jueves, 5 de noviembre de 2009

Las múltiples fábulas de la muerte por Edmundo de la Sotta Díaz.

Carrasco Núñez, Fernando. La muerte y otras traiciones.
Lima, Hipocampo Editores, 2009, 92 pp.


"LAS MÚLTIPLES FÁBULAS DE LA MUERTE EN LA NARRATIVA DE FERNANDO CARRASCO NÚÑEZ"

Por: Edmundo de la Sotta Díaz

PRETEXTO

Fernando Carrasco Núñez nació en Lima y tiene 33 años, la edad de Cristo cuando murió. En este momento, los une la edad simbólica y, también, el tópico de la muerte. El hijo de Dios simuló una muerte para fundar una religión y el narrador limeño se regodea con la muerte para recrear sus múltiples variantes en cada uno de sus relatos. Esto es, Carrasco busca crear una poética de la muerte, porque es el motivo esencial de sus cuentos; así, en Cantar de Helena y otras muertes (2006), su primer libro, y en este nuevo libro el hilo temático de cada historia gira en torno a las múltiples caras de la muerte. Unas veces deseada por los protagonistas de estas historias; otras, porque abrumados por las circunstancias solo les queda aceptarlas con dignidad.

Ni criollo ni andino, en todo caso la totalidad contradictoria del Perú (Cornejo Polar, dixit) es el espacio que Carrasco busca recrear con sutileza y coherente verosimilitud. De hecho, se percibe en sus textos su facilidad para aprehender los asuntos de la ciudad; porque es un feliz habitante de las calles del mítico barrio Nocheto. Donde fue testigo, cuando era niño, de los repartos populares de Sendero y de sus insignias que se prendían en los cerros aledaños, para deleite de los niños y temor de los adultos. Nocheto, donde es posible brindar con un faite de alcurnia o con una sufrida doncella que se corta los brazos por cada nuevo desamor que le toca vivir.

Pero, también, los asuntos del campo no le son ajenos, más bien parece tener una disposición empática con la naturaleza y más precisamente con la vida de los pueblos rurales. Su afición por las fabulosas festividades de Huarochirí o el constante tour por los majestuosos viñedos de Cañete. Su residencia en el bucólico Huánuco. El haber estudiado en La Cantuta, por su cercanía al río, es ya una elección por la arcadia natural.

En definitiva, Carrasco no se adhiere a una propuesta en particular ni a una moda específica. Es más bien un aspirante al selecto grupo de artesanos de la palabra quienes con exquisitez, parsimonia y deleite se dedican a hilvanar luminosas historias humanas.

TEXTO

La muerte y otras traiciones (2009) es el segundo libro de cuentos que Carrasco nos entrega. Está constituido por nueve relatos. Como lo sostiene el maestro Antonio Gálvez Ronceros, en la contratapa: “La muerte es el elemento dominante de estas historias”. Así, en “La ficha marcada” la mutua traición de una pareja de esposos, simbólicamente desarrolla el tema de la muerte de la fidelidad. Ambos infieles, ella con más alevosía que él. En “Al fin de la partida” la venganza por adelantado consiste en que la niña protagonista se anticipa a su futura explotación sexual y elimina a los proxenetas. En “Último tercio” aparece la muerte de un joven torero en el ruedo, quien se jugaba su reconocimiento en esa tarde de la cogida: “O por la puerta grande o por la puerta de emergencia”. En “Vida y pasión de Jesucristo” se carnavaliza el nombre del Hebreo para presentarnos la vida y pasión de un delincuente de nota, quien muere cuando ya se había regenerado totalmente. En “La puñalada” un joven universitario engañado elimina a su rival, el profesor que salía con su novia. En “Mariposas” una niña especial incomprendida por la razón normal de sus parientes alza vuelo desde el último piso de su casa, y se lleva con ella a Muñeca para que no sufra en este mundo. En “Hasta que lo despediste, mujer” una esposa humillada hasta el martirio bíblico, un día explota y da punto final a su sufrimiento eliminando a su victimario, su propio esposo. En “Nos han dejado solos” un difunto revela su propia muerte, y en “Visitaciones” la culpa de haber matado a sus familiares, lleva a Mario a la locura.

Sin duda, el tópico central es la muerte. Desde diversas miradas y en sus distintas variantes, pero todas unidas por su ejecución violenta. Es decir, la muerte no es tanto el paso del tiempo o la voluntad de Dios; es más bien la búsqueda de solución para superar un trauma, un abuso, un deseo de triunfo o la sencilla libertad. Ahora los personajes se perciben cercanos a nosotros, ciudadanos comunes y corrientes, porque lo que ellos protagonizan es cercano a nuestras realidades cotidianas.

En segundo término, queremos resaltar la destreza y suficiencia con que se han estructurado cada uno de los relatos. En ese sentido, Carrasco se revela como un narrador con suficiente oficio y conocedor de las técnicas narrativas. Así, en “Vida y pasión de Jesucristo” usa la narración en segunda persona donde el viejo narrador descubre que su narratario; Cristhian, es el hijo del protagonista de su relato. Es decir, los lectores descubrimos el desenlace al mismo tiempo que lo hace el narrador testigo. En “Hasta que los despediste, mujer” la conciencia de la filicida le recuerda pasa a paso la ejecución de su venganza. Esto es, esta estructura en segunda persona permite que la tensión fluya entre meditativa y apelativa conduciéndola a un final conmovedor que hace que simpaticemos con la victimaria.

Particularmente, el cuento redondo es “Nos han dejado solos”, un relato de impronta rulfiana que destaca por la precisión tanto en su discurso como en su fábula. Cumple con lo que sugería Borges. Nada de ripio en la forma ni inútiles regodeos de la historia. La belleza de la justeza. En ese sentido, es correcto el uso del narrador heterodiegético y el manejo de un tiempo circular para relatarnos que el mismo protagonista revela su propia muerte. Hay pues una doble revelación: el muchacho narrador descubre que ya está muerto y nosotros, los lectores, descubrimos al igual que el protagonista que él es un muerto quien nos cuenta su búsqueda.

Aunque se perciben las formas narrativas de Mario Benedetti, la maestría de Juan Rulfo y la melodía de Cabrera Infante. Se nota, relato a relato, que el autor ha alcanzado el dominio del arte de narrar. Con este segundo libro ya está calificado para emprender mayores empresas. Por ejemplo, crear luminosas historias, pero con carga alegórica donde se dibuje la inconmensurable belleza contradictoria de este Perú que gozamos y sufrimos.

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