“TRES LIBROS DE POESÍA”
Por:
Miguel Ildefonso
En estos días
últimos en Lima acabo de recibir tres libros de poesía de tres poetas del
ochenta. El chico que se declaraba con la
mirada /Historia francórum
(Municipalidad Provincial de Cajamarca, 2012) del poeta Roger Santiváñez, llega
desde Collingwood, sur de New Jersey. Es la reedición de dos libros. El primero
fue publicado en 1988, y el segundo en 2000. En ambos nos vemos con la memoria
del poeta que ha transitado entre Piura y Lima, en pos de la belleza y la
libertad del amor. Una nueva oportunidad para leer estos libros de alta
intensidad lírica-urbana del gran Roger. Aquí un fragmento de Historia…
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El tiempo está
caliente. La bohemia de Quilca continúa su ritmo indiferente a cualquier
historia, incluyendo ésta, la del solitario componiendo la memoria de su
soledad. La medianoche me descubre escribiendo con la pasión que aprendí de
nadie. El amor por la literatura es tan fuerte como la idea de construir el
relato de mi experiencia, permaneciendo encerrado, sin hablar con nadie,
mereciendo nada más que la luz de un recodo femenino, el aire desprovisto de
pena que Astrid desplaza con su llamada ideal. Relato incoherente. La dicha de
escribir es infinita para quien sólo desea lo bello para la sociedad. La poesía.
Única forma de contrarrestar la gran ofensa del mundo.
En Lima recibo Quinto (Vicio Perpetuo, 2013) de Gonzalo Espino Relucé. Consta de treinta poemas divididos en cinco secciones: Guapa, Graja, Amor Eterno, Incahuasi y Travesías. Son poemas de cinco versos, en los que predominan los endecasílabos y los heptasílabos. Hay una fuerte base oral en el ritmo y el tono, ligada a la poesía andina y a la picaresca y a lo popular. Wendy Castillo dice en el colofón: “el poeta nos expresa la vitalidad de las relaciones humanas; el amor, la soledad, el hogar, la familia. Paralelamente recorre los vestigios de su pasado, asomándose el zorro que guía los ritmos del verso.” Y Martín Vargas: “Signo de una memoria terrena y del espíritu de unos ojos modernos - abiertos a un mundo que no es ni costeño, ni andino, sino un todo heterogéneo -, la diversidad de registros, acaso barroco, de su escritura, dan riqueza expresiva y vigor a Quinto.”
Morral
Ha llegado con la
mochila vacía
de su trajín
viajero.
El morral, en sus
íntimos rincones,
esconde los
ligeros,
todavía, susurros
de las palabras.
Desde París arriba Amor en la palabra (Editinter, 2013) del poeta peruano Porfirio Mamani. Edición bilingüe, español-francés (traducción de Max Alhau). Consta de setenta y siete poemas breves en prosa, en donde las estaciones, la naturaleza y la soledad se convierten en los ámbitos que definen al amor. El amor define lo poético como una búsqueda condenada al fracaso, al más bello fracaso que puede haber, y por el cual vale la pena volver a intentarlo, emprender de nuevo ese afanoso viaje del deseo. Y el deseo es lo que da forma a las palabras. Por eso, el amor está en la palabra. Sin amor no hay poesía.
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Escribiré tu nombre en la nieve y en el
mármol, en el
aire y en la tierra, en el tiempo y la
distancia. No habrá otros
ojos que me den lo que me das con tu mirada,
ni otra voz
como la tuya en el silencio de los tiempos
que colmen la
soledad de mi pecho. He conservado este
prado, este
huerto, estas flores para ti. Llegas de lejanas
tierras para
reunirte conmigo en la gruta del tiempo y la
nada. No habrá
puertas ni ventanas en la casa donde
viviremos para
siempre. Te oiré cantar entre la hierba de
los prados, entre
los huertos y jardines. Sentiré el perfume
de tus brazos
como el aroma que dan las flores de los
campos. Entonces,
escribiré tu nombre
una vez más en el aire y la palabra.
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