domingo, 6 de febrero de 2011

“ENTRE LIBROS, POEMAS, VERSOS Y VINO: LA AMISTAD” POR JOSÉ MANUEL LUQUE.

Poeta cantuteño: José Manuel Luque Taco.

“ENTRE LIBROS, POEMAS, VERSOS Y VINO: LA AMISTAD”

Por: José Manuel Luque

La noche del 03 de febrero, se llevó a cabo la presentación de "Dactilar y Plural" (2011) en la Municipalidad de Jesús María del poeta Tito Esparza Guerrero (Bellavista, 1953). El moderador de aquel jueves literario estuvo a cargo del poeta, docente y promotor cultural, César Pineda. El marco del público estaba a pedir de boca, gente por aquí, gente por allá, el auditorio estaba completamente lleno. Y seguramente, lo que todo poeta pide en cada una de sus presentaciones: un lleno total.

Horas previas al evento, César y yo abordamos una couster que bajaba desde Chosica y que nos llevaría hasta las proximidades de la Municipalidad de Jesús María. En el transcurso del viaje hablamos de gustos literarios, de las influencias poéticas, de los poetas favoritos, de las editoriales con sus pros y contras, y pasamos hablar de la nueva hornada cantuteña (poetas jóvenes) y por supuesto de los consagrados: La generación del 90, específicamente. César me contaba como había conocido a cada uno de ellos, fue espectacular y de lo más sencillo entender cada una de sus narrativas.

Llegamos. Tito ya estaba en las afueras de la municipalidad, en su auto blanco. Lo saludamos y no dejaba de hablar. El hombre había invitado a todo un centenar de personas y los estaba recibiendo. Por cierto, habían chicas sumamente guapas: las musas de carne y hueso. A las cuales nos presentó. Era evidente el nerviosismo de Tito ante su primer alumbramiento poético.

Para no entrar en más detalles y anécdotas, aquí dos de sus poemas extraídos de su poemario “Dactilar y Plural” que con aprecio y agrado me obsequió.

EL AMOR

A Marita

Hay un reloj de soles en tus pupilas
Por tus venas corren vientos de ternura
Nubes azules vuelcan las miradas.
Dos altares perfumados tienen tus caderas
Tu cintura posee los arcos de la vida.
Un mundial de vítores que aplauden en silencio.
Eres la reina de mis noticias.
La media luna de mi corazón acaricia tus desvelos
Bajo a tus fértiles llanuras
Desplegando abecedarios en tus labios.
Mis manos destrozan tu pasado
Mientras hilan tus pieles erizadas
Ya no hay casi más qué decir
Solo multiplicar mil discursos en tu cuerpo.

LA NADA

Construyendo versos de la nada que fuimos
De un soplo volaremos
Concierto de luces en la oscuridad de la nada
Calendarios sin tiempo, del Dios de las almas
Soles de vida iluminan mi alma de túneles ciertos
Somos hijos de la gran alma
Un día nos iremos por las ventanas que no miraremos
Porque las almas no miran solo sienten
Lo que duran los calendarios humanos de la nada.



Debió ser un día de encuentros, porque en ese mismo lugar estaba el poeta Víctor Salazar (Lima, 1981) y en su haber ha publicado los poemarios “Frívola Musa” (2008), “Canciones de hogar y otros poemas” (2009) y “Sobre la aldea” (2011). Debo decir que la impresión que me dejó Víctor es el de un poeta bastante sobrio, en algunos casos, risueño y desfachatado en otros. Pero, sobre todo, un poeta que, con sus versos está navegando en ese gran mar de la literatura.

He aquí un poema de su libro “Frívola Musa”, que con aprecio y amistad me lo regaló.

11 (poema para la novia que aún no llega)

Quiero decir Te quiero pero no de la manera como se quiere un chocolate; quiero decir Te extraño hoy porque tal vez no lo haré mañana.
Quiero que me escribas y me instruyas de pronto – así – en estos temas de los cuales hace mucho no comprendo.
De seguro que sabes a cielo y tienes la gordura del infinito y eres tan horrible como el clásico y noctámbulo dolor de muelas.
Y de seguro que tus pasos son negros, muy negros como deben de ser para que estés conmigo, y huérfana de luz y tiempo, de amor y miedo.
Quiero decir –también- que si demoro o nos cruzamos por la calle es porque simplemente el dinero no me alcanza y fui al parque a robarte una flor y que no te distraigas con el chico de enfrente que es muy simpático –de seguro-, mucho más tierno
Que yo. De seguro llegaste y tocaste el timbre que está allí y que por descuido no instalé –lo digo una vez más a destiempo- porque llegué y penosamente no te encontré.
En mi buzón ya no hay más cartas que revisar y si estás en el viento ¿Por dónde empezar?
O es que de seguro no tienes la gordura del infinito y no eres la misma fea que dijiste y te avergonzaste por mentirosa.
O fuiste aquella chica que se tropezó conmigo –aunque no lo crea- mientras me robaba
esta flor.



No me cabe duda que, en sus versos muestra un hondo lirismo, una saga de hazañas juveniles donde el abanderado es el amor.

Después de tanto conversar y de leer varios poemas en la calle (mientras esperábamos dicho evento), hizo su aparición el poeta Héctor Ñaupari. César nos presentó, y era tal como lo había descrito. Un tipo chévere, respetuoso y cordial, saludó con un apretón de manos y se retiró al escenario a tomar su respectivo lugar; ya que sería uno de los presentadores del poemario. Así mismo hizo su aparición la poeta Patricia del Valle, quien después haría un comentario de la amistad con Tito desde la infancia. Y después de los buenos augurios y de la presentación del poemario, brindamos a gusto una y otra vez. Y por arte de magia o simpatía, Tito se nos acercó con una jarra de vino el cual dimos curso como buenos hijos de Baco. Por cierto, la jarra quedó como un gran recuerdo de esa noche poética en las manos de Eduardo Borjas (editor de vagón azul editores). Cabe decir, aquí, el nexo una vez más era César. César conocía a medio mundo. Esa noche fue fantástica, tal o igual a los cuentos de Borges.

Moderador: César Pineda.

Poetas: Eduardo Borjas, Patricia del Valle, Tito Esparza y Héctor Ñaupari.

Como a las 10:00 p.m. se aproximó entre el frío y el éxtasis del vino, el poeta Miguel Ildefonso (recién había llegado de EE.UU). Su sencillez y espontaneidad se habían puesto de manifiesto. Se sentó y nos acompañó a degustar con un pollito a la brasa. Obviamente, todos sabían quién era Miguel Ildefonso y como era de costumbre, César nos presentó con el poeta y él cordialmente extendió el brazo para estrechar la mano, esa mano del amigo de toda la vida. Y parecía ser cierto; es decir, era un tipo que te miraba de tú a tú y no por encima, entraba fácilmente a la conversación, se reía con las bromas que hacías, en pocas palabras era el amigo. Después de un rato dejamos la pollería y despedimos a la poeta Zoila Capristán y al vate Edgar Vásquez.

Así que, aún anestesiados por el vino tanto Miguel, César, Eduardo, Víctor y yo decidimos ir a un bar a deleitar la garganta con el fresco sabor de la cebada. En el transcurso del camino le pregunté de varias cosas; en primer lugar sobre su estadía en EE.UU, si en su tiempo era difícil publicar a diferencia de hoy en día, sobre la argolla literaria, y por último (no sabía qué preguntar) le dije que era un gusto haberlo conocido. Que por lo general uno solo lo lee en los libros (lo cual era cierto o era mi verdad). Esas tres horas aproximadamente en el bar fueron una eternidad. Las risas iban y venían igual que los recuerdos o las anécdotas y los nuevos planes en el campo de la producción. Como todo principio tiene su final, abordamos un taxi con dirección a nuestras moradas. En donde una cama nos arroparía con la ternura del ensueño y la alucinación.

P.D. como decía Aristóteles “El amigo es otro yo. Sin amistad el hombre no puede ser feliz”.

Tomado del blog:
Viento del este editores:
http://cuentagotassr.blogspot.com/

1 comentario:

Gary Alminagorta dijo...

Felicito al poeta Manuel Luque por haber salido a la palestra poética, ya era tiempo, pues muchos años estaba en el primitivismo solitario de su Huachipa. Ojalá que a partir de ahora no desaparezca de la escena pues sus poemas son palabras venidas de los dioses que imperan su mente.
Gary Alminagorta