Por: Manuel
Luque
Siempre he
creído y creo todavía que la literatura es un mundo abierto a la imaginación. Y
esta idea lo he concebido desde mi niñez, cada vez que mi mamá me contaba una
historia (cuentos populares de nuestra inmensa serranía), cuando empecé a leer
los escasos libros que había en casa (Julio Verne). Sentía que navegaba en
otros mundos fantásticos, con personajes increíbles y que me llenaba de
emociones inimaginables. Esa sensación causan las obras literarias: Una novela,
un cuento, un libro de poemas, etc., lo cual nos hace más sensibles y, por ende, más
humanos.
Por eso cuando
el promotor cultural y poeta César Pineda me extendió la invitación para estar
presente en la I FERIA CULTURAL DE ATE: “Los
libros y la calle”, no lo pensé dos veces y acepté. Cuando estuve frente a
los libros volví con el tiempo a mis primeros años como lector. Un adolescente
que disfrutó mucho con: “El príncipe feliz”, “Mi planta de naranja-lima”, “El
principito”, “La ilíada”, “El bagrecico”, en fin tantos libros que pasaron por
mis manos y muchos otros que todavía me faltan leer. Me sentí suspendido en el
tiempo y vi sobre todo la emoción en los rostros de los niños al detenerse,
coger un libro y empezar a leer con tanto vigor. Y aquellos que hemos
experimentado esa sensación sabemos que estos tipos de proyectos son beneficiosos
para el público en general, en especial, para la niñez y la adolescencia, que
muchas veces pierden el tiempo viendo programas nada saludables en la
televisión o simplemente intoxicando sus mentes en las calles.
Esta feria no
solo ha sido una excusa para encontrarme con amigos que no veía de tiempo como
el poeta Víctor Maldonado, el narrador Charly Martínez, y de conocer
recientemente al poeta César Ávalos, sino que esta feria debería ser un jalón
de orejas para aquellos que administran un Centro Cultural (personas que tienen
la osadía de vanagloriarse y decir que hacen eventos culturales) y, por qué no,
con mayor fuerza este jalón de orejas para el Alcalde de cualquier
municipalidad de nuestro país de “todas
las sangres” ya que debería ser el primero en fomentar y dar todo el apoyo
a personas que desinteresadamente hacen eventos como una “feria de libros”. La
intención sana de César Pineda es justamente “aproximar al lector con los libros y que estos a su vez conozcan y
aprecien la producción literaria de los jóvenes escritores de Ate, muchos de
ellos, maestros de vocación”. Y todo esto es posible gracias al apoyo
desinteresado e incondicional del Sr. Martín Quispe Valdivia y su esposa Ynes
Palomino, propietaria de la librería “Benigna”. Necesitamos más personas con
esa voluntad, personas que aún creen que un libro es una ventana contra la ignorancia, personas que aún creen que la literatura es
un oasis de imaginación. Las palabras de por sí nos pueden salvar o aliviar de
todos nuestros males. No dejemos tirados en el
mostrador a José María Arguedas, César Vallejo, Gabriel García Márquez, Mario
Vargas Llosa, Ernesto Sábato, José Saramago, Whitman, Faulkner, Wilde, Matsuo Bashō, entre otros, en
esta I feria cultural vitartina.
Visitemos los
stands donde encontraremos al poeta Carlos Bayona recitando un poema y hablando
de la importancia de una “feria de libro” o compartiendo el entusiasmo del
poeta Gary Alminagorta. Para todos ellos un abrazo veraniego, casi poético.
Huachipa,
01 de febrero de 2014.
Manuel
Luque
1 comentario:
Recibo tu abrazo veraniego, casi poético amigo poeta Manuel Luque, sólo rescatar en tu artículo: “Crónica de una I Feria Cultural anunciada en Ate” ese par de líneas “…apoyo desinteresado e incondicional del Sr. Martín Quispe Valdivia y su esposa Ynes Palomino, propietaria de la librería Benigna…” creo yo deben ser personas que han llegado a la conclusión de que sin libros la población se volverá más ignara de la que ya es.
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