Foto archivo: César Pineda Quilca.
“HOMENAJE AL DOCTOR MANUEL VELÁZQUEZ ROJAS”
Por Luis Morón Hernández
La vida de un destacado escritor, poeta, ensayista y maestro de literatura, como lo es Manuel Velázquez Rojas, no puede estar divorciada de la vida y experiencia educativa de quienes fuimos sus alumnos y luego convertirnos en docentes universitarios de esta casa superior de estudios. De tal manera que, en este homenaje, más allá de la destacada presencia académica en la cultura y literatura peruana de nuestro homenajeado, pasaré revista a mi participación y adquisición de los conocimientos e influencia literarios, que me cupo aprender con la guía y el derrotero del maestro Manuel Velázquez.
Referirnos a Manuel Velázquez Rojas es remontarnos a la década de los 90 cuando por entonces se desempeñaba como decano de la Facultad de Humanidades y Artes. Vivíamos un periodo convulsionado por la guerra interna en nuestro país y trabajábamos dentro de un ambiente hostil, lleno de presiones políticas, pero a pesar de las controversias ideológicas, siempre se buscaba un espacio para el desarrollo de la cultura, y por ende, la literatura . Es así que empieza a florecer un nuevo horizonte encaminado por Manuel, decidido a fomentar y sacar adelante el interés de los docentes y estudiantes por la cultura y literatura peruana.
Por entonces, me desempeñaba como docente contratado y ya respiraba el interés por aquello que fomentaba y predicaba a viva voz, desde su decanato, nuestro maestro. Surge entonces la Avanzada Cultural, que así la denominamos, para congregar a poetas, narradores, pintores y se realizaran las conferencias, testimonios, en vivo, de portavoces de la cultura que Manuel Velázquez, convocaba para que se dieran cita en La Cantuta, y desde allí, mostrar a la comunidad universitaria, que aquí en la UNE sí se desarrollaba cultura.
Recuerdo mucho que desfilaron muchos poetas y narradores por nuestra Facultad que nos ilustraron con lo mejor de su experiencia y producción literaria y nos dimos cuenta que era posible conocer y estrechar amistad con representantes de la literatura peruana dentro de nuestro ámbito universitario. Escritores que muchas veces habíamos estudiado en los textos y manuales de las asignaturas o leído en los principales periódicos, revistas y suplementos de los más serios diarios de nuestro medio.Esta fue la apertura literaria para conocer a poetas, narradores, pintores, representantes de la cultura del mundo literario de nuestro medio como Washington Delgado, Oswaldo Reynoso, Carlos Eduardo Zavaleta, Estuardo Núñez, Marcos Yauri Montero, Manuel Pantigoso, Willy Pinto Gamboa, Marco Martos, Iván Rodríguez, Antonio Gálvez Ronceros, Eleodoro Vargas Vicuña,
De los muchos escritores que visitaron La Cantuta, grabamos con mucha emoción la presencia de Oswaldo Reynoso, cuando regresa de China y Manuel lo convoca para que dé un testimonio sobre Los inocentes (1991), que se había publicado en la edición de Colmillo Blanco . Por entonces, el maestro de Lengua Española, Domingo Huerta Huamán, tenía una filmadora antigua con un extenso cable, que se dedicaba a filmar las actividades más trascendentales de entonces. Aún conservo las grabaciones en estas cintas, y la grabación de Domingo Huerta, la encontré, luego de muchas pesquisas, en los archivos de la Oficina de Imagen Institucional, donde desde luego todo ha desaparecido, en lo referente a las cintas de video.Y yo había comprado una grabadora grande con un micro rojo que acoplaba a la misma y con la cual realizaba las grabaciones en cintas magnetofónicas marca Sony, para perpetuar las voces de nuestros más insignes invitados.
En la presentación de Oswaldo Reynoso nos acompañaba gran parte del pleno de docentes de comunicación, de historia y de interesados en la cultura. Cesáreo Martínez, el recordado Chacho, poeta de renombre y trayectoria de los 70, aparece realizando las preguntas a Reynoso, así como Manuel refiriéndose a la relación de La casa de cartón de Martín Adán, la vanguardia y la obra de Reynoso. Reynoso, recuerdo, estaba muy molesto por los acontecimientos de Tiananmén en China.
Otra de las presencias literarias, hoy homenajeado en la FIL de Lima, fue la de Cronwell Jara. Recuerdo a un joven escritor de una voz muy delgada (aflautada) que, por motivos de cruce de actividades académicas, tuvimos que presentarlo en el Salón de Grados de la Facultad de Pedagogía. Cronwell cuando ingresó y vio los tapizados de piso y las paredes de color lila y los pilares y muebles horribles y fornidos de color negro, manifestó que sintió pavor y me dijo por qué mejor no le dices a Manuel, que nos vayamos a otro lugar que no sea fúnebre como este. Pero las cosas estaban dadas y nuestro escritor piurano dio su testimonio y salió radiante leyendo sus prosas cortas que él llamaba Jodas, porque cómo vivíamos una situación social difícil, económica, política y personal, experimentamos diariamente situaciones muy jodidas en la vida.
El cantautor Javier Cisneros Rengifo, compositor del famoso vals Desde que te fuiste, interpretado por Los Chamas en la voz singular de Oscar “Pajarito” Bromley, llegó a nuestra Facultad, siempre con la invitación de Manuel, para presentar su libro Selva, guitarra y cemento (1990). En esta oportunidad la convocatoria fue significativa porque era un libro nuevo, pero el atractivo por su trayectoria musical de tan singular compositor, hizo que la profesora de Literatura Infantil, Nori Rojas Morote, emocionada e identificada con el escritor coincidiera con su signo zodiacal. A lo que Manuel nos dijo que, tal había sido la presencia del autor, “que a los escritores también les preguntan por sus signos zodiacales”.Lo que más tarde me hizo recordar un artículo de Chacho Martínez publicado en La República: “Los poetas tienen nombre”, para referirse a los nombres insólitos que ahora tienen los poetas jóvenes nuevos.
Otra presencia insólita para entonces fue la de un narrador muy joven, con vestimenta moderna, que Manuel había invitado. Extrañamente apareció con un instrumental exuberante con apoyo personal, cámara de grabación, micros y un arsenal que superaba el escaso material que sacó para realizar las conferencias. Era el joven narrador Reynaldo Santa Cruz que venía a presentar La muerte de Dios y otras muertes (1990). En el año 2000 coincidimos con Reynaldo como compañeros de estudio en la Maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, destacaron con el destacado crítico literario Marcel Velázquez Castro, hijo de nuestro homenajeado y, por entonces, destacado estudiante de nuestra maestría.
Las conferencias de música peruana de la costa, sierra y selva del maestro amazónico Luis Salazar Orsi que nos enseñaba las variantes y el reconocimiento del uso de los instrumentos musicales en cada región y la riqueza musical del Perú.
Pero, definitivamente, la más importante influencia que hemos recibido de Manuel Velásquez Rojas, es su legado literario del más grande e insigne poeta universal César Vallejo.
Considero que todo escritor, profesor o amante de la literatura, siempre tiene un escritor fundamental a quien siempre admira, es su libro de cabecera, o se convierte como dice Mario Vargas Llosa, y ratificado por Guillermo Niño de Guzmán, en una pasión excluyente.
Eso ha ocurrido con Manuel Velázquez Rojas. Desde que fui su alumno en los cursos de Literatura, especialmente Lecturas Literarias, mostró su pasión por los escritores de la Literatura Peruana, pero sin duda, Vallejo era su pasión. Y desde la “Zoopoética de César Vallejo” (1976), su tesis doctoral en la UNMSM, como lo menciona en el último libro que ha caído en nuestras manos que es César Vallejo (1892-1918) (2018), que en su prólogo menciona una idea muy importante y trascendental: “El propósito de este libro es que la vida de César Vallejo ingrese a los hogares peruanos para que sea leído y admirado”.
Tomo del blog de Pedro Granados, refiriéndose a la obra antes citada, lo siguiente;
Al topónimo prehispánico “Chuco” [vocablo culle] se le suma, luego de la conquista, el de “Santiago”; es decir: “cabal combinación lingüística que no eclipsa a ninguno de sus dos componentes: Santiago de Chuco” (13).
“En sus poemas iniciales César Vallejo les habló a los niños peruanos; en su último poema [“España,…] les habla a los niños del mundo. Su poesía ha crecido y ya es universal” (159).
“Afirmo que César Vallejo hasta 1918 posee un alma romántica: su única manera de estar en el mundo es ser romántico. Los temas del romanticismo que se han hecho carne en la vida de César Vallejo son a) idealización de la mujer amada; b) búsqueda y encuentro de amores imposibles; y c) nostalgia por una civilización periclitada” (188).
La universalidad de César Vallejo es ya avizorada en la tesis de Manuel Velázquez, la identificación con la niñez y el espíritu romántico de la letra del vate santiaguino y la visión nostálgica que, por entonces, se tenía de los antiguos peruanos. Esta tesis es un aporte fundamental a la bibliografía vallejiana.
Otro de los aspectos importantes y motivadores, que también fue motivo de interés tanto del autor como de quien narra estos recuerdos, es el conocimiento de Juan Luis Velázquez, padre de Manuel, y gran amigo de César Vallejo, autor del Perfil de frente (1924), anduvo con Vallejo por París y Madrid. En México fue secretario de Trostki y publica libros de poesía como María de los remedios, Soledad de soledades y fraternidad porvenir”, señaló Einstein (1961). Armando Arteaga cita a Marco Martos que se refiere a Juan Luis: “Raro magín el suyo, inteligencia fuera de lo común, podría hablar o escribir con igual versatilidad de las teorías de Einstein, de las leyes de mercado, de la poesía de Bretón o de los postulados de Trostki”.
Tal vez el momento más decisivo para nuestro encuentro vallejiano fue el “Coloquio Internacional” del año 1992 que se realizó en la Universidad de Lima del 15 al 28 de agosto y el “Homenaje Nacional a César Vallejo” del 24 al 27 de noviembre del mismo año.
En el Coloquio tuvimos la oportunidad de conocer y dialogar con algunos de los estudiosos más representativos de la obra de Vallejo como Luis Monguió, André Coyné, James Higgins, Irene Vegas, y el singular y extraordinario, Julio Vélez, quien se apropió con su palabra y personalidad del discurso final del coloquio, descubriendo una inmensa fila de participantes para que le otorgue su firma al folder del coloquio porque nadie tenía ningún texto del poeta y crítico español. Las conferencias magistrales de los amigos de César Vallejo: César Miró, Aurelio Miro Quesada y Luis Alberto Sánchez fueron inolvidables y aún persisten en mi memoria y en mi alma.
En el Homenaje de la UNE a César Vallejo, escuchamos siempre emocionados la conferencia de Manuel Velázquez Rojas, “Vallejo, profesor”, destacando la experiencia pedagógica del autor de Trilce, su experiencia como director y la preocupación a través de su poesía de llevar a la experiencia práctica a sus alumnos, a los niños, a realizar su aprendizaje natural.
Manuel Velázquez, cierra el capítulo cinco de su libro citado: César Vallejo, profesor y poeta con unas frases supremas:
Poeta y maestro que forja en sus niños el porvenir del mundo. Vallejo les habla se justicia, libertad y solidaridad universal (…) Nos invoca y estimula a buscar la elevación del hombre sobre la tierra, en los pasos del tiempo, para conquistar la eterna alegría de vivir. (p.159)
La sensibilidad y percepción del mundo que lo rodea es otro aspecto de la personalidad del autor que me conmovió, especialmente cuando con sutil ternura se refería a la poesía, a la candidez de los temas humanos, a la esencia de nuestras costumbres y tradiciones ya su apuesta permanente por la cultura y la literatura.
Muchos años después de publicar un ensayo en la revista Cantuta denominado “Conflicto entre los ojos y la mirada”, realizando el análisis de un poema de César Vallejo, siguiendo la tradición que nos legara el maestro Velázquez.
Manuel también es un gran conversador, fabulador, contador de anécdotas e historias literarias que se confunden con hechos históricos, reales e imaginarios, que él siempre los hacía verosímiles; y la mejor prueba, era la sonrisa y felicidad que se concertaba entre los oyentes que oíamos fascinados y convencidos las tramas de sus relatos. Recuerdo mucho al profesor Lucho Cruz de teatro que en el cafetín de la concesionaria Charo, desde tempranas horas del día, acompañaba a Manuel en sus diálogos amenos y se carcajeaba de lo más lindo hasta el frenesí.
Velásquez Rojas, por otro lado, también ha incursionado en la poesía, los artículos y ensayos. En su haber tiene poemas: La voz del tiempo, Isla de otoño, Varia tristeza, Antología temporal, Kratios, Turno de vida y Concierto natural (México, 2000). Dirigió la revista de nuestra casa superior de estudios Cantuta. En Corazón de fuego dio a conocer a los poetas de la Generación del 70, que fue recordado por Jorge Pimentel cuando visitó La Cantuta y publicó su poemario Primera muchacha en el año1997 .
De otro lado, Ojos de venado (1990), Textos de ficción al estilo de don Ricardo Palma. Tres minitradiciones, Reloj del búho (2005), artículos y ensayos diversos, especialmente de índole vallejiana, que ameritan realizó un estudio más profundo, a fin de valorar el legado literario de Manuel Velázquez Rojas.
Quiero finalizar, diciéndole a Manuel -porque así nos tuteamos en literatura- que agradecemos sus enseñanzas, sus maravillosos consejos literarios, sus orientaciones pedagógicas, la producción literaria, especialmente, recalco, los artículos y ensayos vallejianos, que aún nos permiten ir conociendo a profundidad la vida y obra del poeta impar de Los heraldos negros y que nos hacen vivir la verdadera literatura. Con los versos de un poema del libro Poemas humanos : “Hoy me gusta la vida mucho menos, pero siempre me gusta vivir”, termino reafirmando el legado literario de Manuel Velázquez Rojas en los maestros de La Cantuta.
Agradezco la invitación a este homenaje y esperamos seguir contando con los nuevos trabajos literarios de nuestro homenajeado escritor.
Muchas gracias
La Cantuta, 2 de agosto del 2023.