DE JEREMÍAS MARTÍNEZ
Por:
César Pineda Quilca
La
novela “La conjura de los dinosaurios” (Cielo gris editores, 2019) del narrador
peruano Jeremías Martínez Rodríguez, escrita con una prosa ágil y atractiva cuenta
la historia de un profesor de Lengua y Literatura que quiere reformar el sistema
educativo, desde adentro, lo cual le trae serias complicaciones al descubrir
una maquinaria fantasma que viene a ser “el otro lado de la Educación”.
El
libro está dividido en dos secciones: “APOLO” y “DIONISIO”, como elementos
intertextuales simbólicos.
En la
primera parte, se narra las vicisitudes del protagonista quien reflexiona sobre
sí mismo y el mundo que lo rodea. Cuestiona la realidad y se rebela contra el
orden establecido ya sea como un sujeto construido o como un constructor de
subjetividades.
A
través de la técnica del flashback o analepsis, el narrador nos cuenta el modus
vivendi de un muchacho soñador y el desbarajuste de su mundo interior.
Es
así como el personaje principal a partir de su estado de precariedad, en su afán
por no abandonar su carrera de Educación, que en apariencia le brindaría una
mejor forma de vida, empieza a trabajar desde muy joven en la docencia gracias
a su mentor, el antiacadémico y gran conversador, maestro Zavalé. Sin embargo,
su vida se torna incierta, sobre todo, cuando egresa y las posibilidades de lograr
un futuro mejor se reducen enormemente. Más aún cuando conoce la desgracia de
su colega Mateo Torres y la impensada muerte de Zavalé, con quién establece
diálogos representativos en más de una ocasión.
En la
segunda parte, el mundo ideal del personaje se ensombrece...
Quien
se atreva a leer “La conjura de los dinosaurios” encontrará temas muy interesantes
como para debatir. Tal es el caso de Comprensión lectora, Plan lector, la forma
de cómo algunos colegios funcionan como empresas, la deformación que produce la
educación jurásica, la falta de protección ante la inseguridad ciudadana, el
amor efímero, por mencionar algunos ejemplos.
Por
esa razón, los invito a leer esta novela de reflexión, para detener esta
sociedad acelerada y meditar mejor las cosas, para no vivir en la rutina de una
esclavitud perpetua, sino para recuperar el tiempo perdido soñando con otro
mundo posible: “el de crear ciudadanos pensantes”.
Nota:
Texto publicado en el primer número de la revista “Grima”.
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