viernes, 17 de septiembre de 2010

A PROPÓSITO DE “HABITADO” DE DAVID ORLANDO DEL ÁGUILA POR ROY DÁVATOC.



A propósito de “HABITADO” de David Orlando del Águila.

“COMO PARA MORIR JUNTOS”

Por: Roy Dávatoc

Siempre es un hallazgo auscultar esas vetas por las que discurre, subterránea, tanta poesía de la buena. En mi condición de lector objetivo es necesario resaltar ciertas indicaciones. El libro, en una primera hojeada, desde el título, es de esos que uno sabe que va a hacer tambalear los párpados, que no saldremos "indemnes" de su lectura. Pura caída gozosa, diría yo.

He leído muchos poemas de David Orlando, pero es quizá este poemario el que le abra caminos a lo que puede ser – y no exagero- la señal que el poeta estaba esperando.

El poemario gira en torno de alguna búsqueda, quizá, a una proyección de idealización de algo o de alguien. Con ello cito sus poemas, CAMINO y T2.

Te encontré a mitad del camino
y nos quedamos a morir juntos,
fuimos muñecos de arena
al borde del mar.
Hasta que sólo fui yo, nada más,
en medio de todo lo que habíamos amado hasta matar.


Además dice:

Entonces, ya ni siquiera fui yo
y el camino desapareció también con la marea alta.
Nubes, tal vez ahora seamos nubes.


En su poema T2, suplica, sueña y sentencia:

Necesito
una mujer que no hable mi idioma y que bese mi cuerpo,
una canción con la que vuelvan los malditos tiempos,
una princesa de hojalata imantada a mi pantalón.
Necesito tantas cosas como no te imaginas…


Es difícil habituarse a los cambios bruscos, a cambiar el rumbo de un estilo tradicional al momento de escribir porque sientes que tus demonios te dominan. Cito:

Si dejas que duerma esta noche
no soñaré contigo.
Grita, muerde,
haz bulla de batalla, golpea mi cuerpo
como si estuviese lleno de alimañas. No dejes que duerma,
que no despertaré aquí.


Abres los ojos y te conmueves con un hombre que necesita probar el dolor para saber qué tan dolorosa es esa miseria. Cito:

Dormir en un parque
es casi peor
como no dormir.
El frío te mata,
la banca está dura
y no hay,
que es como morir,
quien te traiga el desayuno.
Es dormir y morir a la vez, resumiendo.


El poemario transcurre lento, angustiado, feroz. Los movimientos conocidos de la temática, el buen ritmo, el canto, son elementos fundamentales para logar una construcción firme en el arte poético, los cimientos fuertes de un buen escritor hacen que la elevación de éste poemario llegue a no tener finitud de tiempo y espacio. Cito:

Quisiera ser ese muchachito del viento, pero sin viento y sin olvido,
quisiera hasta pugnar por un planeta del tamaño de una célula
en tu dermis
para ser acariciado cuando te besan.
¿Por qué, dios creador, inteligente raza de galaxia, no compartes conmigo un alba,
una noche de eclipse, un orgasmo?, deja de encerrarme en sueños
donde también sueño que somos amigos.


No sería justo indicarles todas las sensaciones que ha logrado en mí el poemario HABITADO de David Orlando y no sería honesto, tampoco, privarles esa gran emoción y gozo que tendrán al momento de leer cada uno de los poemas aquí presentes, esa magia y ternura en cada trazo, en cada verso, esa oscura parte que lo habita en cada paso del camino mientras sigue buscando, mientras lo habita la tierra, las aves, el mar, el sol líquido, un Dios que lava nuestros pesares a cualquier hora.

Dejo aquí constancia, pues, de lo que puede ser un poemario y un poeta que avanzarán juntos, de las manos, como dos hermanitos, como diría Vallejo, hacia una revelación de la joven poesía gestada en el Perú y sus alrededores.

¡Muchas Gracias!

Lima, 16 de septiembre de 2010

Nota:

* Texto leído en la presentación del poemario “Habitado” del poeta David Orlando del Águila en la universidad Federico Villareal.

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