domingo, 1 de noviembre de 2009

Tres en raya por Miguel Ildefonso.


"LOS EXTRAÑOS" DE HAROLD ALVA

Por: Miguel Ildefonso

Los extraños (Altazor, 2009) de Harold Alva (Piura, 1978) es la poetización de una ciudad que hace extraña el alma, una Lima en donde nos despersonalizamos para dejar abierta la furia y el desencanto. Una serie de personajes que cargan sus cuerpos como ataúdes, entre veredas como “cicatrices” y versos descarnados: poetas (Los Raros, como en Rubén Darío), asesinos, médicos. Y también animales: tigres, cuervos, perros, ácaros. Aun cuando todos terminamos asesinados por la sociedad, como Van Gogh, existe cierta esperanza; ella radica en ese “alguien” del poema final, un alguien que lo ayude en su redención. La poesía es esa promesa que nos acerca, que nos convoca mediante la belleza, y hace que no nos sintamos ni raros ni extraños en este mundo pasajero.

Pretendo arrancarme los dientes
Empujarlos con la lengua al precipicio

Esta es la calle. Mi esquina
Los postes que escupo
Para agigantarles la tiniebla
Aquí es donde hundo mis dedos
Los cartílagos de piedra
Este es el territorio donde escribo
De aquí no pienso retirar los pasos
Aquí no le permito a nadie
Detener las cobras que escapan de mi pecho

Esta calle esconde los huesos de mi cráneo

Que nadie intente levantar la voz
Este sarcófago La sangre que marca
Mi condición de muerto.




"BAJO EL MISMO CIELO" DE ANDRÉS JARA

Por: Miguel Ildefonso

Bajo el mismo cielo (San Marcos, 2009) de Andrés Jara Maylle (Huánuco, 1964) consta de cuatro secciones delineadas como con precisos y coloridos pinceles ante el lienzo del paisaje de un pueblo andino. Es el rescate de la memoria, de aquellos goces efímeros y de aquellas arduas jornadas de una vida que transcurre en los diferentes ámbitos de los ojos atentos del poeta: el familiar, el pueblo, la naturaleza y los amoríos. Pertenencias, Historias paralelas, Amor en estos lares y Amor bajo el tejado, nos enseñan un lugar donde el amor, rescatado por la poesía, es capaz de perpetuar la nostalgia y revivir la esperanza. “De ahí que este libro – más proclive a la contemplación, al disfrute de la memoria -, contiene poemas que nos elevan a dimensiones donde caben una filosofía de la nostalgia y, en ella, una visión de mundo hecha del menester diario: el baúl del abuelo, la máquina vieja que hacía poemas, el río de la infancia, la hoguera fantasmal en la noche bajo las estrellas…”, nos dice Cronwell Jara en el prólogo. La buena literatura huanuqueña nos entrega su nuevo fruto en versos de Andrés.

TUS DESEOS Y NADA MÁS

No es tu sombra la que se disipa en los confines.
No es tu luz la que borra las fronteras
de los años exiliados.
Ni la que habla de los días en declive.

Solo eres tú que muestra, como un libro abierto,
La historia de dos vidas
Que nunca conocieron el sosiego.

EXISTENCIAS VAGAS

Yo sólo sueño
un mundo que existe:
el sol,
el aire efímero
que envuelve mi rostro
cada noche,
la playa donde sentiré
tus brasas incrustándose
en mis entrañas
apagadas,
el mar distante
que no conozco.
Yo sólo sueño
un mundo que existe
en mis sueños
fabulados.



"FIEBRE" DE MARIELLA DI-LAURA

Por: Miguel Ildefonso

Kamo No Chomei, poeta ermitaño japonés del siglo XIII, escribió: “Contempla la vida de pájaros y peces. El pez jamás se fatiga en el agua, pero no puedes conocer la verdadera mentalidad de un pez, porque no eres un pez. Los pájaros nunca se cansan de los bosques; pero no puedes conocer su real espíritu porque no eres un pájaro. Exactamente lo mismo ocurre con la vida religiosa o con la vida poética: si no la vives, nada puedes conocer acerca de ella.” Fiebre de Mariella Di-Laura es un conjunto de poemas que han nacido de ese conocimiento existencial que todos hemos vivido y adquirido, pero del cual no todos hemos sabido experimentar poéticamente. La intensidad de la vida, su opacidad, su brillo, sus contradicciones, se conjugan en estos breves textos como “caricia del puñal” en el ojo del lector, a ratos como haykus, a ratos como surrealismo o como epifanías. Los instantes más sublimes y desgarradores de la vida humana se conjugan en Fiebre para representar un mundo más allá de lo humano. Porque la poesía no es más que ese anhelo de trascender nuestro cuerpo a través del lenguaje. Para ello el poeta plasma en un tejido verbal un estado del alma relacionado al cosmos, más un movimiento milagroso del deseo que hará finalmente que se una la naturaleza y el cuerpo. Unión que provocará dicha fiebre; es decir, el trance por el cual nos transmutamos. El mundo exterior (cosmos) y el mundo interior (alma) entonces se fusionan en nudos. Nudos-poemas que, con pocos elementos visibles, nos van contando una historia hecha de herida, nostalgia, soledad y goce. Y que nos transmite un sentimiento que se debe a una mezcla de dolor, miedo, éxtasis y asombro. Es así que podemos definir sus temas que son: el amor, la muerte, la poesía, el erotismo. Fiebre hace que penetremos nuestros ojos en estos peces y pájaros, nadar y volar como ellos, y sentirnos agua y aire. La poesía nos devuelve el espíritu que nos une a nuestras frágiles esencias; la poesía nos devuelve el amor, mediante el misterio gozoso de la lengua.

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