Müller respondió ayer con timidez a las preguntas de los periodistas en Berlín, donde vive. Foto: AP
El mayor galardón de las letras / Una autora que muestra el "paisaje de los desheredados".
"Alemania, otra vez en la cúspide literaria"
La novelista y poeta Herta Müller ganó el Premio Nobel; narra en su obra el terror de los regímenes comunistas en Europa del Este.
ESTOCOLMO.- La escritora alemana de origen rumano Herta Müller, que ha narrado en sus obras el terror de la dictadura de Nicolae Ceaucescu, fue galardonada ayer con el Premio Nobel de Literatura, decisión que despertó una celebración unánime en Alemania, donde la escritora reside desde 1987.
En su fallo, la Academia Sueca destacó la obra de Müller, de 56 años, quien "con la densidad de la poesía y la franqueza de la prosa muestra el paisaje de los desheredados". El anuncio, que ayer realizó el secretario permanente de la academia, Peter Englund, pudo seguirse en vivo a través de YouTube.
La decisión -otra vez, un nombre que no figuraba en las listas de favoritos- pareció confirmar las declaraciones de Englund, que hace días afirmó que los jurados habían sido muy "eurocéntricos" en sus últimas decisiones. De hecho, de los últimos 15 ganadores, 14 son europeos. El año pasado el ganador fue el francés Jean-Marie Gustave Le Clézio.
Algunas coincidencias cronológicas acompañan el galardón a Müller -que recibirá US$ 1,4 millones-: hace diez años lo recibió su compatriota Günter Grass, y este año se cumplen 20 años de la caída del comunismo, cuya vida cotidiana en Rumania y otros países Müller ha convertido en el centro de su literatura.
"Todavía no lo puedo creer. Lo sé, pero todavía no me entró en la cabeza", dijo la escritora en una multitudinaria conferencia de prensa en Berlín, donde vive, en la que se mostró tímida y algo incómoda al responder a las preguntas, vestida enteramente de negro y acompañada por su marido. "Viví más de 30 años en una dictadura; cada mañana, con el miedo de no existir más por la noche", relató. "Todo lo que he escrito tiene que ver con eso", afirmó.
Mundos crueles
"Müller es una gran artista de las palabras, por sus frases cortas, la riqueza de las imágenes y una precisión extrema en el manejo del idioma", apuntó Englund.
La obra de Müller encarna el destino de las minorías alemanas en los países del centro de Europa que, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en ocasiones tuvieron que pagar por partida doble las culpas del nacionalsocialismo.
La escritora nació en Nitzkydorf en 1953, en una familia de la minoría alemana en Rumania. Estudió filología alemana y rumana, y se vinculó con un grupo de escritores y poetas opositores el régimen de Ceaucescu, entre los que estaban Richard Wagner, con quien se casó. Con la dictadura entró en conflicto muy pronto, al ser despedida de su primer trabajo, como traductora en una fábrica, por negarse a colaborar con la Securitate, el servicio secreto.
Su primer libro, En tierras bajas , también fue motivo de conflicto. El manuscrito estuvo durante cuatro años en la editorial antes de publicarse, en 1982, con recortes impuestos por la censura rumana. Dos años después, la versión original del libro apareció en Alemania, ante lo cual las autoridades rumanas le prohibieron a Müller publicar. En Alemania, en cambio, el libro le valió un reconocimiento literario inmediato.
Su novela central es La bestia del corazón , de 1994, en la que narra la historia de cuatro amigos perseguidos por la policía de Ceaucescu. "La escribí en recuerdo de mis amigos rumanos muertos durante ese régimen", recordó. "Fue la experiencia más intensa y violenta de mi vida, y el hecho de haber ido a vivir a Alemania no canceló mi pasado", declaró.
Entre sus 19 libros -traducidos a varios idiomas, pero en número limitado en inglés- se destacan también La piel del zorro (1992) y El hombre es un gran faisán en el mundo (1986). Su última novela, Atemschaukel , de este año, describe las experiencias de un alemán de 17 años que durante la Segunda Guerra fue deportado por los rusos a un campo de concentración de la entonces Unión Soviética, la misma experiencia que vivió la madre de Müller en su juventud.
En julio pasado, la escritora publicó en el semanario Die Zeit la primera parte de sus memorias, escritas luego de haber visto el dossier que la policía rumana elaboró sobre ella y de haber regresado a su país, donde afirma que aún hoy es controlada. "Para la gente que ha vivido en las dictaduras las cosas no terminan cuando cambian los tiempos", sintetizó.
En alemán
Merkel, satisfecha. "Es una señal maravillosa que una obra literaria de tal calidad y que una vida como la suya sean coronadas por un Nobel", dijo ayer la canciller alemana, Angela Merkel. Varios analistas unieron este Nobel con el 20° aniversario de la caída del Muro de Berlín.
¿Otro premio? La última obra de Müller, Atemschaukel, está entre los 20 finalistas del Premio Alemán del Libro, que se entrega la semana próxima en la Feria del Libro de Fráncfort.
Megaestrellas, no. "Müller se ajusta al perfil de autor que le gusta a la Academia. Es todo menos una megaestrella, como los eternos aspirantes norteamericanos Philip Roth o Thomas Pynchon", opinó el editor sueco Peter Luthersson. Y escribe en alemán. Con Müller, Elfriede Jelinek y Günter Grass, en los últimos diez años, tres Nobel fueron para autores en lengua alemana.
Agencias AFP, ANSA, DPA y El País
09/10/2009
Fuente:
Diario “La Nación”.
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