“SUEÑO DE PEZ O NEBLINA DE TERESA CABRERA”
Por: Miguel Ildefonso
Sueño de Pez o Neblina (Universo Bakterial, 2010) es el impecable y muy buen primer poemario de Teresa Cabrera (Lima, 1981). Nos enseña una ciudad de Lima como voraz neblina que nos lanza el anzuelo, a veces, en pleno deseo: "el retorcimiento malévolo de los ácaros/ que celebran tu siguiente acceso de tos/ y la impotencia de mi amor". Porque somos peces que nos ahogamos en las visiones que nos asechan cotidianamente, sea en el bus o en una loza deportiva de un barrio. La poesía se mueve por una ciudad que se debate entre la Modernidad deshumanizadora ("los edificios nuevos/ el sueño/ la ciudad") y la memoria histórica ("con su vuelo insidioso,/ a la usanza de su ancestro") que aun pugnan por construir un nuevo discurso: "no desesperes/ pronto, un crujido te despertará y salvará a tu criatura". A su vez, nos describe un país, una manera de mirar lo que la urgencia de la vida nos ciega y nos impide ver, ya sea desde zonas periféricas de la ciudad de Lima, ese monstruo húmedo, de aire y agua ("el pensamiento es otro cielo"); o ya sea desde la intimidad del amor, del amor que nunca es de tierra, inasible como la neblina o el pez que se resbala, porque la tierra, como a "cualquier peruanito", no nos pertenece: "las señales pasean dueñas por el puente/ sin entregar su pliego al que gobierna". Sueño de Pez o Neblina tiene un antecedente en Abajo Sobre el Cielo, de la poeta Roxana Crisólogo, y tiene también un excelente aprovechamiento del manejo técnico de Belli. Aquí dos poemas:
como cualquier peruanito
amor o madre aguardo
como cualquier peruanito
su forma de pan en el desayuno
u otra presencia
aún más olorosa y divina
mustios jardines peceras
gritos loros extraviados la bandada
trombón ....frenos descompuestos
una voz que llega de lejos y se descompone infinita
como una cifra anunciada en sueños
la mina de carbón la arenera
fábrica de fideos de harina de pescado
caña reseca impregnada de pólvora
humos vienen por el borde del mar
saltan cables alto muro alta reja la avenida del ejército
exhalación de los ataviados con batas buzos costalillos
hombres mujeres peinados despeinados medicados
mustios jardines peceras
tiesas manos entumecidas
tieso entendimiento
echas a andar despacio del borde de las ventanas
la manga contra la mugre
el polvo el negro polvo de lima
en la vieja tina tibia el agua limpiarán tu cuerpo
sobre un anda de flores con disfuerzos platillos
................................/ expedientes
te llevarán en hombros vigilantes médicos
familiares funcionarios
enfermeras con las uñas esmaltadas
dejando a tu paso
sagrado suelo aserrín ocre pétalos
lágrimas de mujer tacos rotos
cuando el sol desaparezca
y se manche de yeso
el arrebol
vendrá El Otro y reinará
tú
- tu cortejo de tablistas
toneladas de escombros
y caca de guanay -
paje en los acantilados
te hundirás en el mar
y la neblina
toda la mañana los camiones la neblina
toda la tarde
la neblina
cómplice del rey
del que recita que no,
que no la ciudad
que no los hijos
que los muros pabellones nosocomios
que antes que tu los perros
que allá afuera el mal.
Sueño de Pez o Neblina (Universo Bakterial, 2010) es el impecable y muy buen primer poemario de Teresa Cabrera (Lima, 1981). Nos enseña una ciudad de Lima como voraz neblina que nos lanza el anzuelo, a veces, en pleno deseo: "el retorcimiento malévolo de los ácaros/ que celebran tu siguiente acceso de tos/ y la impotencia de mi amor". Porque somos peces que nos ahogamos en las visiones que nos asechan cotidianamente, sea en el bus o en una loza deportiva de un barrio. La poesía se mueve por una ciudad que se debate entre la Modernidad deshumanizadora ("los edificios nuevos/ el sueño/ la ciudad") y la memoria histórica ("con su vuelo insidioso,/ a la usanza de su ancestro") que aun pugnan por construir un nuevo discurso: "no desesperes/ pronto, un crujido te despertará y salvará a tu criatura". A su vez, nos describe un país, una manera de mirar lo que la urgencia de la vida nos ciega y nos impide ver, ya sea desde zonas periféricas de la ciudad de Lima, ese monstruo húmedo, de aire y agua ("el pensamiento es otro cielo"); o ya sea desde la intimidad del amor, del amor que nunca es de tierra, inasible como la neblina o el pez que se resbala, porque la tierra, como a "cualquier peruanito", no nos pertenece: "las señales pasean dueñas por el puente/ sin entregar su pliego al que gobierna". Sueño de Pez o Neblina tiene un antecedente en Abajo Sobre el Cielo, de la poeta Roxana Crisólogo, y tiene también un excelente aprovechamiento del manejo técnico de Belli. Aquí dos poemas:
como cualquier peruanito
amor o madre aguardo
como cualquier peruanito
su forma de pan en el desayuno
u otra presencia
aún más olorosa y divina
mustios jardines peceras
gritos loros extraviados la bandada
trombón ....frenos descompuestos
una voz que llega de lejos y se descompone infinita
como una cifra anunciada en sueños
la mina de carbón la arenera
fábrica de fideos de harina de pescado
caña reseca impregnada de pólvora
humos vienen por el borde del mar
saltan cables alto muro alta reja la avenida del ejército
exhalación de los ataviados con batas buzos costalillos
hombres mujeres peinados despeinados medicados
mustios jardines peceras
tiesas manos entumecidas
tieso entendimiento
echas a andar despacio del borde de las ventanas
la manga contra la mugre
el polvo el negro polvo de lima
en la vieja tina tibia el agua limpiarán tu cuerpo
sobre un anda de flores con disfuerzos platillos
................................/ expedientes
te llevarán en hombros vigilantes médicos
familiares funcionarios
enfermeras con las uñas esmaltadas
dejando a tu paso
sagrado suelo aserrín ocre pétalos
lágrimas de mujer tacos rotos
cuando el sol desaparezca
y se manche de yeso
el arrebol
vendrá El Otro y reinará
tú
- tu cortejo de tablistas
toneladas de escombros
y caca de guanay -
paje en los acantilados
te hundirás en el mar
y la neblina
toda la mañana los camiones la neblina
toda la tarde
la neblina
cómplice del rey
del que recita que no,
que no la ciudad
que no los hijos
que los muros pabellones nosocomios
que antes que tu los perros
que allá afuera el mal.
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