domingo, 29 de diciembre de 2013

ENTREVISTA AL ESCRITOR PERUANO GONZALO MARIÁTEGUI POR CHARLY MARTÍNEZ TOLEDO.



“ENTREVISTA AL ESCRITOR PERUANO GONZALO MARIÁTEGUI”

Por: Charly Martínez Toledo

“La culpa la tienen las grandes editoriales que inflan a través de los medios a los que ellos consideran ser los mejores escritores y no dan paso a los nuevos talentos”.

Eran cerca de las tres de la tarde. Aún hacía mucho calor, de esos que nos hacen transpirar mucho y aletargan los sentidos; por esos meses todavía estábamos en pleno verano y los limeños ya tiempo habían empezado a frecuentar las playas o, como es costumbre en muchos, a tomar el fresco en el vano de sus puertas. En mi caso era muy distinto, pues a pesar de la resolana me había quedado en casa para terminar de leer “El solar de los tres patios”, libro que había comprado hacía unos días con la emoción que embarga a aquel que degusta la nueva entrega de su escritor favorito. Anteriormente había ya saboreado los cuentos del mismo autor, quedando más que maravillado con la atmósfera que irradian y con sus personajes al borde del fracaso, acaso al mejor estilo de Julio Ramón Ribeyro. Pero ahora debía de cumplir con mi misión, sacándole la vuelta a ese precioso enclaustramiento: entrevistar al culpable que en mis años mozos mi concepción del amor lésbico diese un giro de ciento ochenta grados y mis fibras más sensibles descubrieran, aunque sea en la magia de la ficción, el placer fragoroso del denominado “amor lésbico”; y es que “La virtud de Alexandra” constituye una preciosa muestra de tinte erótico estando, en su momento, ubicada entre los libros más vendidos en las más importantes librerías de la capital. Emocionado (aunque también, debo confesarlo, muy nervioso) subí las escaleras conducentes al piso del departamento de Gonzalo Mariátegui Viera Gallo (Lima, 1943) y al abrirse la puerta me topé con un hombre alto que me recibe con esa amabilidad que es propia de los grandes.

Háblenos de sus inicios, Gonzalo. ¿Cómo decidió ser escritor? ¿Qué factores intervinieron para que se incline a seguir esta carrera donde abundan tantos sinsabores?

Antes de nada, quiero dejar en claro que en toda carrera abundan los sinsabores. Donde encuentres al hombre, encontrarás a Caín, el mediocre, el envidioso. Lamentablemente hay más Caínes que Adanes. Respecto a cómo decidí ser escritor, recuerdo que desde mis años escolares siempre me gustó la literatura. Luego cuando cursaba mi primer año de estudios generales en la Universidad de San Marcos, me aventuré a escribir cuentos. Se los llevé al escritor César Miró y éste gentilhombre e intelectual reaccionó con un entusiasmo inesperado. Me urgió a continuar escribiendo. Yo me sentí muy halagado y casi me paso de Derecho a Letras. Mi madre estaba a favor, pero mi padre terminó disuadiéndome. Me habló del peligro de la bohemia, del mal pago a los escritores y de otras sólidas razones. Y así fue como terminé recibiéndome de abogado.

Las décadas pasaron, me fue bien en la abogacía pero no hallaba satisfacción en su ejercicio. Hasta que cierto día me encontré con dos tomos de “Estampas Mulatas” del gran escritor peruano José Diez Canseco. Estaban en la biblioteca de mi padre. Esa noche no dormí pues me los leí de una sentada. Leí también su magnífica novela, “Duque”, y cuando por fin me fui a dormir lo hice con una sonrisa y la firme convicción que había reencontrado mi verdadera vocación.

¿Qué autores han influido en su narrativa? ¿Cuáles son sus escritores favoritos?

Los peruanos Ribeyro y Diez Canseco; el inglés Maugham; el colombiano García Márquez; y los argentinos Lugones, Borges y Bioy Casares son algunos de los escritores que me han influenciado. Entre mis autores favoritos están Cervantes con su genial Quijote (voy por la mitad de mi segunda lectura), Wilde con sus cuentos y ensayos, Borges con sus ficciones y ensayos.

Ahora cuéntenos un poco de sus novelas. Tanto en “Wenceslao” como en “El solar de los tres patios” hace alusión a esculturas, como “El David” de Miguel Ángel, por ejemplo. ¿Por qué utiliza estos elementos en sus obras?

En “El solar de los tres patios” era inevitable mencionar esta y otras esculturas para establecer el ambiente de la Escuela de Bellas Artes, lugar en que buena parte de la acción ocurre. Ahí están los calcos de famosas esculturas clásicas griegas y romanas y, desde luego, del Renacimiento, para que los alumnos los tomen como modelos a fin de desarrollar sus capacidades académicas en el dibujo. Para pintar o esculpir un hombre vestido es necesario saber cómo es desnudo. En cuanto a “Wenceslao”, recuerda que el protagonista cree ser hijo del mitológico dios griego, Zeus, y en Europa visita los principales museos en busca de una escultura del dios Wenceslao. Por eso es necesario referirse a otras esculturas de la antigüedad.

Usted deifica a la anatomía humana, como lo hiciera en su momento Reynoso o el cubano Virgilio Piñera en “La carne de René”. Esto se puede ver en “La virtud de Alexandra” y en “Wenceslao”. ¿Podría comentarnos algo sobre ello?

No conozco la obra de Reynoso ni de Piñera. A mi parecer, en la naturaleza no hay nada más perfecto que la anatomía del hombre, cualquiera sea su género. Los clásicos interpretaron al ser humano de una manera idealizada. Luego Rubens en sus óleos nos mostraría que hay belleza en la gordura, en la fealdad. Y qué decir de Goya con sus viejos desdentados. Recuerdo que Víctor Humareda, el gran pintor peruano, me dijo: La belleza está en lo extremadamente hermoso o en lo extremadamente feo. Humareda rechazaba lo bonito.

Un tema recurrente en su obra son las disimilitudes que existen entre la llamada “alta sociedad” y la otra cara de la moneda, es decir, la plebe; además, en las páginas de sus libros transitan trepadores, arribistas o comerciantes pujantes (como Eduardo Collado) que tienen esa necesidad de ser aceptados en el grupo de los aristócratas; sus personajes siempre anhelan fervorosamente acoplarse a una colectividad, como Conrado Antequera. Cuéntenos algo al respecto.

Efectivamente, mis personajes son enormemente ambiciosos. Los que nada ambicionan, poco o nada me interesan. Quizá más adelante cambie de parecer. Sería un verdadero tour de forcé para mí.

En “Wenceslao” usted recorre los senderos de la literatura fantástica, tal como lo hiciera en “La escalera de caracol”. Sin embargo, en nuestro país este género tan precioso todavía no ocupa el lugar que se merece, a pesar de que cada día tiene más cultores. ¿A qué cree usted que este tipo de literatura todavía se encuentre relegada a un segundo plano? De otro lado, ¿qué le motivó a escribir “Wenceslao”?

En nuestro país, en términos generales, se lee muy poco, cualquiera sea el género, más aún si se trata de literatura fantástica. Tal vez si en los colegios se introdujera la narrativa fantástica, la cosa cambiaría. El gusto por este género permanecería en la memoria y los adultos reclamarían esta narrativa. Otra posibilidad sería que nuestros escritores renombrados arriesgaran y escribieran temas fantásticos. Lamentablemente éstos o no quieren poner en peligro su fama o no se les ha ocurrido.

Con relación a “Wenceslao”, me atrajo la idea de escribir sobre un joven equilibrado o desequilibrado, que es o puede ser albino, y que puede o no ser hijo del dios griego Zeus como tantas veces le ha dicho su madre. La novela está plagada de ambigüedades, todas puestas a propósito. Además, me interesaba tocar el tema de las clínicas para enfermos mentales.

No podemos dejar de lado el terreno sexual que se halla tan presente casi en la totalidad de su obra. ¿A qué se debe esta inclinación a escribir literatura erótica? ¿A qué cultores de este género ha leído?

No podría señalar la razón por la cual en mis dos primeras novelas hay una inclinación a lo erótico. Los temas me escogen y yo accedo a su voluntad. Entre los principales cultores de lo erótico que he leído están Vladimir Nabokov y algunos anónimos. “Lolita” y “Autobiografía de una pulga” están entre mis favoritos.

Usted también ha escrito bellos cuentos. ¿En cuál de los dos géneros cree que se desarrolla mejor?

Me siento cómodo en ambos.

¿De dónde extrae sus temas? ¿Acaso de la realidad? O, como el genial Borges, ¿hace literatura a partir de la literatura, extrayendo temas de ciertas lecturas?

La realidad resulta una fuente enorme para desarrollar mis trabajos. A veces acudo a vivencias propias. En otras oportunidades me sirvo de testimonios de terceros. Pero cualquiera sea el origen, siempre pongo a mis personajes en situaciones creadas por mi propia inventiva.

Estimado Gonzalo, siempre se vocean nombres en nuestra – a mi opinión- alicaída fauna literaria y casi siempre son los mismos. Creo que la obra de muchos de estos autores está sobredimensionada, ya que su propuesta no es, en muchos de los casos, “seria”. Es decir, sus narraciones no pasan de la mera historia bien contada o, en el peor de los casos, conforman mamotretos insufribles, que sin embargo se presentan como “la novedad del año”. ¿Qué piensa de esta crisis literaria en nuestras letras actuales?

Este fenómeno no es exclusivo de nuestro país. Es mundial. La culpa la tienen las grandes editoriales que inflan a través de los medios a los que ellos consideran ser los mejores escritores y no dan paso a nuevos talentos. Yo me atrevería a decir que desde hace décadas en el mundo no sale un libro que quedará en la posteridad como una obra maestra. La última que recuerdo es “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez. Hay muchos “célebres” autores que en pocos años sus libros ya no serán leídos.

Gonzalo, definitivamente sus temas poseen una marcada influencia ribeyriana, pues dentro de ella casi siempre se alude al tema del artista fracasado (como en “El solar de los tres patios” o en “La cuerda floja”). ¿Cuánto ha influido Ribeyro en su obra?

Encuentro el “Decálogo para cuentistas” de Ribeyro como el mejor decálogo propuesto por algún escritor de habla hispana y eso, mi amigo, no es poco decir.

Actualmente abundan los medios virtuales, como el facebook o el Internet. Sin embargo, parece que esta “masificación” de los medios ha generado una pobreza intelectual realmente alarmante. Nuestros escritores jóvenes cuentan con tantos medios para expresarse y, sin embargo, tienen muy poco que decir. A su criterio, ¿qué es necesario para cambiar esta situación? ¿Qué nos falta a los autores nóveles para poder expresar cosas con sustancia?

Leer mucho, especialmente a los clásicos. Malraux decía “El arte nace del arte”. Esta afirmación no sólo es válida para las artes plásticas sino para la literatura. Además, el joven deberá vivir mucho, es decir, acumular experiencia en el trato con diferentes personas, distintos niveles sociales y, en lo posible, visitar distintos lugares. Siempre con los ojos bien pelados. El escritor, sea joven o maduro, deberá ser un observador de su tiempo, de lo bueno y lo malo. Nada supera la experiencia al momento de escribir.

¿Crees que la crítica literaria en el Perú es sesgada o se encuentra sometida a criterios de amiguismo?

Lamentablemente hay pocos críticos buenos y muchos malos.

¿Qué opinión te merecen los certámenes literarios?

¿Es que todavía alguien cree en la imparcialidad de los certámenes literarios?

¿Crees en la bohemia?

En el Perú la bohemia está más relacionada con los artistas plásticos que con los escritores. No creo que actualmente haya una bohemia literaria en Lima.

Onetti decía que escribía para él y no para el lector. ¿Para quién escribe Gonzalo Mariátegui?

Todo escritor auténtico escribe para sí, pero esto no tiene por qué excluir a los lectores. Además, no hay libro que satisfaga todos los gustos.

Finalmente, ¿qué libros tienes en preparación?

Tengo tres novelas iniciadas. Cada una está por las cuarenta páginas. Estoy próximo a decidirme. Comenzaré cuando pase el verano. También quisiera publicar todos mis cuentos en un solo tomo. Como ves, amigo, proyectos hay.

Me retiré de la casa de Gonzalo Mariátegui con la satisfacción de haber conversado con un hombre lúcido y de una gran humildad. Nos despedimos dándonos un fuerte apretón de manos, como si fuésemos viejos amigos, dirigiéndonos una fraterna sonrisa, aunque siéndoles sincero yo por dentro iba con la tristeza que precede a todas las despedidas. En suma, había sido una tarde deliciosa. Afuera ya había caído la noche.


DATOS BIO-BIBLIOGRÁFICOS

Gonzalo Mariátegui Viera Gallo (Lima, Perú, 1943). Escritor, pintor y escultor. Ha publicado los cuentarios: “La cuerda floja, (1996, Jaime Campodónico/Editor), “La escalera de caracol (1998, Walter Noceda Editores), Los prójimos (2000, Walter Noceda Editores) y las novelas “La virtud de Alexandra (2003, Fimart), Wenceslao (2008, Torre de Babel) y “El solar de los tres patios” (2012, Ediciones El Nocedal). También ha incursionado en el terreno de los epigramas con “Epigramas de un nómade” (2003, Walter Noceda Editores) y en la dramaturgia con “La tragedia del Dr. Fuertes (1997) y Fréderic y George (Primer lugar en el “Primer concurso nacional de obras de teatro en un acto para autores noveles” organizado por la Universidad Ricardo Palma en 2003) Su cuento “El payaso” fue llevado al cine con el nombre de “La cuerda Floja”. El cortometraje –dirigido por Fabrizio Aguilar- mereció el Primer premio de la comisión nacional de cinematografía (CONACINE) en 1997.

Charly Martínez Toledo (Lima, Perú, 1984). Librero y escritor. Es miembro del grupo literario “Di-versos” y del grupo “Locus”. Ha publicado: “Las púas y otros cuentos” (2009, Arteidea editores), “Yo maté a Arquímedes y otras historias” (2012, Arteidea editores), “Tierno” (plaquette, 2012, Eclosión editores). Mención honorífica en el Cuarto concurso narrativo “Ten en cuento a La Victoria” con su relato “Espadas de la noche”. Trabajos suyos han aparecido en las revistas “Sol de ciegos”, “Remolinos”, el diario “Los Andes” de Puno, “Letras s5” (Chile) y “Letralia” (Venezuela). Ha sido antologado en el primer dossier de poesía “Cuervo iluminado, colección de nueva poesía peruana” y en la antología de trabajos ganadores “Ten en cuento a La Victoria” en 2011. Junto con el poeta César Pineda Quilca y Manuel Luque dirigen el proyecto “Eclosión editores”. Ha participado en recitales tanto en Lima como provincias.


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