Afiche de invitación
Viaje al fin de la noche
HOY SE PRESENTA EL ADMIRABLE TERCER POEMARIO DE DIEGO OTERO, UNA MIRADA A LA VIDA DE LOS JÓVENES EN LOS DIFÍCILES AÑOS 90. LA CITA ES EN LA LIBRERÍA KSA TOMADA DE SAN ISIDRO A PARTIR DE LAS 8 DE LA NOCHE.
Viaje al fin de la noche
Por Raúl Cachay
Un muchacho de casaca azul, un Volkswagen que avanza por las calles de Lima cubierto de humedad y alevosía en los inhóspitos inicios de la década del 90 en el Perú, “cruces sobre cruces de tape en todas las ventanas”. Diego Otero, con su tercer poemario, ha querido convocar a los fantasmas de una juventud que despertó al ritmo de la música pop y supo hacer del baile y el vagabundeo nocturno la mejor catarsis para sobrevivir a esos años difíciles. “Nocturama”, editado con la excelencia de siempre por el Álbum del Universo Bakterial, es una suerte de exorcismo personal, un “tour de force” por los páramos de la memoria que golpea con la contundencia de un ajuste de cuentas.
“Los primeros brotes de este libro salieron cuando trabajaba en el proyecto La Grabadora (nota: se trató de un lúdico ejercicio de cooperación interdisciplinaria con el artista gráfico Goster y el músico Santiago Pillado que imaginó la existencia de una escena rockera paralela en la Lima de los años setenta), que fueron textos con los que me divertí muchísimo y escribí con gran placer, en los que parodiaba y homenajeaba el lenguaje de la crítica de rock. En ese momento empezaron a aparecer ciertos fragmentos, en verso, que contaban la historia de una banda de rock. Eran muy raros, pero los empecé a trabajar y de allí, finalmente, surgió todo el segmento del libro llamado “Inconstancy”. Creo que todo el resto de “Nocturama” empezó a construirse desde ahí”, explica Otero, quien anteriormente publicó los poemarios “Cinema fulgor” (1998) y “Temporal” (2005).
Algunos temas son recurrentes en “Nocturama” —el despertar sexual, la temible Lima de inicios de los 90, la complicidad de la música— pero buena parte del concepto que funciona como hilo conductor entre sus versos está resumido en el título del libro: se suele llamar nocturama a un espacio ubicado en ciertos zoológicos que ha sido diseñado especialmente para observar a los animales nocturnos, a través de una cúpula de vidrio, en una noche artificial y perpetua. Así son los personajes que pueblan las páginas del libro: seres que, aferrados al ímpetu de su propia juventud, husmean por primera vez las peligrosas calles de la ciudad para cazar y ser cazados. Como en el poema “Noche de día de semana”: “Las luces del bar se van haciendo cada vez más suaves / y elásticas. Es tarde en la noche y estamos rodeados de / desconocidos. Piernas / largas que se alejan, ojos / que se cruzan con los tuyos, calor / y gotas de algo / y piel” (p. 31).
“Los primeros brotes de este libro salieron cuando trabajaba en el proyecto La Grabadora (nota: se trató de un lúdico ejercicio de cooperación interdisciplinaria con el artista gráfico Goster y el músico Santiago Pillado que imaginó la existencia de una escena rockera paralela en la Lima de los años setenta), que fueron textos con los que me divertí muchísimo y escribí con gran placer, en los que parodiaba y homenajeaba el lenguaje de la crítica de rock. En ese momento empezaron a aparecer ciertos fragmentos, en verso, que contaban la historia de una banda de rock. Eran muy raros, pero los empecé a trabajar y de allí, finalmente, surgió todo el segmento del libro llamado “Inconstancy”. Creo que todo el resto de “Nocturama” empezó a construirse desde ahí”, explica Otero, quien anteriormente publicó los poemarios “Cinema fulgor” (1998) y “Temporal” (2005).
Algunos temas son recurrentes en “Nocturama” —el despertar sexual, la temible Lima de inicios de los 90, la complicidad de la música— pero buena parte del concepto que funciona como hilo conductor entre sus versos está resumido en el título del libro: se suele llamar nocturama a un espacio ubicado en ciertos zoológicos que ha sido diseñado especialmente para observar a los animales nocturnos, a través de una cúpula de vidrio, en una noche artificial y perpetua. Así son los personajes que pueblan las páginas del libro: seres que, aferrados al ímpetu de su propia juventud, husmean por primera vez las peligrosas calles de la ciudad para cazar y ser cazados. Como en el poema “Noche de día de semana”: “Las luces del bar se van haciendo cada vez más suaves / y elásticas. Es tarde en la noche y estamos rodeados de / desconocidos. Piernas / largas que se alejan, ojos / que se cruzan con los tuyos, calor / y gotas de algo / y piel” (p. 31).
“Durante el proceso creativo de este libro leí mucha narrativa, y creo que eso explica un poco la estructura de algunos de los poemas. También leí mucho a Jack Spicer, que es uno de mis autores favoritos desde hace mucho tiempo. Y la música, naturalmente, fue importantísima”, cuenta el autor, que anuncia que su próximo proyecto será una novela, también ambientada en los años noventa, su primera incursión en la ficción narrativa.
La presentación de “Nocturama” será esta noche, a partir de las 8, en la librería Ksa Tomada de San Isidro (avenida Conquistadores 1238, muy cerca del óvalo Gutiérrez). Los comentarios estarán a cargo de los poetas Rodrigo Quijano y Eduardo Chirinos.
20/06/09
Fuente:
Diario “El Comercio”.
20/06/09
Fuente:
Diario “El Comercio”.
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