“BAGHAVAD PIZZA DE MIGUEL ÁNGEL FUENTES”
Por: Miguel Ildefonso
El poeta cusqueño Miguel Ángel Fuentes está pronto a presentar en Lima Baghavad Pizza, libro de poesía cuyo título no solo ironiza al de las escrituras sagradas de los hindús, sino, además, a los discursos triunfantes de la modernidad, que, quizás, en su mayoría corresponden a los de la estupidización de las masas. Fuentes es un Ginsberg de nuestros Andes que, con su excelente y exuberante verbo, lanza sus ácidas críticas a todo la hipocresía del poder, del stablisment y sus tecnologías. Aquí la poesía no está callada. Aquí la poesía es para leerla en voz alta, y mejor si es durante un concierto de rock. Poemas para leer con la voz de don Nicanor, con la voz del viejo Buko, con la propia voz o con la de todos, en coro, y pogueando mejor. Veamos:
Egosincracia
No soy ese a quien esperan
aquellas nenas neurasténicas de imperturbable alergia a la maternidad
y a la vida electrodoméstica en familia
Apenas soy ese a quien remotamente en el San Pedro recuerdo
Ni apóstol epicúreo zen de Paulo Coelho
ni difamador de Dios en conciertos Punk al Este de Ámsterdam
No soy aquel psicópata que la prensa exalta y acecha
en pro de primicias para enfatizar la libertad de prensa en democracia
No soy aquel famélico iconoclasta icono del rock
que la juventud underground aclama e imita en
detrimento de la dignidad vaginal en el nombre del Papa
Soy la emulsión
que mis manos provocan
después de compulsivas maniobras
a propósito de Elma Rosa María Dioni y Paola
Mi suerte es de esos calendarios baratos de ferretería
algo así como aquel Ulises de Joyce
en manos de un futbolista peruano
convertido al evangelismo después
de ciertas manifestaciones acústicas en el hígado
Desafortunadamente
para el club de Leones para el colegio de Arquitectos
para los discípulos bautizados de Erich Fromm
para las ONGs pro indigenistas inspirados en Neruda
mi noción de filantropía
es un santuario erigido en memoria de don Bosco
sobre un yacimiento de Plutonio
Amo los truenos los peñascos las extremidades del Universo
La compañía arcana de los árboles viejos
como la incertidumbre de las estrellas
en el hemisferio laudo de los búhos
Nada sé de países nada de soberanía
Nada sé del por qué un pavo aderezado en el horno
alegra el corazón de Dios la semana última de Diciembre
Mi talento es otro
Soy el intempestivo e inspirado calígrafo diurético de la noche
en plena vía pública
Soy lo que mi madre no quiere entender
por orgullo a mi apellido importado de Galicia vía Cataluña
Soy el mentor de la sanidad espiritual
de cierto circulo de amigos con pasaporte escandinavo
y exóticas fantasías en el cóccix para la recomendable reputación de Machupicchu
Soy aprendiz del oficio de hombre
Acaso nunca me atreva a retraer los impulsos agnósticos de mi pelvis
a pesar de los apotemas cardiovasculares prescritos por Dios
Mi biografía está escrita en las paredes de los servicios higiénicos
de clínicas y restaurantes alternativos inadmisibles para Fidel
Lo mío es una patología endocrina al pie del Huascarán
y presuntamente catalogada por la National Geographic
un listado de inquietudes que aun el Vaticano no ha logrado catalogar
por disfunción genital del espíritu santo
Yo soy un país una monarquía absolutista
un terreno baldío rodeado de girasoles
un campo de concentración
un leprosodio new age funky
un cementerio de elefantes futurista
el desierto que ni aun yo logro atravesar
Confiar en ti o en mí sería desaprovechar al Profeta Jeremías
Más vale que me expliquen por qué Virginia Wolf
eligió el fondo del indiscreto Ouse
a pesar de la futura reputación de Elvis Presley en Emei Shan
Amo en secreto a una e innumerables Angelinas
porque el único lugar salvo en éste planeta
está en mi corazón entre mis piernas
en el callejón oscuro de mi sonrisa
Soy hombre de rascacielos barracones y olmedos
Me descubrí a ti en un indigente arrastrando los pies deformes
en una calle peraltada para detractores étnicos de Elton John
Me descubrí a ti en un bar vegetariano sentado en la barra
enunciando los arcanos aun no llevados a imprenta por Osho
A donde voy nadie puede llegar
ni nadie puede evitar que llegue
El diablo es sólo un sufijo
una poción salina entre los muslos de otra María
Después de cuarenta días en el desierto
lo único que ha florecido es mi gastritis
Escogí éste camino
porque así está escrito en el Harlem
y en las falanges celestiales de John Bonham
El contacto frecuente con ustedes
sólo invita a provocar las neuronas de mis hijos
en torneos de marinera capoeira y saya
Elegí extraviar mis zapatos en Uchurajhay
no creo que le haga falta a la seguridad vial en Kingston Town
para qué sirve el himno nacional
para qué es útil fotografiar la torre Eiffel
para qué sirve el estrés y la depresión
para qué la libertad sexual a un parapléjico admirador de Lacan
para qué hacerle caso a Buda y a Kierkegaard
para qué nos sirven los aplausos en memoria de Octavio Paz
para qué la semiótica a un autista oriundo de Addis Abeba
para qué la historia del arte en una sesión de hemodiálisis
para qué es útil un poster de Einstein en mi habitación
Pero quién sabe quién soy Yo
Acaso ese Dios que no es más que el prozac
de aquellos que ha renunciado por protocolo espiritual y financiero
a los beneficios alternativos de un test psicométrico
O acaso tú que crees haberme inventado
mientras libábamos vino
y el calidoscopio de la noche nos envolvía en el mito
O acaso esas noches en el calabozo
donde por simple intuición el señor coronel dejó entrever
su falta de civismo a causa de mis labios en posición decúbito dorsal
Salvo a Wakko Warner
no le debo STOP CRISH BABU a nadie
Estoy dichosamente como la oreja de Van Gogh como siempre
Como Judas antes de las treinta monedas
Como el himen de una niña recientemente desmitificada
Como Gregorio Samsa en un poema de Gabriela Mistral
Como el hombre araña en las líneas de Nazca
Pobre de aquel que me acuse de blasfemo libre o loco
La ciudad aun no cuenta con el mobiliario
para las libertades en torno el ímpetu otorrino neuropsicogenital
Gracias pero no
No soy digno de efigies ecuestres
ni de séquitos con el metabolismo acreditado para el cannabis y rock
Literalmente soy un fotógrafo de porristas aspirante a Bhiksu
Un Charles Manson
En el mejor de los casos un Willian Wallace
apremiado por la inusitada autonomía del aparato digestivo
El poeta cusqueño Miguel Ángel Fuentes está pronto a presentar en Lima Baghavad Pizza, libro de poesía cuyo título no solo ironiza al de las escrituras sagradas de los hindús, sino, además, a los discursos triunfantes de la modernidad, que, quizás, en su mayoría corresponden a los de la estupidización de las masas. Fuentes es un Ginsberg de nuestros Andes que, con su excelente y exuberante verbo, lanza sus ácidas críticas a todo la hipocresía del poder, del stablisment y sus tecnologías. Aquí la poesía no está callada. Aquí la poesía es para leerla en voz alta, y mejor si es durante un concierto de rock. Poemas para leer con la voz de don Nicanor, con la voz del viejo Buko, con la propia voz o con la de todos, en coro, y pogueando mejor. Veamos:
Egosincracia
No soy ese a quien esperan
aquellas nenas neurasténicas de imperturbable alergia a la maternidad
y a la vida electrodoméstica en familia
Apenas soy ese a quien remotamente en el San Pedro recuerdo
Ni apóstol epicúreo zen de Paulo Coelho
ni difamador de Dios en conciertos Punk al Este de Ámsterdam
No soy aquel psicópata que la prensa exalta y acecha
en pro de primicias para enfatizar la libertad de prensa en democracia
No soy aquel famélico iconoclasta icono del rock
que la juventud underground aclama e imita en
detrimento de la dignidad vaginal en el nombre del Papa
Soy la emulsión
que mis manos provocan
después de compulsivas maniobras
a propósito de Elma Rosa María Dioni y Paola
Mi suerte es de esos calendarios baratos de ferretería
algo así como aquel Ulises de Joyce
en manos de un futbolista peruano
convertido al evangelismo después
de ciertas manifestaciones acústicas en el hígado
Desafortunadamente
para el club de Leones para el colegio de Arquitectos
para los discípulos bautizados de Erich Fromm
para las ONGs pro indigenistas inspirados en Neruda
mi noción de filantropía
es un santuario erigido en memoria de don Bosco
sobre un yacimiento de Plutonio
Amo los truenos los peñascos las extremidades del Universo
La compañía arcana de los árboles viejos
como la incertidumbre de las estrellas
en el hemisferio laudo de los búhos
Nada sé de países nada de soberanía
Nada sé del por qué un pavo aderezado en el horno
alegra el corazón de Dios la semana última de Diciembre
Mi talento es otro
Soy el intempestivo e inspirado calígrafo diurético de la noche
en plena vía pública
Soy lo que mi madre no quiere entender
por orgullo a mi apellido importado de Galicia vía Cataluña
Soy el mentor de la sanidad espiritual
de cierto circulo de amigos con pasaporte escandinavo
y exóticas fantasías en el cóccix para la recomendable reputación de Machupicchu
Soy aprendiz del oficio de hombre
Acaso nunca me atreva a retraer los impulsos agnósticos de mi pelvis
a pesar de los apotemas cardiovasculares prescritos por Dios
Mi biografía está escrita en las paredes de los servicios higiénicos
de clínicas y restaurantes alternativos inadmisibles para Fidel
Lo mío es una patología endocrina al pie del Huascarán
y presuntamente catalogada por la National Geographic
un listado de inquietudes que aun el Vaticano no ha logrado catalogar
por disfunción genital del espíritu santo
Yo soy un país una monarquía absolutista
un terreno baldío rodeado de girasoles
un campo de concentración
un leprosodio new age funky
un cementerio de elefantes futurista
el desierto que ni aun yo logro atravesar
Confiar en ti o en mí sería desaprovechar al Profeta Jeremías
Más vale que me expliquen por qué Virginia Wolf
eligió el fondo del indiscreto Ouse
a pesar de la futura reputación de Elvis Presley en Emei Shan
Amo en secreto a una e innumerables Angelinas
porque el único lugar salvo en éste planeta
está en mi corazón entre mis piernas
en el callejón oscuro de mi sonrisa
Soy hombre de rascacielos barracones y olmedos
Me descubrí a ti en un indigente arrastrando los pies deformes
en una calle peraltada para detractores étnicos de Elton John
Me descubrí a ti en un bar vegetariano sentado en la barra
enunciando los arcanos aun no llevados a imprenta por Osho
A donde voy nadie puede llegar
ni nadie puede evitar que llegue
El diablo es sólo un sufijo
una poción salina entre los muslos de otra María
Después de cuarenta días en el desierto
lo único que ha florecido es mi gastritis
Escogí éste camino
porque así está escrito en el Harlem
y en las falanges celestiales de John Bonham
El contacto frecuente con ustedes
sólo invita a provocar las neuronas de mis hijos
en torneos de marinera capoeira y saya
Elegí extraviar mis zapatos en Uchurajhay
no creo que le haga falta a la seguridad vial en Kingston Town
para qué sirve el himno nacional
para qué es útil fotografiar la torre Eiffel
para qué sirve el estrés y la depresión
para qué la libertad sexual a un parapléjico admirador de Lacan
para qué hacerle caso a Buda y a Kierkegaard
para qué nos sirven los aplausos en memoria de Octavio Paz
para qué la semiótica a un autista oriundo de Addis Abeba
para qué la historia del arte en una sesión de hemodiálisis
para qué es útil un poster de Einstein en mi habitación
Pero quién sabe quién soy Yo
Acaso ese Dios que no es más que el prozac
de aquellos que ha renunciado por protocolo espiritual y financiero
a los beneficios alternativos de un test psicométrico
O acaso tú que crees haberme inventado
mientras libábamos vino
y el calidoscopio de la noche nos envolvía en el mito
O acaso esas noches en el calabozo
donde por simple intuición el señor coronel dejó entrever
su falta de civismo a causa de mis labios en posición decúbito dorsal
Salvo a Wakko Warner
no le debo STOP CRISH BABU a nadie
Estoy dichosamente como la oreja de Van Gogh como siempre
Como Judas antes de las treinta monedas
Como el himen de una niña recientemente desmitificada
Como Gregorio Samsa en un poema de Gabriela Mistral
Como el hombre araña en las líneas de Nazca
Pobre de aquel que me acuse de blasfemo libre o loco
La ciudad aun no cuenta con el mobiliario
para las libertades en torno el ímpetu otorrino neuropsicogenital
Gracias pero no
No soy digno de efigies ecuestres
ni de séquitos con el metabolismo acreditado para el cannabis y rock
Literalmente soy un fotógrafo de porristas aspirante a Bhiksu
Un Charles Manson
En el mejor de los casos un Willian Wallace
apremiado por la inusitada autonomía del aparato digestivo
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