sábado, 29 de noviembre de 2008

"Liberando el alma" I Concurso de Poesía del INPE por Miguel Ildefonso



El poeta peruano César Moro decía: “El arte no está subordinado a lo útil y agradable, pero tampoco tiene su fin en sí: va siempre subordinado a la sensibilidad que lo enriquece y él a su vez lo enriquece.” Tener conciencia de esta sensibilidad es tener conciencia del lenguaje, que es, a su vez, conciencia de la poesía, quiero decir: de la relación de la sensibilidad (que todo ser humano posee) con su medio o, en otras palabras, yendo más lejos, o más cerca, con el mundo o con la vida.

Sobre esta relación “sensibilidad” y “mundo”, trata la mayoría de los poemas de "Liberando el alma". Hermoso título que nos remite al poeta y ensayista Octavio Paz, en "Los hijos del limo", cuando decía que para Holderlin, antiguo poeta alemán, de la época del romanticismo: “El punto de unión entre el amor a Diotima y el amor a la libertad es la poesía”, dado que la poesía es el “punto de intersección entre el poder divino y la libertad humana”. El poeta romántico, según Octavio Paz, es como un “guardián de la palabra que nos preserva del caos original”.

La poesía es, entonces, ese ejercicio de la libertad que nuestra sensibilidad reclama: para ser oída y leída, y para entender que el silencio está lleno de significados, que el silencio es también una voz con rostro y con sueños, y que es único y a la vez es de todos, donde podemos estar con el mismo silencio para oírnos. Un murmullo, un sueño hablado, un llanto, una historia inconclusa, son el alma de estos poemas que conforman el presente libro que ha dejado su trazo para que caminemos a través de versos testimoniales o del ensueño.

En "Liberando el alma" encontramos poemas de corte existencial, como en los siguientes versos: “El animal de sombrero verde / el que escribía versos sobre cosas verdes / estuvo ayer aquí, / de ayer hacia atrás / Y llegando pronto. /El hoy es aún demasiado madrugador. / A lo lejos una sombra verde tic- taquea./ A lo lejos.” Este tema fundamental en la poesía de César Vallejo o Blanca Varela, se puede apreciar también en el poema que dice: “la levedad del no ser / palidece en desventura / se desploma triste / en suma gravedad, / fundamental y taxativa.”

El tema erótico, con toda su potencialidad liberadora, igualmente lo hallamos en estas líneas: “Después de tanto tiempo/ h o y / regreso a ti / te tomo entre mis fibras contraídas / bebes con la fuerza de un sol / me desnudas.” Otro ejemplo: “Mi desnudez de agua es Una casa sin puertas. / Un paisaje sin cielo un cielo sin azul un cielo no cielo”

El amor no podía estar ausente: “fortalezca tu ausencia / la bronceada semilla / que me diga / mañana / de pronto un día / regresarás”. Y donde hay amor también hay desamor: “No quise acostumbrarme/ a tu perfume / a tus preguntas / ni a tu semanal presencia / luché contra ti”.

Otro tema importante es la fortaleza, el valor: “Si caigo, / grávida, / cayendo fuerte / por ardiente seducción / desde el suelo / recargo el vigor / con alas de coral”. Porque donde hay fortaleza hay esperanza, y ese es el sentido de estos versos: “Al filo del camino / el viento me besa / me acompaña / fresco arrebolado / limpia / las hojas secas / de mis otoños / y conquisto el verdor / de las primares / por venir.” O aquí también: “Hija de mi tiempo / despojada de velos/ rompí ataduras / me atreví / a los veinte/ en tropel / a labrar caminos / de porvenir.”

A continuación un poema de cada una de las tres ganadoras del "I Concurso de Poesía del INPE":


Ivonne Cotrina (Lamas, San Martín, 1974)

Estaciones

No fue necesario un adiós
ni un apretón de manos
el más humano dolor
tomó entre sus dedos
mi cetrina piel
hincándola
con perfumados
clavos.

Ya no habrá más retorno
me susurraron los árboles
hasta el silencio cantó
para calmar mis infiernos.

Al filo del camino
el viento me besa
me acompaña
fresco arrebolado
limpia
las hojas secas
de mis otoños
y conquistó el verdor
de las primaveras
por venir


Giuliana Llamoja (Lima, 1986)

El De Sombrero Verde

El animal de sombrero verde
el que escribía versos sobre cosas verdes
estuvo ayer aquí,
de ayer hacía atrás
y llegando pronto.

El hoy es aún demasiado madrugador.
A lo lejos una sombra verde tic-taquea.
A lo lejos.
Es la sombra del animal de sombrero.
Merodea. Camina. Pernocta.
Da una ojeada al árbol fantasmagórico y roto.

El animal encharcado que ladra
su último monólogo
se enfrenta al tiempo de reloj con un ritmo disidente.

El animal
Es el HOMBRE ADOCENADO
Que guarece a una hora distinta

y deja de ser verde todo, menos su sombrero.


Ayma Cabanillas (Lima, 1972)

Reencuentro


Apresuro la espera
lejos el destino
no dejé de seguirlo.
salí del encierro
apretados mis ojos
extendí mis alas
y volé de nuevo
a mi lugar de origen
clamante de retornos
rinconcito de bienvenidas
envejecido en tres lustros
hallé tibio el nido
las alas abiertas
el cariño pleno
en el espacio-tiempo
de los años ausentes.
el reloj de mis pupilas
marcaba el instante
un reencuentro
un segundo
para gozar.

No hay comentarios: