martes, 29 de diciembre de 2009

“CIUDAD SITIADA” POR RAÚL HERAUD.


“LA CIUDAD SITIADA DE ROBERTO SALAZAR”

Por: Raúl Heraud

Ciudad Sitiada del poeta peruano Roberto Salazar Gamarra (Casa Barbieri editores, 2009) es el canto de un poeta inmerso en una ciudad amurallada por anhelos, tragedias, esperanzas e infortunios; un mundo donde el hombre que ofrece abiertamente su corazón, como si se tratase de un peregrinaje, o exorcismo, se encuentra y se extravía en esta ciudad interior, que no es más que un gran bosque de recuerdos y de encuentros con el pasado.

Y es ahora esta vez
voz este canto innato de los
adolescentes felices
lo que extraño
ahora que los días de fiesta
pasaron
se va nublando el
lejano cielo
y los hombres caminan caminan
caminan


Plasmados en el papel como si se tratasen de instantáneas, de calles que Salazar suele transitar y que muestran los dos rostros o estadios en los que el poeta se ha reconocido infinidad de veces: alegría y tristeza, y que menciona reiteradamente como sello de esa continua visita o repaso del viaje intimista que el poeta realiza.

Y simplemente estoy triste
como se está triste…


… y defeco en las tardes
a la hora de la soledad


En la segunda parte del libro titulada Ciudad Sitiada, el poeta entiende que las libertades deben ser ejercidas a cualquier precio, más aún si existen algunos elementos opositores que impidan profesarla plenamente.

Y te alejas de mí
por la vereda silenciosa en la mañana
bulliciosa en las tardes
el tiempo es uno solo
y te sigo con la mirada
como a un ave viajera riéndose…

Roberto Salazar es consciente de su dimensión como ser humano, como poeta, como sujeto único y doliente que es capaz de idealizar la vida, el amor, la muerte, de transformarlos en su leit motiv, y a partir de eso crear una ciudad, un personaje sitiado por la memoria y dotarlo de palabras, de sueños y transformar una realidad posible en una imposible.

… tus piernas dos columnas
Dionisiacas detenidas como
paréntesis de arena en
un oasis
Déjame ser tú en mi cuerpo
y yo en la mitad del tuyo
al bañarse en la ducha
todo el tiempo


Ciudad Liberada, tercer movimiento del poemario es una conversación permanente con el presente, posee la frescura y libertad que el poeta plantea desde su dialogo con él mismo y con el mundo, con los personajes que aparecen apenas como siluetas, sombras que utiliza para recordarnos que la ciudad es más que calles y bares, y que los protagonistas de sus historias pueden vivir en cualquier latitud del planeta.

… es bien entrada la hora del internet acuático
es hora de salir el obeso derribó mi puerta y está
a punto de agredirme
sólo te pido una cosa: copia este poema
y envíamelo algún día.


Es necesario mencionar el aire fatalista que se desprenden de algunos poemas, como si el poeta quisiera hacernos participe de sus actos fallidos, de su deambular por estas calles sin nombre, donde la fortuna parece ser una negación continua de situaciones dislocadas y trágicas, el discurso en la ciudad es fatal, gris como la niebla que cubre las mentes de los hombres que se pierden en sus callejones sin salida.

… y vi morir a mi madre a mi lado
entre sábanas blancas y sonrisa de
esperanza
pensando en el hielo donde caen los
ruegos…


Al final cuando la Ciudad Sitiada de Roberto Salazar Gamarra cierra sus puertas, apaga sus luces, y se callan las voces de sus efímeros habitantes, el poeta vuelve una vez más a recorrer los antiguos recovecos, las viejas calles de cinco esquinas, los eternos zaguanes, sólo para cerciorarse que la vida espera ahí, intacta, con sus pro y sus contras, con sus altas y bajas, como diría Vallejo “al borde de una mañana eterna”.

Raúl Heraud
La Molina, 2009.

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