“SOBRE LA MUESTRA
POÉTICA EL CLUB DE LA SERPIENTE”
Reflexiones
sobre la generación del 2000
Por:
José María Zarate
Crítico de arte, ensayista y poeta.
“Pero cuando el poeta lírico es un
verdadero
poeta, su obra es el espejo del corazón
humano
en general”.
Arthur
Schopenhauer.
Empezaré comentando la poesía de Raúl Solís, en razón que, por lo general, a él se lo
suele considerar el líder del grupo poético Club de la Serpiente. Pues bien,
para Solís, la poesía fue sinónimo de radicalidad y furia (digo que fue, porque en la actualidad su visión
de la poesía ha cambiado. Ello debido a su reencuentro con el equilibrio de la
mística católica). Prueba de ello es su negro texto Leyendo un magazine sobre los Sex Pistols. Aquel poema, sin duda
alguna, es un vivo exponente del más furioso decadentismo poético. De ese modo,
su texto es un canto lúgubre, o mejor dicho, es una denuncia contra la
corrupción de los tiempos actuales. Leyendo
un magazine…, es una protesta, un ataque (en masa) a la involución de la
modernidad y postmodernidad. Este texto, a juicio de Solís, representa –o
describe-, lo más bajo y podrido de la sociedad materialista y/o burguesa del
siglo XX y XXI. De ahí que plasme imágenes de censura que golpean –o patean-,
al mundo capitalista (encarnado aquí en la sociedad estadounidense y británica).
Solís es juzgador y verdugo, es un censor implacable de una realidad
delincuencial, pervertida y nauseabunda que va cayéndose a pedazos. Es un
censor de la degeneración y la estupidez, del absurdo y lo grotesco, ya que
retrata un tiempo caótico e imbécil. De esa manera, Solís, con su poema, sigue
la tradición de aquella poesía denunciante –y extrema-, ya inaugurada por los
antiguos vates griegos. En efecto: recordemos que Baquílides critico en sus
días el materialismo –y la pérdida de valores-, de su sociedad con estas
palabras: “Conozco también el gran poder de la riqueza, que incluso al inepto
hace apto”. Y que Alceo, por su parte, afirmo apesadumbrado: “… pues así dicen
que Aristodamo pronuncio una vez en Esparta una frase no sin sentido: el dinero
es el hombre y ningún pobre es ni noble ni honrado”. Y que Anacreonte, por su
lado, se lamento de esta manera: “No se piensa más que en el oro. ¡Maldito sea
el inventor del oro! Y que incluso Aristófanes en su comedia Pluto, por boca de Carion declara con
sarcasmo: “Seguramente, es Pluto el principio de todo… (quizás no sea ocioso
recordar que Pluto era el dios heleno de la riqueza y/o dinero)”. Ahora bien,
con el tiempo la poesía se volverá más mordaz, excesiva y contestataria. Así,
en Roma surgirán personajes como Catulo, Ovidio, Arriano, Juvenal y Persio.
Ahora
bien: ciñéndonos ya a la modernidad, diremos que Leyendo un magazine… continua la tradición radical –o decadente-,
de la poesía moderna, la cual está representada en trabajos como La flores del mal (Baudelaire), Una temporada en el infierno (Rimbaud), Los cantos de Maldoror (Lautreamont), Poeta en Nueva York (García Lorca), Tierra Baldía (T.S. Eliot), Residencia en la Tierra y Tercera residencia
(Pablo Neruda). Lo repito: su poema denunciante se enmarca en esta
tradición.
Por
lo expuesto, se hace evidente que Solís es el más trágico, brutal y
contestatario de los autores que publicaron en el libro aquí comentado, y su
poema Leyendo un magazine…, es prueba
convincente de ello.
El
poeta Henry Miranda, en este trabajo se muestra básicamente como un creador
romántico. Por eso leemos que le expresa a su musa: “Respirando frenéticamente,
a dúo, / nos miraremos con ojos de fuego, / nos abrazaremos sin detenimiento
apretados/ apretados nos incendiaremos y nuestras cenizas…/ quedaran
entremezcladas”. Su poética, en esencia, se nutre de la añoranza, la tristeza,
la pasión, la esperanza y la desesperanza. El autor entreteje metáforas
intensas y dolientes, tales como: “Te desnudo pensando en la catarata/ En mis
ojos nace el puro dolor/ Creces para mi entre las sabanas/Caigo por la sed
donde me duelo”. Y en otro lugar manifiesta con el mismo espíritu: “Hoy
encontrare el infierno/ En ti, en nosotros, en el amor”. Miranda es un bardo
competente y directo. Conoce muy bien su oficio. Quienes conocen su obra saben
que el cuenta con muchos recursos poéticos. Sus imágenes pueden ser verdaderos
rayos de luz. Además, vale la pena resaltar que el autor sigue la vital
tradición de los trovadores de la mujer (esto es, del amor). Así, en una publicación posterior dio a
conocer un texto titulado Una guitarra
eléctrica naciendo del pecho de una mujer, en donde le canta a su amada:
“Construiré un espejo con animales luminosos/ Para que peines tu cabellera”.
Versificar a las féminas es uno de los temas predilectos de Miranda. Y está muy
bien que así sea.
El
vate Frank Turlis, en la presente Muestra
poética, explora un espacio-tiempo-sombrío. Su primer poema empieza de este
modo: “Un poema roto/ Una noche oscura…”. Luego, en su segundo texto,
significativamente llamado Sin redención,
el poeta expresa entre otras cosas: “Nostalgia que ahoga la alborada/
Marioneta barata del cielo lúgubre…/ Las hojas secas caen lentamente en mi
cama/ Pie lisiado que se oculta”. El titulo del poema habla por si mismo. Ahora
bien, salta a la vista que la poesía de Turlis está influenciada por diversas
imágenes de la cultura oriental. Tal vez el intenta descubrir las claves de la
sabiduría del complejo hinduismo (que en su poesía encarnan a los libros de
Prabhupada). Los versos de Frank Turlis buscan ser reflexivos: es decir,
pretenden alejarse de lo cotidiano e intrascendente. Sus versos son
interrogantes metafísicos. Por eso, el poeta declara en un lugar: “El silencio
se apoderaba de todo al caminar por esa/ gran avenida… Ahora estoy en un vagón
mirando ese horizonte aplastado por el/ tiempo…”. ¿Acaso el autor pretende
desentrañar a esa categoría metafísica llamada angustia? Por último, diremos que Turlis, al parecer desea
construir una suerte de haiku en su Bendición
solar. Primera versión (el haiku, como es sabido por todos, ha sido
estudiado entre nosotros -los
latinoamericanos-, por Octavio Paz. Véase sus trabajos Tres momentos de la literatura japonesa, Estela de Juan José Tablada y
La tradición del haiku). Eso no debería de sorprendernos, en vista a la
admiración que tiene el poeta por la cultura de Oriente.
Ahora
bien, esta Muestra Poética es un
esfuerzo por mantener en vigencia la poesía peruana. Y es que esfuerzo es
sinónimo de vigencia. En tal sentido, debemos de seguir peleando. No debemos
desmayar en nuestros esfuerzos por crear el poema total, la canción absoluta,
el poema infinito. José Ortega y Gasset en su La rebelión de las masas (Parte I, cap. I9, sentencio: “el hombre
selecto no es el petulante que se cree superior a los demás, sino el que se
exige más que los demás…” Esforcémonos, entonces, por ser cada vez mejores. En
fin… La poesía –y la generación del 2000-, no pueden detenerse.
Finalmente,
acabaré esta breve crítica recomendando la lectura de este libro.
Lima, Septiembre del 2013.
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