lunes, 1 de diciembre de 2014

“HUELLAS ENCONTRADAS EN LA ARENA, PERDIDAS EN EL MAR” POR ANTONIO DE SAAVEDRA.




“HUELLAS ENCONTRADAS EN LA ARENA, PERDIDAS EN EL MAR DE JORGE BUCKINGHAM”

Por: Antonio De Saavedra

A la memoria de mi adorado padre
Ricardo Saavedra Campos,
Recientemente fallecido,
quien cultivó en mí
la única religión que profeso:
la poesía.

A estas alturas, nadie debería dudar que la actividad literaria se ha vuelto una jungla en la que sobrevive el más fuerte o el más precavido. Por ello, es entendible la existencia de notables textos que guíen a quienes se inician en ese mundo. Ahí están las Cartas A Un Joven Poeta (1903-1908) que el entrañable Rainer Maria Rilke legara a la posteridad. Sin embargo, es una lástima que noveles escritores no conozcan esas esquelas rilkeanas u otros similares (¿cuándo traducirán al español Literature For Dummies?) antes de publicar sus manuscritos, pues es como zambullirse desde lo más alto del trampolín hacia una piscina vacía.

Esta idea viene a mí luego de la lectura del libro de cuentos y poemas Huellas de Jorge Buckingham quien, a pesar de haber publicado con anterioridad en formato electrónico varios escritos suyos y sin menguar su trayectoria, lo realiza en físico por primera vez, pero con resultados desafortunadamente frustrantes.

En primer lugar, se evidencia la nula capacidad de conectarse con sus relatos, pues muchos resultan inverosímiles, faltos de todo el bagaje y la parafernalia que la narrativa contemporánea ha avanzado desde los tiempos decimonónicos. No estoy pidiendo que sea un Maupassant, un Cortázar o un Calderón Fajardo, pero a Buckingham le queda mucho por hilar en la madeja. Ganas no le faltan, como lo muestra per se el libro, pero en fin no logra alzar vuelo en sus textos, no agarra carne en ningún relato. Tampoco estoy pidiendo que siga a pies juntillas el “Decálogo del Perfecto Cuentista” de Horacio Quiroga, pero sin dudar su lectura le hubiera sido útil al autor, a quien también asistir a un taller de narrativa le hubiera sido provechoso.

En segundo lugar, es notoria la poca cultura literaria del autor, pues sus prosas denotan que algo ha leído, pero de ninguna manera ha tenido entre sus manos a los clásicos y, mucho menos, a los contemporáneos. Sabido es que Jorge Buckingham es admirador de los grandes autores de ciencia ficción (véanse algunos de sus comentarios sobre dicho subgénero en este mismo blog; es decir, Asimov, Lovecraft, etc.), quienes a pesar de su conocida infravaloración por parte de los letrados tienen una prosa cautivante y argumentos que fascinan, pero que el presente autor no ha sabido asimilar o mínimo imitar. Creo que si Buckingham hubiera leído antologías de narrativa peruana reciente (por ejemplo, Disidentes [Altazor, 2011-2012], recopilada por Gabriel Ruiz Ortega) o haber repasado a sus contemporáneos (que calculo son los narradores de los 80’s, dado que para variar el libro carece de la fecha de nacimiento del autor) el ideal de su obra hubiera sido mejor reflexionada y situada en su medio, pues la literatura de todas maneras tiene que enfrentarse con los contextos a los que estamos expuestos, y por tanto quizás mejor reelaborado su oficio con el transcurso del tiempo. Parafraseando el título diremos que estos relatos debieron perderse en el mar y resurgir pulidos por las mareas, cuales piedras preciosas.

El primer relato “Lunes 3.00 p.m.”(pp. 15-22) es el más flojo, pues cuenta nimios entretelones que distraen del verdadero discurrir del personaje. Pero lo que mortificaría a cualquiera son algunas frases insensibles: “Y eso de que una chica sea mi jefa, como que hiere un poco mi orgullo” (p. 19) y “Las chicas son, básicamente, todas iguales. Con plata en el bolsillo, cualquiera truena los dedos y solitas vienen una por una en fila” (ibíd.). Esas dos expresiones harían rabiar a Rocío Silva-Santisteban y a los colectivos Manuela Ramos y Flora Tristán. Mientras que la siguiente: “Y, luego, allí estaba el hámster bien coquetón, con su lazo rojo y perfumado. Parecía marica el pobrecito” (p. 20), es degradante para la comunidad LGTB y del MHOL. Si de primeras impresiones habláramos, este relato que inicia el libro es verdaderamente chocante.

El siguiente, “Gritos De Celibato”(pp. 25-32),es el típico relato de collera (véanse La Ciudad Y Los Perros, Los Inocentes, El Viejo Saurio Se Retira, etc.) en el que trata de hilvanar una traición, como ocurre en las novelas mencionadas, pero de nuevo poco creíble. En él, la profesora Ornella “rescataba la jovialidad y frescura de la mayoría de sus alumnos, pero deploraba su inmadurez y falta de buen gusto” (p. 26), y después se dice: “En sus clases, siempre se preocupaba por fomentar el desarrollo de la sensibilidad de sus alumnos y estimular a aquellos que manifestaban mayor interés” (p. 27). Perdón, ¿leí mal? Luego, se dice que El Abuelo “no pertenecía a la Pandilla Basura” (p. 27) y que “él prefería estar solo que parar con la Pandilla Basura” (ibíd.),empero interactúa con ellos sin problemas. Y para remate, El Abuelo se queda con la bella Ornella sin hacer ninguna hazaña memorable. ¿En dónde quedó la linealidad (héroe-lucha-y-se-queda-con-la-amada) que estudia la narratología y que nos ofrecen los relatos desde La Odisea hasta Star Wars?

En “Mentiras blancas” (pp. 35-40),un profesor de Literatura de la Universidad de San Marcos también goza de la fama de gran escritor, algo remoto si lo comparamos con la realidad. Además, el relato de ciencia ficción insertado en medio resulta hollywoodesco y predecible, buen guion para un cómic de aventuras. Con todo, lo peor es la insólita confianza con la que los protagonistas recién reunidos se tratan: dónde se ha visto que un niño que nunca ha visto a su progenitor le diga sin complejos “papá”, y este a la vez le llame “Rafito” sin que le tiemble el cuerpo.

“El Salón De Los Espejos” (pp. 43-52), asimismo tiene una trama inexplicable: cuando la top model le dice a su anfitrión que desea entrar al dichoso salón, ella le explica que el personal de seguridad le había impedido ingresar allí la primera vez que estuvo en la mansión, si no es con el permiso expreso del dueño. A pesar de ello, párrafos después, la modelo consigue la llave, no se sabe cómo pues ese breve episodio no es relatado, y logra su cometido. Espero que algún día, de la misma manera que Odette Le Monde, pueda conseguir de la nada la llave de mi joven y rubia vecina y hacerle una visita.

En “Eutanasia” (pp. 55-61), el último relato, después de referir una característica fiesta oligárquica, en una gran mansión y con presencia de la gente bonita, una gresca induce al personaje principal a un estado vegetativo quien, estando a punto de recibir “el Dulce Sueño” final, obtiene sin querer similares poderes a los del Doctor Manhattan y puede irse hasta “los confines del Cosmos, y los Ángeles del Cielo se unieron a mí en su vuelo, y juntos cantamos alabanzas al Altísimo” (p. 60). Esto es, sin lugar a dudas, ciencia ficción…

Algo que hace bastante inverosímiles a estos relatos, por ejemplo, son los nombres de los personajes: Marcela D’Onofrio, Ricardo Bremen, Martin Beckham, madeimoselle Odette Le Monde, miss Lansbury, doctor Nooten, señor Kaiila. ¿Es que acaso esa Camelot o Guermantes existe en algún lugar de Lima, tal vez cerca de la avenida Conquistadores o en los Cedros de Villa? En tal caso, siempre es grato leer la actualidad de la oligarquía limense, que perpetuamente se está pensando a sí mismo, viéndose el ombligo, como creo es la metáfora en “El Salón De Los Espejos”.

Y en cuanto a su poesía, hay que lamentarse por sus lugares comunes, por sus frases de salón aristocrático, por sus metáforas que rayan con lo romántico a estas alturas del siglo XXI, que van de un lado a otro sin dar una idea clara de lo que se quiere poetizar. Si me hubieran pedido mi opinión, yo hubiera preferido que el autor diera a la luz su poema en prosa titulado Más Profundo Que El Mar (que publicara en una entrada de este mismo blog) siendo aquel un texto muchísimo más rico en matices simbólicos y de abierta plenitud cósmica y metafísica. Lástima, será para la próxima.

En cuanto al prólogo de Manie Rey hay que cuestionarle todo, desde el notorio apresuramiento con que lo hizo, hasta su pobre cultura literaria (por no mencionar la poética). Zapatero a tus zapatos…

Y algunas observaciones técnicas: he encontrado el vocablo “solo” (abreviación de “solamente”) sin tilde y un par de veces con tilde; en la gramática actual se ha establecido que no lleve tilde, pues no se confunde con la otra acepción, “solo” de soledad. Otro asunto es el uso incorrecto de las distintas clases de comillas y de los guiones entre los diálogos. Otro punto en contra de Huellas… es la tipografía y la disposición gráfica que se utilizó, que no ayudan a una buena lectura del libro. Además, se han utilizado las negritas sin discreción, por lo que cada página aparenta estar manchada con tinta; es decir, los interiores contrastan notablemente con la amable carátula. Y los poemas han sido centrados en página, técnica usada en el tiempo de nuestras bisabuelas y preferida por poetas hoy olvidados, como Ramón de Campoamor o Gaspar Núñez de Arce.

Esto me lleva a una reflexión final: la labor de un editor/a es guiar al novel autor cuando este viene con su manuscrito bajo el brazo, para que cuando aquel se vuelva un libro este sea bien recibido. Por ello, las editoriales no deben ser solamente imprentas que cobren por sus servicios; si no ser casas editoriales que fomenten una escritura transcendental entre sus acogidos. De lo contrario, seguiremos en ese círculo vicioso en el que se ha vuelto la literatura en general.

Si Huellas…, al margen de su corto tiraje, hubiera llegado a las manos de uno de esos críticos literarios expertos que abundan en blogs, diarios o revistas, estoy seguro que ellos hubieran opinado lo mismo que quien esto escribe; porque, como dije al inicio, la literatura se ha vuelto una jungla, pues si no sales con un buen libro (el más fuerte), o por lo menos con una obra aceptable según los cánones actuales (el más precavido), serás devorado por los otros que también están en los mismos linderos, siempre al acecho cual leones, hienas y buitres. Y como esas actitudes salvajes no ocurren en la poesía (puesto que sabemos de antemano que la poesía no es literatura), por eso es que opto por quedarme en ella y morir en ella; y así también debo decir que mi pluma no está a la venta para nadie en particular y ni para algo en especial.

Termino citando un fragmento de las mencionadas Cartas A Un Joven Poeta de Rilke, que espero le sirva a Buckingham en el porvenir:

Me preguntas si tus versos son buenos. Me lo preguntas a mí. Antes se lo has preguntado a otros. Los envías a revistas, los comparas con otros poemas y te afliges cuando las redacciones rechazan tus ensayos poéticos. Desde ahora (puesto que me permites aconsejarte) renuncia a todo esto. Tu mirada está dirigida hacia afuera y eso es lo que debes evitar en el futuro. Nadie puede aconsejarte ni ayudarte, nadie. Solo hay un camino: entra en ti. Investiga la causa que te incita a escribir; examina si sus raíces se extienden hasta el fondo de tu corazón. Confiésate a ti mismo: ¿Morirías si se te prohibiera escribir? Sobre todo esto: pregúntate en la hora más callada de tu noche: “¿Realmente tengo la obligación de escribir?". Ahonda en ti mismo en busca de una profunda respuesta, y si esta resulta afirmativa, si puedes responder a tan grave pregunta con un fuerte y simple “debo hacerlo”, entonces construye tu vida de acuerdo con dicha necesidad. Tu vida, incluso en su hora más indiferente, la más vacía, debe convertirse en signo y testimonio de este impulso...

***

1. Jorge Buckingham. Huellas… Encontradas En La Arena, Perdidas En El Mar. Fotografía en carátula de Juan Carlos Carrión. Prólogo de Manie Rey. Lima: Comunicarte Editores, [octubre] 2014. 74 pp. 100 ejemplares. ISBN 978-612-46794-0-7.

2. [Nota del autor: La presente reseña fue redactada para el blog El Hexágono Carmesí (http://hexagonocarmesi.blogspot.com) en el que vengo publicando artículos de crítica literaria desde hace un año (que pueden leerse en: http://hexagonocarmesi.blogspot.com/search/label/Literatura). En octubre pasado Jorge Buckingham, uno de los redactores del blog, presentó su primer libro en físico, Huellas…, para el cual se me pidió expresamente una reseña, no solamente por los redactores de dicho blog (Buckingham y John Pereira, quien escribe bajo el seudónimo de Hákim de Merv), sino también por los editores el día de la presentación del libro. Pero ante sus grandes expectativas, al parecer fui demasiado sincero con el libro de Buckingham, pues como digo al final de mi reseña: “mi pluma no está a la venta para nadie en particular y ni para algo en especial”, por lo que han decidido no  publicar esta crítica en El Hexágono Carmesí, como estaba programado para el sábado que pasó, y por tanto censurando mi opinión personal que había sido pedida. Amigos lectores: apelo a su buen criterio para que juzguen mi texto. Gracias de antemano].


5 comentarios:

'Me Llamo Legión, Porque Somos Muchos' dijo...

Amigos lectores: apelamos a su buen criterio para que juzguen no sólo el texto de Antonio De Saavedra, sino su cínico modo de actuar. Cínico, sí, porque no sólo no dice todo lo que ha pasado entre el "envío" de su texto (que nunca nos llegó, como se demostrará más adelante) y la publicación de éste en el blog Nido De Palabras, sino que además se arroga el papel de víctima con una hipocresía que espanta.

El día 7 de octubre, ante la próxima presentación del libro de Jorge Buckingham, se le envió este mail:

"Hola, Antonio, qué tal.

Te envío aquí dos links hacia textos literarios de Jorge que se han publicado en el blog. Quería que me dieras tu opinión sincera sobre los mismos. Ojo, recalco: tu opinión sincera. Jorge está ad portas de editar un poemario en físico, y de hecho que sería voz reseñarlo en el blog.

Necesito una respuesta para mañana mismo -porque, de ser positiva, se te invitaría a la presentación del libro este viernes por la noche (en Miraflores) y se te daría un ejemplar de cortesía.

Debí haberte escrito antes al respecto, pero he estado con mil huevadas y problemas encima, tanto de salud como personales.

Un abrazo".


Hace más o menos un año, Antonio De Saavedra comenzó a colaborar con el blog El Hexágono Carmesí. Ni bien empezó a hacerlo, tuvimos problemas con él: uno interno y otro que involucró muy desagradablemente a terceros. Pasado el temporal, se le comunicó que en lo sucesivo sus textos iban a pasar por dos cribas, ya que no deseábamos vernos involucrados en más pleitos.

Su respuesta al mail anteriormente citado fue ésta:

"Gracias por escribir y por la confianza. Espero estés mejor de salud y sin contratiempos.

Bueno, ya había leído los poemas de Jorge que publicó en el blog en el 2009, pero gracias al link que me envías puedo deleitarme con el largo poema en prosa Más Profundo Que El Mar que me gusta mucho más que los antes mencionados textos de Jorge, tal vez por su proximidad a lo que comúnmente leo y gusto en poesía: Mallarmé, Rimbaud, las vanguardias, Eliot, los surrealistas, etc.

Claro, que me imagino que los poemas del 2009 fueron sus primeros pasos en poesía, pero Más Profundo Que El Mar es un considerable gran paso para alguien que se inicia en este oficio. Espero que el nuevo libro de Jorge vaya por esa senda, porque esa es la clase de trabajo poético que necesita el Perú para salir de la cierta mediocridad en la que estamos. Cualquiera que tenga más o mediana cultura como yo en cuanto a poesía y leyera Más Profundo Que El Mar sin duda estaría sorprendido y conmovido, y vería con mayor esperanza el panorama venidero.

Me gustaría leer lo nuevo de Jorge, ya que a no dudarlo (estoy seguro) debe ir por las mismas coordenadas de lo que ha descubierto en sus exploraciones por los mares, ya que es difícil salirse de esas mareas, y al estar a merced de las sirenas es obligado amarrarse a los mejores mástiles. Tengo la esperanza...

Bueno, en resumen, me gusta la poesía de Jorge; sobre todo cuando se libera de las riendas del lenguaje. Le deseo toda la suerte con este nuevo libro y si se necesita reseñarlo en el blog lo hacemos con gusto".


Hákim de Merv

'Me Llamo Legión, Porque Somos Muchos' dijo...

En ningún momento se le ha solicitado expresamente a Antonio De Saavedra que haga sí o sí una reseña elogiosa. Para ello, y además porque ya cargaba a cuestas con un background negativo en exceso, se le pidió antes una opinión. Cuando la recibimos positiva de parte suya, es que se le invita a la presentación del libro y se le entrega un ejemplar de cortesía bajo la modalidad de prensa.

Bastaría con leer la citada respuesta de De Saavedra para darnos cuenta de que nos resistimos inútilmente a hacerle caso a voces amigas que lo describían como un tipo de dos caras. Sin embargo, es recién con este acto suyo que no nos queda sino reconocer que todo lo que se dice de él es verdad.

Antonio De Saavedra tiene todo el derecho del mundo a publicar una reseña rechazada en otros espacios. Lo que nos incordia es esa segunda post data que ha añadido, mentirosa hasta la náusea. Dice De Saavedra: "Pero ante sus grandes expectativas, al parecer fui demasiado sincero con el libro de Buckingham, pues como digo al final de mi reseña: 'mi pluma no está a la venta para nadie en particular y ni para algo en especial', por lo que han decidido no publicar esta crítica en El Hexágono Carmesí, como estaba programado para el sábado que pasó, y por tanto censurando mi opinión personal que había sido pedida".

Opinión personal que, como ya se ha demostrado, era en principio muy positiva. Para empezar, es del todo mendaz que hayamos censurado su texto. Quien esto escribe, que es el encargado de hacer las renovaciones en el blog CADA DOS VIERNES ANTES DE LAS 10 AM, como De Saavedra sabe bien; no recibió ningún mail suyo en la fecha de cierre, que siempre es martes. Quien esto escribe, lo llamó al celular el miércoles y el jueves subsiguientes 13 veces, sin obtener respuesta. Quien esto escribe, fue sorprendido ese mismo jueves a mediodía al enterarse de que De Saavedra había enviado el texto DIRECTAMENTE a Comunicarte Editores. Esto último carece del menor atisbo de justificación. De Saavedra se comprometió a escribir una reseña con El Hexágono Carmesí, y sabe de sobra que quien esto escribe es la única persona que pautea las notas. De modo que, ¿para qué enviársela a los responsables de Comunicarte Editores? ¿Con qué propósito?

Hákim de Merv

'Me Llamo Legión, Porque Somos Muchos' dijo...

Tras este acto de cobardía, se han sucedido otros. Al día siguiente, se le envió este mail a De Saavedra:

"Antonio:

Te he estado llamando al celular entre el miércoles y ayer jueves durante todo el día, por el tema de tu texto. Me extrañó que no me lo enviaras antes del deadline, como sueles hacer, pero no quise llamarte el mismo martes porque a fin de cuentas el deadline vale para todos. Cuando pasaron los días y no recibía mail tuyo, ni tampoco respuesta al mensaje por celular que te mandé la semana pasada, supuse que aún te encontrabas afectado por el deceso de tu padre. Por eso, ya ayer por la mañana me había hecho a la idea de que esta semana no se renovaría el blog con tu posteo, sino la siguiente. Salvo Jorge, todos hemos fallado alguna vez bajo el cronograma que hemos aceptado seguir en beneficio del blog.

Sin embargo, ayer a mediodía Jorge se ha comunicado conmigo, sumamente mortificado, para decirme que le has mandado tu reseña a su amiga Doris -una reseña lapidaria y cargada de mala leche, en palabras de ella. No he tenido acceso a la reseña, pero de veras me sorprende que parezca -ojo, que parezca- que te has ensañado con el libro. Dados tus comentarios positivos sobre los textos literarios que hemos publicado de Jorge, no pensé que te desagradara tanto su volumen. Obviamente, estás en tu derecho de criticarlo negativamente, pero siendo Jorge parte del blog, sí se imponían tacto y mesura a la hora de desarmarlo. Esto me recuerda un problema similar que tuviste con un freak cuando todos estábamos en el mismo barco.

Francamente, Antonio, no entiendo ese tipo de actitudes de tu parte. Peor aún, no entiendo por ningún lado por qué le has enviado tu reseña a la amiga de Jorge, una persona que por lo demás se mostró muy cordial aquella noche de la presentación del libro. Doris no es ni ha sido parte del blog, y aún si ella te hubiera dado a entender lo contrario, sabes perfectamente que el tema de los updates de la bitácora los veo únicamente yo. Nadie más. Entonces, ¿para qué enviarle tu texto a ella?

Vuelvo a repetir que no he leído tu reseña. Jorge tampoco. Lo que sí es cierto es que Doris le ha leído a Jorge pasajes de la misma, y eso ha bastado para molestarlo tremendamente. Te doy el beneficio de la duda, y te pido que me mandes a la brevedad posible tu reseña, para verificar las citas y el contexto del que han sido extraídas. Lo mismo he hecho con Doris a través de Jorge (pedirle que me reenvíe la reseña que le has hecho llegar).

Espero prontísima comunicación para solucionar este problema".


Apenas enviado este mensaje, quien esto escribe recibió reenviado el mail que De Saavedra mandó a Comunicarte Editores:

"Estimado John:

Aquí está la reseña a 'Huellas' de Jorge Buckingham, como te lo prometí.
Por estos días no estaré en Lima; aprovechando que la familia está reunida haremos un viaje juntos, así que no podré contestar e-mails o mensajes de texto por una semana.
Pero, ante cualquier objeción, confío en tu criterio, y luego me la harás saber".


Esto demuestra que, por razones desconocidas, ya que estas falla técnicas se producen cada vez menos; su mail no llegó a la casilla de quien esto escribe. Lo cual, evidentemente, no justifica ni su accionar ni su maliciosa e hiriente reseña. Para muestra un botón:

"...he encontrado el vocablo “solo” (abreviación de “solamente”) sin tilde y un par de veces con tilde; en la gramática actual se ha establecido que no lleve tilde, pues no se confunde con la otra acepción, “solo” de soledad. Otro asunto es el uso incorrecto de las distintas clases de comillas y de los guiones entre los diálogos".

Técnicamente, estas apreciaciones pueden ser correctas. Pero, ¿es ésta una apreciación literaria? En última instancia, ¿acaso no es prerrogativa de cualquier autor utilizar incluso arcaísmos si ése es su deseo? ¿Por qué estaría mal, entonces, usar las viejas reglas de redacción bajo las cuales uno ha sido formado?

Hákim de Merv

'Me Llamo Legión, Porque Somos Muchos' dijo...

Después del último mail que ha sido citado, hemos esperado que Antonio De Saavedra se pusiera en contacto con nosotros para preguntarle por qué había escrito una reseña tan mierdosa dirigida a uno de los miembros del blog en el que se le ha invitado a colaborar. De Saavedra tenía carta libre para escribir una reseña positiva o negativa. Pero aún en el segundo caso, dicha reseña podía haber señalado exactamente las mismas falencias -según el criterio del redactor- sin ser tan puñalera, mala leche e inexacta. Asevera De Saavedra, por ejemplo, que Jorge Buckingham jamás ha leído a los clásicos, y lo dice sin conocerlo.

Transcurrido un mes del fallecimiento de su señor padre, De Saavedra no se tomó la molestia de contestar ninguno de nuestros mensajes. Es de suponerse que estaba consciente de la canallada que había perpetrado. Si había salido de Lima con la familia, y al volver ve que su reseña no había sido posteada, ¿no es lo más lógico ponerse en contacto con los redactores del blog para preguntar qué había pasado? Obviamente, su reseña no ha sido publicada, pero eso no equivale a decir que la hemos censurado. El martes de la semana pasada se le envió un nuevo mail:

"Antonio:

He decidido esperar al día de hoy, después de la misa de mes de tu padre, para escribirte. Te envié la mañana del viernes de la semana antepasada un mail respecto de la reseña del libro de Jorge Buckingham. En ese momento, como se desprende de mi mensaje, no sabía que estabas fuera de Lima, menos que no ibas a estar disponible por ningún medio -lo que explica que tampoco hayas contestado el celular.

Sin embargo, ya ha pasado más de una semana desde entonces. Se me ha reenviado la copia del mail que me mandaste, en el que explicas que no ibas a estar hasta aproximadamente el martes de la semana pasada. Sigo esperando comunicación de parte tuya. Te llamaría al cel, pero no tengo saldo en estos momentos.

Aguardo respuesta".


Por toda respuesta, lo que hemos recibido el pasado sábado/domingo es el link hacia la página del blog Nido De Palabras donde han tenido a bien publicar la reseña de De Saavedra. Como ya se dijo, él es libre de publicar donde lo desee. No nos hubiera molestado ello si no fuera por la última PD que ha agregado, cargada de patrañas -que demuestre De Saavedra con pruebas en la mano en qué momento le hemos pedido expresamente una reseña positiva, como para que, con el mayor cuajo, se atreva a afirmar 'mi pluma no está a la venta para nadie en particular y ni para algo en especial'.

Hákim de Merv

'Me Llamo Legión, Porque Somos Muchos' dijo...

No tenemos la más mínima intención de seguir participando en una telellorona como ésta, a las que De Saavedra y los círculos literarios en los que se mueve parecen tan afectos. A partir de este momento, el señor De Saavedra queda completamente desvinculado del blog El Hexágono Carmesí. Sus textos se quedarán allí, pero no seguirá participando como colaborador. Y advertimos a quienes quieran oírnos del grave desequilibrio emocional que puede acarrearles asociarse con este sujeto -quien envía al mail del blog el link de Nido De Palabras escribiendo "mi reseña al libro 'Huellas' ", pero hace otro tanto a casillas personales con las palabras "mi reseña al horrible y estúpido libro de cuentos y poemas 'Huellas... Encontradas En La Arena, Perdidas En El Mar'". Ni Harvey Dent lo hubiera hecho mejor.

Hákim de Merv