jueves, 18 de noviembre de 2010

“DESVELO BLANCO” POR MIGUEL ILDEFONSO.


“DESVELO BLANCO DE ANA MARÍA FALCONÍ

Por: Miguel Ildefonso

“El logos, -palabra y razón- se escinde por la poesía, que es la palabra, sí, pero irracional. Es, en realidad, la palabra puesta al servicio de la embriaguez. Y en la embriaguez el hombre es ya otra cosa que hombre; alguien viene a habitar su cuerpo; alguien posee su mente y mueve su lengua; alguien le tiraniza. En la embriaguez el hombre duerme, ha cesado perezosamente en su desvelo y ya no se afana en su esperanza racional. No sólo se conforma con las sombras de la pared cavernaria, sino que sobrepasando su condena, crea sombras nuevas y llega hasta hablar de ellas y con ellas. Traiciona a la razón usando su vehículo: la palabra, para dejar que por ella hablen las sombras, para hacer de ella la forma del delirio. El poeta no quiere salvarse; vive en la condenación y todavía más, la extiende, la ensancha, la ahonda. La poesía es realmente, el infierno.” Este pensamiento de María Zambrano es pertinente para abordar el excelente libro.

Desvelo Blanco (Tranvía Editores, 2010), segundo poemario de Ana María Falconí. El descarnado diálogo con un otro - que puede ser de amor o de muerte, ante un bus o ante el mar, o con las estatuas o los pelícanos, o desde el misterio y la soledad - nos revela un mundo íntimo e inasible, leve como lo que mueve nuestras palabras desde el más grave silencio: "Desde los postes hablan sin voz los gallinazos". Con la experiencia de lo sublime la poeta recoge esas plumas, esas palabras, del cielo de una ciudad que nos empuja a la desolación, en donde el azar mueve las más nobles pasiones, allí cuando ya no hay espera: "Se presentó como el extraviado silbato de un tren". Porque allí donde ya no hay esperanza, aparece la poesía, con “pasión y entusiasmo”, decía Longino. La poesía suplanta la ausencia, nos devuelve las palabras. La poesía es ese rostro tras el velo del lenguaje.

PASAJEROS

Tienes que subir al vagón de un gran tren en marcha

No eres un mendigo al que le espera un puente
O la banca de un parque

Sabes bien lo que haces:
Te espera un tren

Faltan unos minutos para que pase por las cruces del camino

Y tú corres para llegar a tiempo

El sudor se te seca en el cuerpo varias veces

Cruzas una a una las montañas con grandes pasos de ogro

Para cumplir con tu misión:

Llevas una cabeza entre los brazos
Su boca reseca se mueve
Pero no escuchas lo que dice

Prefieres no hacerlo
Reconoces sus debilidades sus secretas palabras de hastío
Siempre lo has hecho

Tomas el impulso en el momento preciso
Dejas atrás el terraplén
Los solitarios animales de la carretera
Las leyendas tintineantes de los muertos
Y exhausto en un rincón del vagón
Te preguntas por el destino oscuro que le espera
A tu carga

Y a ti

Y escuchas una vez más el largo ulular del silbato
Anticipando el sonido del cielo sobre los rieles

Su ruido será el golpe seco de un pájaro


ESTATUAS

Sé que es de noche porque rondan
Me observan desde sus rostros
Atizonados de excrementos
Sus figuras de yeso arrastran residuos
De otros mares
Yo intento o finjo ignorarlas
Doy vueltas buscando un
Frescor en mi almohada
Una expiación una última instancia.

Quieren mi sonrisa de marfil
Se conforman con mirar
Los movimientos vacíos
De mi boca

Pero yo no sonrío
Nunca sonrío

Me quedo en la cama escuchando
Esperando
El Semen Silencioso de las estatuas

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