DE NOBEL A MARQUÉS
“PRIMERO NOBEL, DESPUÉS MARQUÉS”
Por: Vladimir Herrera
Me pregunta Carlos Meneses desde Palma de Mallorca sobre lo que pienso acerca del ingreso reciente a la aristocracia española de nuestro graciosísimo premio nobel. La pregunta de Meneses quien además ejerce como periodista en la misma isla en la que los reyes de España se entregan a solaz y esparcimiento en el parreño y veraniego Palacio de Marivent, me llega como anillo al dedo cuando me doy cuenta de que hace unos días en este mismo blog, he publicado en homenaje a Darío un poemilla que lleva por nombre el día de su natalicio. En este caso la casualidad ha sido lo que los surrealistas llamaban la necesidad del azar objetivo: Darío dice en su poema preceptor: puede que por mis manos corra sangre de indio chorotega o mandragano a despecho de mis manos de marqués. Y esto es algo que siempre me ha inquietado en el nicaragüense. Y creo que también ha inquietado a gran parte de los poetas latinoamericanos. Lo que no sabíamos es que toda esta vaguedad terminaría encarnando históricamente en la aceptación del marquesado por parte de nuestro único nobel. Al que creíamos peruano. Peruano de la República Peruana. Porque, claro, ahora es un aristócrata español, del Reino de España con un título nobiliario que heredará, nos preguntamos, su amado vástago Alvarito? O sus nietos? O sea, todo esto no será la reintroducción de las aristocracias europeas en la vida cotidiana de nuestras pobres repúblicas? Algo así como avanzadillas de Maximilianos y Carlotas del siglo veintiuno? Seguro que exagero cuando pienso que vivimos en lo que fue el virreinato más seguro de la corona, y el más reaccionario, para cuya destrucción tuvieron que concurrir dos grandes ejércitos. Seguro que exagero cuando presumo que la historia no existe y que tan sólo la paradoja nos ilumina y congrega en este páramo de clases medias que se han quedado boquiabiertas con el notición.
No he querido reírme a pesar de que sé que hay cosas que no tienen remedio. Pero imagino que cualquier republicano español de la República Española: Alberti, Bergamín o Garfias o la misma María Zambrano, por no hablar de García Lorca o Miguel Hernández, junto a los peruanos Vallejo y Oquendo de Amat que pelearon por la República, se reirían con ganas de nuestro afamado premio nobel. Pero la paradoja no termina ahí. La tesis de MVLL en San Marcos, su primera tesis versaba sobre Darío. Por lo que presumo que nuestro querido nobel además de marqués siempre quiso ser poeta.
Me pregunta Carlos Meneses desde Palma de Mallorca sobre lo que pienso acerca del ingreso reciente a la aristocracia española de nuestro graciosísimo premio nobel. La pregunta de Meneses quien además ejerce como periodista en la misma isla en la que los reyes de España se entregan a solaz y esparcimiento en el parreño y veraniego Palacio de Marivent, me llega como anillo al dedo cuando me doy cuenta de que hace unos días en este mismo blog, he publicado en homenaje a Darío un poemilla que lleva por nombre el día de su natalicio. En este caso la casualidad ha sido lo que los surrealistas llamaban la necesidad del azar objetivo: Darío dice en su poema preceptor: puede que por mis manos corra sangre de indio chorotega o mandragano a despecho de mis manos de marqués. Y esto es algo que siempre me ha inquietado en el nicaragüense. Y creo que también ha inquietado a gran parte de los poetas latinoamericanos. Lo que no sabíamos es que toda esta vaguedad terminaría encarnando históricamente en la aceptación del marquesado por parte de nuestro único nobel. Al que creíamos peruano. Peruano de la República Peruana. Porque, claro, ahora es un aristócrata español, del Reino de España con un título nobiliario que heredará, nos preguntamos, su amado vástago Alvarito? O sus nietos? O sea, todo esto no será la reintroducción de las aristocracias europeas en la vida cotidiana de nuestras pobres repúblicas? Algo así como avanzadillas de Maximilianos y Carlotas del siglo veintiuno? Seguro que exagero cuando pienso que vivimos en lo que fue el virreinato más seguro de la corona, y el más reaccionario, para cuya destrucción tuvieron que concurrir dos grandes ejércitos. Seguro que exagero cuando presumo que la historia no existe y que tan sólo la paradoja nos ilumina y congrega en este páramo de clases medias que se han quedado boquiabiertas con el notición.
No he querido reírme a pesar de que sé que hay cosas que no tienen remedio. Pero imagino que cualquier republicano español de la República Española: Alberti, Bergamín o Garfias o la misma María Zambrano, por no hablar de García Lorca o Miguel Hernández, junto a los peruanos Vallejo y Oquendo de Amat que pelearon por la República, se reirían con ganas de nuestro afamado premio nobel. Pero la paradoja no termina ahí. La tesis de MVLL en San Marcos, su primera tesis versaba sobre Darío. Por lo que presumo que nuestro querido nobel además de marqués siempre quiso ser poeta.
Cusco. Febrero del 2011.
Tomado del blog:
Laguna brechtiana
Laguna brechtiana
5 comentarios:
Algo recuerdo del autor de esta soberana porquería. Vladimir Herrera, en la feria del libro Ricardo Palma, con su sombrero y fachas del que siempre quiere llamar la atención. Lo encontré con José Córdova, editor de Cascahuesos, en la calle de las pizzas (Miraflores). Me habló con autosuficiencia sobre su supuesta experiencia con las mujeres (haciéndose el 'cancherito', por lo demás). Algo me dijo de que para estar con una mujer "de verdad" había que entrar a una página de ofertas sexuales donde las mujeres se ofrecen por unos buenos billetes verdes... algo con portaligas o no sé qué. O sea, según don Vladi Herrera, para estar con una mujer de verdad, hay que pagar. No me dieron ganas ni de seguirle la corriente.
A Herrera le podemos otorgar el marquesado del cafichazgo. Y yo también me río... De Janeiro.
Hay que reconocer que Herrera sí es graciosísimo.
ORLANDO MAZEYRA GUILLÉN
Parece que este artículo ha molestado al tiernísimo Mazeira Guillén quien se mete de mala manera con su autor sin hacer ninguna referencia al artículo,lo que es alevoso. Por lo que debo deducir que es uno más de la pléyade vargasllosiana derretida en mostaza que se cree el cuento de la novela. Hay escritores que confunden la vocación con el sentimiento de culpa. La persona que me presentaron en la calle de las pizzas se notaba sexualmente inquieta y tenía las manos frías y sudadas por lo que le aconsejé sencillamente que se fuera de putas. Parece que no ha seguido mi consejo y ha preferido seguir escribiendo cuentos, el sí mordiendo un portaligas al borde del abismo. Los que me conocen saben que llevo sombrero desde los siete años de edad y que jamás hablo con suficiencia sobre todo cuando estoy borracho.
Vladimir Herrera.
¿Cuál era el nombre de aquella página que me recomendó? Quizá algún día quiera dejar de morder el portaligas al borde del abismo... para calentar las manos (y hasta secarlas).
¿Tendré que recordarle a Herrera que fue el propio Vargas Llosa quien ironizó sobre el título que le concedieron? ¿No hubiera sido más bien ridículo rechazándolo sabiendo que, allá por 1986, se le otorgó el Premio Príncipe de Asturias y luego el Cervantes?
Lo que encuentro es envidia, nada más que eso. Y sí admiro al autor, como admiro a Oswaldo Reynoso. Y me parece lamentable que los escritores envidiosos escriban tonterías acostumbrados a "juzgar a los demás desde su propia pequeñez".
Por otro lado, no me interesa si a un ser humano lo invita a escribir el sentimiento de culpa, la venganza, el amor (o los portaligas por internet). Lo que importa es el resultado: el placer y la turbación que producen en el lector.
Por último, los que han leído un poquito de Mario Vargas Llosa, saben de sobra que, antes que novelista, quiso ser dramaturgo (¿otra razón más para ofuscarse y arañarse?).
Espero no haber perdido (en verdad, no perder nunca) aquella "inquietud sexual" que creyó usted reconocer la noche de sus consejos para conseguir mujeres "de verdad".
ORLANDO MAZEYRA GUILLÉN
Futuras gallinas dijo Valle Inclàn de algunos advenedizos que se iniciaban en el mundo de las letras. Yo no voy tan lejos.Pero me preocupa el destino literario de algún joven que practica junto a otras masturbaciones el catolicismo arequipeño, covacha desde la que sale para defender la entraña reaccionaria de su semidios, calco y copia de lo que él mismo quisiera ser.Hecho el modelo hecha la trampa Porque el joven en cuestión no se ha dado cuenta de que el fondo de mi artículo es de orden ideológico. Eso no le importa. Tampoco le importa que ese artículo sea un artefacto literario. Es una pieza bien escrita por donde la miren. Y redonda. En cambio él habla del "placer y la turbación" como resultado y efecto que hay que producir en el lector. Ojala estas líneas le produzcan algún escozor donde le falta imaginación. Para tener envidia tendría que yo haber sido novelista y no lo soy. La novela en general me tiene sin cuidado. Aunque me confieso lector de Fernando del Paso a quien no se ha tenido en cuenta cuando hablo de Maximilianos y Carlotas. (No sé si fuiste a colegio de curas: lo poco que has escrito trasunta un sentimiento de culpa del tamaño de la catedral de arequipa, objeto de asombro de cualquier sicoanalista barato. Eso no es vocaciòn de escritor. Sólo son ganas de ser algo o alguien en el Perù. No te preocupes. Nos pasa a todos los arequipeños. Pero podrías escribir un auto de fe, para acompañar la dramaturgia de nuestro amado nobel. Tú mismo dices que quiso ser dramaturgo: entonces algo se le perdió en el camino: para ser dramaturgo hay que ser poeta: pongo por ejemplo a Juan Ríos. Ahora, por favor no me des la sorpresa de llevar el portaligas puesto en una época en que ya casi nadie usa sombrero. Después de esto dirás lo que quieras pero no pienso contestarte. Recuerda que, como dicen en Cajamarca, Gallo viejo hasta con el ala mata.
Vladimir Herrera.
Herrera dice erróneamente que practico, junto a otras masturbaciones, el catolicismo arequipeño. No sólo patina el gallo viejo, que quiere ser el "Ají Seco" de la historia, sino que ofende a quienes profesan la religión católica.
No estudié en un colegio de curas, sino en un colegio de Hermanos en donde, entre otras cosas, trataron de enseñarme a respetar las canas.
No me interesan sus valoraciones de "poeta puro" ni sus consejos sobre barraganas por internet, sobre todo cuando he escuchado a un poeta de verdad como Octavio Paz hablar sobre los sentimientos de culpa y la religión. Pero, en todo caso habrá que respetar sus canas, caballero.
Algunos, Vargas Llosa, serán recordados por sus grandes novelas. Otros nos conformaremos con simplemente leerlas con fruición. Habrán otros a los que sólo se les recordará por haberle salvado la vida a otro gran novelista como Enrique Vila-Matas. Ojo que que ni las canas ni los gallos están en juego.
ORLANDO MAZEYRA GUILLÉN
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