“JOHN MARTÍNEZ, PHOESÍA”
Por: Miguel Ildefonso
John Martínez Gonzáles (Lima, 1981) publicó en 2009 el poemario Collage de viaje (Ediciones Altazor) en el que nos transporta por diferentes ámbitos íntimos y colectivos, desde su mirada y voz a través de una pantalla de computadora, y mediante recorridos por zonas limeñas como Villa María del Triunfo, Chacarilla o el Rímac; hasta ciudades latinoamericanas como Santiago de Chile y Buenos Aires. Con el viaje de las palabras, tanto en lo marítimo, lo terrenal y lo virtual, el poeta despliega una excelente imaginería para crear y recrear una realidad que la aproxime a su objeto deseado, el amor, encarnada en la musa de sus “pohemas”. La sensualidad del agua que difumina los trazos de la pétrea urbe, y el diálogo con la tradición mítica del amor, crean una atmósfera que nos permiten acceder a su recorrido por diferentes aristas o entradas, pues es la mejor manera de abordar el complejo y contradictorio tema central de Collage de viaje. Y es que el amor, en la realidad real, nos ubica y nos desubica; pero la poesía, como bien sabe Martínez, conjuga ambos sentimientos, y nos trasciende, hallando el sentido último de las cosas, tal como dice el poeta hacia el final del poemario: “Así es que mi nombre/ se ha convertido en elemento celeste”. Ser aquel elemento celeste es la más sublime aspiración no solo de un artista, sino de todo ser humano que se considere como tal. John Martínez también ha publicado recientemente en la inmortal revista La Tortuga Ecuestre, en el número 309, un conjunto titulado Pohemas, allí podemos constatar que su viaje va cobrando aun más vuelo. Aquí dos muestras.
John Martínez Gonzáles (Lima, 1981) publicó en 2009 el poemario Collage de viaje (Ediciones Altazor) en el que nos transporta por diferentes ámbitos íntimos y colectivos, desde su mirada y voz a través de una pantalla de computadora, y mediante recorridos por zonas limeñas como Villa María del Triunfo, Chacarilla o el Rímac; hasta ciudades latinoamericanas como Santiago de Chile y Buenos Aires. Con el viaje de las palabras, tanto en lo marítimo, lo terrenal y lo virtual, el poeta despliega una excelente imaginería para crear y recrear una realidad que la aproxime a su objeto deseado, el amor, encarnada en la musa de sus “pohemas”. La sensualidad del agua que difumina los trazos de la pétrea urbe, y el diálogo con la tradición mítica del amor, crean una atmósfera que nos permiten acceder a su recorrido por diferentes aristas o entradas, pues es la mejor manera de abordar el complejo y contradictorio tema central de Collage de viaje. Y es que el amor, en la realidad real, nos ubica y nos desubica; pero la poesía, como bien sabe Martínez, conjuga ambos sentimientos, y nos trasciende, hallando el sentido último de las cosas, tal como dice el poeta hacia el final del poemario: “Así es que mi nombre/ se ha convertido en elemento celeste”. Ser aquel elemento celeste es la más sublime aspiración no solo de un artista, sino de todo ser humano que se considere como tal. John Martínez también ha publicado recientemente en la inmortal revista La Tortuga Ecuestre, en el número 309, un conjunto titulado Pohemas, allí podemos constatar que su viaje va cobrando aun más vuelo. Aquí dos muestras.
S/t (De: Collage de viaje)
6 de la tarde en Santiago
la Estación Central vomita y traga gente
libre de ese proceso la ve y descubre
su falda retro oculta no solo el sexo
sino también soles diamantes locuras
su boca encontrada cuando cae la noche
caminando por Alameda hacia el cerro Santa Lucía
fermentando el deseo.
la Estación Central vomita y traga gente
libre de ese proceso la ve y descubre
su falda retro oculta no solo el sexo
sino también soles diamantes locuras
su boca encontrada cuando cae la noche
caminando por Alameda hacia el cerro Santa Lucía
fermentando el deseo.
Transformarlo todo con los ojos
convertirse en aire en cielo
en música disminuida,
ya instalados sobre la mesa
de un bar de escaleras múltiples
con dos copetes para alargar el deseo
y jugar con la distancia.
Salen a comprar música/ como si fuera posible/ entonces
ella promete guardar los pentagramas
para oírlos en Lima,
se acerca a su cuello con una boca demente
en alcohol
en follaje anochecido
la violencia rota para abrir paso a la violencia del goce,
los cuerpos como frutos luego de la plenitud
caen en tierra para anular los vínculos
él en bus a Vitacura
ella en tren a Peñalolén
luego cada uno hace su maleta
y vuelve solo a Estación Central
con los ojos al norte
sin pista de reencuentro.
S/t (De: Pohemas)
Pobre corcho penetrado de humo
Pobre noche iluminada por un punto rojo de hierba encendida
Llueve
Y lo seco entre la lluvia reclama su paladar
Porque las cosas sobre la tierra tienen lengua.
Lejos
Pendientes verbos abandonados a la suciedad
Al uso desmedido de ciertas palabras para el orden colectivo
De un grupo homogéneo de hombres y mujeres con reglas para amar.
El tiempo de cuerdas
De palabras intervenidas quirúrgicamente
Usadas como amuletos para crearse una sombra, un rastro
Y la lluvia y los infinitos espacios que no moja
Donde la combustión supera todas las mutaciones
Pobre constantemente de la noche
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