“ENTREVISTA AL POETA Y ESCRITOR JUAN MAURICIO MUÑOZ”
“Con la literatura norteamericana, en cierta manera, ahí, como que me encontré. Con Piñero, Berryman y Bukowski me encontré. Esta gente me entiende, esta gente ha vivido lo que, de cierta manera, yo he vivido. Con ellos sobreviví”.
“Con la literatura norteamericana, en cierta manera, ahí, como que me encontré. Con Piñero, Berryman y Bukowski me encontré. Esta gente me entiende, esta gente ha vivido lo que, de cierta manera, yo he vivido. Con ellos sobreviví”.
Por: César Pineda Quilca
Juan Mauricio Muñoz es un escritor que trabaja de madrugada, que no aparece mucho en la movida y bohemia literaria, porque según sus palabras “el tiempo no le alcanza”. Dice ser un poeta que para metido en su casa. Sin embargo, de manera silenciosa, está haciendo sonar su nombre en el extranjero.
Juan Mauricio, cuéntame ¿Cómo nace la idea del blog “La Higuerilla”?
Bueno, yo dirijo un blog aparte que se llama “Las voces peruanas” donde comencé hace un par de años y publicaba así esporádicamente a gente que no tenía un espacio, que no era conocida, se puede decir, en el ámbito literario en el centro de Lima. O sea, la gente me pasaba sus textos y los publicaba. Poco a poco también fui publicando a gente del centro que conocí. El año pasado recién conozco a toda la gente de acá: a Roy, a Paolo, a ti y los fui publicando en el blog de “Las voces peruanas”. De tanto y tanto conocí a Helí Paredes quien junto con Nadia Rain nos hicimos a la idea: “hay que empezar por un blog”. En realidad lo queríamos hacer en un formato impreso, pero no teníamos los recursos económicos para hacerlo, entonces nos dijimos: bueno hay que dejarlo como blog, por ahora. Tal vez, más adelante, lo podamos hacer en formato impreso.
Más o menos ¿Qué tiempo de vida tiene “Las voces peruanas”? ¿Cómo y con qué frecuencia se publica ahí?
“Las voces peruanas” lo comencé en junio del 2008 y fui publicando esporádicamente. Qué te digo. Lo publico así: un día agarro y me meto al correo y comienzo a ver los poemas que me envían. Por ejemplo, el último poema que me ofreció Roy Dávatoc fue acerca de “África” que se lo publiqué y está publicado en el blog “Las voces peruanas”. Sí, yo normal recibo de todo, veo y lo voy publicando de a pocos. No es un blog que actualizo constantemente. Entro un día y te publico 3 ó 4 poemas y luego entro después de 10 días. Es algo así que tengo.
¿Tú en estos momentos estás estudiando periodismo? ¿Qué piensas hacer al respecto?
Sí, yo creo que desde mi tribuna voy a poder hacer mucho por la literatura peruana, porque en cierta manera “los jóvenes poetas y escritores necesitamos un espacio”. Quiero forjar y aportar eso. Ahorita en la universidad estamos viendo la posibilidad de formar una revista con la misma gente de la universidad y tener invitados de “La Cantuta”, “San Marcos”, “Villareal” y otras universidades, pero queremos empezar con un formato como el que tiene Paolo Astorga con “Letra en llamas”, un formato pequeño. Es decir, empezar desde abajo. Tal vez, más adelante, se pueda hacer algo con un formato de tapa dura.
Publicaste el 2009 el poemario “El lado oscuro” en Argentina. Cuéntanos ¿Cómo resultó esa experiencia?
Bueno, yo trabajaba en el aeropuerto. Trabajando dentro, conocí en diciembre del 2008 a un asesor del Ministro de Cultura. Comenzamos hablar y me dijo: Sí, pásame tu correo, todo eso, de paso me dio su tarjeta. Escríbeme, me dijo. Yo decía político, nunca me va a escribir. Le escribí y me respondió. Ya, a ver Mauricio, pásame tu poemario y vamos a ver lo que podemos hacer con él. Entonces le mandé todo, porque ya lo tenía hecho y a los meses habrá sido junio, julio, me dijeron: sabes qué… me escribió uno de la editorial “De los cuatro vientos”. Bueno te vamos a publicar, el Ministerio de Cultura te está apoyando. Así fue como se dio el poemario.
¿Qué puedes decirnos de tu poemario?
Al respecto el poemario, te voy a ser sincero, no es un poemario que me guste mucho. Es un poemario que lo escribí en una época muy existencial, en una época en el que pensaba mucho en el suicidio. Creo que cada uno quema etapas. Si escribo poemas así ya me los quedo para mí. En realidad fue muy apresurado publicar, pero bueno ya está hecho, no. Ya está publicado.
¿Tienes actualmente algún vínculo con “De los cuatro vientos” de Argentina?
Siempre nos mandamos correo, un vínculo tranquilo. Más vínculo tengo con el ministro Eduardo. No recuerdo ahorita su apellido, solo sé que es un asesor.
¿Qué sensación se siente al publicar un primer poemario en tierras extranjeras más allá de si te gustó o no esa experiencia?
Se siente bien, por el solo hecho que te publican en el exterior. A mí me hubiera gustado publicar acá, no. Pero para qué. Yo sí les escribí a las editoriales. No, no voy a mencionar qué editoriales, pero sí le escribí a varias editoriales del medio. Nunca recibí respuesta más que de una nada más, pero ya en ese entonces los argentinos la tenían. De una, de como diez que les escribí. Por eso me dije: “ah, ya pues, si ellos me están ayudando, si ellos me están diciendo te vamos a publicar, está bien”.
Eres un escritor que no aparece constantemente en las movidas literarias, sin embargo, caso curioso, tú has sido antologado el 2010 en la IV Antología de poesía bilingüe italiano-español "Premio Internacional de Poesía Simón Bolívar".
Ah, sí. El poeta y editor italiano Luigi Muccitelli tuvo a bien considerarme. Él es un poeta que vive en Italia y Australia. La antología se publicó en Italia por Ediciones Lo Spazio. Ahí, me antologaron junto con Francisco Enrique Muñoz (quien es un gran poeta), con la poeta brasileña Valquiria de Oliveira. Mantengo una relación con ellos a través de internet. Fue una sorpresa para mí. Simplemente mandé ese poema que había escrito a Bolívar al cual respeto mucho a pesar que mucha gente discrepe conmigo. Lo escribí, me salió de corazón. Lo escribí y lo mandé, bueno, a ver, lo que salga.
¿En qué otra parte has sido antologado, también?
Bueno, también he sido antologado en Madrid – España a través de “Cuentos Alígeros” (microrelatos) con el cuento “El equipo del edificio” que es acerca cuando jugábamos fútbol allá en Magdalena, cuando nos reuníamos, así cómo era.
Digamos que has tenido suerte ¿A ti se te conoce más fuera que dentro del Perú? Esto resulta anecdótico.
Sí, bueno. No es que busque la fama escribiendo. No me interesa, en realidad. Si me publican bien, sino también. No soy una persona que busque, que esté constante. Yo creo que la fama viene cuando debe darse.
¿Y por qué escribes, entonces?
Yo escribo porque me gusta, yo escribo porque me siento bien, porque es una necesidad para mí. Yo escribo por amor, porque de cierta manera cuando estoy en mi existencialismo puro eso es lo único que me libera. Yo vivo en un 8vo piso de un edificio y varias veces me ha venido a la mente cómo será saltar de acá. Me alucino, me alucino, me alucino que sí voy a saltar de acá. A mi lado de mi cuarto tengo una mesa para escribir. Ahí me siento y comienzo a escribir, escribir, escribir. Como te digo, para mí escribir es liberarme. No busco fama para eso. Simplemente escribo.
¿Qué escritores han influenciado en tu poética?
En lo que viene a ser poesía: César Vallejo, Pizarnik, Octavio Paz, Luchito Hernández que creo es un gran poeta, María Emilia Cornejo que me parece una excelente poeta (a pesar de lo que opine Rosas Ribeyro), Rocío Silva Santisteban. De ella me encanta, por ejemplo, Mariposa Negra. Ese poemario lo tengo ahí de cabecera.
¿Qué poetas te gustan actualmente de la nueva hornada literaria?
Me gusta Paolo Astorga, Roy Dávatoc, Raúl Heraud, Karina Varcárcel, Mario Morquencho, Helí Paredes, Jorge Alberto Flores, la nueva poeta Thalía Tumes, quien tiene un gran futuro, Sandra Enciso, John Martínez, Melissa Patiño. A todos ellos los he leído bastante. No los he tratado mucho, pero me gusta cómo escriben.
¿Quiénes son tus narradores favoritos?
José María Arguedas. Yo no escribiría sino fuera por J.M. Arguedas, para mí es lo máximo y Julio Cortázar, a pesar de que están ahí. Tengo, se puede decir, que hay bastante influencia en los cuentos.
Cuéntanos algo de tu ejercicio narrativo ¿Cómo qué todavía no sabemos quién es Juan Mauricio en el campo de la narrativa? Conocemos un poco de tu lado poético, pero nos sorprende y entusiasma que tus trabajos narrativos ya estén dando frutos.
Como le decía a Roy que dirige la editorial Toro de trapo. Le decía, bueno, que allá la Universidad Veracruzana nos puede apoyar. David Islas Bravo que es un relacionista público de esta misma universidad (que es dónde he mandado mi libro de cuentos y tengo que esperar resultados y no sé si me publicarán), es una persona muy factible que agarra y te ayuda. Sino fuera por él mis cuentos no hubieran salido en la revista. Otro que también nos ayuda es Heber Sidney Quijano, ganador del premio internacional de poesía “Gilberto Owen Estrada”. Él es un excelente poeta y también está dispuesto apoyarnos. Los mexicanos para qué, te ayudan, te dan la mano en lo que pueden.
¿Cómo fue tu experiencia en los Estados Unidos?
Para mí los EE.UU. es el infierno, así yo lo llamo. Viví de tres a cuatro años y uno siente lo qué es el racismo. Viví en Carolina del norte que es uno de los estados más racistas. Hay bastante segregación. Cuando yo llegué a la escuela todos estaban separados, qué se yo. El negro, blanco, hispano. Y entre ellos no te hablas, porque ellos son negros y entre ellos no te hablas, porque son blancos y entre ellos nos sacamos la mugre, porque sí. Vives en un mundo lleno de racismo, vives en un mundo lleno de corrupción, por más que digan que los EE.UU. es un país de boom económico. Los policías tratan mal a los negros y a los hispanos. A ellos no les interesa. Si eres hispano te pegan, te maltratan, porque eres hispano nada más. Si haces algo pequeño te meten a la carceleta. Es más, yo tengo una novela en mente, una novela ya. Justo hablando con mi amigo Harold Alva una vez que estamos ahí en el “Superba” y comenzamos hablar de eso. Me dio la idea, porque yo le dije: “Yo pienso escribir un poemario sobre eso”. “No, escribe una novela”, me dijo. Te va a dar más arraigo, o sea tienes más para escribir, es para explicar y todo eso, tienes más libertad. Son cuatro años, no es poquito, me dice. Entonces a la gente le va entusiasmar, porque es un chico que ha estado metido ahí, que sabe lo qué es el racismo, que sabe de las pandillas, que sabe lo qué es la policía que te maltrate, que sabe lo qué es un colegio que tiene de todo, se puede decir. Los colegios parecen el Roosevelt, todo el mundo está cargando su arma, su droga y eso, te sorprende, no. Es una novela que tengo mucho en mente, no sé cuando la escribiré, tal vez, cuando esté preparado la voy a escribir, pero es una novela que tengo mucho en mente. Pero, sí, ahí comenzó mi existencialismo, mi depresión, se puede decir.
¿Qué escritores leías por allá?
Bueno yo ya venía leyendo desde antes. Acá leí a Cortázar antes de irme, pero por allá conocí, por ejemplo, a Miguel Piñero que es el fundador de los Nuyorican Poets Café. Uf, ese poeta me llenó el alma. Cuando lo leí dije: ¡uau, qué buen poeta! Con ese poeta sobreviví, con Charles Bukowski sobreviví, con Emily Dickinson, pero a ellos los leía en inglés. Es muy diferente, tú sabes, leer en un idioma nativo es muy diferente a traducido, por ello, Bukowski me llena más en inglés que en español.
A raíz de tu viaje a los EE.UU. como que te sientes familiarizado con la literatura norteamericana ¿Esto te atrapa, te seduce?
Claro, me seduce Bukowski, Piñero, Dickinson que lo había leído en español, pero no en inglés. Como ya aprendí, comencé a leer a Heminguay, William Burroughs, Los Beats, Allen Ginsberg. A todos ellos los comencé a leer en ingles y se siente diferente, porque es el idioma nativo. Traducido puede ser un excelente traductor, pero es diferente el sentimiento. La esencia es muy diferente. Hay un poeta que siempre me he sentido identificado con él, porque él se suicidó: John Berryman, es un poeta, uf, que lo he leído así nomás en formatos digitales. Con la literatura norteamericana, en cierta manera, ahí, como que me encontré. Con Piñero, Berryman y Bukowski me encontré. Esta gente me entiende, esta gente ha vivido lo que, de cierta manera, yo he vivido. Con ellos sobreviví.
¿Cómo conociste a Piñero?
Bueno, a Piñero lo conocí, en realidad, por una película. La película se llamaba “Piñero”, con Benjamín Bratt, un actor estadounidense de madre peruana. Me llamó la atención, eso fue en el 2001-2002 aproximadamente. Comenzó a salir la Nuyorican Poets Café. Él tenía un estilo, le tocaban su conga del mismo Puerto Rico y comenzaba a sentir su poesía, la sentía, la recitaba su poesía. Es una persona que murió joven, a los 40 años, de sobredosis, pero fuera de eso la esencia de sus poemas tiene unos poemas urbanos que te llenan. Para la gente que ha estado en la calle, que ha vivido en la calle, que ha estado metido en las drogas, tiene poemas para eso. Él tiene también teatro: “Short Eyes” (Ojos cortos) acerca de un tipo que entra en la cárcel que ha violado a una chiquita y todo lo que le pasa y eso también la hicieron en película. La he visto por internet, solo partes. Después de que vi a Piñero, de escucharlo, después de leerlo, a John Berryman, a Bukowski, sentí que esta gente me comprende. Jhon Berryman con su existencialismo, Piñero con su urbanismo, Bukowski porque la vivió, estar ahí, el cartero, Hank (su alter ego) y así muchos más. Esto fue lo que conocí, con los que me sentí más identificado.
¿Te sientes más poeta o narrador? ¿Por cuál de ellos te inclinas más?
Definitivamente me siento más libre con la poesía. Hay un poemario que lo escribí en dos semanas, tres semanas. Qué anecdótico esto, porque lo que había corregido se me borró de la computadora. Entonces tuve que volver a rehacer. Para mí la primera corrección que tuve, la que se me borró, ésa está mucho mejor que la que he hecho ahora. Caballero la tuve que volver hacer. Y lo volví hacer todo. Me falta corregir unos tres, cuatro poemas y ya lo termino. Pero eso ya lo mantengo ahí. Se llama “La selva de cemento” que es una crítica a Lima, la horrible, como decía Salazar Bondy.
Volviendo a tus inicios ¿Cómo así llegaste a la literatura?
Bueno, a mí siempre me gustó leer desde pequeño. Fue algo que me inculcó mi padre. Escribía cuentos a los doce, trece años, pero los rompía, porque me parecían horribles. Quería copiar, pues, el estilo García Márquez. Pero hay algo muy cierto. Hay que vivir. Tú crea tu estilo, pero tú, vívelo. Ellos vivieron para llegar donde están, también, no fue de la noche a la mañana. En el colegio tenía un cuaderno donde escribí poemas de amor y todos los de mi promoción con la promoción anterior se lo pasaban. Ahí comencé a influenciar, pero ya estaba leyendo. Parte de “El lado oscuro” está escrito en los Estados Unidos. Tengo partes que están reflejados ahí, porque en esa época me sentía muy existencial. Ya cuando regresé acá comencé a escribir más, a escribir más, escribir más.
¿Qué otros proyectos tienes en mente?
Ahorita estoy viendo si publicar un libro de cuentos en la Universidad Veracruzana donde me han publicado cuentos en su revista que se llama “Entreverando” y en el Ministerio de Cultura de Uruguay, también. A ellos, les he mandado el mismo libro de cuentos. Ojala, cualquiera de ellos me apoye. Tengo bastantes poemas, miles de poemas sin corregir, tengo cuentos inacabados, que están ahí. Yo me demoro bastante en escribir un cuento, porque busco la perfección del cuento. A veces es complicado, a veces ya tienes que dejarlo salir, nomás, porque ya tanto retenerlo, cuesta.
A continuación, compartimos tres poemas del autor:
Cementerio
¿Acaso sientes igual que yo?
¿Sientes el palpitar oscuro de mi corazón?
¿Sientes la aberración y la crueldad truncadas en sentimientos
pasados?
¿Adónde voy?
¿Quién soy en la marea, en el vaivén de las olas?
¡Solo recuerdos miserables atraviesan mi anacrónico ser
con la espada del olvido!
Cenizas.
Estoy muerto,
enredado con seres inmunes,
ciegos,
pestilentes.
Alboroto el cementerio.
Aullidos.
Almas en pena
recorren su lugar sellado.
Un muerto vivo,
un muerto con sentimientos recorre el campo.
Travieso y desconsiderado
¿Acaso sientes igual que yo?
(De: “El lado oscuro”)
Cuenta conmigo
Si el amor es frustrante,
cuenta conmigo para apedrearlo.
Si tu vida es sórdida,
cuenta conmigo para escupirle.
Si odias a tu prójimo,
cuenta conmigo para asolarlo.
Si aborreces a la Iglesia Católica,
cuenta conmigo para quemarla.
Si el sufrimiento acompañó tu existencia,
cuenta conmigo para alcanzarte.
Si el suicidio ronda tu mente,
cuenta conmigo para viajar al mundo desconocido.
En vocablos habituales,
cuenta conmigo para todo
Porque donde seas,
seré yo.
Poema dedicado a Bolívar:
Entrada triunfal
Los ojos de independencia
se han plasmado en ti,
Libertador.
Has visto nuestras miserias
nuestro rostro ensombrecido por crueles látigos hundidos hasta la pus de la piel
la miseria impregnada en la explotación
los océanos de sangre derivaron
en el eje del grito ahogado de libertad
los intentos revolucionarios perecieron.
El pueblo oye tu osadía
eres su última esperanza
para destrozar las impunes cadenas
enroscadas en nuestras venas
durante tres siglos.
La entrada triunfal
con tu galope blanco
se pierden en un mar de loas infinitas
levantas el brazo izquierdo
exclamando al unísono:
¡Libertad!
1 comentario:
hermosa entrevista...felicidades...
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