martes, 12 de diciembre de 2017
domingo, 10 de diciembre de 2017
domingo, 19 de noviembre de 2017
sábado, 28 de octubre de 2017
“PINTURA ROJA DE WILLY GÓMEZ MIGLIARO” POR JOAN VIVA.
“PINTURA ROJA DE WILLY GÓMEZ MIGLIARO”
Cuadros
para una Exposición
Por: Joan Viva
Willy Gómez Migliaro a través de su
libro de poemas Pintura roja (Paracaídas
Editores, 2016) nos va describiendo el mundo que rodea al artista vanguardista que
lleva dentro y va plasmando como un pintor y en cada pincelada sus más profundas
emociones.
Allí el poeta va revelando el
consciente del cuadro que pocos podemos descifrar al ver una pintura que quizás
no tenga sentido para el común de la gente; para el autor es la representación
de todo lo que él quería expresar.
Cada poeta y cada pintor, plasman
en sus letras uno y en el lienzo el otro, su propio mundo, su propia vivencia
sus propios recuerdos.
Cada línea del poema son trazos
pintados en el lienzo, cada espacio, cada
color, es un mundo que va siendo construido en aquella pintura.
Las imágenes, unas claras y otras
difusas son parte del lienzo poético que está pintando. Cada trazo e imagen son
improntas emociones que llevan a que el artista vuelva a revivir momentos
felices, tristes que en algún momento lo conmovieron o lo asediaron.
Todo artista es un creador, y cada
obra es el hijo del artista, y en ello ponen todo su conocimiento; le enseñan
todo lo bueno que desea, para que ese hijo sea a imagen y semejanza de su
creador. Apollinaire decía que "Ante todo, los artistas son los hombres
que quieren llegar a ser humanos”. Creo que debió decir que "los artistas
son los Dioses que quieren llegar a ser humanos"
Esta exposición pictórica de Willy
Gómez Migliaro es como escuchar a Muzorsky en Cuadros para una Exposición, donde el músico describe
magistralmente una exposición pictórica, llegando a emocionarse con las notas
del concierto.
Así Willy Gómez Migliaro describe
cada cuadro como un poema de figuras, lugares y emociones en tres dimensiones, donde
cada línea del poema da vida propia al lienzo.
El poeta nos entrega una vernissage
de poemas que nos conduce a lo más profundo del ser y de la vida; plasma en
cada verso y en cada frase el mundo que nos golpea fieramente con sus
variopintas emociones.
Poemas
de Pintura roja de Willy Gómez
Migliaro
Aquí no
hay nada que defina un horizonte.
Solo un
desclasamiento en sus fines.
Aunque
siempre hay alguien más,
y sostiene
su rostro revelándose.
Solo a
través de esos cuerpos marcados con jabón de glicerina
llegas a
comprender una fila de mestizos.
Pero esa
legión aplastante,
manchón de
un cielo nada común al nuestro,
perfora su
equivocación en galletas como pedazos de habla consagratoria.
Desespera
el dominio de un objeto,
su
oscilación de luces a punto de golpear
bordes de
abismo protector.
Así se
desviste un proyecto sin estreno y movimiento
dejando,
apenas, una incrustación.
El
descubrimiento de los rasgos sujeta la forma
porque el
esplendor de sus silencios y de sus colores
centran
posibles divisiones.
Se puede
hablar, incluso, de un ladrido, de un tejido,
de una
forma que sangra y borra o simula muy bien.
Definitivamente
el mundo es aquí
una
reunión de hombres intercambiando cuerpos,
y mientras
modificas la mirada del otro y sus experiencias,
construyes
una variedad de cosas que empiezas a envolver y regalar.
Rápidamente
concretamos nuestro espesor deseante.
Asombramos
la dimensión de un pudridero
y somos
otra vez la desenvoltura, la sorpresa
GEOMETRÍA
DE ALUMBRADOS o decorativa
más
púrpura
el valle y la posibilidad de
partida
es
evidente el papel que juega lo real
escaleras
abajo comparten un decorado de geranios
cortinas de gasa como fantasmas
de la derrota
enmarcan naturales
los
fuegos o la irrelevancia de una rigidez
nunca
interviene al sacar luz
de las repeticiones de sombra de las
secoyas
del desgaste del reflejo de cordeles y el
recorte de un valle
el
tiempo de los árboles podría ser mira
y los
únicos felices
los
niños fijados en el fondo
abrazando
a las madreselvas o hiriéndolas tal vez
algo
se puede distinguir desde esa sombra arriba
donde
parece que la violencia arremete a tajos de colores
hay dios de alegría y
consternación en el rostro de los niños
y
de sus madres paradas detrás de unos sauces
como
si rogaran por sus vidas
más
allá casi minervas otras mujeres
recorriendo
un camino entre los árboles
una línea a media luz del horizonte
es
el recuerdo de la playa
un barco enterrado
olas
de corrido atrás
una
historia compartida alrededor
la aprehensión de los elementos creativos
ensamblados
por las manos del artista
reclama a sus contemporáneos
campos para el trashumante
esa
es la palabra que creemos escuchar de algunos críticos
cuando
saben que el dolor entra a la pintura
cierta
reconstrucción se llena de amor desde afuera
la
etapa siguiente del viaje es el mismo camino:
dimensión
de un modelo encuadrado
variable sin
sentido
hay dolor aquí
dentro
la
muerte aparece oculta con su belleza colorante
crece
un espejo y los niños abrazan a las madreselvas
arriba
donde aparece el sol uno puede definir un país sobre la hierba
la
piel de algunos árboles
y una segunda
división que habitúa la fijeza
luz
sombra y mediatinta
con un cuento de hadas se
disfrazan los trazos del ocre
y
un manchón oculta el valor de los agujeros
y
los cuerpos sostenidos
cuando
el hedor es insoportable y el rojo se disuelve en la retina
los
blancos orillan el argumento de la sexualidad
de
algunas mujeres en la esquina
el morado es
claro en la hierba
ciertos
hombres del tributo parecen correr
están
colgados a veces
hay
libros en el borde de las lanzas ensangrentadas
empalan el cuerpo del amor
líneas
extrañas e inertes
líneas
ya sin muerte
conducen
sueños en mi propia oscuridad
desde
tempranos refugios de una metrópoli
o
fijación de una imagen que respira
y
ya no hay necesidad de dividirse entre ellas
MIRA CUÁNTOS CUERPOS rotos
siguen avanzando sobre un asfalto
nocturno
así se desviste ese lugar sin
estreno y movimiento
dejando apenas una incrustación
frágil al mundo de hiladillos y
sujeciones obscenas recubierta de grasa
un prófugo existente del mito
expuesto al sol y al saludo
extiende sus desiertos
y entre piernas falos llamas y
dentaduras
parece descubrir el habla
e inventar la melancolía de
colorete espolvoreado
cayendo de otras bocas como un
deseo
golpea cierta quietud de flores y
serpientes
hecha de evidencias y escalofríos
en un brochazo
el tumulto se esparce para ser otra
figura
los techos son bajos
y todos entran bien a oscuras
otro es el movimiento cuando nos
vamos
para
estar juntos sobre un asfalto nocturno
domingo, 17 de septiembre de 2017
“UN PAR DE VUELTAS POR LA REALIDAD DE JUAN RAMÍREZ RUIZ” POR MIGUEL ILDEFONSO.
“UN PAR DE VUELTAS POR LA REALIDAD DE JUAN RAMÍREZ RUIZ”
Por: Miguel Ildefonso
1
A
Juan Ramírez Ruiz lo conocí a inicios de la década del 90 en el jirón Quilca
del centro de Lima. El solía asistir a la pequeña cantina Las Rejas del chino
Félix. Y yo también. Llegaba solo, y no faltaba quien quisiera acompañarlo en
una de las mesas de todas esas noches jubilosas, con una botella de cerveza o
de ron. Yo llegaba con otros poetas, muy jóvenes como yo, del grupo Neón. Juan,
con su grueso bigote, su ceño fruncido, su frente amplia y los cabellos largos
y alborotados, vestido con camisa, saco y jeans, siempre nos manifestaba una
sonrisa. La poesía era lo que celebrábamos todas esas noches de los Lunes del
Sapo, con las canciones de Piero Bustos, Raúl Montaña y Kilowat, entre
recitales dedicados a fugaces musas que evitaban el deseo de abandonar esas
largas jornadas que celebraban la libertad en medio de una dictadura y dentro
de un lugar paradójicamente llamado Las Rejas.
Poco
a poco dejé de verlo. Y no solo a Juan, también a amigos de Neón y de otros
grupos de poetas jóvenes. Quilca terminó la década del 90 con varios cambios.
Las Rejas dejó de funcionar. También yo dejé de frecuentar Quilca, y me fui del
país por un tiempo. Pasados los años, a mi retorno, volvía a ver a Juan
esporádicamente. Decían que estaba viviendo en el norte. La última vez que lo
vi fue en El Averno. Nos saludamos efusivamente, brindamos como en esos años;
le dije que quería hacerle una entrevista y accedió animosamente, pero
lamentablemente no se pudo concretar. Al poco tiempo se difundió por las redes
que estaba desaparecido; hasta que llegó la infausta noticia de su muerte, en
algún paraje del norte, solo, que es como suele llevarse la Parca a los vates
más intensos y lúcidos.
Juan
Ramírez Ruiz nació en Chiclayo en el año 1946. Falleció trágicamente en la
Panamericana Norte, el 17 de junio de 2007. Dejó publicados tres libros de
poesía: Un par de vueltas por la realidad (1971), Vida perpetua
(1978) y Armas molidas (1996). Con el manifiesto Palabras urgentes, escrito con Jorge Pimentel, fundó el Movimiento
Hora Zero y removió los cimientos marmóreos de la poesía peruana, en 1970, año
en que nací. En una entrevista declaró JRR: “La de 1960 fue la generación del
poder económico, y como el Centro de Lima era el teatro donde hacían sus
fanfarrias y presentaciones, eso nos irritaba.”
Hora Zero, con la propuesta estética del “poema integral” y con el discurso marginal del inmigrante provinciano en una Lima decadente, dio voz a ese nuevo sujeto poético que ha terminado por reconfigurar el rostro del país, el rostro del Perú de hoy. JRR en esa misma entrevista señaló al respecto: “Hubo una especie de secuencia evolutiva, también asociada a la migración. Cuando un migrante peruano arranca de cualquier parte de donde está, se dirige a una parte de él que no conoce, no obstante que como individuo esté señalado como integrante de ese bloque. Pero la heterogeneidad de ser peruano constituye un reto de autorreconocimiento, porque la imagen de los peruanos es multifacética, y al ser estos así, las huellas de la escritura también lo son. En el Perú, el producto estético siempre será una novedad. Con colores o sin colores, con formas visuales o sin ellas, con imágenes detenidas o en movimiento.”
Como poeta, y como hijo de inmigrantes andinos, no pude desarrollar mi poesía obviando lo planteado por Hora Zero, específicamente el trabajo de Juan Ramírez Ruiz en ese punto de la voz subalterna. El aporte de Juan en la poesía peruana es algo que ha ido creciendo y conociéndose más (investigaciones, tesis, declaraciones de poetas); y a raíz de su muerte este reconocimiento ha sido mucho más.
Juan Ramírez Ruiz público Un par de vueltas por la realidad en 1971 en Ediciones del Movimiento Hora Zero. Tiene cinco ensayos-manifiestos que acompañan al libro. El primero titula Entrada donde dice: “Quien esta adherido a la confusión y a la corrupción será afligido por este libro…” Desde un inicio plantea una poesía que removerá conciencias; y, en una suerte de pálpito intenso como la realidad, invita a participar del triunfo de la vida, la vida intensa y de júbilo que el libro celebra también. Y es este entusiasmo revolucionario y joven necesario para despertar la violencia transformadora y el conocimiento para la realización total del ser humano, que es finalmente su propósito.
En el segundo texto, El Punto sobre la I, se entabla una posición ética y moral respecto a un enemigo que hay que eliminar. Y la voz del poeta se instaura como algo nuevo en el “proceso de la poesía peruana”; dice: “las situaciones establecidas no nos pertenecen, las debilidades anteriores no son nuestras.” El poeta llama a la pelea con la “vida hueca en este país donde muchas cosas han envejecido”. Es un despertar no solo de una nueva voz peruana sino “Latino América”, nos habla de una revolución de la vida, de un “inédito estilo de vida” que luchará por la “adquisición de una personalidad cultural.” Juan Ramírez, en estos dos textos, a modo personal, se posiciona contra el Imperialismo, y más adelante afirma que Hora Zero es “un mundo integral”; su grupo plantea una ruptura con la Historia, propone una nueva forma de vida y arte.
En Palabras urgentes se adscribe al marxismo-leninismo, y entabla una fuerte crítica a la poesía peruana después de Vallejo, diciendo que ha sido un remedo de otras literaturas. Enfatiza su rechazo al sistema literario, el del ninguneo, el del ocultamiento de la verdad. “El poeta defeca y tiene que comer para escribir”, planeta, y declara crudamente: “A nosotros se nos ha entregado una catástrofe para poetizarla”. Este manifiesto de juventud está firmado por Juan Ramírez Ruiz y Jorge Pimentel.
En el colofón hay una Salida, texto breve donde señala que la poesía y el arte en general poseen un poder “como forma y factor de conciencia social”. Aquí sostiene que el “desarrollo poético de la vida republicana hasta nuestros días presenta generalmente un carácter alienante salvo tres excepciones: Vallejo, Heraud, Tello, debido a su realización humana como individualidades integras fundidas en la vinculación del pensar y del hacer, de la teoría y la practica revolucionaria”.
Y en el conocido ensayo Poesía integral, expone la estética del grupo Hora Zero, donde la poesía quiere expresar la realidad toda, en su complejidad, en su ritmo intenso. Y de un modo que no sea otro que el revolucionario, un trabajo del lenguaje completo, de renovación en la forma y en el fondo, que se muestre en la sintaxis y en la vivacidad de un presente atento a su contexto histórico. En este manifiesto, que son notas que, afirman los autores, luego habrán de desarrollar más, están algunas características estéticas y políticas expuestas con claridad, las cuales, efectivamente, están presentes en los poemas que componen el libro. Hay un asunto que quisiera destacar, que es el de la veracidad, el de la fidelidad con la realidad. Creo que allí radica lo esencial de su propuesta, de donde parten las demás características como son el uso del “lenguaje sencillo, popular, directo y sano en la capacidad de expresar toda la energía de la experiencia latinoamericana”. O como cuando se van contra el uso exagerado del adjetivo, contra el sustantivo y el adjetivo negativos. Esa fidelidad, íntima, visceral, autentica, con la verdad o, en otras palabras, con la realidad, es el centro mismo de su exploración estética, y el tema subyacente del libro de Juan Ramírez Ruiz. Poesía integral está firmado en julio de 1970.
Un par de vueltas por la realidad inicia con un texto breve en el espacio inicial de la página en donde suelen haber las consabidas citas. Aquí, de plano, Juan Ramírez rechaza las citas, porque está “contra el “paternalismo” que, al fin y al cabo, muchas veces es en lo que se convierten las citas. Y luego no cesa de hacer dedicatorias, a su familia, a los amigos, al proletariado y al campesinado, a los poetas novísimos del mundo y a Hora Zero, haciendo del libro un vivo manifiesto de aliento épico.
Es así que nos entrega algo de treinta poemas, llenos de júbilo, en donde nos presenta a Elfina, como una Eva con quien procreará lo nuevo, en medio de su acelerado viaje en tren, en el tren de la historia en donde se asume el poeta como parte de esa transformación social, política, humana. Su poesía nos lleva a la plaza Manco Cápac o a Surquillo, donde va entregando la vehemencia de su amor, visitando a Irma, a Teresa, a Juana. Protestando porque Le quitaron la ciudad a Mario Luna. O lamentado y ensalzando la vida de su amigo Julio Polar.
La crítica se sorprendía de que un poema tuviera datos reales, cercanos, el número de teléfono del amigo o la amiga. Se sorprendía de que los provincianos fueran los protagonistas de la poesía, en esos barrios populares, que luego se expandirían hacia los márgenes, en los arenales de la capital. O que el poeta nos hablara de Puerto Supe o de Talara como si fueran París o Florencia.
Poema integral es el texto de cierre, aunque no exista un cierre en la poesía horazereana, ni apertura ni cierre en los poemas o libros, como propugnan sus manifiestos. Aquí trabaja con todos los ritmos de la ciudad y le vuele a decir a los jóvenes: “Se nos ha entregado una catástrofe para poetizarla”. Son quince páginas que han quedado, como toda la poesía de Juan Ramírez Ruiz, en el júbilo de nuestras inclaudicables luchas y esperanzas.
Hora Zero, con la propuesta estética del “poema integral” y con el discurso marginal del inmigrante provinciano en una Lima decadente, dio voz a ese nuevo sujeto poético que ha terminado por reconfigurar el rostro del país, el rostro del Perú de hoy. JRR en esa misma entrevista señaló al respecto: “Hubo una especie de secuencia evolutiva, también asociada a la migración. Cuando un migrante peruano arranca de cualquier parte de donde está, se dirige a una parte de él que no conoce, no obstante que como individuo esté señalado como integrante de ese bloque. Pero la heterogeneidad de ser peruano constituye un reto de autorreconocimiento, porque la imagen de los peruanos es multifacética, y al ser estos así, las huellas de la escritura también lo son. En el Perú, el producto estético siempre será una novedad. Con colores o sin colores, con formas visuales o sin ellas, con imágenes detenidas o en movimiento.”
Como poeta, y como hijo de inmigrantes andinos, no pude desarrollar mi poesía obviando lo planteado por Hora Zero, específicamente el trabajo de Juan Ramírez Ruiz en ese punto de la voz subalterna. El aporte de Juan en la poesía peruana es algo que ha ido creciendo y conociéndose más (investigaciones, tesis, declaraciones de poetas); y a raíz de su muerte este reconocimiento ha sido mucho más.
2
Juan Ramírez Ruiz público Un par de vueltas por la realidad en 1971 en Ediciones del Movimiento Hora Zero. Tiene cinco ensayos-manifiestos que acompañan al libro. El primero titula Entrada donde dice: “Quien esta adherido a la confusión y a la corrupción será afligido por este libro…” Desde un inicio plantea una poesía que removerá conciencias; y, en una suerte de pálpito intenso como la realidad, invita a participar del triunfo de la vida, la vida intensa y de júbilo que el libro celebra también. Y es este entusiasmo revolucionario y joven necesario para despertar la violencia transformadora y el conocimiento para la realización total del ser humano, que es finalmente su propósito.
En el segundo texto, El Punto sobre la I, se entabla una posición ética y moral respecto a un enemigo que hay que eliminar. Y la voz del poeta se instaura como algo nuevo en el “proceso de la poesía peruana”; dice: “las situaciones establecidas no nos pertenecen, las debilidades anteriores no son nuestras.” El poeta llama a la pelea con la “vida hueca en este país donde muchas cosas han envejecido”. Es un despertar no solo de una nueva voz peruana sino “Latino América”, nos habla de una revolución de la vida, de un “inédito estilo de vida” que luchará por la “adquisición de una personalidad cultural.” Juan Ramírez, en estos dos textos, a modo personal, se posiciona contra el Imperialismo, y más adelante afirma que Hora Zero es “un mundo integral”; su grupo plantea una ruptura con la Historia, propone una nueva forma de vida y arte.
En Palabras urgentes se adscribe al marxismo-leninismo, y entabla una fuerte crítica a la poesía peruana después de Vallejo, diciendo que ha sido un remedo de otras literaturas. Enfatiza su rechazo al sistema literario, el del ninguneo, el del ocultamiento de la verdad. “El poeta defeca y tiene que comer para escribir”, planeta, y declara crudamente: “A nosotros se nos ha entregado una catástrofe para poetizarla”. Este manifiesto de juventud está firmado por Juan Ramírez Ruiz y Jorge Pimentel.
En el colofón hay una Salida, texto breve donde señala que la poesía y el arte en general poseen un poder “como forma y factor de conciencia social”. Aquí sostiene que el “desarrollo poético de la vida republicana hasta nuestros días presenta generalmente un carácter alienante salvo tres excepciones: Vallejo, Heraud, Tello, debido a su realización humana como individualidades integras fundidas en la vinculación del pensar y del hacer, de la teoría y la practica revolucionaria”.
Y en el conocido ensayo Poesía integral, expone la estética del grupo Hora Zero, donde la poesía quiere expresar la realidad toda, en su complejidad, en su ritmo intenso. Y de un modo que no sea otro que el revolucionario, un trabajo del lenguaje completo, de renovación en la forma y en el fondo, que se muestre en la sintaxis y en la vivacidad de un presente atento a su contexto histórico. En este manifiesto, que son notas que, afirman los autores, luego habrán de desarrollar más, están algunas características estéticas y políticas expuestas con claridad, las cuales, efectivamente, están presentes en los poemas que componen el libro. Hay un asunto que quisiera destacar, que es el de la veracidad, el de la fidelidad con la realidad. Creo que allí radica lo esencial de su propuesta, de donde parten las demás características como son el uso del “lenguaje sencillo, popular, directo y sano en la capacidad de expresar toda la energía de la experiencia latinoamericana”. O como cuando se van contra el uso exagerado del adjetivo, contra el sustantivo y el adjetivo negativos. Esa fidelidad, íntima, visceral, autentica, con la verdad o, en otras palabras, con la realidad, es el centro mismo de su exploración estética, y el tema subyacente del libro de Juan Ramírez Ruiz. Poesía integral está firmado en julio de 1970.
Un par de vueltas por la realidad inicia con un texto breve en el espacio inicial de la página en donde suelen haber las consabidas citas. Aquí, de plano, Juan Ramírez rechaza las citas, porque está “contra el “paternalismo” que, al fin y al cabo, muchas veces es en lo que se convierten las citas. Y luego no cesa de hacer dedicatorias, a su familia, a los amigos, al proletariado y al campesinado, a los poetas novísimos del mundo y a Hora Zero, haciendo del libro un vivo manifiesto de aliento épico.
Es así que nos entrega algo de treinta poemas, llenos de júbilo, en donde nos presenta a Elfina, como una Eva con quien procreará lo nuevo, en medio de su acelerado viaje en tren, en el tren de la historia en donde se asume el poeta como parte de esa transformación social, política, humana. Su poesía nos lleva a la plaza Manco Cápac o a Surquillo, donde va entregando la vehemencia de su amor, visitando a Irma, a Teresa, a Juana. Protestando porque Le quitaron la ciudad a Mario Luna. O lamentado y ensalzando la vida de su amigo Julio Polar.
La crítica se sorprendía de que un poema tuviera datos reales, cercanos, el número de teléfono del amigo o la amiga. Se sorprendía de que los provincianos fueran los protagonistas de la poesía, en esos barrios populares, que luego se expandirían hacia los márgenes, en los arenales de la capital. O que el poeta nos hablara de Puerto Supe o de Talara como si fueran París o Florencia.
Poema integral es el texto de cierre, aunque no exista un cierre en la poesía horazereana, ni apertura ni cierre en los poemas o libros, como propugnan sus manifiestos. Aquí trabaja con todos los ritmos de la ciudad y le vuele a decir a los jóvenes: “Se nos ha entregado una catástrofe para poetizarla”. Son quince páginas que han quedado, como toda la poesía de Juan Ramírez Ruiz, en el júbilo de nuestras inclaudicables luchas y esperanzas.
miércoles, 13 de septiembre de 2017
PRESENTACIÓN DEL LIBRO “HABLEMOS DE MÍ MIENTRAS LAS HORMIGAS DEVORAN EL SOL” DE J. ESTIVEN MEDINA ORTIZ.
PRESENTACIÓN DEL LIBRO:
“Hablemos de mí mientras las hormigas devoran el sol”
de J Estiven Medina Ortiz
Día: viernes 15 de septiembre de 2017
Hora: 7:00 p.m.
Lugar: Escena Libre
Avenida camino real 1075, Lima 27 Lima
ACTUALIZACIÓN: SETLIST:
de J Estiven Medina Ortiz
Día: viernes 15 de septiembre de 2017
Hora: 7:00 p.m.
Lugar: Escena Libre
Avenida camino real 1075, Lima 27 Lima
ACTUALIZACIÓN: SETLIST:
- 7:00 p.m: Miniconversatorio-recital-pelea-intervención
sobre poesía peruana joven con Valeria Román
Marroquín, Braulio Paz
Francisco
Cerna & Antonella
Chichizola Cisneros
- 7:30 p.m: Concierto-performance de J Estiven Medina Ortiz con poemas de su
libro
domingo, 30 de julio de 2017
WILLY GÓMEZ MIGLIARO: “SOY UN SOBREVIVIENTE” POR NIVARDO CÓRDOVA SALINAS.
WILLY GÓMEZ MIGLIARO: “SOY UN SOBREVIVIENTE”
Por:
Nivardo Cordova Salinas
Lírico puro (Hipocampo, 2017) es el nuevo libro del poeta peruano Willy
Gómez Migliaro (Lima, 1968), y que fue presentado el viernes 21 de
julio en la AntiFil.
Después de una primera lectura de Lírico puro, nos
queda esta sensación: el poeta vuela como un ángel reciclador: lleva un
triciclo de objetos-palabra, de universos-paisajes. A su manera, pretende
ordenar el caos, caminar entre las esquirlas de un país que sigue estallando,
pero tiene que bucear entre los escombros, debe cranear con
cabeza fría, necesita decir lo que ve, como una cámara de video en movimiento.
Documentar la realidad exterior y la procesión que va por dentro. Está sacando
bien, sacando todo…
Sirve de algo movernos
aunque se abren más portones de almacén
sueldan chapas levantan rejas reducen autos
adentro todo es inclasificable afuera
los mismo redondos filos de tarros de leche
aunque se abren más portones de almacén
sueldan chapas levantan rejas reducen autos
adentro todo es inclasificable afuera
los mismo redondos filos de tarros de leche
Detrás del artista está el drama. “Soy un
sobreviviente”, nos dice mirándose a sí mismo. Dispara a boca de jarro: “Tuve
un infancia muy difícil. Mi padre era obrero gráfico. Era una gran persona,
igual que mi madre. Son mis dos grandes influencias, ¿entiendes? Pasamos
pobreza, hambre, necesidades, esas cosas que te quedan muy marcadas. Siento que
ese sufrimiento ya pasó… pero me queda el dolor”, expresa.
La radio canta heridas
reproduce sangre
Los últimos meses, nos cuenta que ha estado
viajando mucho: España, Italia, Ecuador, donde su libro Construcción civil
obtuvo un premio importante. “Gracias a la poesía y mis libros, he podido
viajar. Pero te confieso que todo eso me estaba mareando demasiado, me estaba
haciendo perder el centro. He tenido que hacer un alto a todo ello, buscar
silencio, regresar a mí mismo”.
Durante la presentación del libro, el crítico César
Pineda Quilca, afirmó que el autor sintoniza con el caos actual del país. Sí,
es una poesía que confronta, que desenmascara, que revela el lado oscuro del mal llamado milagro peruano, donde por ejemplo la informalidad, la explotación
laboral, la industria de la falsificación y el crimen organizado a veces visten
de saco y corbata, donde incluso la alienación se desborda y la violencia
social impera en todas sus formas.
Pineda señala que la poesía de Gómez incluso
llega a estar tan vinculada con la realidad, con su ácida denuncia de la
explotación laboral, tal como se ha visto en hechos recientes como el
incendio en un almacén de Las Malvinas, donde fallecieron dos jóvenes que
trabajan encerrados con candado: “aunque se abren más
portones de almacén / sueldan chapas levantan rejas reducen autos
/ adentro todo es inclasificable”.
Estuvo además el editor de Hipocampo, Teófilo
Gutiérrez, muy contento por el “regreso” del poeta a la casa editorial. “Nos
conocemos hace muchos años con Willy”, afirma. En la mesa de presentación
estuvo también Franco Osorio-Antúnez de Mayolo Paredes.
Con mucha razón, el
crítico Javier Agreda ha
dicho: “La suya es una poesía reflexiva y hermética, trabajada con mucho rigor,
creatividad y lucidez. Todas esas cualidades le han ganado reconocimientos
como el Premio Hispanoamericano de Poesía Festival La Lira, otorgado a su
poemario Construcción civil (2013),
´el mejor libro de poesía en lengua española publicado durante el bienio
anterior´, según el veredicto del jurado (…) Se trata, sin duda, de uno de
los más interesantes y valiosos proyectos poéticos de la literatura peruana
actual.”
Romper orillas con picos hacer
surcos y jalar
la maquinaria pesada parece juntar piedras…
la maquinaria pesada parece juntar piedras…
En los versos de Lírico puro aparece,
bien caleta, todo este caudal de recuerdos y sensaciones
fijadas y reveladas como en un daguerrotipo: Los motores de combustión
interna drenan agua fría…
¿Poeta de la
posmodernidad? Ya se le vocea como la voz… En Lírico puro el poeta se va de avance,
forjando su obra a machete limpio, reinventando, hablando. Como ya todos
conocen, Willy Gómez Migliaro es autor de los libros de poesía Etérea (Hipocampo Editores, 2002), Nada como los campos (Hipocampo Editores,
2003), La breve eternidad de Raymundo Nóvak (Hipocampo
Editores, 2005), Moridor (Pakarina Ediciones, 2010); Construcción civil (Paracaídas
Editores, 2013); Nuevas Batallas (Arteidea Editores,
2014). Ha sido el compilador del libro OPEMPE, relatos orales asháninka y
nomatsiguenga (2009) y Cholos, 13 poetas peruanos nacidos entre el 70 y el 90
(Catafixia, 2014). Además publicó Poemas, 1993-2003 (Celacanto, 2015)
fluyen las aguas y sobre ellas
latas
llevan imágenes borrosas
de proceso de ejecución brillando bajo el sol
contenido que alguna vez fue necesidad
como un tiempo el principio recoge
el final se levanta y rueda desde la inmovilidad
motivos entre desarmes y diseños
de imagen objetora circular
a través de ella sigues a un animal herido
viste huella de sangre pero no el arma
sino destreza al forzar la ambición
o mito circular de boca en boca
arrasaba aire contaminado
sirve de algo movernos
aunque se abren más portones de almacén
sueldan chapas levantan rejas reducen autos
adentro todo es inclasificable afuera
los mismos redondos filos de tarros de leche
llevan imágenes borrosas
de proceso de ejecución brillando bajo el sol
contenido que alguna vez fue necesidad
como un tiempo el principio recoge
el final se levanta y rueda desde la inmovilidad
motivos entre desarmes y diseños
de imagen objetora circular
a través de ella sigues a un animal herido
viste huella de sangre pero no el arma
sino destreza al forzar la ambición
o mito circular de boca en boca
arrasaba aire contaminado
sirve de algo movernos
aunque se abren más portones de almacén
sueldan chapas levantan rejas reducen autos
adentro todo es inclasificable afuera
los mismos redondos filos de tarros de leche
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