martes, 30 de agosto de 2011

“CINCO LIBROS DE POESÍA ÚLTIMA PERUANA” POR MIGUEL ILDEFONSO.


Después de la séptima puerta”.
Poemario de Sergio Castillo.

“CINCO LIBROS DE POESÍA ÚLTIMA PERUANA”

Por: Miguel Ildefonso

Después de la Séptima Puerta (Edición Roberto Salazar, 2011) del poeta horazereano Sergio Castillo (Jisse-Jauja, 1947) reúne un conjunto de poemas de excelente factura, con un lenguaje cincelado mediante una mixtura musical andina y occidental que nos conduce a distintos paisajes esenciales en donde nos identificamos y, a la vez, nos revelamos, descarnadamente. “Una vida arraigada, entrañada en la naturaleza, con todos sus códigos sensoriales (el ojo, el sonido, el olor), con sus dramas públicos e íntimos, devolviéndole al ser humano lo que tiene de tierra y lluvia, de sol y risco”, nos dice Tulio Mora sobre este novísimo libro de poesía del maestro Sergio. Aquí un poema:

Nadie sabe el secreto demiurgo
..................................de nosotros.
Puedo sentirte
florecida plata
brinco volantín volado
¿En qué solapas de quién
amarás?
.......Insecto significante
......................corro a cogerte nocturno
Con todas las llamas sedientas
incógnito escribiendo.
Ahí, exaltado te descubro
....................sereno.

Hacia 1805, en Viena, Beethoven componía su Quinta Sinfonía en medio de una Europa asolada por las estruendosas guerras napoleónicas; esta imagen puede ilustrar el sentido de Cartas Desde la Azotea (Mesa Redonda, 2011) del poeta Domingo de Ramos (Ica, 1960). El poeta atrincherado en una azotea rodeada por distintas guerras en el mundo de hoy: “Ven a mis mataderos románticos desde aquí desde esta azotea desde de donde te mando estas flores con la exultación de un monje que ha meditado ahora más que nunca en este gozoso sinsabor de olvidarte sin querer”, nos dice al final de la primera carta. Estos alegatos contra la barbarie universal enriquecen aun más la obra consolidada de uno de los poetas más importantes del Perú en la actualidad.

17.

Cartas desde la azotea, 30 de mayo, 01:05

Fatwa
La vida no es más que una sombra errante
De día o de noche es lo mismo
Sólo se inquieta como pájaro a los disparos
A los aullidos de las casas donde penan
Un brazo un dedo un ojo por el que se reflejan
Los techos chamuscados la línea clara
De una media luna
En la taza del moribundo

Restos (Ediciones Letra en Llamas. Colección Universos de bolsillo, 2011) de Raúl Heraud (Lima, 1970) compila poemas de diversos temas, el amor, la poesía, los choques culturales, la crisis de la modernidad y del hombre como centro de dicha construcción en donde eros y thanatos se han fusionado en una nebulosa. Son los restos de una civilización deshumanizada, de dioses, héroes y mártires fantasmales que pululan las grandes urbes en donde nadie se siente libre de ser aplastado como una hormiga por un gigantesco cartel luminoso que te obliga a encauzar tu vida bajo los dictados, mandatos e imperativos del sagrado “sistema” que ya lo denunciara William S. Burroughs.

Alien

En la calle Benidorm fui abortado de golpe al mundo
Reviviendo el trauma ad vientre sin cordón umbilical
Ni pecho materno
Aprendí a sobrevivir de nuevo
En Alicante nací sin nombre sin pasado
Peor que un niño rumano que una puta maghri
Que un argel sin patria
De brazos y piernas atadas a un muerto
Solo con mi llanto ilegal de recién nacido
Me arrastré sobre mercados árabes infestados
De gente sin nombre
De espaldas al mediterráneo con la foto postal
De mi desolación
Con un yaraví de fondo como el soundtrack de mi tristeza
Caminé por la Costa Blanca con mi rostro de fantasma
De sudaca terruco
Sin mirar las lindas españolitas que hablaban
De los muertos en Atocha como quien habla
De inmigrantes y adictos que intercambian jeringas
En algún subterráneo
Envuelto en ese aire culpable con sello made in Perú
Crucé la acera por temor a ser alcanzado
Por los ojos de aquella vanidad ultra moderna
De esa España que solo sueña con un futuro
Sin país vasco ni etarras
Crucé la calle como queriendo cruzar el continente
Con mis monedas subsidiadas
Y mi ciudadanía con fecha de vencimiento
Intentando no parecerme a una de esas ratas
Que de vez en cuando escapa
De las cloacas del tercer mundo
Allí parado frente a las costas africanas
Sin un perro que me ladre
Sentí por única vez como una música antigua
El llamado de mi tierra

Tierra Ósea (Pérgamo Editores, 2011) de Hugo Velazco (Huancayo, 1986) es un breve libro de poemas que forman una unidad dramática donde se presentan personajes como Kassandra, Mark, Odilón, el condenado y Miss Aira. Esta tierra de sombras, muertos, susurros, memorias y gritos ausentes, en realidad son ciudades dominadas por “el miedo y los muros”; aquí la belleza y el terror se confunden para develar falsos mitos e inútiles pasiones: “no es la muerte/ quien devasta/ no es la vida invisible que galopa sobre nuestros cuerpos/ en lo obsceno/ es la certeza de la angustia y los perros/ el ruido de las palabras/ los descomunales escarabajos que penetran mi cuerpo como en la tierra/ madura./ Y sin embargo aquello no es la muerte…” Y, efectivamente, lo logra, bajo un influjo Angelus Novus y Artaud.

Epílogo

Es la noche.
Es la noche sin extremos. Es inútil.
Reptan paisajes óseos/ siempre en círculos
y aúllan, gimen, hablan, piensan, lloran…
Yo no soy diferente.
Me entrego como ellos
a ese océano invencible:
_ Después de nacido lo que sigue es la muerte
cuando por un corazón habremos entrado en la tierra.
Es la hora, todo se ha terminado.
...........................................Esto es horrendo!

El Elegido (Casa Katatay Editores, 2011) de John Martínez Gonzales (Lima, 1981) prosigue una evolución poética desde su libro Collage de Viaje (2009), en donde ya veíamos la sacralización de la realidad, específicamente de la ciudad de Lima, y cuya dinámica verbal lo conducía finalmente hacia los mitos. El anhelo de trascendencia no es más que el anhelo de poder “sobrevivir” a la muerte, dominar aquello que puede causar terror y, a la vez, seducción; esa fuerza misteriosa que une el espíritu de una colectividad con la materialidad levitante del danzante, que fusiona lo sagrado y lo profano, como hace la poesía, es lo que vemos en estos poemas-actos que nos van “contando” el desarrollo de esta danza peruana de resistencia, de purificación, de liberación y de poder. John rompe con este libro, sin ser neobarroco, el esquema de la joven poesía peruviana.

Agua y Acero

Escribir un poema
como una manopla
como una danza de tijeras
agujereando los credos,
razón de más para no escribir
sobre el tragaluz de agua
del danzante en luz de luna.

...........................Un poema que al escribirse
invoque algo más que el ritmo
la transfiguración de las extremidades multiplicándose
.............................el clack clack clack
del metal
combando el aire
.......................clack clack clack
la fusión de los metales
convertido en mantra.

Imposible pensar en escribir
un poema
sobre los 36 pasos
sin el río de colores y el trazo perpetuo
del arpa Apu
..............del violín Huamani,
danzar un poema escrito con el cuerpo
luego de la pagapa
designio de la danza
en un poema imposible de escribir.

Cerros
Padres,
andenes por donde el poema
baila invocando la verdadera agua
..................................................el delirio mágico del metal.



1 comentario:

FioLoba dijo...

Mi papuchis es el mejor :D! Los wamanis le dan podeeeer.