“EL ARRIBO DE UN ÉXTASIS VIOLENTO”
Por: Úrsula A.N Podestá Sánchez
César Pineda Quilca (Lima,
1980), es docente y promotor de las letras como de la lectura, desde la ciudad
de Lima.
Este, su primer poemario
de César, es manejado con estilo cerebral y lucidez, como T. S. Eliot. Pero,
sin alejarnos de conocidos giros versales que nos sugieren a Neruda y Huidobro.
Pues bien. Este poemario
se encuentra estructurado en tres apartados, y un Colofón realizado por Paolo
Astorga.
El primer apartado
titulado “Un Abismo de Luz” contiene siete poemas, en donde el estilo versal es
directo, y se matiza, y no sólo en este apartado, de la vanguardia y de los
quiebres versales del formalismo ruso, es decir, de la escuela futurista;
además que, juega con la metonimia como efecto de palabras para engarzar al
lector. Lo más resaltante se ubica en su semántica, como contenido, que no es
más que vislumbrar circunstancias duras embadurnadas con venas del verbo amar,
hasta alcanzar un renacer. Pero, en donde, la realidad no se ubica como juego
de niños sino exige coraje, y el poeta lo sabe, porque ésta, corta cabezas así
como a los deseos más arcanos.
NOCHE DE
TORMENTA
Quiero cortarme el
pecho.
Desangrar
Y nacer de nuevo.
Hablarles de la
tristeza
Que estoy sintiendo.
De lo repulsiva que
es la vida.
De lo angustiante
que es amarte
En un vacío que
silencia mi cuerpo.
En una noche de
tormenta
Un trueno aplana con
tierra la carne seca de mis ojos.
Humean chispas de
luto tragándose toda boca de mis caricias.
Y gira
Ardientemente
Sobre ti mi piel
envuelta
Como una lluvia de
cenizas.
Como una trompa de
elefante
Una tumba de amor
orina relámpagos de voz en polvo.
Una explosión de
verte dormida en lo invisible vuela mi cabeza a lo lejos.
A lo lejos, nadando
en soledad
Mi pensamiento se
carga de miedo.
Mi corazón se
atornilla con un gemido de dolor.
Una pena furiosa
echa carbón a su destino.
Una mano dulce
Destroza lo extraño
del tiempo buscando tu recuerdo.
Acto seguido…
Como una selva de
olvidos mi sentimiento se disuelve…
Rueda por el mundo
mi cuerpo reventado con infinitas lágrimas enteras.[1]
El lirismo se desborda.
Vence al poeta en lo idílico y lo trágico.
S/T
Qué puedo escribir
Cuando lo que siento
Se desvanece como un
aire
Reventándole un
pulmón a mi larga vida
Cuando estoy amando
La triste esperanza
de amarte en silencio
Cuando mi ojo
Se clava como una
bala perdida
Cayéndose de
rodillas aquí en mi pecho
Mirando cómo la
tristeza
Se apodera de mi
cuerpo vestido con un mar hecho llanto.[2]
El segundo apartado se
titula: “Canto Fugitivo de una Sombra Luminosa”. Consta de un cuerpo de diez y
ocho poemas.
El Poeta, César Pineda
Quilca, entona un canto que vara entre la ilusión y el dolor, ambas con una
férrea angustia de resistir al rayo, y al tiempo; como especie de iniciación,
verso de pasaje, de lo ficcional a la realidad: al tacto del amor vivo. Como se
manifiesta en el poema Escribiendo Tu Nombre sobre el Aire o
como en este poema.
EXTIRPANDO
CUALQUIER DUDA
Salí
De tus sueños
húmedos
como nieve derretida
Y te hice
el amor como nunca
Montados los dos
sobre
una burbuja invisible.[3]
César se ubica en la
azotea de las preguntas, se cuestiona internamente como el personaje de Ernesto
Sábato. Pero que en esta ocasión para el poeta no es un Túnel, sino un
laberinto, donde siempre a ojos abiertos reconoce los actos que provocan su
angustia.
UN
CORAZÓN DESNUDO SOSTIENE MI CABEZA
Tengo
Las manos repletas
de angustia.
Se me hace
Difícil caminar por
la vida.
Estoy tan ciego
Y falto de
respuestas que no puedo hablar siquiera.
¿Será acaso que
tengo
La boca tapada con inmensas
preguntas celestes?[4]
LABERINTO
Debo
Hallar la salida.
Fugarme de aquí.
Desaparecer si es
posible.
Antes que llegase la
muerte derribé toda ausencia.
Hice polvo tu olvido.[5]
¿Cuándo la realidad deja
de ser idea y se vuelca en materia?, ¿cómo el símbolo se transfigura en
presencia? En esa alquimia de proceso, entre sentir y lenguaje, César, no sólo
halla satisfacción, sino ansiedad y mucho más dolor.
PULSACIÓN
Salí
Como una flecha
Disparado a buscarte
Donde, quizás,
Nunca antes nadie te
había visto.
Y terminé
Más herido que de
costumbre.
Vestido
Como el frío
De un parque vacío.[6]
Así el poeta se estrella
y avanza. Divaga al sentir como quien porta un bulto y carga palabras. Ese es
su credo, el poema, y continuar en la senda a paso y con rostro hecho Ser, en
busca de la luz de la verdadera belleza, como loco, electrocutado, náufrago,
ahogado…; en un mar o una calle de olvido o de invierno de silencio.
No hay tregua para el
poeta, pero este no pierde las ganas de vivir, más bien embate la vida a través
de la sense humanista, despertando su conciencia, la voz que
ya no quiere aguardar en algún rincón, sino que quiere rugir fieramente sobre
la cotidianidad; y así, del extrañamiento, contemplarse como el mismo poeta lo
dirá, con el sólo motivo “En qué situación se encuentra mi tragedia.”[7]
De ahí que el poeta
teoriza el acto de escribir, el poema: “Una profunda/ Cicatriz que llevamos
dentro.”[8]
Es desde entonces, como
punto, que se inicia una batalla.
El tercer apartado se
titula: "Rescatando la Lumbre". Y contiene catorce
versos. La batalla interna se libra con lo externo y viceversa, pero la
conciencia sabe que la vivencia pone en riesgo la salud en cualquier espacio.
Por ende, el poeta busca respuestas, que sólo provendrán de oráculos mudos. De
ahí que el poeta atormentado, no escapa de su naturaleza, la musicalidad y las
melodías vienen a él y se le acurrucan en palabras.
PARADERO
SECRETO
Cuántas veces
Me he ido de ti
Sin un pasaje de
regreso.
Difícil escuchar
La melodía de un verso
que te busca en silencio.[9]
A la Poesía no se le
puede cerrar nada, ella viene sola, como musa, vida, u obscuridad; y que para
César, en la soledad, ésta construye poemas con sus partes.
PREDILECCIÓN
1
Este poema
Se construye con la
suma de mis partes.[10]
Necesario es decir que,
no existe hedonismo en el canto de César, incluso no se reconoce como poeta,
más bien se atiborra de cuestionamientos, lucha con fantasmas de la muerte para
emerger como existencia, motivo esencial de este poemario, adquirir vida y
sentido en el espíritu que se encuentra detrás de su
acto, revelación como Poeta frente al tiempo.
¿QUIÉN
SOY YO?
Sino
Aquel sujeto extraño
Que dialoga
Con su imagen aún
más extraña.[11]
RUEGO
COMÚN
Escribe,
Hermano, escribe.
Sino lo haces pronto
Nadie sabrá que has
existido.
Hazlo
Pronto y desaparece.[12]
FINALMENTE
Pude esconderme
Detrás de la ventana
de tus ojos invisibles.
¿Quién
Se esconde aquí
Se felicita al poeta,
César Pineda Quilca, por este arduo quehacer de explorar el lenguaje en
diversas dimensiones de la realidad y alcanzarnos desde la niebla
esas lúcidas visiones que encarnan bajo el título de este su poemario:
"El Arribo de un Éxtasis Violento". Y que, además, esperamos ver con
ansias su próxima obra que, es más que seguro, dará mucho más que hablar.
Úrsula A. N. Podestá Sánchez.
Arequipa, 8 de Noviembre de 2014.
Fuente:
Link:
http://enroqueymasversos-literatura-sigloxxi.blogspot.com/2015/01/el-arribo-de-un-extasis-violento-texto.html
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