LETRA VIVA
“UN JULIUS PARA EL MUNDO”
Por: Ricardo González Vigil
Recién ha llegado a nuestras manos, aunque en el pie de imprenta se consigna que la edición estuvo lista en diciembre del 2010, datación pertinente porque se trata de una publicación de homenaje a los 40 años de la aparición de una de las novelas peruanas más admirables, convertida en un auténtico clásico de la literatura hispanoamericana: “Un mundo para Julius”, de nuestro gran narrador Alfredo Bryce Echenique.
Recordemos que fue la primera publicación del flamante sello Barral Editores (de Barcelona), creado por el conocido poeta y editor Carlos Barral luego de su ruptura con el sello Seix Barral, el más significativo en la difusión internacional de la mayoría de los protagonistas del llamado ‘boom’ de la novela hispanoamericana de los años 60 (entre ellos, nuestro Mario Vargas Llosa, quien precisamente saltó muy joven a la fama cuando ganó, con “La ciudad y los perros”, el premio Biblioteca Breve de 1962).
Ya Bryce había dado su primer paso en la escena internacional al recibir una distinción ex aequo en el premio Casa de las Américas (certamen cubano que acompañaba en esos años al citado Biblioteca Breve en la labor consagratoria de la nueva narrativa en español), gracias al volumen de cuentos “Huerto cerrado”. Dos años después, tendría un éxito superlativo con “Un mundo para Julius”, cuya maestría (como en el caso de Vargas Llosa, su primera novela ya era una obra maestra) fue celebrada por críticos y creadores (figuraban las estrellas del ‘boom’ Vargas Llosa y Gabriel García Márquez en ese coro de elogios) de todo el ámbito hispánico. Pero pronto se percibió que Bryce no era propiamente un representante del ‘boom’, ni siquiera de lo que José Donoso, en su “Historia personal del ‘boom’”, apodó festivamente ‘boom junior’, incluyendo a los jóvenes autores dados a conocer a finales de los años 60; sino, más bien, uno de los iniciadores de lo que ha dado en llamarse ‘posboom’. Esas nuevas voces no pretendían ser conciencias morales (conviene reparar en el vínculo del ‘boom’ con la revolución cubana y el magisterio de Sartre, Camus y Malraux) dispuestas a juzgar la escena política y económica mundial; no les obsesionaba la desmesura de la novela total y el experimentalismo joyceano-faulkneriano; preferían la narración de tribulaciones sentimentales, asimilando sin tapujos la cultura de masas (cine hollywoodense, música popular latinoamericana tan satanizada por la nueva trova cubana, cómic, etc.).
La edición conmemorativa va acompañada de tres útiles estudios: Jorge Eslava, especialista en literatura para niños y jóvenes, aborda cómo esta “novela prodigiosa” (pág. 4) desnuda la realidad social de Lima, “una ciudad de palacios y barriadas” (pág. 47), y el tipo de enseñanza que impartían los colegios religiosos “de primera”; y subraya el relieve de los personajes femeninos: “En esta estructura autoritaria y opresiva la carga más cruel es la que padecen los personajes populares; en particular, las mujeres” (pág. 53). Por su parte, César Ferreira (el mayor conocedor de la amplia bibliografía bryceana, autor de una tesis doctoral y una monumental valoración múltiple sobre Bryce) analiza los espacios de “Un mundo para Julius”, entendiendo que “todo espacio novelesco abarca dimensiones tanto físicas como psicológicas” (pág. 32): subraya su óptica deliciosamente ambigua: “Una mirada que oscila entre una actitud irónica y burlona hacia los personajes de la burguesía y una velada nostalgia por un mundo que conoce desde adentro” (pág. 31). Finalmente, Julio Ortega nos obsequia uno de los mejores ensayos de su oceánica producción crítica; parte de la constatación de que “vida y literatura interactúan peculiarmente, se rehacen, revisan y resuelven en la suma egológica de la novela […] un ego antiépico, posmoderno, libre incluso de la racionalidad de su propia experiencia historiada […] un hijo del discurso romántico moviéndose en el relato tragicómico” (págs. 11 y 13).
21/02/2011
Fuente:
Diario “El Comercio”
Recordemos que fue la primera publicación del flamante sello Barral Editores (de Barcelona), creado por el conocido poeta y editor Carlos Barral luego de su ruptura con el sello Seix Barral, el más significativo en la difusión internacional de la mayoría de los protagonistas del llamado ‘boom’ de la novela hispanoamericana de los años 60 (entre ellos, nuestro Mario Vargas Llosa, quien precisamente saltó muy joven a la fama cuando ganó, con “La ciudad y los perros”, el premio Biblioteca Breve de 1962).
Ya Bryce había dado su primer paso en la escena internacional al recibir una distinción ex aequo en el premio Casa de las Américas (certamen cubano que acompañaba en esos años al citado Biblioteca Breve en la labor consagratoria de la nueva narrativa en español), gracias al volumen de cuentos “Huerto cerrado”. Dos años después, tendría un éxito superlativo con “Un mundo para Julius”, cuya maestría (como en el caso de Vargas Llosa, su primera novela ya era una obra maestra) fue celebrada por críticos y creadores (figuraban las estrellas del ‘boom’ Vargas Llosa y Gabriel García Márquez en ese coro de elogios) de todo el ámbito hispánico. Pero pronto se percibió que Bryce no era propiamente un representante del ‘boom’, ni siquiera de lo que José Donoso, en su “Historia personal del ‘boom’”, apodó festivamente ‘boom junior’, incluyendo a los jóvenes autores dados a conocer a finales de los años 60; sino, más bien, uno de los iniciadores de lo que ha dado en llamarse ‘posboom’. Esas nuevas voces no pretendían ser conciencias morales (conviene reparar en el vínculo del ‘boom’ con la revolución cubana y el magisterio de Sartre, Camus y Malraux) dispuestas a juzgar la escena política y económica mundial; no les obsesionaba la desmesura de la novela total y el experimentalismo joyceano-faulkneriano; preferían la narración de tribulaciones sentimentales, asimilando sin tapujos la cultura de masas (cine hollywoodense, música popular latinoamericana tan satanizada por la nueva trova cubana, cómic, etc.).
La edición conmemorativa va acompañada de tres útiles estudios: Jorge Eslava, especialista en literatura para niños y jóvenes, aborda cómo esta “novela prodigiosa” (pág. 4) desnuda la realidad social de Lima, “una ciudad de palacios y barriadas” (pág. 47), y el tipo de enseñanza que impartían los colegios religiosos “de primera”; y subraya el relieve de los personajes femeninos: “En esta estructura autoritaria y opresiva la carga más cruel es la que padecen los personajes populares; en particular, las mujeres” (pág. 53). Por su parte, César Ferreira (el mayor conocedor de la amplia bibliografía bryceana, autor de una tesis doctoral y una monumental valoración múltiple sobre Bryce) analiza los espacios de “Un mundo para Julius”, entendiendo que “todo espacio novelesco abarca dimensiones tanto físicas como psicológicas” (pág. 32): subraya su óptica deliciosamente ambigua: “Una mirada que oscila entre una actitud irónica y burlona hacia los personajes de la burguesía y una velada nostalgia por un mundo que conoce desde adentro” (pág. 31). Finalmente, Julio Ortega nos obsequia uno de los mejores ensayos de su oceánica producción crítica; parte de la constatación de que “vida y literatura interactúan peculiarmente, se rehacen, revisan y resuelven en la suma egológica de la novela […] un ego antiépico, posmoderno, libre incluso de la racionalidad de su propia experiencia historiada […] un hijo del discurso romántico moviéndose en el relato tragicómico” (págs. 11 y 13).
21/02/2011
Fuente:
Diario “El Comercio”
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