Luis Jaime Cisneros.
“LAS ETERNAS ENSEÑANZAS DE LUIS JAIME”
Por: Ofelia Huamanchumo de la Cuba
Las anécdotas de y con el profesor Luis Jaime Cisneros, que todos los que fuimos alumnos y alumnas suyos hemos rememorado en estos días a causa de su triste partida, podrían llenar miles de hojas de un grueso cuaderno In memoriam. Yo creo que quienes conocimos al maestro Luis Jaime lo recordaremos siempre con gratitud por ese preciso momento en que en nuestras vidas se atrevió a dejar una marquita, una pequeña huella que sólo los abnegados forjadores logran hacer y que provocan un giro en el camino de nuestras existencias, para bien. Y es que fue justamente su faceta como docente lo que yo más admiré de su persona: esa entereza que hasta los últimos momentos de su vida lo llevó a no desfallecer en la noble tarea para la que vino al mundo.
Cuando hace algunos años encontré en mi buzón de correos un sobre con el borde blanquirojo del correo peruano y con una rotulación hecha a máquina de escribir, cuál no sería mi sorpresa al abrir la carta y confirmar que el remitente que anunciaba el sobre era la voz de mi profesor de antaño en la Católica, Luis Jaime Cisneros, en puño y letra. Hasta aquí me habían seguido en feliz reencuentro luego de mucho tiempo – con motivo de la publicación de mi primer libro – su voz alentadora y sobretodo consejera, además de su confianza de amigo, capaz de compartir los recuerdos que esta hermosa ciudad de Múnich le traían y sus últimos proyectos de publicación e inquietudes.
Ese fluido intercambio epistolar ya no podrá concretizarse ninguna vez más, a partir de ahora, en su consabido rito de un encuentro anual en la biblioteca de su casa en Miraflores, allá en mi lejana Lima. Por suerte, en el tiempo eternizado de sus enseñanzas lo veré una y otra vez, maestro Luis Jaime. ¡Hasta siempre!.
Las anécdotas de y con el profesor Luis Jaime Cisneros, que todos los que fuimos alumnos y alumnas suyos hemos rememorado en estos días a causa de su triste partida, podrían llenar miles de hojas de un grueso cuaderno In memoriam. Yo creo que quienes conocimos al maestro Luis Jaime lo recordaremos siempre con gratitud por ese preciso momento en que en nuestras vidas se atrevió a dejar una marquita, una pequeña huella que sólo los abnegados forjadores logran hacer y que provocan un giro en el camino de nuestras existencias, para bien. Y es que fue justamente su faceta como docente lo que yo más admiré de su persona: esa entereza que hasta los últimos momentos de su vida lo llevó a no desfallecer en la noble tarea para la que vino al mundo.
Cuando hace algunos años encontré en mi buzón de correos un sobre con el borde blanquirojo del correo peruano y con una rotulación hecha a máquina de escribir, cuál no sería mi sorpresa al abrir la carta y confirmar que el remitente que anunciaba el sobre era la voz de mi profesor de antaño en la Católica, Luis Jaime Cisneros, en puño y letra. Hasta aquí me habían seguido en feliz reencuentro luego de mucho tiempo – con motivo de la publicación de mi primer libro – su voz alentadora y sobretodo consejera, además de su confianza de amigo, capaz de compartir los recuerdos que esta hermosa ciudad de Múnich le traían y sus últimos proyectos de publicación e inquietudes.
Ese fluido intercambio epistolar ya no podrá concretizarse ninguna vez más, a partir de ahora, en su consabido rito de un encuentro anual en la biblioteca de su casa en Miraflores, allá en mi lejana Lima. Por suerte, en el tiempo eternizado de sus enseñanzas lo veré una y otra vez, maestro Luis Jaime. ¡Hasta siempre!.
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