“LA FAMILIA ETIMOLÓGICA DE DANTE”
Por: César Boyd Brenis
Son pocos los que agregan a la lengua palabras cuya raíz etimológica es su propio nombre. Son pocos los que nunca aburren. Son pocos los que forman parte de todos los tiempos porque hasta parecen la propia sombra de los siglos.
Veintiuno – mayo – mil doscientos sesenta y cinco: Fue el día elegido por Dios para el nacimiento de un nombre destinado a ser de la etimología: Dante Alighieri. (Hagamos la precisión del significado de etimología: “origen de las palabras, razón de su existencia, de su significado y de su forma”.)
Este italiano es esa sensación del no transcurrir, del estarse quieto como un clásico indudable. Con él se ha llegado a engrandecer el idioma y a pensar una familia de signos lingüísticos (palabras) pertenecientes a su esencia y contundencia, y cuya utilización en el hablar perdurará hasta el reducto más lejano del tiempo. Para muestra bastan las siguientes categorías gramaticales, cuyos significados me he tomado la libertad de reproducir y/o agregar y/o trasgredir.
1. Dante: sustantivo propio; poeta, escritor, pensador político y filósofo nacido en Florencia, conocido como “il Sommo Poeta” (El poeta supremo).
2. Dantesco: adjetivo; perteneciente o relativo a Dante o a su obra. Ejemplo a la palestra: La guerra interna de los ochenta y la dictadura fujimorista llegan a nuestra memoria como episodios dantescos.
3. Dantear: verbo en infinitivo; acción de hablar sobre Dante o su pensamiento; se conjuga como el verbo fantasear. Ejemplo: En los reclamos y en las batallas, los peruanos danteamos dirigiéndonos al triunfo.De dicho verbo se pueden extraer el gerundio “danteando”, el participio “danteado” y el adverbio “dantescamente”.
Para el primero, el ejemplo es el siguiente (a modo de alegoría): En la sierra central danteando van los policías hacia los infiernos senderistas. Para el segundo (a modo de esperanza): Se ha danteado suficiente, la realidad del país está girando. Y para el tercero: En el último libro de su vida, César Vallejo describe a España dantescamente.
Existe además el indefinido “dantidad”, que aparte de ser una palabra de una sonoridad notoria, es símbolo exclusivo de la contundencia de este poeta italiano, fiel a su frase: “Sé firme como una torre, cuya cúspide no se doblega jamás al embate de los tiempos”. De esa manera, La Dantidad (así, con mayúsculas) es lo que nos ha dejado en el devenir esa semilla de su Poesía (también con mayúscula) donde los sensibles habitamos.
Pero ¿qué sentido tiene lo dantesco? Gran parte del pensamiento de Dante consta en su monumental obra La Divina Comedia, en donde el personaje recorre infierno, purgatorio y cielo en busca de Beatriz. Dicho pensamiento se puede tomar en dos sentidos casi antagónicos.
El primero, es la odiseaca búsqueda del hombre cuyos sufrimientos se multiplican en el transcurrir de la existencia; hay un sentido de emotividad, de pasión, de irracionalidad.
El segundo, es la victoria total, el internamiento en lo sagrado, la paz perpetua; pues el encuentro con Beatriz (símbolo de fe) es el clímax de su obra, tanto como la cúspide de la vida.
Por lo tanto, “lo dantesco” posee un contenido semántico (significado) que puede ir por dos vías distintas: el dolor pasional y, por el contrario, la posesión celestial. De esa forma, sólo podemos dejar que los contextos del habla diaria pongan su cuota de sentido para entender lo que rodea a Dante y su pensamiento.
Por otro lado, algo seguro es que el Perú es dantesco, pero no se sabe en qué forma ni sentido; no se sabe si es el infierno o el cielo, se desconoce si estamos subiendo al desarrollo o cayendo a la inmoralidad y la inconsciencia. Ya nadie conoce el camino, en contraposición directa a la frase de Dante: “Quien sabe de dolor, lo sabe todo”.
21/05/2010
Fuente:
Diario “La Industria” de Chiclayo
Veintiuno – mayo – mil doscientos sesenta y cinco: Fue el día elegido por Dios para el nacimiento de un nombre destinado a ser de la etimología: Dante Alighieri. (Hagamos la precisión del significado de etimología: “origen de las palabras, razón de su existencia, de su significado y de su forma”.)
Este italiano es esa sensación del no transcurrir, del estarse quieto como un clásico indudable. Con él se ha llegado a engrandecer el idioma y a pensar una familia de signos lingüísticos (palabras) pertenecientes a su esencia y contundencia, y cuya utilización en el hablar perdurará hasta el reducto más lejano del tiempo. Para muestra bastan las siguientes categorías gramaticales, cuyos significados me he tomado la libertad de reproducir y/o agregar y/o trasgredir.
1. Dante: sustantivo propio; poeta, escritor, pensador político y filósofo nacido en Florencia, conocido como “il Sommo Poeta” (El poeta supremo).
2. Dantesco: adjetivo; perteneciente o relativo a Dante o a su obra. Ejemplo a la palestra: La guerra interna de los ochenta y la dictadura fujimorista llegan a nuestra memoria como episodios dantescos.
3. Dantear: verbo en infinitivo; acción de hablar sobre Dante o su pensamiento; se conjuga como el verbo fantasear. Ejemplo: En los reclamos y en las batallas, los peruanos danteamos dirigiéndonos al triunfo.De dicho verbo se pueden extraer el gerundio “danteando”, el participio “danteado” y el adverbio “dantescamente”.
Para el primero, el ejemplo es el siguiente (a modo de alegoría): En la sierra central danteando van los policías hacia los infiernos senderistas. Para el segundo (a modo de esperanza): Se ha danteado suficiente, la realidad del país está girando. Y para el tercero: En el último libro de su vida, César Vallejo describe a España dantescamente.
Existe además el indefinido “dantidad”, que aparte de ser una palabra de una sonoridad notoria, es símbolo exclusivo de la contundencia de este poeta italiano, fiel a su frase: “Sé firme como una torre, cuya cúspide no se doblega jamás al embate de los tiempos”. De esa manera, La Dantidad (así, con mayúsculas) es lo que nos ha dejado en el devenir esa semilla de su Poesía (también con mayúscula) donde los sensibles habitamos.
Pero ¿qué sentido tiene lo dantesco? Gran parte del pensamiento de Dante consta en su monumental obra La Divina Comedia, en donde el personaje recorre infierno, purgatorio y cielo en busca de Beatriz. Dicho pensamiento se puede tomar en dos sentidos casi antagónicos.
El primero, es la odiseaca búsqueda del hombre cuyos sufrimientos se multiplican en el transcurrir de la existencia; hay un sentido de emotividad, de pasión, de irracionalidad.
El segundo, es la victoria total, el internamiento en lo sagrado, la paz perpetua; pues el encuentro con Beatriz (símbolo de fe) es el clímax de su obra, tanto como la cúspide de la vida.
Por lo tanto, “lo dantesco” posee un contenido semántico (significado) que puede ir por dos vías distintas: el dolor pasional y, por el contrario, la posesión celestial. De esa forma, sólo podemos dejar que los contextos del habla diaria pongan su cuota de sentido para entender lo que rodea a Dante y su pensamiento.
Por otro lado, algo seguro es que el Perú es dantesco, pero no se sabe en qué forma ni sentido; no se sabe si es el infierno o el cielo, se desconoce si estamos subiendo al desarrollo o cayendo a la inmoralidad y la inconsciencia. Ya nadie conoce el camino, en contraposición directa a la frase de Dante: “Quien sabe de dolor, lo sabe todo”.
21/05/2010
Fuente:
Diario “La Industria” de Chiclayo
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