domingo, 10 de octubre de 2010

“EL BAR” POR MIGUEL ILDEFONSO.

Leyenda: de pie José Gal’lino (quien fue miembro de Neón y pasó a Estación 32 y Zafarrata editores), Mesías Evangelista (que integró Estación 32 y luego pasó a Neón), Rocío Hervias (invitada). En cuclillas de izquierda a derecha: Miguel Lescano, Rafael Hidalgo y Enrique Palma.

“EL BAR”

Por: Miguel Ildefonso

El poeta Niko Velita edita la artesanal revista El Bar, que ya va en su número 2. En este número del mes de setiembre, ha publicado una entrevista a uno de los fundadores del grupo poético Estación 32: el poeta Rafael Hidalgo, quien anuncia que pronto saldrá un libro compilatorio con la poesía de aquel importante e iconoclasta grupo cantuteño que surgiera a inicios de la década del 90. “Tal vez sea el tiempo de publicarlos y pagar ‘la deuda’ que seguramente tenemos”, nos dice Rafo hacia el final de esta excelente entrevista. Ante la pregunta de cómo era el contexto de violencia en el quehacer creativo, responde: “Efectivamente fue una época muy ‘explosiva’ en todo el sentido de la palabra y lo teníamos frente a nosotros. Tal vez eso intensificó nuestro proceso creativo. Creó una nueva sensibilidad y conciencia social en cada uno de nosotros.” Si desean leer la entrevista completa, aquí va: http://literaturayguerra.blogspot.com/2010/08/entrevista-rafael-hidalgo-proposito-de.html. (Igualmente, aquí el blog del grupo Estación 32: http://rafaelhidalgoo.blogspot.com/). En este Bar número 2 también encontramos una interesante entrevista al escritor y periodista Paco Moreno, y textos de Ángel Portilla, joven narrador, autor de Vidrios Rotos, quien anuncia la edición de su primera novela Días de Niebla. Aquí un poema de Rafael Hidalgo.

PROFECÍA

A Sarah Ellen

Ave nocturna has viajado
cándida y grandiosa como el rumor
de un viejo árbol
entre los vientos desesperados,
tersa y pura has flotado
larga y silenciosa
por las barcas fúnebres
de la desolación.

Ochenta años después has vuelto
y nunca imaginaste que sería
en esta tierra en esta tierra
de vivos y de muertos,
frente al mar,
al sur de todos nuestros
encuentros.
Amo el color blanco de tus mejillas,
la espléndida pasión
de tu cuello desnudo,
la bondad amarilla de tus cabellos,
la profanidad del río rojo
de tus entrañas exploradas
a medianoche en Blackburn.

Loca y fiel discípula del amor,
te he esperado ebrio
como un ángel sombrío.

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