martes, 17 de febrero de 2009

"Crónica de una herida": El dolor de la soledad por Sandro Barrella

Claude Esteban fue poeta, traductor y ensayista. Hijo de un exiliado español, tradujo al francés obras de Jorge Guillén, Octavio Paz, Jorge Luis Borges y César Vallejo, entre otros.

"Crónica de una herida", del poeta francés Claude Esteban (1935-2006) se propone, a través de una serie de prosas breves que hacen contrapunto con poemas aun más breves, como el racconto de una enfermedad y su secuela inmediata: el dolor físico. La intervención quirúrgica, el acoso que el cuerpo padece en el orden hospitalario, el desamparo en que el sujeto se ve arrojado fuera del tiempo, de la vida cuando ingresa en la sucesión ilusoria, suspendida, de la internación encuentran su contraparte en el límite o la imposibilidad que el poeta percibe en su instrumento más caro, el lenguaje: "Un relato/ desierto de palabras, este/ pensamiento/ ofrecido agujereado". La experiencia del dolor es retratada por Esteban como una prueba inútil ("se repite incansablemente como una frase sin sentido"), una sustracción al espíritu, la cesación de la existencia real.

En un ensayo de 1934, Ernst Jünger estudia el problema del dolor. Para el escritor alemán, se trata de la reflexión y la expresión de una experiencia, colectiva y personal a la vez, en el marco de la contienda bélica y como trasunto de un pensamiento que, si bien no desdeña el elemento heroico, se hunde, ante la certeza de una nueva guerra, en las arenas del nihilismo. Para Esteban, en cambio, se trata del individuo reducido al accidente solitario, acaso como presagio o ensayo de la experiencia de la muerte. Es posible, sin embargo, que las ideas de los dos autores se encuentren en un punto. Jünger escribe: "Qué indiferente le resulta al germen patógeno destruir una brizna de paja o un cerebro genial". Esa indiferencia de la naturaleza, como amenaza, como agente externo o intruso sin dimensión metafísica, está presente en el libro de Esteban, que no eleva su voz a la altura de la queja, sino que percibe el proceso de desintegración de la materia como un límite impuesto al ser.

"Crónica de una herida" es un libro en el que la poesía registra la tensión de un discurso cuya tentativa oscila entre la objetivación del yo del que escribe y una subjetividad arrasada por el sufrimiento. En el último fragmento, Esteban opone su experiencia a las catástrofes que el siglo XX prodigó a manos de los Estados, desde los campos de exterminio a la institución psiquiátrica, sin ánimo de equiparar su dolor al padecido por millones. Se reserva para sí el lugar de quien no puede dar testimonio de su experiencia. Señala, de ese modo, una barrera íntima. Jünger podría agregar que "como criterio el dolor es inmutable; variable es, en cambio, el modo y manera como el ser humano se enfrenta a él".

Sábado 14/02/2009

Fuente:
http://adncultura.lanacion.com.ar/

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