Por: Fernando Chuquipiunta Machaca
Desde una óptica literaria, la cronivela es el uso de documentos, referencia a hechos históricos, reales e imaginarios y al mismo tiempo resulta una verdad y ficción creada por la magia del lenguaje. Por otro lado, habría que insertar a José Luis Ayala dentro del contexto de la novelística Latinoamericana del siglo XXI. Porque “El Libertador entre el amor y la guerra” es una narración sui géneris que debido al tema, estructura y propuesta literaria está destinada a suscitar un inexplicable interés en el lector, sobre todo no es un solo libro, son varios a la vez. Contiene muchas lecturas en las que el lector arma sus propias versiones, pues, José Luis Ayala, sostiene que cada capitulo tiene un secreto y cordón umbilical y por separado, une todo el libro.
El libro está compuesto de siete maravillosos capítulos donde la alucinante historia empieza con la llegada de Simón Bolívar a Quito luego de la batalla de Pichincha. El libertador conoce allí a Manuelita Sáenz, después todo será una dulce y arma vorágine de amor sin fin y guerra. Al mismo tiempo José Luis Ayala hereda el gracejo de una alta gracia verbal que denota la combinación entre cronivela y antilaveno. A mitad del libro, aborda la ausencia de San Martín y el primer golpe de Estado. Cuando el pueblo recibió a Bolívar. Increíble fue la acción de Torre Tagle. No cabe duda que el Libertador estuvo en la cumbre de Junín y el Universo. Como en Lima y en la hoguera del odio sin fin. De allí surge esa misteriosa condena a Berindoaga y el juicio a José de la Riva Agüero. De este modo se ve en los capítulos seis y siete las expresiones del espíritu enciclopédico de los hacendados y la voz de Choquehuanca, a la manera desgarbada. Explica el desgarramiento del divino hombre que se fue a caballo al final del tiempo. Con todo, esta cronivela, depura el lirismo que no se vuelve a repetir en nuestras letras, ni menos en la Literatura actual.
Por todo ello, José Luis Ayala, al parecer se ha guiado esporádicamente de un extenso poema llamado: Canto a Bolívar, nada menos ni nada más, pertenece al poeta José Joaquín Olmedo. De forma similar y conclusa la cronivela misteriosa, estruendosa y empapada de sortilegios, es reunida en un vasto plan de narrativa, aunque azoradamente por la extensión, no deja de revelar la grandiosidad del espíritu brioso de cada ser, que responde una vez más José Luis Ayala sobre la historia que se refiere al Libertador Simón Bolívar durante su campaña libertaria en el sur de Guayaquil, además, enfatiza el sello amoroso de la musa y causa de su delirio Manuelita Sáenz. De igual manera en él se proyecta a lo largo de su obra la imagen idílica. A pesar de los años, su figura se ennoblece aún en las valiosas páginas de sus libros, en el que ejerce meritoriamente como el políglota andino más destacado de la Literatura Contemporánea. Sin lugar a dudas este fabuloso libro: “El Libertador entre el amor y la guerra” (Ediciones San Marcos, Lima, 2007) es un acto de redención y resarcimiento con la vida espiritual del mundo andino.
Desde una óptica literaria, la cronivela es el uso de documentos, referencia a hechos históricos, reales e imaginarios y al mismo tiempo resulta una verdad y ficción creada por la magia del lenguaje. Por otro lado, habría que insertar a José Luis Ayala dentro del contexto de la novelística Latinoamericana del siglo XXI. Porque “El Libertador entre el amor y la guerra” es una narración sui géneris que debido al tema, estructura y propuesta literaria está destinada a suscitar un inexplicable interés en el lector, sobre todo no es un solo libro, son varios a la vez. Contiene muchas lecturas en las que el lector arma sus propias versiones, pues, José Luis Ayala, sostiene que cada capitulo tiene un secreto y cordón umbilical y por separado, une todo el libro.
El libro está compuesto de siete maravillosos capítulos donde la alucinante historia empieza con la llegada de Simón Bolívar a Quito luego de la batalla de Pichincha. El libertador conoce allí a Manuelita Sáenz, después todo será una dulce y arma vorágine de amor sin fin y guerra. Al mismo tiempo José Luis Ayala hereda el gracejo de una alta gracia verbal que denota la combinación entre cronivela y antilaveno. A mitad del libro, aborda la ausencia de San Martín y el primer golpe de Estado. Cuando el pueblo recibió a Bolívar. Increíble fue la acción de Torre Tagle. No cabe duda que el Libertador estuvo en la cumbre de Junín y el Universo. Como en Lima y en la hoguera del odio sin fin. De allí surge esa misteriosa condena a Berindoaga y el juicio a José de la Riva Agüero. De este modo se ve en los capítulos seis y siete las expresiones del espíritu enciclopédico de los hacendados y la voz de Choquehuanca, a la manera desgarbada. Explica el desgarramiento del divino hombre que se fue a caballo al final del tiempo. Con todo, esta cronivela, depura el lirismo que no se vuelve a repetir en nuestras letras, ni menos en la Literatura actual.
Por todo ello, José Luis Ayala, al parecer se ha guiado esporádicamente de un extenso poema llamado: Canto a Bolívar, nada menos ni nada más, pertenece al poeta José Joaquín Olmedo. De forma similar y conclusa la cronivela misteriosa, estruendosa y empapada de sortilegios, es reunida en un vasto plan de narrativa, aunque azoradamente por la extensión, no deja de revelar la grandiosidad del espíritu brioso de cada ser, que responde una vez más José Luis Ayala sobre la historia que se refiere al Libertador Simón Bolívar durante su campaña libertaria en el sur de Guayaquil, además, enfatiza el sello amoroso de la musa y causa de su delirio Manuelita Sáenz. De igual manera en él se proyecta a lo largo de su obra la imagen idílica. A pesar de los años, su figura se ennoblece aún en las valiosas páginas de sus libros, en el que ejerce meritoriamente como el políglota andino más destacado de la Literatura Contemporánea. Sin lugar a dudas este fabuloso libro: “El Libertador entre el amor y la guerra” (Ediciones San Marcos, Lima, 2007) es un acto de redención y resarcimiento con la vida espiritual del mundo andino.
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