos transmite y nos contagia cuando leemos sus versos. En ellos, podemos reconocer el aspecto significativo del lenguaje y la musicalidad que conlleva cada palabra. Bien por el poeta, bien por la poesía, me queda sino felicitar a Roger García Clavo, por esta manera de batallar con la palabra, comprometido y consciente de lo que hace y dice, y hago mío sus sueños, y es mi deseo ferviente a que prosiga entregándonos más pronto que próximo nuevos trabajos de su persistente creatividad. Seguro que será así. Por ahora eso es todo…
Apurunku
Callao, verano 2010
Nota:
* Discurso crítico del poeta Alejandro Medina Bustinza, (Apurunku) al libro “Poemas encontrados” de Roger García Clavo, en la presentación de dicha obra en el Club departamental Puno ubicado en Lima el día 06-01-2010, en los Miércoles Culturales organizado por el Gremio del Escritores del Perú.
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