“LA PRIMERA TRISTEZA DE JOSÉ JIMÉNEZ CRUZ”
Por: Roy Dávatoc
“La tristeza es admirable
porque a pesar de la negatividad que la inspira
es capaz de germinar en los hombres sublimidad”.
Se ha buscado, por mucho tiempo, descubrir los tres universos que rigen al hombre en su estadía por el mundo. Y acaso en Lluvia de Cenizas, José Jiménez Cruz nos incita a encontrar esos mundos paralelos que se han perdido con el transcurrir de los días; pero también nos advierte sobre los riesgos que encontraremos: el dolor del espíritu.
Referirme a esa afección no escapa mencionar el contorno de su poemario y lo que encierra en cada verso, en cada “poema humano” que lo contiene.
Mencionaba René Descartes en su tratado de LAS PASIONES DEL ALMA (1649): “A veces, por el contrario, ha ocurrido que el cuerpo ha carecido de alimento, y esto es lo que debe hacer sentir al alma su primera tristeza” y es precisamente lo que Lluvia de cenizas propone como eje central: su primera tristeza, y quizá la más profunda, la que lo caracteriza en este poemario.
Recordaba con mucha alegría haber leído la biografía de César Vallejo y no pude dejar escapar una sonrisa cuando vino a mi memoria la negación de la publicación de su libro de cuentos -por encargo- PACO YUNQUE por ser “demasiado triste“ y no evité imaginar a José en los tiempos de Vallejo, como colegas, quizá, “matando de tristeza a los hombres“ de aquel entonces.
Pero no todo está perdido para el poeta. El amor, aunque muchas veces perdido para ser encontrado en cada paso, es otra fuente inagotable de este poemario.
Alguien dijo : “ Escapar del amor es una condena aún más terrible que someterse ante él“ y José ha de quedar marcado con esta doble condena; porque el poeta escapa de este sentimiento y se somete al mismo.
No me queda más que añadir que Lluvia de cenizas nos marcará desde sus primeras letras, nos contendrá y nos revelará la verdadera existencia del hombre con el hombre al lado derecho de la palabra.
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