domingo, 4 de enero de 2015

“EL ARRIBO DE UN ÉXTASIS VIOLENTO” POR ÚRSULA A.N PODESTÁ SÁNCHEZ.



“EL ARRIBO DE UN ÉXTASIS VIOLENTO”

Por: Úrsula A.N Podestá Sánchez

César Pineda Quilca (Lima, 1980), es docente y promotor de las letras como de la lectura, desde la ciudad de Lima.

Este, su primer poemario de César, es manejado con estilo cerebral y lucidez, como T. S. Eliot. Pero, sin alejarnos de conocidos giros versales que nos sugieren a Neruda y Huidobro.

Pues bien. Este poemario se encuentra estructurado en tres apartados, y un Colofón realizado por Paolo Astorga.

El primer apartado titulado “Un Abismo de Luz” contiene siete poemas, en donde el estilo versal es directo, y se matiza, y no sólo en este apartado, de la vanguardia y de los quiebres versales del formalismo ruso, es decir, de la escuela futurista; además que, juega con la metonimia como efecto de palabras para engarzar al lector. Lo más resaltante se ubica en su semántica, como contenido, que no es más que vislumbrar circunstancias duras embadurnadas con venas del verbo amar, hasta alcanzar un renacer. Pero, en donde, la realidad no se ubica como juego de niños sino exige coraje, y el poeta lo sabe, porque ésta, corta cabezas así como a los deseos más arcanos.

NOCHE DE TORMENTA

Quiero cortarme el pecho.
Desangrar
Y nacer de nuevo.
Hablarles de la tristeza
Que estoy sintiendo.
De lo repulsiva que es la vida.
De lo angustiante que es amarte
En un vacío que silencia mi cuerpo.
En una noche de tormenta
Un trueno aplana con tierra la carne seca de mis ojos.
Humean chispas de luto tragándose toda boca de mis caricias.
Y gira
Ardientemente
Sobre ti mi piel envuelta
Como una lluvia de cenizas.
Como una trompa de elefante
Una tumba de amor orina relámpagos de voz en polvo.
Una explosión de verte dormida en lo invisible vuela mi cabeza a lo lejos.
A lo lejos, nadando en soledad
Mi pensamiento se carga de miedo.
Mi corazón se atornilla con un gemido de dolor.
Una pena furiosa echa carbón a su destino.
Una mano dulce
Destroza lo extraño del tiempo buscando tu recuerdo.
Acto seguido…
Como una selva de olvidos mi sentimiento se disuelve…
Rueda por el mundo mi cuerpo reventado con infinitas lágrimas enteras.[1]

El lirismo se desborda. Vence al poeta en lo idílico y lo trágico.

S/T

Qué puedo escribir
Cuando lo que siento
Se desvanece como un aire
Reventándole un pulmón a mi larga vida
Cuando estoy amando
La triste esperanza de amarte en silencio
Cuando mi ojo
Se clava como una bala perdida
Cayéndose de rodillas aquí en mi pecho
Mirando cómo la tristeza
Se apodera de mi cuerpo vestido con un mar hecho llanto.[2]

El segundo apartado se titula: “Canto Fugitivo de una Sombra Luminosa”. Consta de un cuerpo de diez y ocho poemas.

El Poeta, César Pineda Quilca, entona un canto que vara entre la ilusión y el dolor, ambas con una férrea angustia de resistir al rayo, y al tiempo; como especie de iniciación, verso de pasaje, de lo ficcional a la realidad: al tacto del amor vivo. Como se manifiesta en el poema Escribiendo Tu Nombre sobre el Aire o como en este poema.

EXTIRPANDO CUALQUIER DUDA

Salí

De tus sueños húmedos
                                               como nieve derretida
Y te hice
                  el amor como nunca

Montados los dos
                                   sobre
                                                 una burbuja invisible.[3]

César se ubica en la azotea de las preguntas, se cuestiona internamente como el personaje de Ernesto Sábato. Pero que en esta ocasión para el poeta no es un Túnel, sino un laberinto, donde siempre a ojos abiertos reconoce los actos que provocan su angustia.

UN CORAZÓN DESNUDO SOSTIENE MI CABEZA

Tengo
Las manos repletas de angustia.

Se me hace
Difícil caminar por la vida.

Estoy tan ciego
Y falto de respuestas que no puedo hablar siquiera.

¿Será acaso que tengo
La boca tapada con inmensas preguntas celestes?[4]

LABERINTO

Debo

Hallar la salida.

Fugarme de aquí.

Desaparecer si es posible.

Antes que llegase la muerte derribé toda ausencia.

Hice polvo tu olvido.[5]

¿Cuándo la realidad deja de ser idea y se vuelca en materia?, ¿cómo el símbolo se transfigura en presencia? En esa alquimia de proceso, entre sentir y lenguaje, César, no sólo halla satisfacción, sino ansiedad y mucho más dolor.

PULSACIÓN

Salí
Como una flecha
Disparado a buscarte
Donde, quizás,
Nunca antes nadie te había visto.

Y terminé
Más herido que de costumbre.

Vestido
Como el frío
De un parque vacío.[6]

Así el poeta se estrella y avanza. Divaga al sentir como quien porta un bulto y carga palabras. Ese es su credo, el poema, y continuar en la senda a paso y con rostro hecho Ser, en busca de la luz de la verdadera belleza, como loco, electrocutado, náufrago, ahogado…; en un mar o una calle de olvido o de invierno de silencio.

No hay tregua para el poeta, pero este no pierde las ganas de vivir, más bien embate la vida a través de la sense humanista, despertando su conciencia, la voz que ya no quiere aguardar en algún rincón, sino que quiere rugir fieramente sobre la cotidianidad; y así, del extrañamiento, contemplarse como el mismo poeta lo dirá, con el sólo motivo “En qué situación se encuentra mi tragedia.”[7]

De ahí que el poeta teoriza el acto de escribir, el poema: “Una profunda/ Cicatriz que llevamos dentro.”[8]

Es desde entonces, como punto, que se inicia una batalla.

El tercer apartado se titula: "Rescatando la Lumbre". Y contiene catorce versos. La batalla interna se libra con lo externo y viceversa, pero la conciencia sabe que la vivencia pone en riesgo la salud en cualquier espacio. Por ende, el poeta busca respuestas, que sólo provendrán de oráculos mudos. De ahí que el poeta atormentado, no escapa de su naturaleza, la musicalidad y las melodías vienen a él y se le acurrucan en palabras.

PARADERO SECRETO

Cuántas veces
Me he ido de ti
Sin un pasaje de regreso.

Difícil escuchar
La melodía de un verso que te busca en silencio.[9]

A la Poesía no se le puede cerrar nada, ella viene sola, como musa, vida, u obscuridad; y que para César, en la soledad, ésta construye poemas con sus partes.

PREDILECCIÓN 1

Este poema
Se construye con la suma de mis partes.[10]

Necesario es decir que, no existe hedonismo en el canto de César, incluso no se reconoce como poeta, más bien se atiborra de cuestionamientos, lucha con fantasmas de la muerte para emerger como existencia, motivo esencial de este poemario, adquirir vida y sentido en el espíritu que se encuentra detrás de su acto, revelación como Poeta frente al tiempo.

¿QUIÉN SOY YO?

Sino
Aquel sujeto extraño
Que dialoga
Con su imagen aún más extraña.[11]

RUEGO COMÚN

Escribe,
Hermano, escribe.

Sino lo haces pronto
Nadie sabrá que has existido.

Hazlo
Pronto y desaparece.[12]

FINALMENTE

Pude esconderme
Detrás de la ventana de tus ojos invisibles.

¿Quién
Se esconde aquí
Detrás de este poema?[13]

Se felicita al poeta, César Pineda Quilca, por este arduo quehacer de explorar el lenguaje en diversas dimensiones de la realidad y alcanzarnos desde la niebla esas lúcidas visiones que encarnan bajo el título de este su poemario: "El Arribo de un Éxtasis Violento". Y que, además, esperamos ver con ansias su próxima obra que, es más que seguro, dará mucho más que hablar.

Úrsula A. N. Podestá Sánchez.

Arequipa, 8 de Noviembre de 2014.






[1] PINEDA QUILCA, César. El Arribo de un Éxtasis Violento. Lima: Toro de Trapo, 2011. Págs. 21-22.
[2] Ibídem. Pág. 27.
[3] Ibídem. Pág. 34.
[4] Ibídem. Pág. 32.
[5] Ibídem. Pág. 33.
[6] Ibídem. Pág. 35.
[7] Ibídem. Pág. 45.
[8] Ibídem. Pág. 46.
[9] Ibídem. Pág. 54.
[10] Ibídem.  Pág. 58.
[11] Ibídem. Pág. 59.
[12] Ibídem. Pág. 61.
[13] Ibídem. Pág. 64.

Fuente:

Link:
http://enroqueymasversos-literatura-sigloxxi.blogspot.com/2015/01/el-arribo-de-un-extasis-violento-texto.html


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