martes, 14 de diciembre de 2010

“PALABRAS NECESARIAS PARA LA PRESENTACIÓN DE LA REVISTA DELIRIUM TREMENS Nº 2 DE PAOLO ASTORGA” POR RAÚL HERAUD.


“PALABRAS NECESARIAS PARA LA PRESENTACIÓN DE LA REVISTA DELIRIUM TREMENS Nº 2 DE PAOLO ASTORGA”

Por: Raúl Heraud

Esta noche fui convocado aquí para hablarles de la revista Delirium Tremens, del esfuerzo del poeta Paolo Astorga por hacer posible su segunda edición física, de la calidad de escritores que integran esta muestra, del cuidado del trabajo editorial y de todo lo que tenga que ver con esta enorme publicación, sin embargo, creo que es necesario en primer término hablar del joven poeta que como el Rey Midas convierte en oro todo lo que toca, hablar de su fe inquebrantable por la poesía como instrumento de cambio, de su humanidad a prueba de balas, de envidiosos, de negativos y de los mala leche; a sus cortos años este flaco que más tiene pinta de guardián de cementerio que de poeta ha publicado 4 poemarios, ha sido merecedor de reconocimientos nacionales e internacionales, editado a decenas de vates de distintos países a través de un sello propio, posee una revista virtual con más de 4 años y 40 números ininterrumpidos, es líder del grupo literario cantuteño “Letra en Llamas” y como si fuera poco, es el creador de la primera revista de poesía en audio del Perú: “Voz Efímera”.

Paolo Astorga es un muchacho de figura esmirriada, de mirada quijotesca, de un poco más de 20 años de edad. Cuando no está en los claustros universitarios en la Cantuta, funge de editor, diagramador, actor de reparto, camarógrafo que apaga incendios, entrevistador sin cuello ni corbata, poeta al borde del suicidio, escritor de operetas, de cuentos que sacan roncha a más de uno, director sin título de fanzines y revistas electrónicas, conspicuo hacedor de prólogos, reseñista consumado de libros, vidas y cuanta cosa haya que registrar en una página física o virtual para la difusión y el apoyo de todo lo que para él represente arte; un ser humano que como el filósofo Diógenes no necesita demasiado para ser feliz, apenas unas hojas, unos morlacos y alguna conversación bajo el cielo gris limeño que lo haga soñar con la historia de las letras peruanas, con ser parte de ese dromedario que se llama generación (término ya en desuso) donde él sin proponérselo a fuerza de trabajo y talento comienza a tener un protagonismo a pesar que dentro de esta parchada carpa circense algunos payasos buscan minimizar su real importancia en las letras peruanas de este nuevo siglo.

Paolo como un artista real y verdadero es ajeno a todas las figuras y poses de los pseudo intelectuales y poetas que pululan por las noches limeñas, es un tipo frontal, sensible, ajeno a la venganza, la revancha o el odio tan de moda entre sus congéneres, no fuma, no chupa pero es pisado (bueno, es humano), apenas está escribiendo su historia pero no se la cree, sigue trabajando, pergeñando versos en una combi rumbo a Chosica, ideando el título de alguna nueva publicación en los salones de su facultad igual que cuando estudiaba en el colegio y se daba una vuelta por el centro de Lima para ver a alguno de sus poetas de culto.

Tengo la suerte de ser su amigo, me cayó bien desde la primera vez que lo vi en la universidad, con ese aire medio intelectual y una voz grave que no pertenecía a ese cadavérico cuerpo, me comentó que había visto un libro mío en Amazonas, después lo escuché leer sus poemas en el Yacana donde me invitó a integrar la mesa de lectura. Siempre con esa fuerza que lo caracteriza, recuerdo escucharlo recitando sus versos como si se le fuera el alma, como si estuviera en trance o fuera parte de un exorcismo o de algún acto de posesión.

A Paolo le debo una entrevista que se quedó trunca por problemas técnicos, le debo una publicación que espero aparezca en los primeros días del próximo año, le debo ahora mismo mi presencia física en este lugar, por eso quería de cualquier manera estar presente (aunque sea a través de la palabra, que creo yo, es la mejor manera) para felicitar a mi amigo el flaco Becerra por su revista, pero más que nada por su calidad de gente, por su inagotable empeño y por la fe con que mira siempre el mundo, a pesar de los tiempos difíciles que le ha tocado vivir, y así celebrar con todos ustedes aquella inocencia y sagacidad que lo hacen un ser mejor aun; hermano poeta, gracias por ser para nosotros una especie de Flautista de Hamelin siempre encandilándonos con tu música llena de futuro.

Raúl Heraud
La Molina, diciembre de 2010

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