lunes, 28 de junio de 2010

“ESTUARDO NÚÑEZ Y SU GENERACIÓN” POR RICARDO GONZÁLEZ VIGIL.

LETRA VIVA

“ESTUARDO NÚÑEZ Y SU GENERACIÓN”

Por: Ricardo González Vigil

Con fecundidad inusitada, Manuel Pantigoso (Lima, 1936) no cesa de entregarnos obras que prueban la plenitud literaria e intelectual que ha alcanzado en las dos últimas décadas: sus poemarios, incluyendo antologías personales en español y portugués; y sus estudios totalizantes sobre temas que viene investigando continua y sistemáticamente desde su juventud: la trayectoria pictórica de su padre Manuel Domingo Pantigoso; Gamaliel Churata y el Grupo Orkopata; la didáctica de la interpretación de los textos literarios y la importancia de la educación por el arte. Como dando fe del relieve de esas contribuciones, Pantigoso ha recibido las Palmas Magisteriales en el Grado de Maestro (2000), el Premio Publicación Thesaurus de Poesía (Brasilia, 2008) y la Medalla de l’Assamblée Nationales Francaise (París, 2009), entre otras distinciones.

Recientemente, acaba de obsequiarnos otro aporte mayúsculo: los tres tomos, que suman casi mil páginas, de “Estuardo Núñez y la generación de la crisis (Nexos con la vanguardia)”. Concebido como un homenaje a Estuardo Núñez (está por cumplir 102 años de fructífera existencia), indiscutible “fundador de la crítica contemporánea” en el Perú, al asimilar el método de la estilística en 1929, en su trabajo “Sobre una estética del color en la poesía de Eguren” (publicado en la revista “Amauta”), no se limita a examinar los méritos de Núñez; sino que, con los vigorosos trazos de un mural, para decirlo en términos pictóricos, consigue ofrecernos un panorama integral de la generación de Núñez, dilucidando quiénes fueron sus mentores (Eguren, Valdelomar, Vallejo, Mariátegui, Churata y ocho figuras más) y el legado heredado de los autores representativos del vanguardismo de los años 20 (22 escritores), para así enmarcar adecuadamente a la Generación del 30-36 (24 autores representativos), sin omitir tres voces (Porfirio Meneses, Florián y Esther Allison) que sirven de gozne con la generación siguiente, la de 1945-50.

Con toda razón Augusto Tamayo Vargas, miembro de la generación de 1930-36, había registrado su importancia en su imprescindible “Literatura peruana”. En esa línea, al participar en el “Libro de homenaje a Aurelio Miró Quesada Sosa”, en 1987 me atreví a lamentar que, a diferencia de la generación que la antecede (la del Centenario) y la que la sucede (la de 1945/50, más conocida como Generación del 50), la hornada de 1930 no había recibido la atención que le correspondía por su brillante elenco de poetas (Martín Adán, César Moro, Emilio Adolfo Westphalen, Esther Allison, Mario Florián, Luis Valle Goicochea, Juan Ríos, etc.), narradores (Ciro Alegría, José María Arguedas, José Diez Canseco, Francisco Izquierdo Ríos, Arturo Hernández, Cota Carvallo, Rosa Arciniega, María Rosa Macedo, etc.), dramaturgos (Enrique Solari Swayne, Juan Ríos, etc.) y estudiosos de la literatura (los citados Estuardo Núñez, Aurelio Miró Quesada y Tamayo Vargas, acompañados por Alberto Tauro, Luis Fabio Xammar y, en lo tocante a la tradición oral y las lenguas indígenas, Arguedas, P. Jorge Lira, César Guardia Mayorga, José Jiménez Borja, Francisco Izquierdo Ríos, etc.).

Felizmente, Pantigoso, discípulo de Tamayo Vargas, ha asumido la colosal tarea. En el prólogo, el propio Núñez destaca que Pantigoso “fue el primero en rendir homenaje a gran parte de los líricos, narradores, ensayistas y estudiosos pertenecientes a esta promoción” (p. 14): rescate coronado con la obra monumental que estamos celebrando ahora.

28/06/2010

Fuente:
Diario “El Comercio”

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